4. DESCRIPCIÓN TEOLÓGICA DEL CURSILLO

A lo largo de la historia del Movimiento de Cursillos de Cristiandad siempre se ha considerado que la novedad principal de este movimiento y del método consistía en el planteamiento y proclamación de la doctrina de la gracia de forma kerigmática y en un contexto vivencial. Toda la proclamación kerigmática del Cursillo giraría alrededor del tema de la gracia, que se convertiría así en el eje ordenador de la síntesis doctrinal del Cursillo (262).

Cuarenta y cuatro años después se mantiene la validez de esas afirmaciones. Ahora bien, en este trabajo nos permitiremos articular el nervio doctrinal del Cursillo en cuatro puntos: Jesucristo, la Gracia, la Iglesia y el Mundo. Vamos a entroncar en ese eje todos los Rollos y Meditaciones, puesto que todos forman un conjunto armónico, y desde ese eje describiremos teológicamente el Cursillo.

 

A. Preámbulo.

Como preámbulo anotaremos el pórtico antropológico que el Cursillo contiene, y que está formado por la primera Meditación de la primera noche y el primer Rollo del primer día (263).

El hombre es un ser racional y libre, que debe evitar a toda costa el mal del momento, consistente en la falta de reflexión. Por eso es necesario organizar la vida de modo que conduzca al máximo de libertad y de una existencia personalizadora. Es preciso hacer un alto en el camino y enfrentarse a sí mismo sin tapujos, detestando la propia maldad y arrojándola fuera (264).

El hombre es el ser superior de la creación ya que está dotado de inteligencia, voluntad y libertad (265). Por la inteligencia piensa, razona, busca el porqué de las cosas. Por la voluntad se determina, pone en práctica sus ideas. Por la libertad puede construir su propia vida. La conclusión lleva a afirmar que el hombre está dotado de esas tres facultades para ordenar sus actos hacia un fin determinado, que es el ideal.

El ideal eleva los actos de la vida del hombre al dar sentido a cada acto y a la vida entera. Da también una finalidad trascendente. Ilusiona y da optimismo para superar las dificultades y para superarse paulatinamente a sí mismo. Por eso, ha de ser lo más elevado y perfecto posible (266)

B. Jesucristo.

El Cursillo es profundamente cristocéntrico en la doctrina que proclama, en la vida que ofrece y en el futuro que anuncia (267). Veamos qué presentación concreta hace de Jesucristo.

La Meditación del segundo día versa sobre la figura de Cristo y nos da el núcleo cristológico del Cursillo. Se trata de presentarlo en todo su atractivo, y eso significa hacerlo con realismo, con autenticidad, con precisión. Presentar un Cristo vivo, personal, actual, cercano. No un Cristo deshumanizado y lejano. Un Cristo que, sin ser despojado de su divinidad, se 'humaniza'. En definitiva, un Cristo más cercano, encarnado y solidario (268).

Para acceder a la presentación de Cristo se parte de una cita de Juan (269): En medio de vosotros está uno a quien no conocéis. Es esencial conocerle. Por ahí hay que comenzar. Ahora bien, ¿Quién es Jesucristo?

Es Dios-Hombre, Verbum-caro, Perfectus Deus-Perfectus Homo (270). Después de esta afirmación elemental y fundamental a la vez, viene el desglose en cinco apartados: naturaleza humana, corazón, inteligencia, poder y carácter.

Su naturaleza humana, bien que unida a la Persona divina del Verbo, en modo alguno perdió su actividad propia ni su manera especial de obrar. Jesucristo oraba, trabajaba, se alimentaba, padecía y se daba al descanso, demostrando con esas acciones humanas que era verdaderamente hombre...(271).

Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Como hombre verdadero tiene una naturaleza humana completa y perfecta. Alma creada real y cuerpo real. Lejos de toda sombra de docetismo, oraba realmente, trabajaba y se cansaba realmente, se alimentaba realmente... Dios verdadero y hombre verdadero. Persona divina que asume una naturaleza humana y que es exactamente igual a nosotros, excepto en el pecado. Esta es la base para plantear una relación personal con él. Si es verdadero hombre, si posee una naturaleza humana como la mía, es un interlocutor válido porque nada de lo humano le es ajeno. A él puedo acudir y con él puedo sintonizar en mis alegrías, en mis tristezas, en el dolor, en los problemas, en el misterio del mal y en la misma muerte.

Su corazón. Finura de amistad, en la resurrección de Lázaro. Las lágrimas de una madre le arrancan un milagro (viuda de Naím). La comprensión, en las bodas de Caná. El tacto y la caridad, con Zaqueo y la adúltera. Llora, se angustia, se alegra. En el corazón de Cristo encuentran eco todas nuestras emociones humanas (272).

La segunda Meditación de la primera noche tiene como finalidad que el cursillista desemboque en la misericordia del Corazón de Cristo (273). Para ello se utiliza como base la parábola del Hijo Pródigo (274). En las notas previas que sirven de orientación y de introducción se señala que en esta parábola, Cristo, en la persona del Padre, retrata su mismo Corazón (275). Los sentimientos que Cristo tiene a la vista del joven son de espera continua, enternecimiento y conmoción interior, le manifiesta un amor de padre y madre, y hace una fiesta para celebrar la alegría de encontrar al hijo. La conclusión es que Cristo siempre espera con los brazos abiertos a todo hombre (276).

Su inteligencia. Penetra los pensamientos. Conoce el futuro. Sabe lo que hay en el interior de cada hombre. Mi alma no tiene secretos para su mirada. Él conoce y penetra mis preocupaciones más hondas (277).

Este párrafo comprimido y denso se entiende en la línea de la cristología típica de los manuales de la época, según la cual se distingue la ciencia divina, que le corresponde como Dios; la visión beatífica, la ciencia infusa y la ciencia adquirida.

En cuanto hombre, la inteligencia de Jesús es ciertamente lúcida para la verdad. Amplia, universal, segura, aguda para responder a las dificultades que le plantean sus enemigos (278). Conoce los interiores con una penetración psicológica que llama la atención, tanto de quienes buscan su caída como de sus propios discípulos (279).

De todas formas, lo que aquí interesa recalcar es la penetración profunda, el conocimiento íntimo que él tiene de cada persona. Eso le constituye en interlocutor válido para entablar el diálogo más comprometido y profundo de la vida, para entablar una relación personal auténtica, transparente, puesto que nada le es oculto. Es consolador saber que en la vida existe alguien que te comprende perfectamente, más aún que tú mismo.

La Meditación de la primera mañana, con la que concluye el retiro que constituye la primera fase del Cursillo, trata sobre la mirada de Jesús. Mirada a tres personajes concretos que reaccionan de diverso modo (280). Al joven rico le mira cálida y cariñosamente y le ofrece la plenitud. Ante su negativa, la mirada de Jesús se torna triste. La mirada a Judas en la Última Cena y en Getsemaní se adivina que sería de búsqueda para poder propiciar un cambio en su interior. La mirada a Pedro, tras las negaciones, es de dolor y de perdón; una mirada de perdón que exhorta a seguir adelante.

Lo importante es saber que Cristo te está mirando a ti también ahora, que conoce tu interior. Su mirada refleja tu actitud más profunda. Desea y espera poderte mirar con la alegría del que se ha entregado generosamente.

Su poder. La tempestad calmada. Las multiplicaciones de los panes. El ciego de nacimiento (281).

Jesucristo, como Dios verdadero que es, es omnipotente. De ello tiene conciencia clara cuando afirma: Me ha sido dado todo poder en el Cielo y en la Tierra (282). En cuanto hombre, no puede ser omnipotente, pero su humanidad tiene virtud instrumental de producir todos los efectos sobrenaturales que convengan y sirvan para la redención. En esta línea se sitúan los milagros a que se alude en este apartado (283).

Su carácter. Dos matices: Firmeza y bondad atrayente (284). En Jesucristo encontramos toda la gama de sentimientos, de pasiones y emociones propia de la psicología humana. Ahora bien, se hallan integradas en una armonía perfecta. Por eso puede ser firme de carácter y a la vez suave y manso, por eso es enérgico y a la vez sumamente bondadoso y compasivo. Todas las dimensiones están integradas en un equilibrio pleno, sin dominar unas en menoscabo de las otras. Es el hombre perfecto (285).

Es el hombre perfecto que esclarece y revela al hombre su propio misterio. En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado; porque Adán, el primer hombre, era figura del que había de venir (cf. Rom 5,14), es decir, Cristo nuestro Señor. Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación. El que es 'imagen del Dios invisible' (Col 1,15) es también el hombre perfecto, que ha devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina, deformada por el primer pecado (286).

Después de haber contemplado la figura de Jesús, la Meditación del último día consiste en hacerle sentir al cursillista la voz del Maestro que le llama. El planteamiento que se hace en las notas previas al esquema de la Meditación revela el sentido de la misma: La grandeza del amor de Cristo es tal, que, a pesar de todas las infidelidades y pecados, no sólo le concede su amistad (gracia santificante), sino que deposita en sus manos los tesoros de su sangre redentora, para que la haga fructificar en los demás (287).

