LA EVANGELIZACION DE LOS PUEBLOS ESLAVOS(1)





Introducción

"Apóstoles de los eslavos" llamaba el Papa Juan Pablo II a los dos hermanos Cirilo y Metodio al celebrar el milenio de la evangelización del mundo eslavo. De hecho, con la acción apostólica de Cirilo y Metodio en Moravia da comienzo la evangelización eslava en gran escala.

Los fragmentos cuya traducción damos a continuación pertenecen a las llamadas biografías paleoeslavas, éstas son los documentos más antiguos que nos ponen en contacto con la vida de ambos misioneros. La Vita Cirili fue escrita con toda probabilidad por el mismo Metodio después de la muerte de su hermano y la Vita Methodii fue escrita por alguno de los discípulos eslavos de este último.

Las biografías paleoeslavas además de describirnos los elementos fundamentales de la vida y misión de estos hermanos nos dan una bella imagen de la Iglesia del siglo X, que a pesar de los roces que ya existían entre Oriente y Occidente no había experimentado aún la desgracia de una desunión duradera.


Vita Cirili - Vita Methodii

«Mientras el filósofo [san Cirilo] vivía alegre en Dios, sucedió un hecho nuevo, (que le requirió) un esfuerzo no menos gravoso que los anteriores. De hecho Rastislav, príncipe moravo, empujado por Dios, consultó con sus jefes y con los moravos y envió (una embajada) al Emperador Miguel (2) para decirle: «nuestro pueblo, desde cuando ha rechazado el paganismo observa la ley cristiana, no obstante, no tenemos un maestro tal, que esté en grado de explicarnos la verdadera fe cristiana en nuestra lengua, de tal manera que también las otras regiones (eslavas), viéndolo, sigan nuestro ejemplo. Envíanos pues, Señor, un obispo y Maestro apropiado. De vosotros, de hecho, mana la ley válida para toda la ecumene». Reunido un concilio, el Emperador mandó a llamar a Constantino el filósofo y le hizo escuchar este pedido (de Rastislav). Después dijo: «Se que estas cansado, oh filósofo, pero es necesario que seas tu quien vaya para allá. Nadie fuera de ti puede llevar a término este trabajo». El filósofo respondió: "Aunque esté cansado y físicamente enfermo, iré con alegría hacia aquel país, si (sus pobladores) tienen en su lengua un alfabeto". El Emperador le dijo: «mi abuelo, mi padre y muchos otros, aún buscándolo, no lo han encontrado ¿cómo puedo encontrarlo yo?". El filósofo le dijo: "¿Quién puede escribir un discurso sobre el agua? y tal vez con el riesgo de crearse la fama de hereje". Le respondió de nuevo junto con Bardas, su tío: «Si tu lo quieres, te lo puede conceder Dios, que "da a todos los que piden sin dudar" (Mt. 21,21-22) y "abre a aquellos que golpean" (Mt. 7,7-8; Lc. 11,9)». El filósofo se marchó, siguiendo una antigua costumbre suya, y se puso a rezar con otros (futuros) compañeros de su gravoso encargo. De golpe Dios se le mostró, oyendo las plegarias de sus siervos; y enseguida compuso las letras y comenzó a escribir (en eslavo) la exposición evangélica: "En el principio era el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios y el Verbo era Dios"(Jn. 1,1) y cuanto sigue(3).

