MEDALLA MILAGROSA.

El mensaje principal de estas apariciones ocurridas el 18 de julio y el 27 de noviembre de dicho año fue presentar al mundo una medalla en que la Virgen aparece como Inmaculada, Reina, Corredentora y Medianera de las gracias. La Santísima Virgen en persona presentó a Sor Catalina el modelo de esta medalla:

"Haz acuñar una medalla conforme a este modelo. Las personas que la llevan con confianza recibirán abundantes gracias".

Miremos la Medalla y descubramos en sus dos caras que se complementan el Mensaje esencial del Misterio de la salvación.

ANVERSO DE LA MEDALLA María Inmaculada, Madre de los hombres. María, mensajera, de la ternura de Dios, se muestra en pie. Viene hacia nosotros con las manos abiertas y en actitud de acogida. María es la sin pecado. Por eso aplasta la cabeza de la serpiente. Se lee una oración "Oh María sin pecado concebida rogad por nosotros que recurrimos a vos". Nos da a conocer que es la Inmaculada Concepción.

REVERSO DE LA MEDALLA El proyecto de amor de Dios hacia los hombres. La M coronada por la cruz: María esta íntimamente unida al misterio de la Pasión y de la Cruz de su Hijo, desde el Pesebre hasta el Calvario. Dos corazones: el de Jesús y el de María. Representan la fuerza del amor que llega hasta la entrega total. María entró plenamente en ese Misterio de Amor de nuestra redención. Doce estrellas: Jesús estableció su Iglesia sobre el fundamento de Pedro y sus Apóstoles.

María Estrella de la Evangelización. Los fieles la llaman "Medalla Milagrosa" proclamando así que es un signo, el signo de la protección maternal de María.

 

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

-- Oh María, sin pecado concebida--
-- Rogar por nosotros que recurrimos a Vos
-- Sin tardanza pregona, lengua mía.
-- Las glorias y alabanzas de María.
-- Atiende a mi socorro, gran Señora.
-- Y ampáreme tu diestra protectora.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio sea ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

¡ Oh Jesús Señor nuestro !, que has querido glorificar con innumerables prodigios/ a la Bienaventurada Virgen María/desde el primer instante de su Concepción inmaculada/ te suplicamos/ que cuantos devotamente imploramos tu protección en la tierra/merezcamos gozar de tu vista en el cielo/Tu que vives y reinas/ con el Padre y el Espíritu Santo,/ Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

¡ Oh María ! por tu mediación/ damos infinitas gracias a Dios / por el favor que dispensaste a tu querida sierva/Sta. Catalina Labouré,/apareciéndote pura y sin mancha de pecado,/ofreciéndole como remedio de todos los males/ la Medalla Milagrosa./ Por este favor te pedimos/ que nos hagamos dignos de tu protección/y verdaderos devotos de tu Purísima Concepción./ Amén.

Acuérdate oh piadosísima Virgen María,/ que jamás se ha oído decir / que ninguno de los que han acudido a tu protección, / implorando tu asistencia/ y reclamando tu socorro,/haya sido abandonado de Tí. Animados con esta confianza,/ a Tí también acudimos / oh Virgen, Madre de las Virgenes! /y aunque gimiendo bajo el peso de nuestros pecados/ nos atrevemos a comparecer ante tu presencia soberana./ Oh Madre de Dios/ no desprecies nuestras súplicas, antes bien/ escúchalas y acógelas benignamente. Amén.

Dios te Salve,/Reina de los cielos y tierra, querídisima Madre de los pecadores!/Llenos nuestros corazones de absoluta confianza,/acudimos a tu maternal afecto./ Somos pecadores y no merecemos tu protección./ Pero al contemplarte en la Medalla Milagrosa con los brazos abiertos,/ invitándonos a acercarnos a Tí/ y con las manos derramando a torrentes tus bendiciones/ animosos acudimos a tus pies,/ para exponerte nuestras urgentes necesidades.

(Pídese privadamente la gracia que se desea, o dése gracias por el favor recibido).

¡Oh María! / Tu eres después de Dios,/ nuestra única esperanza.

Escucha benigna la confiada oración/que en la presente necesidad/elevamos a tu misericordia,/ si es para gloria de Dios/ y bien de nuestras almas.

Al mismo tiempo,/deseándo ser verdaderos cristianos,/y por ello, merecedores de las miradas de Dios,/ y de tu protección,/ te suplicamos humildemente,/tierna Madre nuestra/ llenes nuestra alma del espíritu de oración,/ de humildad/ y de mortificación de nuestras pasiones./ Obtennos fidelidad/ en el cumplimiento de nuestros deberes religiosos/ y constancia en el bien hasta la muerte./

Ruega por nosotros. ¡ Oh María !/ y haznos participantes de los tesoros divinos / de que fuiste colmada en tu Purísima Concepción./ Así sea.

Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra: / Humildemente postrados ante tu altar / te entregamos y consagramos nuestro corazón y nuestra alma,/ prometiendote servirte con toda fidelidad hasta la muerte./Dígnate, Inmaculada Virgen de la Medalla Milagrosa, /aceptar benigna este ofrecimiento/ y alcánzanos de Jesús valor y gracia para cumplirlo.

Míranos como cosa tuya/ para que, custodiados por tu maternal bondad,/vivamos santamente/ muramos en gracia de Dios/ y consigamos la eterna felicidad de la Gloria. Amén.

Omnipotente y sempiterno Dios/salud de los que en Tí creen y esperan,/escucha las oraciones que te hacemos por nuestros enfermos, /y por intercesión de la Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, concede vida abundante a sus almas/ y devuélveles, según tu beneplácito,/la salud del cuerpo./ Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén. ¡¡ Sea para Gloria de Dios !!