6. ¿UN MOVIMIENTO EVANGELIZADOR?

A. Esencia, finalidad y método de los Cursillos de Cristiandad.

Para estudiar este punto procederemos desde los inicios, examinando las publicaciones más significativas del Movimiento, desde El cómo y el porqué, que es el estudio más antiguo, hasta Ideas Fundamentales, que es el más reciente de que disponemos.

Entienden los iniciadores que participaron en la realización de El cómo y el porqué que la esencia de los Cursillos consiste en el contenido vivo y vital de los mismos, lo fundamental, específico e invariable de ellos, el núcleo esencial que es a un tiempo su razón de ser, la causa de su eficacia y el origen de sus características. En este sentido, la esencia de los Cursillos de Cristiandad no es sino la esencia del cristianismo, el contenido vivo de lo cristiano, el alma del cristianismo que anima e informa todos los actos y todos los momentos de un Cursillo (125).

Más adelante, se encontrarán con la dificultad de definir en qué consiste la esencia del cristianismo, pero tendrán una ayuda incomparable en Romano Guardini, que sintetiza magistralmente la cuestión: El cristianismo no es, en último término, ni una doctrina de la verdad ni una interpretación de la vida. Es eso también, pero nada de ello constituye su esencia nuclear. Su esencia está constituida por Jesús de Nazaret, por su existencia, su obra u su destino concretos; es decir, por una personalidad histórica (126).

A la hora de desglosar los elementos esenciales del Cursillo (127), encontramos que el Cursillo consiste en la exposición de una doctrina perfectamente estructurada, con una base dogmática sólida y de la que brotará un criterio cristiano bien fundamentado. La doctrina que se expone no es otra que la del Cuerpo Místico de Cristo. Ahora bien, no se trata de una fría exposición de verdades dogmáticas y morales, sino de la predicación dinámica orientada en todo momento en función de la vida.

Esta construcción orgánica se predica con sencillez, sinceridad y audacia, y se convierte en una presentación luminosa y nueva del cristianismo, una presentación en la que el centro es la Persona de Cristo. No se trata de una presentación ilustrativa, sino de una comunicación de vida que implica la invitación a participar de esa misma vida, la vida de la gracia, y se realiza a través de elementos humanos, que serán los instrumentos de dicha comunicación.

Esta comunicación es esencialmente jubilosa y triunfal ya que siendo cristiana, no podría ser de otro modo. El fundamento de esta concepción triunfal no radica en las capacidades o posibilidades humanas, sino en el conocimiento y vivencia del amor de Dios, que todo lo puede y que alimenta la esperanza generadora de audacia apostólica.

Mons. Hervàs, basándose en los documentos y escritos anteriores, da una definición: El Cursillo de Cristiandad es un curso breve e intenso en el que se desarrolla un método, el cual, por medio de un conjunto de resortes de orden natural y sobrenatural, pretende alcanzar, y con la gracia de Dios, de ordinario y en general, alcanza, lo siguiente:

a) Grabar profundamente y como a fuego unas cuantas verdades fundamentales de nuestra sacrosanta Religión Católica, cuyo núcleo o eje son Cristo Jesús y su Gracia, con una visión panorámica, luminosa e intensa del plan divino de la Creación, Redención y Santificación del Hombre, cuya expresión más exacta queda estereotipada en una fórmula, reiteradamente repetida por los profesores e intensamente asimilada y vivida por los asistentes: "Somos hijos de Dios, hermanos de Cristo, herederos del cielo y templos vivos del Espíritu Santo".

b) Por la exposición de una doctrina en función de vida y una predicación dinámica, hacer que se viva durante tres días un ambiente jubiloso de cristianismo verdadero, plasmado en una vida de fe y de gracia, de alegría y de caridad, sagazmente orientada e intensamente vivida en sus dos grandes corrientes de amor a Dios y amor al prójimo.