Cristo redime, ofrece su amistad, su vida, y además hace una llamada a colaborar en la propagación de esa vida. No sólo salva, sino que ofrece la posibilidad de colaborar en la salvación de otros hombres. Esta Meditación, la última que se dedica explícitamente a la figura de Jesucristo, viene a ser, por tanto, un llamada al trabajo apostólico, y en ella se indican las condiciones para que dicho trabajo dé un fruto abundante (288).

La iniciativa es de Cristo. Es él quien llama y elige personalmente. Y destina, envía a los elegidos para que vayan y den un fruto abundante y duradero (289). La única forma de dar fruto es la unión con él. Permaneciendo en él se da mucho fruto del mismo modo que prescindiendo de la unión con él se cae en una impotencia radical en orden a la salvación (290). La iniciativa de esta vida de gracia en camino a la santidad que da fruto es don del Padre, por eso Cristo la pide para sus discípulos (291), al igual que pide al Padre encarecidamente la unidad para los suyos tal como él y el Padre son uno y viven la unidad, porque vivirla es condición para que el mundo crea (292). Toda esa vida de seguimiento, de intimidad, de envío al mundo, se ha de vivir con confianza, con esperanza y sin temor, porque quien envía ha vencido al mundo (293).

En el Rollo Sacramentos, no se trata de explicar unos contenidos fríos y desencarnados, ni tampoco de sintetizar toda la sacramentología en una catequesis. Se trata, ante todo, de exponer una doctrina que vaya girando en torno a la Persona de Jesucristo. Él es el centro del Rollo porque es quien ha instituido los sacramentos. Él es el autor y el dueño de la gracia (294), ya que él con su muerte, nos mereció la gracia y nos la distribuye principalmente por medio de los sacramentos (295).

Por el Bautismo, el bautizado se une a Cristo con una relación de miembro a cabeza y se incorpora a la Iglesia, que es el Cuerpo Místico de Cristo. Posteriormente recibirá la Confirmación, que es el sacramento de la militancia de Cristo. La Penitencia devuelve la vida de gracia, de unión con Cristo, que se había perdido. La Extremaunción completa la incorporación a Cristo y supera los obstáculos impedientes de una adhesión perfecta a él. El Matrimonio es el sacramento de la vida familiar en Cristo, que con su presencia lo santifica. El Orden Sacerdotal es el sacramento que realiza los sacerdotes de Cristo. La Eucaristía es el sacramento de nuestra transformación en Cristo (296).

Llama la atención el marcado tono cristológico con que se plantea el sacramento del Matrimonio. Ya hemos visto que es el sacramento de la vida familiar no de cualquier modo, sino en Cristo. El punto principal del esquema tras considerar la definición y los efectos, dice así:

El matrimonio, santificado por la presencia de Cristo.

a) Cristo, presente en todos los acontecimientos humanos.

b) Cristo, especialmente presente en el matrimonio, elevándolo, confirmándolo, santificándolo.

c) Consecuencias de la presencia de Cristo en el matrimonio: La santidad al alcance de todos.

1. El matrimonio no es obstáculo para la santidad.

2. El matrimonio, camino ordinario para la santidad en el plan de Dios: La santidad se hace agradable, más realizable...(297).

En la época en que se escriben estos esquemas, el planteamiento me parece interesante y novedoso en dos aspectos: El tono cristológico que denota, y la llamada a la santidad que hace a través del matrimonio. La llamada universal a la santidad sería un logro del Vaticano II (298), pero aquí encontramos un claro precedente.

C. Gracia

Ya hemos destacado en la primera parte del trabajo (299) cómo una novedad fundamental del Cursillo consistió precisamente en la dinámica y el sentido que adquirió a la luz de la doctrina de la gracia en un contexto vivencial. El Cursillo centra su proclamación en la doctrina de la gracia, en la vida de la gracia.

En las notas previas al Rollo Gracia habitual se afirma con claridad que esta lección viene a constituir el fundamento de todas las demás y de todo el Cursillo, de tal manera que sin ella no quedarían fundamentadas y resultarían inexplicables muchas de las afirmaciones de los demás Rollos (300).

La definición que ofrece de la gracia habitual es la siguiente: Don sobrenatural, interior y permanente, que Dios nos concede para santificarnos, divinizarnos y hacernos familiares suyos (301).

Toda la disertación sobre la gracia será el desarrollo de esta definición, que tiene dos partes bien diferenciadas. Al definir lo que es la gracia, se señalan tres aspectos: don sobrenatural, interior y permanente. Al determinar su finalidad, se indican asimismo tres objetivos: para santificarnos, divinizarnos y hacernos familiares suyos.

El Rollo Gracia habitual, que es la lección central hacia la que se orientarán las de Gracia actual y Sacramentos, y que es la clave del engranaje doctrinal de todo el Cursillo, consiste justamente en el desglose y comentario de la definición, en las dos partes mencionadas (302).

La gracia es un don sobrenatural, algo que está por encima de la naturaleza humana. Es algo espiritual, que radica en el alma y resulta imperceptible para los sentidos. Es algo permanente, duradero, habitual, si el hombre no la rechaza (303).

Los efectos de la gracia son tres: Santifica, diviniza y nos hace familiares de Dios. En el primer punto, el de la santificación, se engloban cuatro aspectos: La gracia purifica del pecado, hace agradable a los ojos de Dios, convierte a la persona en amiga de Dios y hace a la persona santa. La purificación del pecado se explica comparándola con la purificación que el fuego produce en el hierro. La gracia quema los pecados, los borra, los hace desaparecer. Además de quedar libre del pecado, la santificación supone la unión vital sobrenatural y permanente con Dios. De ahí, lógicamente, la amistad y agradabilidad ante Dios.

En segundo lugar, la gracia diviniza. Esta divinización tiene tres vertientes: La participación de la naturaleza divina, el que nos convierte en templos de Dios y el que nos constituye en miembros de Cristo. La participación de la naturaleza divina es una tesis clásica de la teología católica con base en la Escritura (304), aunque en la consecuencia final se simplifica demasiado y se va demasiado lejos al afirmar somos dioses (305). La segunda vertiente de la divinización consiste en que la gracia nos hace templos de Dios. En el hombre justo inhabitan las Personas divinas. Esta inhabitación se atribuye sobre todo al Espíritu Santo, que es el amor paterno-filial (306). Nos hace también miembros de Cristo. Estamos incorporados a él, unidos por la gracia a Cristo-cabeza y entre sí formando un solo cuerpo, unidos a Cristo vid, recibiendo de él la vida (307).

El tercer efecto de la gracia es que nos hace familiares de Dios. Este efecto se desglosa también en tres aspectos: Nos hace hijos de Dios, hermanos de Cristo y herederos del cielo. Hijos adoptivos de Dios como consecuencia de la participación de su naturaleza divina; verdaderos hijos de Dios al que nos podemos dirigir llamándole Padre t308). En consecuencia, nos hace hermanos de Cristo, al que podemos llamar con toda propiedad hermano nuestro, si bien su filiación viene por vía de naturaleza y la nuestra por vía de adopción. También, en consecuencia, seremos herederos del cielo al ser hijos de Dios.

La conclusión general y mensaje final sería el siguiente: Esta vida nueva que se presenta no consiste en actuar de una forma u otra, en hacer unas cosas u otras, consiste fundamentalmente en ser, en ser hijo de Dios, hermano de Cristo y templo del Espíritu Santo. El obrar será consecuencia del ser. Con este planteamiento de vida se resuelven de raíz todos los problemas y se encuentra un ideal que vale la pena (309).

El Rollo sobre Gracia actual (310) pretende dejar claros los siguientes puntos: La necesidad absoluta de Cristo (311), el hecho de que las gracias actuales están siempre a nuestra disposición y por la docilidad a ellas se puede sobrenaturalizar toda la vida del cristiano; la gran responsabilidad del cristiano que vive la gracia y las consecuencias de la infidelidad a la misma; la fuerza de la oración para alcanzar gracias actuales; la relación entre gracia habitual y gracia actual: La primera nos da el ser, mientras que la segunda nos da el obrar.

¿Qué es exactamente la gracia actual? : Es un auxilio sobrenatural, interior y transitorio, con el que Dios ilumina nuestro entendimiento y fortalece nuestra voluntad para realizar actos sobrenaturales (312).

¿Qué relación hay entre gracia habitual y gracia actual? La gracia habitual constituye nuestro organismo sobrenatural. Es como un motor completo, tiene todas las piezas. Ahora bien, es necesario ponerlo en marcha. La puesta en marcha de este organismo, la traducción a la práctica de la vida sobrenatural, es algo que se logra por influjo de la gracia actual (313).

La gracia actual es absolutamente necesaria para alcanzar la salvación. Dios la concede en los momentos oportunos ya sea para el cumplimiento de los preceptos, ya sea para superar tentaciones. Y la concede iluminando la inteligencia, moviendo la voluntad o a través de circunstancias externas (314).

La gracia actual se divide en suficiente y eficaz. Suficiente: es la que basta para producir un acto sobrenatural, a no ser que el hombre la frustre por falta de correspondencia (meramente suficiente). Eficaz: es aquella que, por la misericordia de Dios y la libre cooperación del hombre, produce su efecto(315).