El emperador se alegró mucho del suceso y alabó a Dios junto con sus consejeros y lo envió con muchos donativos, después de haber escrito a Rastislav una carta con este contenido: "Dios, que quiso que todos llegaran al conocimiento de la verdad (1 Tim. 2,4) y avanzaran hacia una dignidad mayor, puesto que vio tu fe y tu (vivo) interés, hizo en nuestros días, con la revelación de un alfabeto para vuestra lengua, aquello que antes no existía, a no ser en los primeros tiempos, a fin de que vosotros también seáis contados entre las grandes naciones, que alaban a Dios en su propia lengua. Por lo tanto te hemos enviado a aquel, al cual Dios mostró (tal alfabeto), hombre devoto y ortodoxo, muy docto y de profundísima cultura. Ea pues, recíbelo como un regalo mayor y más precioso que el oro o la plata y que las gemas y las riquezas que perecen. Con él aplícate a dar estabilidad al proyecto y a buscar a Dios con todo el corazón, no repudies la salvación general, sino más bien insiste frente a todos (los otros eslavos) a no tener dudas, sino entrar en la vía de la verdad, a fin de que tu, cuando con tu comprometida acción los conduzcas al conocimiento de Dios, puedas recibir en cambio tu recompensa, sea en esta vida como en la futura, (preparada) para todas aquellas almas destinadas a creer en Cristo, nuestro Dios, desde ahora hasta el fin, dejando tu recuerdo a todas las generaciones futuras, así como lo dejó el gran emperador Constantino".

Rastislav acogió a Constantino, llegado a Moravia, con gran honor, y puso en sus manos, para que los instruyese, algunos discípulos que él ya había recogido. Apenas hubo traducido el conjunto de los libros eclesiásticos les enseñó el oficio matutino, las horas canónicas, las vísperas, las completas y el Místico Servicio litúrgico (la misa). Según la palabra del profeta, "se abrieron entonces las orejas de los sordos" (Is. 35,5), para oír la palabra de la Escritura, y "se soltó la lengua de los balbucientes" (Is. 32,4). Dios se alegró de esto y el demonio quedó humillado. Con el crecer de la doctrina divina, aquel que desde el principio es envidioso (Jn. 8,44), el diablo maldito, no pudo soportar este bien, e insinuándose (en los hombres) como si fuesen sus propios recipientes, comenzó a instigar a muchos diciéndoles: "Con esta empresa no se alaba a Dios. Si a él le hubiese agradado en serio, ¿no habría podido hacer tal vez que desde el principio estos (pueblos) alabasen a Dios, fijando por escrito con un alfabeto su manera de hablar? En cambio El eligió solamente tres lenguas: la hebrea, la griega y la latina, en las cuales es digno tributar a Dios la alabanza". Quienes decían esto eran algunos pertenecientes al clero, latinos y francos, obispos con sacerdotes y secuaces. Combatiendo con ellos, como David con las gentes extranjeras (o sea los filisteos), (Constantino) los venció con las palabras de la Escritura y los definió como (pilatianos o) cultores de las tres lenguas, porque Pilatos hizo emplear estas tres lenguas en la inscripción (fijada a la cruz) del Señor...

Transcurridos cuarenta meses en Moravia, Constantino partió para hacer consagrar a sus discípulos(4). En el curso del viaje lo recibió Kocel, príncipe de Panonia, que se de tal manera se entusiasmó al conocer las letras eslavas que quiso aprenderlas y confío al filósofo cincuenta discípulos para que las aprendiesen. Habiéndole tributado un gran honor lo acompañó durante una parte del camino. No obstante [Constantino] no quiso aceptar oro ni plata ni ningún otro donativo de Rastislav o de Kocel; justificando su comportamiento con la recomendación del Evangelio (de predicar) sin recompensa (Mt. 10,9-10; Lc. 10,8). A ambos pidió y obtuvo únicamente que le dieran noventa prisioneros, a los cuales puso en libertad.