c) Infundir una plena confianza, basada en la gracia de Dios de que, manteniendo el contacto con Cristo (vida interior) y el contacto con los hermanos (espíritu de equipo, solidaridad y disciplina), se podrá seguir viviendo la misma vida comenzada (vida verdaderamente cristiana) en la que se le ha iniciado prácticamente, detalle por detalle, señalando y poniendo a su disposición los medios apropiados.

d) Despertar, como una exigencia de la caridad y de la vida cristiana, una ferviente ansia apostólica de que todos, especialmente los parientes, amigos y compañeros de trabajo, conozcan las grandes verdades cristianas y vivan la vida de gracia como ellos la han conocido y vivido, colaborando todos después, en equipo y unidos entre sí, en santa amistad cristiana, y con la Jerarquía -a través de sus sacerdotes- a la expansión del Reino de Cristo.

Los elementos que se emplean para lograr estos objetivos mediatos e inmediatos y de los que se espera toda la eficacia del Cursillo son, principalmente:

a) La gracia de Dios, solicitada -en un ambiente de fervor intenso, tanto por los dirigentes y alumnos del Cursillo como por los demás cursillistas del Centro, Parroquia, Diócesis, por los conventos de clausura y fieles en general- por medio de los sacramentos, la oración y el sacrificio en gran escala.

b) Una sólida instrucción teológica, perfectamente adaptada desde el punto de vista psicológico y pedagógico.

c) Una organización técnica, en la que, según lo humanamente posible, todo está previsto, y ordenado con vistas al mejor y mayor aprovechamiento, y que se propone abarcar tanto el ambiente colectivo del Cursillo como la situación y reacciones personales de cada uno de los asistentes.

d) Y todo dentro de un clima de colaboración íntima entre profesores y cursillistas, entre los que se fomenta, por los medios adecuados, la más intensa participación activa (128).

En esta definición que nos da Mons. Hervàs encontramos los mismos elementos esenciales que nos presentaba El cómo y el porqué, aunque eso sí, estructurados en dos bloques, uno, con los objetivos que el Cursillo pretende alcanzar, y el otro, con los elementos empleados a tal fin. Pero dentro de esta estructuración, más clara y perfilada, encontramos los mismos cuatro elementos esenciales: se trata de una exposición doctrinal, que entraña una comunicación de vida con invitación a participar de ella, a través de unos instrumentos humanos con su organización técnica, y con un tono jubiloso y triunfal.

El libro titulado Ideas fundamentales del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, salido a la luz como aspiración del III Encuentro Mundial de Mallorca el 21 de abril de 1974 y que supone una actualización y aquilatación del Movimiento 25 años después de su nacimiento, nos ofrece la descripción de los Cursillos como un Movimiento de Iglesia que, mediante un método propio, posibilita la vivencia de lo fundamental cristiano, en orden a crear núcleos de cristianos, que vayan fermentando de Evangelio los ambientes, ayudando a descubrir y a realizar la vocación personal, con respeto de la misma (129).

Haciendo esquema de esta condensada descripción, encontramos cinco elementos fundamentales que constituyen lo esencial de Cursillos:

- El hecho de ser un Movimiento.

- Un Movimiento "de Iglesia".

- Que dispone de un método propio.

- Que posibilita la vivencia y convivencia de lo fundamental cristiano, creando núcleos de cristianos.

- Con la finalidad de fermentar de Evangelio los ambientes, y que cada uno descubra y realice su vocación.

Dejando para posterior análisis la finalidad y el método de Cursillos -elementos ciertamente esenciales-, y dando por supuesto que se trata de un Movimiento de Iglesia, consideraremos y centraremos lo esencial de Cursillos en la vivencia y convivencia de lo fundamental cristiano.