La vida de gracia se comienza a vivir de una manera concreta, y también de un modo concreto se mantiene y acrecienta. El Rollo que trata sobre los sacramentos, los presenta precisamente como esos medios que servirán al cristiano para recibir, para mantener y para acrecentar la vida de gracia. Esta gracia, que Cristo ha alcanzado por su misterio pascual, se distribuye principalmente a través de los sacramentos (316).

¿Qué son los sacramentos?

Signos sensibles, instituidos por Cristo, que significan y dan la gracia (317).

Ahora bien, ¿qué es, cómo es y cuál es esa gracia que significan y dan los sacramentos?

a) La gracia habitual, primera o segunda; de donde su distinción en sacramentos de vivos y sacramentos de muertos.

b) La llamada gracia sacramental, o sea un derecho a recibir gracias actuales, en el tiempo oportuno, más abundantes y más intensas, para conseguir el fin propio de cada sacramento.

c) Los sacramentos dan de por sí igual gracia, pero ésta será mayor o menor según las disposiciones del sujeto. Es preciso, pues, que nos dispongamos dignamente, con la preparación y el fervor debidos, para recibir los sacramentos.

d) Unos sacramentos imprimen carácter indeleble; otros no. Los primeros no pueden repetirse. Se llama 'carácter sacramental' la señal indeleble que imprimen en el alma los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Orden Sacerdotal (318).

¿Cómo se especifica y determina la gracia dada por cada sacramento?

El Bautismo es el sacramento que inicia la vida de la gracia. Renueva totalmente al hombre borrando todo pecado y dándole la gracia santificante. Siembra unos gérmenes divinos en el alma que fecundará la Confirmación, el sacramento de la militancia de Cristo. La Penitencia restituye la gracia perdida y también la aumenta para vencer al pecado. La Extremaunción robustece el conjunto del organismo sobrenatural y propicia la completa incorporación a Cristo. El Matrimonio aumenta la gracia habitual y da las gracias actuales necesarias para cumplir los deberes de estado. El Orden Sacerdotal da la capacidad para santificar, y da las gracias actuales para cumplir los deberes propios del estado sacerdotal. La Eucaristía es la máxima prueba del amor de Cristo. Es justamente, el sacramento que alimenta y une con Cristo, el sacramento de la transformación en Cristo por el amor (319).

La vida de gracia se puede perder por el pecado. Por eso se explica también un Rollo que sin desanimar, haga caer en la cuenta de las dificultades reales que existen y que pueden surgir, y también se ofrecen unos medios para poderlas superar. No se trata de atemorizar a la antigua usanza, sino de dar una visión de la gracia desde el ángulo del pecado, por contraposición. Pero, ante todo, se trata de una visión de la vida de gracia (320).

Hasta aquí hemos constatado la vida nueva que Jesucristo alcanza y ofrece, la vida de gracia, y también los medios para su desarrollo y crecimiento y la posibilidad de su pérdida. Vamos a ver también cómo se realiza el aprovechamiento de los medios de crecimiento. Hay unas prácticas que son expresión de la vida de gracia y a la vez, alimento de esa vida (321).

¿En qué consiste la vida de gracia?

La vida de gracia consistirá en que vivas los actos de tu cuerpo y de tu alma, avivando la conciencia de su dependencia, sumisión e intimidad con Dios, o sea, orientando tu vida totalmente hacia Dios (322).

Y, ¿Cómo se puede orientar la vida totalmente hacia Dios?

1) Todo el que vive en gracia, por el hecho de vivir en gracia, vive unido, orientado a Dios, aunque no se dé cuenta de ello; como el hombre no deja de ser hombre, aunque no piense en ello.

2) Una orientación más perfecta es no sólo vivir en gracia, sino darse cuenta de lo que es vivir en gracia (323).

Para vivir en gracia, para orientar la existencia totalmente hacia Dios, existen unos medios, unas prácticas de piedad que no son fines, pero sí son medios, que no son la vida en gracia, pero se necesitan para poder vivir en gracia. Estas prácticas de piedad conservan y fortalecen esta vida. Las principales son: ofrecimiento de obras, Meditación, Misa y comunión, visita al Santísimo, rosario, examen de conciencia y dirección espiritual (324).

Estos medios ayudarán a vivir una piedad auténtica y en consecuencia una vida de gracia consciente y creciente hacia la plenitud de vida cristiana. Para ello es preciso una piedad viva que conoce lo que hace, sus motivaciones y su sentido profundo, evitando así caer en la rutina. Una piedad llena de determinación con un deseo que mueve a la acción. Una piedad que lleva a la práctica las ideas y proyectos. Una piedad que orienta toda la vida a Dios por el conocimiento, el amor y el servicio en su Reino (325).

El estilo de la piedad cursillista tiene unas notas características que se proponen como notas de la verdadera piedad:

a) Naturalidad. Consiste en la expresión clara hacia el exterior de la vida sobrenatural de nuestras almas, llevada con sencillez hasta las últimas consecuencias; queremos cimentar nuestro cristianismo sobre una base humana (...).

b) Valentía. Somos valientes porque sabemos exactamente lo que Dios quiere de nosotros y lo que nosotros podemos con Dios, sabemos que en gracia Él y nosotros mayoría aplastante (...).

c) Virilidad. Queremos confesar, sin rubor ni respeto humano, la fe que profesamos. Por esto nuestra actitud en el rezo y en los actos de piedad ha de ser recia y varonil (...).

d) Alegría. Un cristiano en gracia, viviendo su cristianismo de una manera natural, varonil y valiente, hace con su vida realidad, por contraste, la conocida frase: "Un santo triste, es un triste santo". La alegría cristiana es la única auténtica, constante y segura, porque va de dentro a fuera (...)(326).

Esta piedad no es algo individualista y cerrado, sino abierto en proyección apostólica hasta tal punto, que el Rollo Piedad acaba afirmando que la perfección de nuestra piedad es el apostolado. Porque somos generosos para los demás, queremos para los demás lo mejor que nosotros tenemos y porque somos ambiciosos no descansamos hasta conquistar a los demás para que también en ellos viva Cristo (327).

El estudio es la aplicación del entendimiento para aprender una ciencia o arte (328). Ésta es la definición que cualquier diccionario nos puede ofrecer. El hombre se caracteriza por tener: corazón - o sea, sentimiento -, cabeza y voluntad. El cristianismo hace que el corazón quede centrado por la piedad, que la inteligencia quede centrada por el estudio y que la voluntad quede centrada por la acción... Nuestra acción tiene que estar fundamentada por la piedad y orientada por el estudio. El estudio es, pues, la puntería de nuestra acción...(329).

El cristianismo es, ante todo, vida. Y es necesario que revele el sentido de la vida toda, con sus luces y sus sombras. Ahora bien, es necesaria una formación profunda para entenderlo, asimilarlo y poder dar razón de él. El estudio nos ayuda a descubrir las dos concepciones que existen del cristianismo, que responden a dos clases de hombres: El cristianismo burgués y el cristianismo militante. El estudio no sería importante si lo que intentamos es que la gente sea un poco mejor. Pero de lo que se trata es de que las personas sean santas, cada uno en su lugar y circunstancia, viviendo el ideal cristiano auténtico, y eso requiere estudio, un estudio que dé luz al entendimiento y brío a la voluntad (330).

El objeto del estudio es uno mismo y Dios. Conocerse a sí mismo a fondo, sin tapujos, y conocer el plan de Dios sobre uno mismo. Conocer a Dios de verdad, como ser Personal, vivo, que quiere el bien tuyo, superando ideas previas que distorsionan y falsean totalmente la realidad (331).

El estudio no es un fin en sí mismo, sino un medio. El cristianismo se estudia para resolver cristianamente los problemas de la vida y para adquirir una formación apostólica auténtica y bien fundamentada. Formación que consiste en dar forma cristiana a la vida a través de dar forma cristiana a las formas de vida. Se trata de ejercitar y perfeccionar las virtudes cristianas para proyectarlas sobre los demás. De ahí que la formación ha de ser apostólica, y para hacer apostolado es necesaria la formación (332).

Los medios para nuestro estudio son los libros ante todo. Existen muchos libros para formarse bien y por eso no se debe leer cualquier libro bueno, sino solamente los mejores. También sirven para estudiar los círculos de estudio y otros actos semejantes (333).

Como conclusión del punto sobre el estudio hay que afirmar que el estudio es muy importante para la piedad, para evitar caer en sentimentalismos o en superficialidades. Ahora bien, es más importante piedad sin estudio que estudio sin piedad. Cuanta más formación, mejor, aún sabiendo que el estudio es auxiliar de la piedad, y que es más importante ser santo que sabio, aunque lo ideal sería llegar a ser ambas cosas (334).

El tercer pilar de la vida cristiana así como de la recristianización del mundo es la acción, que junto a la piedad y al estudio forman el trípode clásico de Cursillos. Los tres aspectos están íntimamente relacionados ya que la piedad constituye el fundamento y fortaleza, el estudio aporta la habilidad y orientación, mientras que la acción será proyección y efectividad (335).

