ESPIRITUALIDAD - TEXTOS

1. PRESENTE/VD  BENITO-SAN/VOTO VOTO/ESTABILIDAD 
San Benito penetró como pocos en el mundo complicado del alma 
humana. En ella vio no sólo inclinaciones al mal, sino además una 
indiscutible aspiración al bien. Pero era una aspiración que estaba 
frecuentemente mezclada de acción diabólica, dañada en las raíces. El 
deseo de encontrar un clima totalmente sano donde poder vivir como 
cristiano. La tentación, en definitiva, de soñar en la santidad sin 
comenzar nunca la santificación; ansiar un mundo distinto al que se 
vive como condición para poder ser feliz. Para alejar esta tentación de 
sus monjes, S. Benito introdujo para su Orden el voto de estabilidad. 
Cada monje, a la vez que obediencia, pobreza y castidad, promete 
permanecer toda su vida en el monasterio en que ha profesado. Esto 
supone una perfecta renuncia a la capacidad de soñar. Esto supone la 
íntima penitencia de convivir para siempre con unos hombres que él no 
ha buscado; de gustos tal vez muy distintos a los suyos; de estar 
sometido a un padre, a un Abad, que él no ha elegido, de 
temperamento demasiado dulce o excesivamente severo.
Esto supone -sobre todo- un inmenso acto de fe: creer que 
cualquiera que sea el Abad y los miembros de la Comunidad, 
cualquiera que sea el nivel de perfección que exista en el Convento, 
todo monje, puede llegar al límite de santidad que Dios le ha fijado. No 
vale pensar en un monasterio ideal. Primero, porque el monje que se 
ha abrazado con el cuarto voto, no podrá instalarse nunca en ese 
monasterio. Y segundo, porque ese monasterio no existe. Ni ha existido 
nunca ni existirá jamás.
San Benito les hizo un gran bien a sus monjes quitándoles la 
posibilidad de engañarse falsamente pensando en otros hermanos, en 
otro Abad, en otro monasterio. Porque este es el engaño en el que 
nosotros caemos con frecuencia: soñamos siempre en una situación o 
en una persona distinta como condición para poder ser feliz: en otro 
marido, en otra mujer, otros padres, otros hijos, otro trabajo, otro 
grupo, otra comunidad, otras circunstancias.
Siempre deseamos algo distinto de lo que somos o tenemos y 
desaprovechamos como inaceptable la circunstancia actual que es, 
precisamente, en cada momento, la única oportunidad, siempre 
suficiente, que se nos ofrece.
........................................................................

2. PRESENTE/SANTIDAD  /Mt/06/34 ETERNIDAD/PRESENTE 
ALIENACION/TIEMPO
El descubrimiento del momento presente. Sin escapar con proyectos 
hacia el futuro o con nostalgias hacia el pasado. No hay planes que 
cumplir ni mundos que redimir. La salvación es hoy y el cielo está aquí. 
Haz lo que haces y sé lo que eres en cada momento.
No poseemos otra cosa sino el precario don de cada día. No 
tenemos sino el presente y casi siempre lo desperdiciamos distraídos 
tontamente con el pasado o el futuro.
La importancia decisiva del presente deriva de su conexión con la 
eternidad. La eternidad no es algo que vendrá después del tiempo, no 
está en el futuro, es un "hoy permanente", un presente sin sucesión 
debajo de todos los presentes sucesivos.
El momento presente es el sacramento de la voluntad de Dios aquí y 
ahora. Por eso, ser santo es acoger a Dios que viene en cada 
instante. En sentido espiritual deberíamos ser hombres sin pasado ni 
futuro. Viviendo sólo el actual momento de gracia. Bendiciendo siempre 
a Dios en esta minúscula fracción de eternidad que se me concede en 
este instante. La palabra INSTANTE como sustantivo es una fracción 
mínima de tiempo, pero como participio significa aquello que insta o 
apremia, lo que no admite demora. Es una constante invitación a 
descubrir lo que está ocurriendo en mi vida y en mi mundo.
Porque vivimos siempre alienados. Fuera de nuestro mundo: de lo 
único que tenemos, que es el presente. Siempre estamos viviendo en 
el recuerdo o en la esperanza. Solamente es real el presente. 
Solamente el presente contiene la voluntad de Dios.