El Movimiento de Cursillos, sintiendo con la Iglesia, pone el énfasis, sobre todo, en estas grandes verdades de lo fundamental cristiano:

a) En Cristo, en quien se revela Dios Creador y Salvador, y en quien el hombre tiene el encuentro con Dios Padre.

b) En la gracia (...) En la gracia se realiza toda conversión, todo encuentro con Dios, toda comunidad cristiana. Ella es el don del Padre que Cristo -y la Iglesia como prolongación de Cristo en la historia- ofrece a todo el mundo. En ofrecer este don del amor del Padre consiste todo apostolado cristiano.

c) En la fe (en la vivencia espiritual del Bautismo obrada por la gracia). Dios se ha revelado a los hombres en Cristo hecho hombre. (...) La respuesta del hombre al Dios que se le revela en Cristo es la fe.

d) En la Iglesia, único lugar en el que, según el plan de Cristo, se le encuentra a El, y en El al Padre.

e) En la Sacramentalidad, es decir, en los Sacramentos, en los que Dios, para encontrarse con nosotros, se vuelve a hacer mundo; en los que nuestra religión se encarna ininterrumpidamente y se mantiene humano-divina (130).

He aquí una formulación integral e integradora de lo que es fundamental en el cristianismo: Dios se revela y salva al hombre en Jesucristo, y le ofrece vivir la vida de la gracia en la Iglesia. La respuesta del hombre es la fe, el encuentro con Dios en los sacramentos y trabajar apostólicamente ofreciendo el amor de Dios.

La vivencia de lo fundamental cristiano tiene cuatro aspectos en el Movimiento de Cursillos de Cristiandad:

a) la confrontación con Dios, lo cual trae consigo también la confrontación consigo mismo;

b) la amistad con Cristo;

c) la comunidad de los hermanos;

d) la responsabilidad apostólica por todo el mundo (131).

Dios crea al hombre y le llama a una vida de comunión con él. Le crea a su imagen y semejanza, le redime por Cristo y le llena de vida por el Espíritu en la Iglesia. Dios llama a cada hombre concreto a una vocación concreta, y respeta la respuesta libre de cada hombre. La vivencia de lo fundamental cristiano supone una opción vital como respuesta a la llamada de Dios y como compromiso de totalidad.

La esencia del cristianismo es, evidentemente, Cristo, como veíamos antes. El Cursillo es ante todo un encuentro con Cristo, y desde ahí se articula la vida del cursillista, al igual que desde el conocimiento de Cristo se articula su formación. Por Cristo accedemos al Padre, en el Espíritu Santo. Por Cristo somos reunidos en familia, en la Iglesia, y seremos enviados al mundo.

Dios nos ha llamado en familia, para formar su pueblo, para constituir su Iglesia. La vivencia cristiana de lo fundamental cristiano supone siempre vivencia y convivencia en comunidad. Dios llama al hombre a vivir la comunión de vida con él y con los hermanos. Dios, que es comunidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), llama al hombre a vivir en comunidad, a semejanza de la vida divina. El hombre, que ha sido creado para vivir esa dimensión, no puede realizarse plenamente sin el ejercicio y la vida comunitaria, viviendo el enriquecimiento mútuo, la unidad en la diversidad, evitando tanto el individualismo como el comunitarismo. Se trata de vivir la vocación concreta personal y realizarla en la comunión de vida con los hermanos.

Y todo ello con conciencia de la misión apostólica que dimana de la misma realidad bautismal. La llamada de Dios a la comunión de vida con él, viviendo la unión con Cristo, conviviendo y compartiendo con los hermanos en la Iglesia supone también llamada al apostolado. El apostolado es esencial al cristianismo, a la Iglesia, y en consecuencia, también forma parte de la esencia de los Cursillos (132).

Vamos a analizar, en segundo lugar, la finalidad de los Cursillos.

El cómo y el porqué, que nos transmite el más genuino pensamiento de los iniciadores en los inicios, comienza planteando el "problema apostólico", apunta seguidamente la solución a ese problema basándose en las orientaciones de los últimos Romanos Pontífices, analiza después tres concepciones del apostolado, para inclinarse finalmente por la tercera -vertebrar la cristiandad-, y exponer cómo los Cursillos de Cristiandad son un medio para realizar dicha vertebración (133).