Para definir la acción apostólica, se realiza una aproximación desde lo general a lo especifico apostólico. Partiendo de la generalidad de que actuar consiste en ejercitar una potencia, se distinguen varios tipos de acción:

En primer lugar la acción humana que es el ejercicio de las potencias humanas: Cabeza, voluntad y sentidos, que nos llevan a la realización de nuestros ideales humanos.

Existe también, como un peldaño más en la escala de las realidades, la acción sobrenatural, que es el conjunto de nuestras posibilidades humanas elevado por la gracia de Dios a la eficacia en el orden sobrenatural. Esta acción puede también llamarse apostólica, porque por deber de estricta caridad las exigencias de la gracia nos llevan forzosamente a cooperar con todas nuestras fuerzas a la dilatación del reino de Dios en las almas.

Al hablar de acción en este Rollo, no nos referimos a la acción humana, sino únicamente a la acción sobrenatural y apostólica, considerada como el ejercicio de la potencia de la caridad (336).

La acción es consecuencia de la vida, y la vida se confirma, estimula y refuerza con la acción. Por consiguiente, la acción apostólica será expresión y proyección de la vida de la gracia, comunicación de Cristo. La acción apostólica viene a ser así la perfección de la piedad, consistente en comunicar la gracia que se vive (337).

La acción apostólica es necesaria en tres dimensiones: Interna y vital para uno mismo, externa y vital para los demás, y esencial en la Iglesia. Es interna y vital para uno mismo porque el apóstol cristiano es potencia de cristiandad, y toda potencia vital, sin acción, se atrofia y muere. La vida es acción y se desarrolla y perfecciona a través de la acción. La vida cristiana se manifiesta en acción cristiana y a la vez requiere dicha acción. Es externa y vital para los demás porque el mundo está corrompido. El mundo se pierde por falta de gracia, de hombres que la vivan con autenticidad, que la encarnen y sepan comunicarla con valentía. En tercer lugar, es esencial en la Iglesia, porque la Iglesia consiste en ir y predicar, vivir y presentar la Buena Nueva del Evangelio (338).

La acción apostólica para ser eficaz precisa una serie de elementos, de cualidades y de métodos. Los elementos que requiere son cuatro: Cabeza, es decir, inteligencia y reflexión para planear la acción; voluntad, es decir, decisión para la realización; brazos, que significan la acción concreta; y, por último, las rodillas, que son el elemento principal, la oración y el sacrificio. Las rodillas son las grandes "palancas" de todo apóstol. Las cualidades de la acción apostólica son: Racionalidad, decisión, valentía, convencimiento, entusiasmo, constancia, y que sea sobrenatural y apostólica. En cuanto a los métodos, se distinguen tres, que son como tres fases de un proceso: Primero, hacer amigos; en segundo lugar, hacerse amigos, es decir, acercarse a ellos, conectar y vivir su verdad; en tercer lugar, hacerlos amigos de Cristo actuando por Cristo, con Cristo, en Cristo y como Cristo. Eso significará no buscarse nunca a sí mismo, sino trabajar sólo por Cristo. Actuar con él a través de una vivencia intensa de la gracia. Actuar en él porque su salvación es universal. Actuar como él, sin distinciones de raza, sexo, clase social, etc. Siempre con una disposición abierta y universal (339).

D. Iglesia.

Esta vida cristiana, la vida de la gracia, que Cristo nos merece y nos ofrece, no se ha de vivir de un modo individualista y aislado. Al contrario, debe vivirse de forma comunitaria, en la Iglesia. Ahora bien, ¿Qué es la Iglesia?

Es la sociedad instituida por Cristo, para hacer perenne sobre la tierra el Misterio de la Redención. La Santa Madre Iglesia que nos guía e ilumina por el camino de esta vida hacia la eternidad (...) La Iglesia de Cristo en la historia, que es como decir la obra tangible, pero real y verdadera de Dios en el hombre. La Iglesia por ser esta proyección de Cristo, es como el camino que nos encamina, verdad que nos clarifica el camino y vida que nos alienta para seguirlo sin desmayo. Cristo sigue en el tiempo y en el espacio su obra redentora en los que viven de Él por la gracia (340).

El mundo está mal, necesita una solución integral, y la solución de sus males está en la Iglesia, porque Cristo está en ella. La tarea de arreglar el mundo es propia de la Iglesia (341). ¿Cómo se puede lograr? ... en un solo quehacer que tiene dos vertientes: Ir transformando las almas dándoles la gracia. Ir transformando el mundo mediante aquellos que viven en gracia. Lo primero corresponde al sacerdote, lo segundo a nosotros los seglares. Sacerdotes y seglares somos Iglesia. Y los unos y los otros tenemos la misión de hacerla avanzar. Los dos perseguimos un mismo objetivo, pero cada uno en su plano...(342).

La misión propia del seglar consiste en llevar a cabo la consagración del mundo. Ello se realiza encarnando a Cristo en todas las circunstancias de la vida, a nivel de familia, de trabajo, de los diversos ambientes de amistad, esparcimiento... Vivir en cristiano, vivir la gracia de un modo consciente en medio de los hombres. No se trata de ser un sucedáneo de clérigo, sino de ser resonancia de la voz de Dios que despierte la inquietud por la verdad en unos ámbitos a los que no puede llegar la jerarquía y que precisan un mensaje hecho vida y testimonio (343).

La misión del seglar tiene unas notas características (344): Es una misión de hombres, sobrenatural, apostólica y jerárquica. Una misión de hombres con personalidad profunda e incisiva y realizando en su vida el milagro de la normalidad (345). Se trata de ser santos con el estilo de cada época y adaptándose al momento que toca vivir. El seglar ha de vivir la normalidad con la fuerza que da la autenticidad y con el empuje del que está enraizado en Cristo. Una misión sobrenatural es trabajar en la construcción del Reino, la propia incorporación total a Cristo por la gracia, y lo demás vendrá por añadidura. Una misión apostólica, para la salvación espiritual del prójimo, viviendo la verdad e incidiendo en los ambientes para que a todos ellos llegue Cristo. Una misión jerárquica porque la jerarquía de la Iglesia significa lo seguro, lo eterno y lo cierto. Secundar con obediencia presta las orientaciones de la jerarquía. Actuar con creatividad en los campos en que se da libertad de movimiento, y plantear siempre las iniciativas y problemas que se susciten.

Cada persona es única e irrepetible y debe dar un testimonio de Cristo que será también único e irrepetible. Hay en el Cuerpo Místico determinadas acciones que sólo de uno dependen y hemos de reivindicar con respecto a ellas una responsabilidad que no cedemos a nadie. El bien que nos incumbe depende de la situación en que nos hallamos colocados y de él no puede encargarse nadie en lugar nuestro (346).

Todos los miembros del Cuerpo Místico, por tanto, tienen una responsabilidad única e intransferible, cada uno la suya. Cada persona es importante, cada persona tiene unos talentos, unas capacidades, unas gracias concretas que Dios le da para colaborar y ser parte activa en la Historia de la Salvación.

Cada cual con sus talentos, sean del tipo que sean y en el grado que sea, ha de sentirse llamado a la transformación del mundo. Todos somos corresponsables y, en consecuencia, todos hemos de ser dirigentes. Ser dirigente no es ser un superdotado o un líder carismático, sino que son dirigentes seglares aquellos que oída la llamada del Señor, se lanzan decididamente a la acción apostólica, con espíritu abierto y equilibrado y un criterio de eficacia sobrenatural. Son los que encarnan a Cristo en el mundo de una manera clara, viva, convincente y verídica. Los que abren brecha y caminos hacia Dios (347).

A la hora de delimitar cómo debe ser el dirigente, se recurre a una cita de San Pío X: Han de ser católicos macizos, convencidos de su fe, sólidamente instruidos en las cosas de la religión, sinceramente adictos a la Iglesia y en particular a esta Suprema Cátedra Apostólica y al Vicario de Cristo en la Tierra; personas de piedad genuina, de varoniles virtudes, de costumbres puras, de vida tan intachable que sirvan a todos de eficaz ejemplo (348).

En esta descripción ya se perfilan una serie de cualidades que no son extraordinarias, ni propias de un cuerpo de élite, sino que derivan del Bautismo. El dirigente, respetando la idiosincrasia y las circunstancias de cada persona, posee estas cualidades o tiende a poseerlas. Se pueden distinguir una serie de cualidades naturales y sobrenaturales que todo cristiano debe poseer, y que en consecuencia, debe poseer todo dirigente seglar. Las cualidades naturales o humanas serían: Conocer el ideal, conocer la realidad, tener disciplina, simpatía, iniciativa y generosidad. En resumen, estas cualidades deben encaminarse a lograr una personalidad profunda centrada en un eje cristiano, ya que el cristianismo no sólo no anula, sino que potencia la personalidad (349).

A la vez, debe poseer unas cualidades sobrenaturales que desarrollan la potencialidad del Bautismo y encaminan a la santidad. Éstas son: Fe viva, humildad verdadera, esperanza y caridad (350).

