CRISTIANISMO - TEXTOS

1. CRMO/BURGUES:
"EI aburguesamiento del cristianismo» 
Pero quizá lo más grave es que el cristianismo pervive 
domesticado. Su penetración social es tal, que es mejor neutralizar 
su influencia domesticándolo. Su presencia, en el recuerdo 
personal, está demasiado cercana para que, a veces, sea fácil 
prescindir tranquilamente de él. Surge un cristianismo que, a 
cambio del módico precio de unas limosnas, de unas prácticas, de 
algún privilegio, no incordia y no intranquiliza. Se convierte en el 
legitimante moral y en la justificación ideológica del status quo. La 
civilización de la injusticia es designada como "la civilización 
cristiana". Se han arreglado para poder servir a Dios y al dinero. El 
lenguaje religioso es la paráfrasis simbólica de lo existente y de lo 
sabido. No hay comunicación evangélica, sólo palabras 
eclesiásticas. De la Iglesia se quiere hacer -y tantas veces se 
consigue- la institución que orla de símbolos y confiere legitimidad 
«al dulce encanto de la burguesía».
El gran C. Barth -precursor de lo mejor de la vida y de la reflexión 
cristiana de nuestro siglo- fue el primer teólogo moderno que hizo 
de la teología una crítica de la "ideología burguesa". El burgués 
hace de la revelación bíblica «una cosa que se analiza y se puede 
aceptar, pero de la que se es básicamente dueño y que no encierra 
exigencias molestas, sino que su posesión reconforta, justifica y 
enriquece... (Lo que) acabamos de describir como una absorción y 
una domesticación de la revelación es simplemente el signo y la 
expresión del aburguesamiento del cristianismo... ¿Qué es la 
incredulidad declarada en comparación de este amable 
escamoteo?»

Kirch. Dog. II. 1156 s.

........................................................................

2. CRMO/IDEOLOGIA IDEOLOGIA/CRMO:
El cristianismo no es una ideología. El cristianismo no es una 
filosofía. De él surge una fuente de la que nacen para el hombre 
principios para juzgar toda ideología y toda filosofía. El horizonte 
espiritual del hombre ha sido elevado por la irrupción de la gracia. Y 
la adhesión a Jesucristo estará siempre por encima de las 
representaciones que engendre. 
Pero no por eso el hombre deja de ser hombre, sino que 
entonces comienza a serlo verdaderamente. Podríamos aplicar a la 
catequesis lo que el padre Bouillard escribe de la teología. 
«La revelación de Dios no tendría ningún sentido para nosotros si 
no fuera también revelación del sentido de nuestra existencia. Para 
que los signos de la revelación sean comprendidos como tales, es 
preciso que el sujeto se dé cuenta de que existe una relación 
intrínseca entre el misterio que se supone manifestado en ellos y 
nuestra propia existencia». Pág. 114

JEAN LE DU
EXPERIENCIA HUMANA Y PEDAGOGIA DE LA FE
CELAM-CLAF.MAROVA MADRID-1970