El problema apostólico viene a consistir en que muchos de entre los bautizados viven en pecado. Ahí estaría la dificultad principal, que trae como consecuencia lo demás. Si bien a nivel de manifestaciones externas parece que vivimos en una sociedad cristiana, hay que ser realistas y reconocer que la vida no es en absoluto cristiana, y que el cristianismo no tiene influencia en la vida (134). A la hora de apuntar posibles soluciones, los iniciadores ven con claridad que toda solución apostólica, para ser eficaz, deberá por tanto, dirigir su mirada hacia ese objetivo, es decir, hacia la vida humana que exige ser de nuevo bautizada. No basta, por tanto, dirigir nuestra actuación hacia la reforma personal del individuo (...) Se necesita, por lo mismo, no una solución parcial e individualista, sino una transformación ambiental que alcance a todos y a todo (...) (135).

Se trata de procurar que el individuo concreto viva la gracia, pero la solución no es meramente a nivel individual, sino orgánica y total. Ante este problema, la actividad apostólica que en general se lleva a cabo se puede encuadrar en tres concepciones distintas: los que creen que la solución está en salvar almas, y por ahí dirigen sus mejores esfuerzos. Los que ponen la confianza en las organizaciones y en ellas canalizan sus energías y por último, los que trabajan por construir y vertebrar la cristiandad porque creen que ahí está la clave de la solución del problema (136).

Precisamente en la expresión vertebrar cristiandad, los Cursillos encuentran su expresión genuina y exacta, su finalidad concreta y precisa, su campo de acción y sus posibilidades de eficacia, puesto que los Cursillos no tienden a aumentar el número de devotos practicantes (...), ni a convertir incrédulos o cretinos, ni a salvar almas perdidas, ni tampoco a aumentar los cuadros de las organizaciones existentes o a crear una nueva organización, sino a vertebrar la Cristiandad a través de católicos prácticos que, con su vida, den la tónica cristiana a una vida que ha dejado de serlo.

Vertebrar la Cristiandad no será otra cosa que poner los resortes de la vida humana al servicio de lo divino, para que los criterios de Cristo penetren en la sociedad y su "doctrina y su ley la renueven y plasmen enteramente" (137).

¿Cómo se realiza esta tarea de vertebración de Cristiandad? Esta tarea comprende dos trabajos fundamentales: buscar y troquelar las piezas necesarias e imprescindibles, y situarlas luego en su justo lugar y vincularlas orgánicamente entre sí para que rindan eficazmente (138). Los Cursillos de Cristiandad son un medio para esta vertebración. Su finalidad consiste en la conversión del individuo, en su transformación sobrenatural por obra de la gracia, y en situarle después en el lugar preciso para que, en colaboración con los demás, pueda trabajar en esa transformación del mundo vertebrando cristiandad(139).

Mons. Hervàs recoge la doctrina de El cómo y el porqué. Destaca como (140) el equipo de Consiliarios y Dirigentes del Consejo Diocesano de Jóvenes de Acción Católica estudiaban la realidad como punto de arranque de su apostolado, impulsados por la Jerarquía. Descubren que la vida ha dejado de ser, en conjunto, cristiana. Estudian la doctrina pontificia, en especial la Mystici Corporis, y ahí encuentran las características propias de la que será después su concepción de la acción apostólica.

Según Hervàs, este "hacer cristiandad" había de comprender un triple objetivo inmediato:

- buscar y forjar las piezas necesarias e imprescindibles;

- situarlas en su justo lugar, con su función concreta y personal;

- vincularlas orgánicamente entre sí , para que rindieran eficazmente hacia dentro y hacia fuera (141).

El Obispo recoge en su Carta pastoral las ideas de los iniciadores y no se aprecia ninguna novedad en la formulación. Si ellos proponían la tarea en dos tiempos: buscar y troquelar las piezas en primer lugar, y después situarlas en su sitio y vincularlas orgánicamente, el Obispo propone lo mismo, pero la segunda tarea la desdobla en dos, por eso le salen tres tiempos en el esquema.