La vida cristiana, compartida comunitariamente en Iglesia, no es una ilusión que se experimenta en los tres días del Cursillo, sino el camino certero de realización personal que se ha de proyectar más allá del Cursillo. El Cursillo no puede quedarse en una simple experiencia de fin de semana que se recordará con cariño. El Cursillo es la puesta en marcha de una nueva vida, o el cambio de ritmo si ya se vivía en gracia. La vida comienza con el cuarto día, que supone la vuelta a la realidad concreta, al ambiente donde cada uno desarrolla su existencia. Es muy importante la continuidad, la perseverancia, que viene explicada en los dos últimos Rollos: El cursillista más allá del Cursillo y Seguro total (351).

La perseverancia se fundamenta en dos pilares: El contacto con Cristo y el contacto con los hermanos. El contacto con Cristo es continuo por la vida de gracia y se intensifica a través de la oración y de la recepción de sacramentos. El contacto con los hermanos se asegura a través de la Reunión de Grupo, que servirá para abrir horizontes espirituales, estimular en el apostolado, acentuar el espíritu de equipo, y en definitiva, posibilitará un trabajo más eficaz en la extensión del Reino (352).

Para mantenerse perseverantes hay que evitar dos peligros: Creerse algo, y no creerse nada. Creerse algo significa perder de vista que junto a la misión apostólica que tenemos encomendada, somos instrumentos inútiles en manos de Dios y que debemos dejarle actuar a través de nuestra vida. No creerse nada es rendirse ante las dificultades, pecar contra la esperanza, olvidar que con Cristo lo podemos todo (353).

La perseverancia tiene tres dimensiones que vienen a consistir como en tres especies de imperativos(354). Lo que ha de ser el cursillista, lo que ha de tener el cursillista y lo que ha de saber el cursillista. El cursillista ha de ser cristiano. Ser cursillista es ser cristiano. Militante de la causa de Cristo. Continuador de la obra de Cristo con los procedimientos de Cristo (...). El cursillista debe ser un testimonio vivo del Evangelio de tal manera que a través de él, Cristo se manifieste a los demás vivo, normal y cercano (355).

El cursillista ha de tener un concepto claro del ideal que mueve su vida, para lograr que toda la vida marche al ritmo de la Iglesia y ha de tener un concepto claro de la realidad, querida o permitida por Dios, para estudiarla, buscar soluciones, y llegar a su transformación.

En tercer lugar, el cursillista ha de saber que la dimensión apostólica no es idéntica en todos los cristianos, aunque todos deben sentirse responsables y todos deben colaborar no olvidando que actúan a las órdenes de la Jerarquía, por la voluntad del Papa, en la edificación del Cuerpo Místico de Cristo (356).

La perseverancia, por tanto, tiene unos fundamentos y unas dimensiones, pero requiere y se alcanza a través de unos medios concretos, que consisten principalmente en la Reunión de Grupo. La Reunión de Grupo es el segundo momento de los Cursillos de Cristiandad. En ella el Cursillo se hace perenne y el cristianismo se hace constante; todo lo que se vive en cristiano debe convivirse. La Reunión de Grupo no es sino un cauce para convivir el cristianismo que cada uno vive o intenta vivir (357).

Abundando en la importancia y necesidad de la Reunión de Grupo, se llega a afirmar que la forma más profunda de convivencia es la amistad. Por ello la reunión de grupo es la amistad llevada al terreno de lo trascendente: La amistad convertida en gracia actual permanentemente(...). No es la reunión de grupo un simple medio de perseverancia puesto que ella es también necesaria al que perseveraría sin hacerla. Su entraña está dentro de lo esencial cristiano, en la experiencia de la comunión de los santos. Es necesario hacer reunión de grupo para posibilitar a cada uno lo que precisa: La convivencia normal, perenne y jubilosa de nuestro vivir en cristiano. Introducir a cada cristiano en una circunstancia de potencia santificante que le sirva de impulso y medida de su ser cristiano (...). La reunión de grupo es el lugar, el modo y el instrumento donde se perfilan y se concretan la verdad, práctica, triunfal y formidable de nuestro cristianismo católico y apostólico (358).

Por tanto, la Reunión de Grupo tiene una doble faceta: Es, ciertamente, un medio de perseverancia. Pero no sólo es eso, es también la circunstancia que posibilita la experiencia de la comunión de los santos, la experiencia de comunión eclesial (359).

La Reunión de Grupo reúne unas notas constitutivas, informadas por una fe viva, que son las siguientes: Regularidad, seriedad, sigilo y sinceridad (360).

La conclusión de este Rollo presenta la Reunión de Grupo como la solución de todos los problemas y una solución al alcance de todos, por complicada que uno tenga la vida (...) es la solución que ofrece al mundo ahora el cristianismo por medio de los Cursillos (361).

E. Mundo

Desde el encuentro profundo con Cristo, el hombre comienza una nueva vida, la vida de gracia, vivida en el seno de la Iglesia, comunitariamente. Pero no acaba ahí el proceso. Hay que proyectarse hacia la transformación del mundo. Hemos visto cómo la misión del seglar era la consagración del mundo (362), encarnando a Cristo en todas las circunstancias. Nos referimos al mundo en cuanto humanidad, personas concretas que configuran los diferentes ambientes.

Ambiente es el conjunto de ideas, personas y circunstancias que concurren en un determinado tiempo y lugar (363).

Es muy importante ganar el ambiente, y para eso se precisa un plan de trabajo que abarque tres frentes: Uno mismo, los compañeros, y el ambiente. La lucha para la conquista de sí mismo es la que exige mayor valentía y esfuerzo. En primer lugar se necesita una voluntad fuerte y decidida, con total intensidad. Seguidamente, hay que poner las rodillas, que son las palancas del apóstol, ya que la fortaleza se hallará en el Sagrario, y el principio y fundamento de la acción es la oración. En tercer lugar, se requiere inteligencia, para proceder con tacto, decisión y acierto. Por último, se requiere corazón, un corazón grande y humano, que lleve a conectar con todos y adaptarse a todos con el fin de ganarlos a todos para Cristo (364).

El segundo frente es el de los compañeros, que, de mayor a menor religiosidad, podríamos distribuir de la siguiente manera (365):

CATÓLICOS QUE CREEN EN DIOS; AMAN A DIOS Y QUIEREN HACER BIEN

a) Auténticos: Prácticos, piensan y obran en católico.

Los hay en todo el mundo, ya que si no, éste se habría hundido. Son los que dan valor cristiano a la vida y valoran las cosas por el único valor que vale. Son los santos a lo 19... que saben andar por la vida pisando fuerte. Son la encarnación de lo pretendido y los que en todas las circunstancias dan una respuesta auténtica según las exigencias de su cristianismo.

b) Quietistas: Piensan en cristiano y saben a poltrona.

Son los que no se comprometen, quieren hacer el bien sin molestarse mucho.

c) De prácticas: Orantes, besa-altares, chismosos: El beaterio.

d) Honrados: Se llaman y lo son... menos en lo que dejan de serlo. Sus despistes son para ellos una situación de excepción.

Como común denominador a estos católicos que quieren hacer el bien podemos ponerles el de que procuran ser siempre católicos.

CATÓLICOS QUE CREEN EN DIOS, AMAN A DIOS Y QUIEREN ESTAR BIEN.

a) Por pica: Sólo las tardes de toros. Son individuos que para cumplir sus obligaciones como cristianos tienen que ser empujados por alguna persona o circunstancia que los espolee. La pica puede ser sacerdotal, materna, paterna, fraterna, familiar, del profesor, patronal, militar, del amigo, de la novia, epistolar, etc.

b) Consortes: Sucede que cuando un individuo se cree que el dárselas de piadoso le hará ganar puntos ante una chica que le interesa o ante su suegra, hará lo que aquél que mientras cortejó asistió todos los domingos a la Misa mayor y desde el día de la boda dejó de asistir a las Misas mayores y a las otras.

c) De santa Bárbara: Son aquellos para los cuales el cristianismo es un recurso para casos de emergencia. Necesitan tres relámpagos para decidirse a rezar.

d) De santa Rita: Abogada de los imposibles... todos conocemos lo 'devotos' que se vuelven los estudiantes cuando llegan los exámenes y cómo acuden a santa Rita para complicarla en la pereza que han tenido todo el curso.

e) De san Pancracio: Por la cuenta que les tiene. Este santo estuvo muy de moda cuando a raíz del 'estraperlo' los alimentos no sobraban. Se dice que hasta había alguien que repartía sus ganancias, de esta forma obtenidas, con el santo, para que siguiera la racha.

f) De san Antonio: Conocida es la fama de este santo como agente de arreglos matrimoniales, y el número de cirios que le encienden las solteras y los solterones va en relación directa a las exigencias y la edad.

g) Por ironía: Compadecen el criterio católico: Les da mucha lástima: Aunque si fueran sinceros reconocerían que ser un ser superior resulta muy aburrido.

h) Por postín: Misas de lujo del domingo combinadas con estreno, paseo y vermut.

i) Con hipótesis: Son los que no tienen la suficiente energía para querer de veras, pero tienen la suficiente para dolerse de no haber querido.

j) De medallas: Creen que el pabellón cubre la mercancía, vienen a ser lo mismo que poner una etiqueta de ginebra a una botella de lejía.

k) De cofradías: Se creen que porque tienen una vesta de mucha solera y asisten con ella a la procesión de Semana Santa, ya han cumplido y colmado todas sus obligaciones religiosas. La verdad es que a estas procesiones acude toda clase de gentes, incluso hay quien dice, que este día la brigadilla de policía está más tranquila porque la mayoría de los ladrones está en la procesión.