Encontrándose en Venecia, se juntaron contra él obispos, sacerdotes y monjes, como cuervos contra un alcón, y sacaron a relucir la herejía de las tres lenguas diciendo: «Escucha, tu: ¿dinos porqué tu has compuesto ahora un alfabeto para los eslavos y se los enseñas, cosa que nadie antes había pensado, ni los Apóstoles, ni el papa de Roma, ni Gregorio Magno, ni Jerónimo, ni Agustín? Nosotros no conocemos más que tres lenguas, en las cuales es lícito alabar a Dios: la hebrea, la griega y la latina. El filósofo respondió "¿Dios no hace caer igualmente sobre todos la lluvia? ¿y el sol no resplandece tal vez sobre todos igualmente? (Mt. 5,45). ¿Acaso todos nosotros no respiramos el mismo aire? ¡Vosotros, en cambio, no os avergonzáis de fijar únicamente tres lenguas, decidiendo que todos los otros pueblos y estirpes permanezcan ciegos y sordos! Decidme: ¿lo sostenéis porque consideráis a Dios tan débil como para no estar en condiciones de concederlo, o tan envidioso como para no quererlo? Nosotros en cambio conocemos muchas gentes que poseen una cultura escrita y dan a Dios su alabanza cada una en su propia lengua. Resulta que estos pueblos son: los armenios, los persas, los abasgos, los georgianos, los sugdos, los godos, los ávaros, los tirsos, los cásaros, los árabes, los coptos, los sirios y muchos otros. Si no queréis entenderlo por estos, reconoced al menos que la Escritura puede invocarse como juez. David exclamó: "Toda la tierra cante al Señor, cantad al Señor un cántico nuevo" (Sal. 96,1). Y además: "Toda la tierra se regocije en el Señor, cantad, exultad y sonad" (Sal. 98,4). Y en otro lugar: "Que toda tierra te adore, eleve cantos a ti, aclame, Altísimo, tu nombre" (Sal. 66,4). Y además: "Alabad al Señor todas las gentes, y alabadlo pueblos todos" (Sal 117,1) y "Todo espíritu alabe al Señor" (Sal. 150,5). En el Evangelio está escrito: "A todos los que lo acogieron, les dio la facultad de convertirse en hijos de Dios" (Jn. 1,12). Y también lo mismo: "No ruego solamente por ellos, sin también por aquellos, que por su palabra creen en mi, que sean una sola cosa, como tu, Padre en mi y yo en ti" (Jn. 17,20-21). Mateo después dijo: "Me ha sido dada toda potestad en el cielo y en la tierra, id y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a custodiar todas las cosas que os he enseñado, y yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos" (Mt. 28,18-20). Y Marcos, a su vez: "Id por el mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura; quien crea y se bautice se salvará; en cambio, quien no crea se condenará. Estos son los signos que acompañarán a aquellos que hayan creído: en mi nombre expulsarán demonios y hablarán en nuevas lenguas" (Mc. 16,15-17). Habla pues también a vosotros, redivivos doctores de la ley: "Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que cerráis el reino de los cielos a los hombres; de hecho, vosotros no entráis e impedís que lo hagan aquellos que quieren entrar" (Mt. 23,13). Y además: " Ay de vosotros, escribas, que habéis arrebatado la llave del conocimiento profundo, no solo no habéis entrado vosotros, sino que además se lo habéis prohibido a cuantos querían hacerlo"(5)...». Con estas palabras y con otros numerosos argumentos los confundió, y "se fue dejándolos" (Mt. 14,4).

Informado sobre él, el Papa de Roma lo mandó a llamar. Y habiendo llegado a Roma, les salió al encuentro el mismo Apostólico(6) Adriano, con todos los ciudadanos, que llevaban cirios encendidos. Habían sabido que traía consigo las reliquias de san Clemente, mártir y papa de Roma(7). Y en breve tiempo Dios hizo allí milagros clamorosos. De hecho un paralítico fue curado instantáneamente y muchos otros fueron liberados de varias enfermedades, además de muchos cautivos que habiendo invocado el nombre de san Clemente fueron liberados por aquellos que los habían capturado. Habiendo pues recibido los libros en eslavo, el Papa los consagró y los depositó en la iglesia de Santa María, llamada el Pesebre(8), y cantaron con ellos la santa liturgia. Luego el Papa mandó a dos obispos, Formoso y Gondric que consagrasen a los discípulos eslavos. Después que fueron consagrados, inmediatamente cantaron en lengua eslava la misa en la iglesia del santo Apóstol Pedro. Y al día siguiente la cantaron en la iglesia de santa Petronila, después, al día siguiente, en la iglesia de san Andrés y después en la basílica del gran Doctor de las gentes Pablo Apóstol, y toda la noche cantaron en lengua eslava elevando alabanzas; luego, también el días siguiente celebraron la liturgia sobre el sepulcro [del santo], ayudados por el obispo Arsenio, que era uno de los siete obispos [suburbicarios] y por Anastasio Bibliotecario. A causa de este resultado el filósofo no cesaba de elevar dignas alabanzas a Dios junto con sus discípulos. Los romanos no cesaban de llegarse hasta él para interrogarlo sobre todas las cuestiones, recibiendo de él dos y aún tres explicaciones para cada pregunta. Incluso un judío discutía [con el filósofo] y una vez le dijo: "Cristo aún no ha venido según el número de años dentro de los cuales los libros y los profetas dicen que nacerá de una Virgen". Después de haberle enumerado todos los años desde Adán en adelante, generación por generación, el filósofo le demostró con precisión cómo El había venido y cómo tal número de años corresponde con el período que transcurre entre aquel tiempo y la época presente. Después de haberlo instruido lo despidió...(9)