El dato que sí resulta novedoso, aunque está en la línea de toda la trayectoria, es la afirmación de que a través de la profundización de la doctrina de la encíclica Mystici Corporis de Pío XII, juzgaron que en la doctrina del cuerpo Místico tenían que hallarse las características propias de la concepción apostólica, a que les empujaba la presente realidad histórica, con sus exigencias y su ya madura mentalidad ascética (142).

Ideas Fundamentales recoge la idea original de El cómo y el porqué destacando que en la idea de vertebrar cristiandad los Cursillos encuentran su expresión, su finalidad, su campo y sus posibilidades (143). Se hace eco de que la palabra "cristiandad" se presta a confusiones por las resonancias medievales que lleva consigo y porque responde a toda una cosmovisión, pero recoge una definición del I Encuentro Latinoamericano de Bogotá, según el cual la cristiandad es el grupo de cristianos que, viviendo de un modo consciente y creciente la vida de la gracia, hace fermentar el Evangelio en sus ambientes (144). Igualmente, destaca que vertebrar una cosa material o moral etimológicamente es lo mismo que organizarla con elementos consistentes y articulados, de forma que reciba firmeza y flexibilidad (145).

Teniendo en cuenta los conceptos de "vertebrar" y de "cristiandad" limpios de connotaciones peyorativas, y buscando su sentido más genuino, , la vertebración de cristiandad supone:

a) Crear núcleos de cristianos.

b) Vivir la gracia de un modo consciente y creciente.

c) Penetrar de Evangelio los ambientes (146).

Ideas fundamentales sitúa dentro del punto primero, el de crear núcleos de cristianos, los trabajos fundamentales que veíamos antes y que destacaban los iniciadores y el Obispo: buscar y troquelar las piezas, situarlas adecuadamente, y vincularlas entre sí.

El segundo punto es condición sine qua non para que estos núcleos puedan ser eficaces. Han de vivir la gracia de modo consciente y creciente, es decir, han de vivir la conversión personal, que es un proceso que dura toda la vida. Se destaca así un elemento que se tenía en cuenta desde el principio - se veía como importante, aunque se destacara y apuntara a la transformación ambiental -. A mi entender aquí se sitúa esta dimensión de vivencia de la gracia y de conversión personal no como una finalidad primera junto a la otra, que es global, sino como condición para que se pueda dar la finalidad de transformación general que alcance a todo y a todos.

La consecuencia será que los ambientes quedarán penetrados, fermentados de Evangelio. A través del cambio de las personas se propiciará el cambio de los ambientes, que quedarán vertebrados en cristiano o fermentados evangélicamente.

Hoy se prefiere la expresión fermentar evangélicamente los ambientes en lugar de la vertebración de cristiandad, porque aunque vienen a significar lo mismo, desde dos imágenes distintas, la primera es más bíblica, es una de las imágenes que Jesús emplea para expresar la semejanza del Reino de los cielos.

Para poder alcanzar su finalidad, el Movimiento de Cursillos actúa con un método que tiene tres partes o fases: el Precursillo, el Cursillo y el Postcursillo. Nos interesa detenernos especialmente en la segunda fase -el Cursillo-, por lo que trataremos primera y brevemente del Precursillo y el Postcursillo. No obstante, no debemos perder de vista que los tres tiempos forman una unidad.

El Precursillo se define como la búsqueda y selección de personas y ambientes y la preparación de los candidatos al Cursillo, con vistas a una mayor eficacia en el Cursillo, y , especialmente, al cometido del Postcursillo (147).

A su vez, el Postcursillo se define como el método comunitario -núcleos, ultreyas, etc.- destinado a aumentar e impulsar la conversión y la vivencia cristiana iniciada en el Cursillo, para hacer que las inquietudes individuales y de los grupos que en él se originan, lleguen a fermentar de Evangelio la comunidad eclesial y humana y las estructuras temporales (148).

Si el Precursillo trataba de buscar ambientes y personas, y sobre todo de un trabajo de preparación con cada candidato para eliminar dificultades y estimular la ilusión, la finalidad del Postcursillo se orienta a asegurar la conversión y los frutos del Cursillo, a ofrecer unos cauces de inserción eclesial y a colaborar en la fermentación evangélica de la sociedad.