Como común denominador a estos católicos que quieren estar bien podemos ponerle el que procuran a ratos ser católicos, son los de las dos velas.

CATÓLICOS QUE CREEN EN DIOS, PERO NADA MÁS

a) De cuello duro: Los del último grito. Son los que su única preocupación está centrada en la última novedad o imbecilidad del día.

b) De cuero duro: Han endurecido tanto su conciencia que ya no registran los fallos.

c) De lengua sucia: Hacen circular toda clase de chismes sin preocuparles lo más mínimo el daño que puedan hacer.

d) De lentes negros: Estos tienen ya la intención más torcida. Saben del cristianismo 'folklórico'. Tienen una gran devoción a una imagen determinada y están siempre dispuestos a partirle la cara al devoto de una imagen 'rival'.

Común denominador: diremos que éstos son católicos por descuido.

NO CREEN PORQUE IGNORAN A DIOS

Conviene que nos fijemos con especial atención en este sector del frente ya que es la cantera de donde pueden salir, y de hecho han salido, los mejores dirigentes. Son los que no creen con tanta facilidad como los demás porque no les satisface un Cristo minimizado e inauténtico y que no les exige todo lo que ellos serían capaces de dar. Pero cuando se encuentran con todas las reales y posibles dimensiones del Evangelio, entonces se entregan totalmente.

a) Los despreocupados: Hicieron la primera comunión... Lo que debería haber sido la alternativa que los lanzara a crecer cada día más en Cristo, se convierte en el último punto de referencia de su cristianismo.

b) Los descarriados: Los siete pecados: Encuadernados si son acaudalados y sin encuadernar si son sin caudal. Esto casi no necesita explicación: cuando se tiene plata se procura revestir con cierta elegancia los pecados, para camuflarlos a los ojos de los demás y hacerlos más aptos a las sensibilidades delicadas (...).

c) Los ególatras: Son los que ante las exigencias del cristianismo escogen las verdades que les gustan y echan por la borda las demás. Ante los mandamientos se comportan igual que ante una confitería escogiendo bombones, escogen los que les gustan y les son cómodos y dejan los demás. A los que son huérfanos les suele venir muy bien cumplir el cuarto mandamiento.

1) Los hay que lo son por ignorancia: Puede darse el caso de que algún individuo que no acostunbra a ir nunca a Misa, y que decide ir una vez al mes, crea que con ello cumple sobradamente con lo preceptuado.

2) Otros lo son por comodidad: Ven las cosas de religión a través del prisma de su comodidad. El domingo no van a Misa porque por la mañana ha llovido y por la tarde tienen que ir al cine.

3) Bastantes lo son por conveniencia: Ya que prefieren no enfrentarse con la verdad para no tener que modificar su conducta.

4) Algunos por conciencia laxa: Gradúan su conciencia a través de las circunstancias que atraviesa, encontrando siempre una razón para sus calculadas sinrazones.

d) Los ateos con Dios: Creen que cada milímetro que falla un cura les excusa a ellos el fallo de un kilómetro. Dios quiere que aceptemos la verdad aunque venga por unos conductos no siempre perfectos (...).

e) Los matones: Lo mismo les da cantar una "saeta" que romper la cara al primero que les contradice.

Si hemos de agruparlos por un mismo común denominador podremos decir de ellos que no son católicos por el cuidado de no serlo.

NO CREEN PORQUE ODIAN A DIOS

a) Ateos prácticos o equivocados: Los que prácticamente la religión no les interesa para nada. Nunca han colocado el problema religioso en el primer plano de su conciencia.

b) Ateos intelectuales o teóricos: Son los más peligrosos porque emplean su inteligencia para intentar matar la idea de Dios en la mente y en el corazón de los demás. Afortunadamente de éstos hay muy pocos. Es difícil dar con un ateo químicamente puro. Siempre se cree en algo: El que no cree en Dios no es extraño que crea en un pelo de elefante o en un buda de marfil.

Común denominador: No católicos de cuidado.

Una vez examinada la amplia panorámica de los posibles compañeros que nos encontraremos, veamos la táctica para poderlos conquistar, que contiene los mismos elementos que la del primer frente, pero en distinto orden. Lo primero será apuntar al corazón. Hay que empezar ganando el corazón con comprensión, con delicadeza y amor. Seguidamente se pasa a la inteligencia, que no será tan difícil si tenemos en cuenta que se trabaja sobre personas bautizadas. En tercer lugar, se trata de "imantar" la voluntad; no forzarla ni presionarla, sino motivarla, invitarla al seguimiento de Jesucristo. Una vez conquistados corazón, inteligencia y voluntad, caerán de rodillas por la gracia de Dios (366).

El tercer frente, el del ambiente, es una consecuencia de que el primero y el segundo estén en funcionamiento. Para transformar los ambientes, habrá que penetrarlos con la gracia de Dios y con todas las capacidades humanas de que se disponga (367).

Transformar los ambientes no es tarea fácil, y menos realizándolo a título personal, con un trabajo individualista de francotirador. Es preciso colaborar desde la Iglesia, integrándose y participando en una "cristiandad en acción". Podemos definir una cristiandad en acción como un núcleo de cristianos en gracia, que conviven en un clima que hace posible el que se viva y se propague el Evangelio en el mundo(368).

Un "núcleo de cristianos" quiere significar un grupo de personas que se conocen a fondo, que conviven como hermanos, que admiran la obra de Dios en cada uno, y en consecuencia, que se profesan una profunda amistad. Estos cristianos, para vivir en gracia, necesitan del esfuerzo personal en todo momento, de la ayuda de los hermanos, y por encima de todo del "regalo del Señor" que llega a través de los dos medios anteriores, y en ocasiones, de manera directa (369).

Estos cristianos conviven, es decir, comparten la vida unos con otros. Esta convivencia tiene varias finalidades: Mantenerse en la vida de gracia, impulsarse mutuamente en el peregrinar, y lograr una mayor eficacia en la actividad apostólica siguiendo la orientación del mismo Señor, que envió a predicar de dos en dos y no individualmente (370).

El clima de la convivencia de estos cristianos es tal, que posibilita el que se viva y se propague el Evangelio (371). Posibilita la vivencia del Evangelio porque desaparecen las diferencias de clase, color, procedencia,... por la fuerza de la caridad de Cristo. Posibilita que se produzcan milagros morales continuamente; que se viva en una alegría continua propia de la buena relación entre una gran familia, y por último que todas las realidades de la vida se contemplen desde la fe en relación con Dios.

También hace posible que se propague el Evangelio en medio del mundo porque un testimonio de vivencia evangélica es de por sí sumamente atractivo. Por otra parte, el convivir y compartir con otros cristianos da fuerza para trabajar apostólicamente al contemplar el testimonio y esfuerzo de los demás. Ser miembro de un núcleo de cristianos también ayudará a perder respetos humanos, el miedo a fracasar o a hacer el ridículo, y ayudará asimismo a no enorgullecerse o envanecerse por los éxitos, y por último, facilitará la comunicación y apoyo desde la oración y el sacrificio de todos (372).

Hemos analizado qué es una cristiandad en acción. Veamos ahora cómo actúa y qué logra (373). Debe actuar en tres niveles: Individual, de grupo y de comunidad. A nivel individual, cada uno en su lugar, es decir, trabajando cada uno en el lugar en que Dios le ha puesto a nivel profesional, familiar; en segundo lugar, a nivel de grupo pequeño, con los más amigos, con lo que será la Reunión de Grupo; en tercer lugar, a nivel comunitario, en conexión con todos, ya que los grupos pequeños no son cotos cerrados, y a ejemplo de la primera comunidad cristiana de Jerusalén (374) se trata de compartir comunitariamente toda la vida. Esto se hace en la Ultreya, que es la reunión de las Reuniones de Grupo.

Los logros que puede alcanzar una cristiandad en acción son los que Cristo mismo anuncia y ofrece al afirmar: Haréis las mismas cosas que yo y aún mayores (375). Podemos enunciar las siguientes: Conversión de muchas personas a través del Cursillo, cristianización de muchos ambientes a través de la acción de los cursillistas, mejora que se produce en el mundo al mejorar muchas personas de entre las que lo componen, crecimiento de la Iglesia, y como consecuencia de todo ello, la alegría del Señor que alegra nuestra vida y que se alegra al contemplar la conversión de muchas personas y su entrega generosa.

