ENSEÑAR, esto es, ofrecer contenidos culturales y cient’ficos que contribuyan a la capacitación personal para responder a las demandas de la sociedad actual.
EDUCAR, es decir, no siendo suficiente el conocimiento de las cosas, buscamos que nuestros alumnos aprendan a pensar con rigor, a razonar con estructura, a descubrir y admirar la belleza; cultiven la sensibilidad, la memoria, la imaginación; y potencien la propia capacidad expresiva y comunicativa.
FORMAR, hacer que el alumno
sea un hombre para los demás, con un recto sentido ético, una sensibilidad
hacia las necesidades ajenas, especialmente los más desfavorecidos, abierto
hacia los valores humanos y trascendentes. De este modo, los alumnos de nuestros
colegios estarán preparados no sólo para el éxito profesional, sino para
realizarse como personas y cristianos auténticos en las diversas facetas de su
vida familiar y social.
Y así se hace. Formar integralmente a un hombre es un proceso que dura años
y que abarca todas las dimensiones de la persona: inteligencia, voluntad,
sentimientos, carácter, imaginación, conciencia, libertad... Para lograr este
objetivo aplicamos tres principios fundamentales sobre los que descansa nuestra
pedagogía educativa: La FORMACIÓN PERSONALIZADA, pues somos conscientes de que
Dios no ha hecho a las personas en serie industrial, sino que cada una es una
obra singular de artesanía divina.