El Postcursillo alcanza su finalidad a través de los instrumentos comunitarios: la Reunión de Grupo y la Ultreya. La Reunión de Grupo es un grupo de personas con dos características principales: son amigas y son cristianas; y se reúnen para crecer en la amistad y en la vida cristiana. La Ultreya es la comunidad que se hace presente y visible en una reunión. Es la reunión de las Reuniones de Grupo (149).

El Cursillo, según la definición que se da y se explica en la Reunión Preliminar es un curso breve, intenso, concentrado. En general podríamos decir que un Cursillo es un medio para el estudio y el enfoque de los problemas que el hombre de hoy tiene planteados, y para encontrar su verdadera solución, que es la cristiana (150).

El Cursillo intenta iluminar y orientar la vida desde la luz del Evangelio. La buena noticia evangélica se proclama desde la palabra y desde la vivencia, desde el testimonio personal y comunitario. No se trata de unas lecciones teóricas, sino de una comunicación viva, desde la vida, y con un marcado carácter jubiloso y entusiasta (151).

Se realiza desde una pedagogía concreta que trata de facilitar y propiciar el encuentro de la persona con el Señor, sin usar ningún tipo de manipulaciones psicológicas (152). En la técnica del Cursillo se considera como elemento principal la estructuración doctrinal. Otros elementos básicos son el contacto personal durante el Cursillo y el estilo sincero y realista que deben tener los dirigentes (153).

La comunicación gozosa de la vida, se hace, y esto es muy importante, desde una pedagogía y una técnica propias y peculiares, pero con absoluto respeto a la libertad personal (154).

En definitiva, lo que el Cursillo intenta es la conversión del individuo, una conversión integral que le lleva a una opción cristiana total, para vivificar desde la fe toda su realidad vital, desde una circunstancia santificante comunitaria e insertado en los ambientes que le son propios para fermentarlos evangélicamente (155).

En el Cursillo se distinguen cuatro tiempos: Preparación, proclamación del mensaje, conversión, y la inserción o proyección en el mundo (156).

B. Evangelización.

Después de analizar la esencia, finalidad y método de los Cursillos de Cristiandad, haremos ahora lo propio con la evangelización, su finalidad y contenidos. Después de comparar los dos análisis, podremos concluir si el Movimiento de Cursillos de Cristiandad es o no un movimiento evangelizador.

El 8 de diciembre de 1975, como consecuencia y fruto del Sínodo de los Obispos de 1974, vio la luz la Exhortación Apostólica de Pablo VI Evangelii Nuntiandi, uno de los documentos más significativos de este Pontífice y un texto que marca un jalón importante e iluminador en el tema de la evangelización.

Nos basaremos en esta exhortación apostólica a la hora de definir la evangelización y delimitar sus contenidos. El primer capítulo parte de Jesucristo -primer evangelizador- que anuncia el Reino de Dios, cuyo núcleo y centro es una salvación liberadora. El realiza esta evangelización a través de una infatigable predicación y de unos signos de salvación. La evangelización, es vocación propia de la Iglesia (157). Este capítulo, por tanto, parte de Cristo evangelizador y desemboca en la Iglesia evangelizadora, lo cual tiene una relación lógica ya que la Iglesia es inseparable de Cristo.

En el segundo capítulo, después de destacar algunos elementos importantes en la acción pastoral de la Iglesia como el anuncio de Cristo a quienes no le conocen, la predicación, la catequesis, la administración de sacramentos, elementos que se tiene tendencia a identificar con la evangelización, nos da una definición descriptiva de la misma: Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad: "He aquí que hago nuevas todas las cosas". Pero la verdad es que no hay humanidad nueva si no hay en primer lugar hombres nuevos, con la novedad del bautismo y de la vida según el Evangelio. La finalidad de la evangelización es por consiguiente este cambio interior y, si hubiera que resumirlo en una palabra, lo mejor sería decir que la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama, trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en. la que ellos están comprometidos, su vida y ambiente concretos (158).