En la conclusión todo rezuma optimismo y esperanza:

Tenemos una concepción triunfal del cristianismo, no por capricho, sino por experiencia teologal, porque es la única verdadera, y porque la experiencia nos lo confirma cada día. Cristo se abre paso entre quienes le buscaban llamándole con un nombre falsificado. Y seguirá abriéndose paso arrollando sin herir a todo lo que queda por santificar. No dudamos en tener esta esperanza cierta y activa de que al final el triunfo será nuestro, porque será de Cristo. Y no nos conformamos con un final lejano y distante, sino que con nuestro esfuerzo alegre procuramos acelerar al máximo la plenitud del triunfo de Cristo. Y sabemos que los hombres buscan a Dios, por mucho que lo disimulen. Sabemos que, si nosotros no le fallamos, Dios acudirá a la cita[...] (376).


Nota_262 Cf. LBMCC, pp. 21-26.

Nota_263 Cf. STRO, Ideal; MD, pp. 99-102.

Nota_264 Cf. MD, 99-102. Esta Meditación trata de enfrentar al hombre a su propia realidad y de que busque y encuentre la solución que pasará por orientar el futuro desde la autenticidad y coherencia consigo mismo. Cf. IF p. 186; IFA, p.145.

Nota_265 Cf. STRO, Ideal, p. 9-10.

Nota_266 Cf. STRO, Ideal., pp. 12-13. El Rollo está inspirado en la obra de Manuel García Morente, Ser y vida del Caballero Cristiano, Madrid 1945. Este Rollo trata de propiciar en el cursillista la conciencia de la necesidad de tener un ideal en la vida para poder ser hombre auténticamente. Cf. MD, pp. 112-114; IF, p. 189.

Nota_267 Cf. el capítulo  sobre los Fundamentos doctrinales de este trabajo.

Nota_268 Cf. MD, p. 146.

Nota_269 Jn 1,26.

Nota_270 MD, p. 148.

Nota_271 MD. p. 148.

Nota_272 MD. p. 148.

Nota_273 MD, p. 102.

Nota_274 Cf. Lc 15, 11-32.

Nota_275 MD pp. 102-103. Es curiosa la aplicación que se hace de la parábola del Hijo Pródigo a Cristo. Es la primera vez que encontramos una interpretación en que se aplique a Cristo la figura del padre bondadoso. En IFA, se aplica ya a Dios Padre.

Nota_276 Cf. MD, p. 107.

Nota_277 MD, p. 149.

Nota_278 Cf. Mt 22, 15-46; Jn 8, 1-11, etc.

Nota_279 Cf. Lc 5, 21-22; 7, 39 ss; 9, 46-48; Jn 1, 47; 6, 71.

Nota_280 Cf. MD, pp. 108-110; Mc 10, 17-22; Mt 26, 50; Lc 22, 61.

Nota_281 MD, p. 149.

Nota_282 Mt. 28, 18.

Nota_283 L. OTT, Manual de Teología Dogmática, sexta edición revisada, Barcelona 1968, pp. 274-276.

Nota_284 MD, p. 149.

Nota_285 J. Rivera; J. M. Iraburu, Espiritualidad católica, Madrid 1982, pp. 116-121; M. González Gil, Cristo, el misterio de Dios, Madrid 1976, pp. 380-381.

Nota_286 GS, n 22.

Nota_287 MD, p. 183.

Nota_288 Cf. MD, pp. 183-185.

Nota_289 Cf. Jn 15, 16.

Nota_290 Cf. Jn 15, 5.

Nota_291 Cf. Jn 17, 17.

Nota_292 Cf. Jn 17, 20.

Nota_293 Cf. Jn 16, 33.

Nota_294 Cf. MD, pp. 156-158.

Nota_295 MD, p .157.

Nota_296 Cf. MD, pp. 158-164.

Nota_297 MD, p. 161.

Nota_298 Cf. LG, cap. V.

Nota_299 Cf.  apartado B del capítulo 5º de la primera parte de este trabajo.

Nota_300 MD, p. 119.

Nota_301 MD, p. 121.

Nota_302 Cf. MD pp. 122-126.

Nota_303 Cf. MD pp. 120-126

Nota_304 Cf. II Pe 1,4. De este poder nos han venido los bienes prometidos, bienes de un valor incalculable, ya que nos hacen participar de la naturaleza divina...

Nota_305 Cf. MD pp. 123-124. La explicación que da el esquema sobre la participación de la naturaleza divina dice que el alma, con la gracia habitual, no sólo queda limpia de pecado, sino que participa de la naturaleza de Dios, ya que la gracia nos hace capaces de conocerle y amarle como él se conoce y ama, y puesto que la naturaleza de Dios consiste en conocerse y amarse, el participar de este conocimiento y este amor es participar de su naturaleza. El hombre puede llamarse 'deificado', 'endiosado', porque...

- los minerales se asemejan a Dios como SER;
- las plantas y animales, como SER VIVO;
- el hombre y el ángel, como SER VIVO INTELIGENTE;
- el alma en gracia, COMO DIOS.
Consecuencia: Somos dioses. Estimar nuestra mayor dignidad.

Nota_306 Cf. Jn 14, 23: Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos morada; I Cor 3,16: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?; Cf. Rom 5,5; 8, 11; I Cor 6, 9.

Nota_307 Cf. I Cor 7, 12: Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a p esar de su número, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo; Jn 15, 5: Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; quien permanece en mí, y yo en él, da muchos frutos. Separados de mí, nada podéis hacer.

Nota_308 Cf. Rom 8,15 ss.: No habéis recibido un espíritu de siervos para recaer en el temor, antes habéis recibido el espíritu de adopción por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos, herederos de Dios, coherederos de Cristo; Cf. Gal 4,5 ss.; Jn 1, 12 ss.

Nota_309 Cf. MD p. 126.

Nota_310 Cf. MD pp. 132-133.

Nota_311 Cf. Jn 15, 15: Sin mí, nada podéis hacer.

Nota_312 MD p. 135.

Nota_313 Cf. MD, pp. 134-135. El ejemplo es un poco exagerado por la cosificación que refleja. Llega a decir textualmente que la gracia actual es la chispa (luz y calor - ilumina y fortalece) que provoca el movimiento - acto sobrenatural. Aunque los ejemplos son siempre imprecisos pese a que nos ayudan a entender y hay que ser comprensivos con ellos, éste se nos antoja demasiado cosificador. Por otra parte, puede dar la sensación de que la gracia habitual sea algo estático que se pone en marcha por la gracia actual. La gracia habitual es "habitual" ciertamente, pero no es algo estático, sino que renueva continuamente al hombre. La santificación, divinización y participación de la naturaleza divina comportan un dinamismo continuo. Ello no impide que haya auxilios sobrenaturales transitorios, que eleven determinados actos del entendimiento o de la voluntad de la persona.

Nota_314 Cf. MD p. 136.

Nota_315 MD p. 136.

Nota_316 Cf. MD p. 157. En las notas previas al esquema, dentro del objetivo del Rollo, se explica que hace ver cómo la gracia habitual, en la actual economía de la Providencia, se adquiere, conserva y aumenta, normalmente, a través de la práctica de 'algo', con lo que orienta la vida del cursillista hacia una piedad de tipo visible y jerárquico, de cara al tercer día. En la expresión 'algo', volvemos a encontrar cosificación.

Nota_317 MD p. 157.

Nota_318 MD p. 158.

Nota_319 Cf. MD, pp. 158-164.

Nota_320 Cf. MD p. 169. El planteamiento de este Rollo es sumamente pedagógico y avanzado para la época. Cuando se hacía tanto hincapié en el pecado y en los novísimos a través de las Misiones populares y los Ejercicios Espirituales, aquí se explica el pecado muy en relación a la gracia, como bloqueo, como ausencia de la gracia, pero dando prioridad a la realidad de la gracia en el enfoque. También se insistirá en que la visión del pecado no sea de tipo individualista, sino que se les debe hacer sentir la responsabilidad apostólica Ib. p. 170. Aquí se apunta ya una repercusión comunitaria y social en el pecado, bastante ausente en aquellos años.

Nota_321 Cf. MD pp. 192-193. En la introducción de este Rollo, queda muy resaltada su relación con el de Gracia habitual y se insiste en destacar la importancia de las prácticas como alimento y expresión de la gracia.

Nota_322 MD p. 194.

Nota_323 MD p. 194.

Nota_324 Cf. MD pp. 195-199. El Rollo Vida en gracia se centra sobre todo en la piedad, pero en rigor se trata del conjunto de la vida cristiana. Por eso engarzamos en él los tres Rollos que corresponden a Piedad, Estudio y Acción, que componen el conjunto de la vida cristiana y que integran el famoso trípode cursillista que se plasma en la Hoja de servicios. En el Rollo Piedad del Secretariado de Texas, se enumeran los elementos de la piedad y casi coinciden con los que enumera el MD en Vida cristiana. Anotar como diferencias, que el primero contempla como elementos de piedad la Hora Apostólica, Sabatina, Retiro espiritual y Ejercicios espirituales, que no tiene el segundo; mientras que el segundo añade la Dirección espiritual, que no contemplaba el primero.

Nota_325 Cf. STRO, Piedad, pp. 12-13.

Nota_326 STRO, Piedad, pp. 13-17.

Nota_327 STRO, Piedad, p. 18.

Nota_328 STRO, Estudio, p. 8.

Nota_329 STRO, Estudio, p. 8.