Después de algunos días el filósofo, que estaba por presentarse ante el Juicio, dijo a su hermano Metodio: "He aquí hermano que nosotros compartíamos la misma, suerte metiendo el arado en el mismo surco; yo ahora, al concluirse mi jornada, estoy por caer sobre el campo. Tu, lo sé bien, amas mucho tu Montaña(10); sin embargo no abandones la enseñanza por la Montaña. En efecto, ¿dónde podrás salvarte mejor?

Kocel, por su parte, enviando legados al Apostólico le pidió que el cediera a Metodio, nuestro maestros. El Apostólico dijo: "No solamente a ti, sino también a todas aquellas regiones eslavas lo envío como maestro de parte de Dios y del santo apóstol Pedro, que ocupa el primer trono y tiene las llaves del reino celestial"...»

 

Notas

1. Para la presente traducción de la Vita Cirili nos hemos valido de la versión italiana publicada en: Cirillo e Metodio. Le biografie paleoslave, introd. y trad. de Vittorio PERI, Milán 1981, 115 Traducción, introducción y notas de Fr. Ricardo W. Corleto.

2. Se refiere al emperador Miguel III (842-867).

3. Si bien es históricamente cierto que san Cirilo fue el creador de la escritura glagolítica (derivado de la minúscula griega con algunos caracteres agregados), base del actual alfabeto eslavo, no parece cierto que ésta sea el fruto de una especie de revelación sobrenatural, como pretende el autor de la Vita Cirili.

4. Hasta este momento, ni Cirilo (Constantino) ni Metodio eran obispos, y por lo tanto, para hacer ordenar sacerdotes a algunos de sus discípulos eslavos se pusieron en camino hacia Constantinopla. Al pasar por Venecia sostuvieron una áspera controversia con los obispos francos, fue en ese momento en el que recibieron la invitación del papa Nicolás I (858-867) de presentarse en la ciudad de Roma.

5. A continuación continúa una larguísima argumentación a partir de la Biblia, que por brevedad omitimos.

6. En Roma era frecuente en este tiempo referirse al Papa con el honorífico título de Dominus apostolicus, título que adoptan también los autores de las biografías paleoeslavas.

7. Cuando Cirilo y Metodio llegaron a Roma, llevaban consigo unas reliquias que presuntamente eran las del papa san Clemente Romano (90-100), que gozaba de gran estimación entre la población de la Urbe. El mismo autor de la Vita Cirili nos narra el milagroso hallazgo de estas reliquias junto a la península de Crimea. Cf. Vita Cirili, VIII, 16-18.

8. Con el nombre de Sancta Maria ad Praesepe se designa la basílica de Santa María la Mayor, llamada así por conservarse en ella unas reliquias que presuntamente serían los restos del pesebre de Jesús.

9. Abandonamos en este punto el relato de la Vita Cirili e insertamos algunos fragmentos de la Vita Methodii que nos narran los hechos sucedidos después de la muerte de san Cirilo.

10. Se refiere al monte Olimpo, en donde se encontraba el monasterio al que pertenecía san Metodio.

 

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