El número siguiente abunda en el hecho de que no se trata de predicar el Evangelio en zonas o poblaciones amplias, sino de transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicios, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación. (159). En resumen, lo que es preciso evangelizar se concreta en la cultura y las culturas del hombre (...) tomando siempre como punto de partida la persona y teniendo siempre presentes las relaciones de las personas entre sí y con Dios (160).

En la proclamación de esta buena nueva, tiene un primer lugar el testimonio. Una vida personal y comunitaria ejemplares, que llamen la atención y que lleven a plantearse interrogantes a quienes la contemplan. Junto al testimonio, es preciso un anuncio claro y explícito a través de la palabra de vida. No hay evangelización completa y verdadera mientras no se anuncia el misterio de Jesucristo Dios y hombre, su persona, su reino, su doctrina (161).

Este anuncio no adquiere su dimensión integral hasta que no es asumido y produce adhesión del corazón. Una conversión del corazón que posibilita la adhesión al Reino y la entrada a formar parte de una comunidad, la Iglesia, en la que se participa de los sacramentos (162).

Quien ha sido evangelizado se convierte en evangelizador. Es impensable que alguien que ha acogido la palabra y se ha entregado con generosidad al Reino, no se convierta en un evangelizador que da testimonio de lo que cree y vive (163).

Respecto al contenido de la evangelización, distingue entre lo esencial y los elementos secundarios. En primer lugar, evangelizar es dar testimonio del Dios revelado por Jesucristo en el Espíritu Santo. Este Dios, es Padre. El centro del mensaje consiste en la proclamación de que en Jesucristo se ofrece a todo hombre la salvación como don de gracia y misericordia de Dios. Una salvación que se realiza en la comunión con Dios que comienza en esta vida y culmina en la eternidad. La evangelización ha de anunciar también la esperanza en el más allá, el amor de Dios, el amor a Dios y al prójimo, el bien y el mal, la oración, la Iglesia y los sacramentos (164).

Un mensaje que afecta a toda la vida personal y comunitaria, familiar y social, internacional. Un mensaje de liberación (165).

Un mensaje que exige una conversión de corazón en las personas concretas, para construir unas estructuras más justas y humanas (166).

La evangelización, por tanto, consiste en llevar la buena nueva a todos los ambientes, transformar la humanidad transformando al hombre. Su finalidad está en la conversión del hombre y de la humanidad. Transformar por y con la fuerza del evangelio la - podríamos llamar - circunstancia del hombre: criterios, valores, centros de interés, líneas de pensamiento, fuentes de inspiración, modelos de vida, en definitiva, la cultura del hombre.

Me parece interesante, traer a colación dos elementos que nos servirán desde el campo de la teología para completar las aportaciones magisteriales. En primer lugar, la definición que da Casiano Floristán, de forma esquemática, en su tratado de Teología pastoral actualizado. Dice así:

a) Evangelizar es testimoniar la buena noticia.

b) Buena noticia desde Jesús en relación a los pobres.

c) Mediante palabras y hechos.

d) Con el propósito de fomentar la conversión y la liberación.

e) En las condiciones culturales presentes (167)

Coincide con la definición de la Evangelii Nuntiandi en su conjunto, aunque ésta no es una definición descriptiva, sino más aquilatada conceptualmente.

Josep María Rovira, al preguntarse por los efectos que produce la evangelización, distingue entre unos resultados colectivos y otros personales. Los presentamos en esquema:

a) Resultados colectivos:
- crea Iglesia.
- crea Iglesia creciente.
- crea Iglesia creyente.
- crea Iglesia confesante y cúltica.

b) Resultados personales:
- Anuncia un sentido nuevo a la vida del hombre.
Este sentido nuevo puede penetrar en la existencia y en la psicología del hombre como

- Liberación.
- Alegría.
- Esperanza.
- Capacidad de amar renovada
(168).