Nota_330 Cf. STRO, Estudio. pp. 8-9.

Nota_331 Cf. STRO, Estudio. pp. 11-12.

Nota_332 Cf. STRO, Estudio. pp. 12-13.

Nota_333 Cf. STRO, Estudio. p. 13. Cita tres libros de entre otros muchos que son aptos para la formación: El valor divino de lo humano, de Jesús Urteaga; Eleva tu corazón, de Fulton Sheen y El Señor, de Romano Guardini.

Nota_334 Cf. STRO, Estudio. p. 14.

Nota_335 Cf. STRO, Acción, p. 8.

Nota_336 STRO, Acción, p. 8.

Nota_337 STRO, Acción, p. 8.

Nota_338 Cf. STRO, Acción, pp. 9-10. En el MD, lo encontramos en las pp. 166-167. La necesidad de la acción apostólica se concreta ahí sólo en los dos primeros puntos: Vital para nosotros y vital para los demás. Queda suprimido el punto tercero, que trata de lo vital que es para la Iglesia.

Nota_339 Cf. STRO, Acción, pp. 10-19. En el MD, pp. 168-169, no se habla tan contundentemente del no reparar en conveniencias ni en clases sociales. Lo orienta hacia el aprovechar las circunstancias y en obrar con naturalidad. Y después del como Cristo, añade un nuevo punto: En la Iglesia de Cristo, que centra en la colaboración con la Jerarquía.

Nota_340 STRO, El Seglar en la Iglesia, p. 7; el MD, pp. 128-129, en el esquema correspondiente a este Rollo, al responder a la pregunta ¿qué es la Iglesia?, enumera cinco apartados en los que queda claro que es el instrumento para aplicar a lo largo de la historia los frutos de la redención, es el Cuerpo Místico de Cristo del que todos formamos parte, pero remarca asimismo que es el Reino de Dios en la tierra bajo el gobierno de la autoridad apostólica, y que es sociedad verdadera; constituida jerárquicamente. Estos dos últimos puntos no están en la definición descriptiva del Rollo más antiguo que conservamos del Secretariado de Texas. Demuestra que al redactar el Manual, todo adquiere un tono más clericalizado y se resalta la dimensión jerárquica.

Nota_341 Cf. STRO, El Seglar en la Iglesia. p. 7.

Nota_342 STRO, o. c., p. 7.

Nota_343 Cf. STRO, Acción, p. 9.

Nota_344 Cf. STRO, Acción, pp. 9-11.

Nota_345 STRO, o. c., p. 9. Esta insistencia en la "normalidad" se debe a que en aquel momento la vida cristiana era cosa de minorías selectas o de mujeres. El Movimiento de Cursillos de Cristiandad pretende encarnarse en todos los ambientes, y eso supone adaptarse y vivir la gracia con naturalidad y normalidad.

Nota_346 STRO, o. c., p. 11. Esta misión del seglar en la Iglesia deriva del Bautismo y la Confirmación. Esto no consta en STRO, aunque sí figura en MD, p. 129. La idea de esta cita, que debe interpretarse en la línea de la Mystici Corporis, se puede contemplar también como anticipo de la Lumen Gentium, y de la afirmación de que el apostolado seglar es un derecho-deber que emana del Bautismo.

Nota_347 STRO, Dirigentes, p. 7. Es muy interesante este planteamiento de que no hay clases entre cristianos y que todos pueden y deben ser dirigentes. Dirigente es todo el que influye en su ambiente a través de una vida auténtica y comprometida.

Nota_348 S. PÍO X, Il fermo proposito Colección de Encíclicas 1041, 10.

Nota_349 Cf. STRO, Dirigentes, pp. 8-11. El resumen final es una aplicación de la consabida tesis de que la gracia no anula la naturaleza, sino que la eleva.

Nota_350 Cf. STRO, Dirigentes. pp. 11-14.

Nota_351 El cuarto día es como se conoce en el argot cursillista el día siguiente al cursillo y toda la vida que sigue. El aspecto de la perseverancia es tratado en estos dos Rollos. En los esquemas de Texas se finaliza con Seguro Total, mientras que en MD, el orden es el inverso.

Nota_352 Cf. STRO, El cursillista más allá del cursillo, p.9. A la hora de hablar del contacto con Cristo como fundamento de la perseverancia, el MD, pp. 214-215, además del contacto por la vida en gracia, por la oración y por los sacramentos, añade un cuarto aspecto: El contacto con Cristo a través de la Jerarquía, que es Cristo viviente entre los fieles.

Nota_353 Cf. STRO, El cursillista más allá del cursillo, p. 8. La frase cursillista típica para expresar que con Cristo se puede todo es Cristo y nosotros somos mayoría aplastante.

Nota_354 Cf. STRO, El cursillista más allá del cursillo, pp. 9-12.

Nota_355 STRO, El cursillista más allá del cursillo, p. 9.

Nota_356 STRO, El cursillista más allá del cursillo, p. 11.

Nota_357 STRO, Seguro total, p. 6. Este es el último Rollo del Cursillo y debe constituirse en el puente entre Cursillo y postcursillo, por lo que tiende a abrir el camino de la perseverancia. Se trata de asegurar la continuidad y de dejar claro que el cuarto día es cuando comienza el Cursillo de verdad. A la Reunión de Grupo, de la que trata este Rollo, se le ha dado tanta importancia como al cursillo mismo, pues ofrece la clave de la perseverancia, que a todos preocupa MD, p. 208.

Nota_358 STRO, Seguro total, pp. 6-7.

Nota_359 Es interesante este matiz de comunión eclesial vivida en pequeña comunidad. No se trata sólo de apoyarse ante las dificultades exteriores, sino sobre todo de potenciarse y vivir la comunión en profundidad.

Nota_360 Cf., STRO, Seguro total, p. 10.

Nota_361 Cf., STRO, Seguro total, p. 14.

Nota_362 Cf. sección D de la Descripción teológica del Cursillo de este trabajo.

Nota_363 STRO, Estudio del ambiente, p. 7. El considerar el apostolado como proyección en los ambientes es un elemento genuino de los Cursillos de Cristiandad. F. Forteza, en Historia y Memoria de Cursillos, p. 20, hablando del nacimiento del método, recoge y sintetiza la idea: Efectivamente, el considerar que la realidad se mueve más por ambientes que por estructuras, organizaciones o clases, y que hace falta un profundo conocimiento del ambiente propio para transformarlo, distinguiendo muy bien quienes configuran el 'ambiente' propiamente dicho - o 'la masa'-, centrándose en los primeros y aplicando una estrategia muy diferenciada según permanezcan éstos en el ámbito del 'nosotros' o de 'los otros', constituye la espina dorsal del posterior movimiento de Cursillos cuando es genuino.

Nota_364 Cf. STRO, Estudio del ambiente, pp. 7-8.

Nota_365 STRO, Estudio del ambiente, pp. 9-12. Considero conveniente transcribir este elenco completo porque supone - pese a lo anecdótico -, una clasificación exhaustiva de las personas que configuran los ambientes. Aunque refleja algunos elementos y tics típicos de los años cuarenta, no obstante en su conjunto es aplicable a cualquier época en cuanto al análisis que realiza de las actitudes.

Nota_366 Cf. STRO, Estudio del ambiente, p. 12.

Nota_367 Cf. STRO, Estudio del ambiente, pp. 12-13.

Nota_368 STRO, Cristiandad en acción p. 6. Los iniciadores del Movimiento de Cursillos de Cristiandad concluyeron que el apostolado podía tener una triple concepción y polarización en tres actitudes, no opuestas, pero sí distintas, en la orientación del esfuerzo: 1) La de aquellos que trabajan "por salvar almas"; 2) La de quienes se desviven por "especiales y concretas organizaciones", y 3) La que ellos vislumbraban y deseaban encontrar, es decir, "la de construir, hacer cristiandad". CCIRC, pp. 66-67.

Nota_369 Cf. STRO, Cristiandad en acción, pp. 6-9.

Nota_370 Cf. STRO, Cristiandad en acción, pp. 9-11.

Nota_371 Cf. STRO, Cristiandad en acción, pp. 11-14. Una de las características de este Movimiento es la heterogeneidad, como veíamos anteriormente,  en el apartado D del cap.3 . Se trata de hacer viva la comunidad cristiana, donde han de poder convivir personas diferentes en la edad, cultura,... sin que ello sea obstáculo para vivir la fraternidad evangélica. Este es un testimonio que deben dar las comunidades cristianas, y que tiene plena actualidad. Ya no se trata de un testimonio evangélico a nivel individual. Se precisa un testimonio comunitario de que es posible vivir el Evangelio compartiendo la vida, en fraternidad, en medio de un mundo competitivo, egoísta e insolidario.

Nota_372 La palabra que usa el texto de este Rollo es intendencia, que es como se conoce en el argot cursillista primitivo la oración y los sacrificios por una determinada intención.

Nota_373 Cf. STRO, Cristiandad en acción, pp. 14-17.

Nota_374 Cf. He 2, 42 ss.

Nota_375 Cf. Ju 1,50

Nota_376 STRO, Cristiandad en acción, p. 17.