Como conclusión provisional de este punto, creo poder afirmar que el Movimiento de Cursillos de Cristiandad es un movimiento evangelizador y se ajusta a los elementos que hemos examinado desde la óptica de la evangelización. Su esencia tiende a la evangelización, ya que quien vive y comparte lo fundamental del cristianismo, por fuerza tiende a testimoniarlo. Su finalidad se adecua a la que nos presentaban las definiciones, especialmente la de la Evangelii Nuntiandi ya que nos decía la exhortación pontificia que evangelizar es llevar la buena noticia a todos los ambientes, que se trata de transformar la humanidad transformando al hombre, que la finalidad es convertir al hombre y a la humanidad. La finalidad de Cursillos hemos visto que era la conversión personal y la fermentación evangélica de los ambientes.

Otro elemento de adecuación está en la acogida del convertido en la Iglesia y en que se convierte en evangelizador. Es un elemento que encontramos en la Exhortación, y en el método de Cursillos. Igualmente, podemos ver adecuación entre los efectos que destaca Rovira como fruto de la evangelización en general, y los efectos que de ordinario se producen en un Cursillo.

Finalizamos este punto constatando la actualidad del tema de la evangelización, y el modo en que se sitúa el Movimiento de Cursillos de Cristiandad en la pastoral general de la Iglesia desde su propia reflexión interna.

La Carta Encíclica Redemptoris Missio, promulgada el 7 de diciembre de 1990, comienza afirmando que la misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está todavía muy lejos de cumplirse. Al final del segundo milenio después de su venida, una mirada de conjunto a la humanidad demuestra que esta misión está empezando y que debemos comprometernos con todas las energías a su servicio... (169).

No se trata de que el tema de la evangelización sea un tema de moda, sino que haciendo cálculos numéricos y temporales, nos encontramos en los inicios de la misión. No sólo es una cuestión, por tanto, plenamente actual, sino que sigue siendo la tarea central, la principal, de la acción pastoral de la Iglesia, y además, la más urgente (170).

La evangelización es la primera etapa o el primer tiempo del ministerio de la palabra, y consiste fundamentalmente en proclamar la palabra salvadora de Dios para despertar la fe y la adhesión del oyente. Pero lo que antes se veía como un esquema distinguido lógica y aún cronológicamente, hoy día queda más intercomunicado.

Según el decreto Ad gentes del Vaticano II, la obra de la evangelización es deber fundamental del pueblo de Dios, puesto que toda la Iglesia es misionera (171). Presenta la Iglesia como partícipe y continuadora de la misión del Hijo y del Espíritu Santo. Es importante que destaque el hecho de que toda la Iglesia es misionera porque la misión es una dimensión esencial de la Iglesia. Pero esta misión se entiende más bien de cara a los no creyentes.

La Evangelii Nuntiandi supone un avance al referir la evangelización no sólo a los no creyentes y no cristianos, sino también a los mismos cristianos. Hay que evangelizar los ambientes, convertir al hombre, la humanidad, evangelizar la cultura. La Iglesia es evangelizadora y evangelizada (172).

La Redemptoris Missio constata que el marco religioso de hoy es complejo, diversificado, cambiante. Las distinciones y categorías anteriores, difícilmente nos sirven para definir y delimitar la misión de la Iglesia (172). Dentro de una única misión de la Iglesia, debido a diversas circunstancias se pueden distinguir tres situaciones: En primer lugar, aquella a la cual se dirige la actividad misionera de la Iglesia: pueblos, grupos humanos, contextos socio-culturales donde Cristo y su evangelio no son conocidos o donde faltan comunidades cristianas suficientemente maduras como para poder encarnar la fe en el propio ambiente y anunciarla a otros grupos. Esta es propiamente la misión "ad gentes".

Hay también comunidades cristianas con estructuras eclesiales adecuadas y sólidas; tienen un gran fervor de fe y de vida; irradian el testimonio del evangelio en su ambiente y sienten el compromiso de la misión universal. En ellas se desarrolla la actividad o atención pastoral de la Iglesia.

Se da, por último, una situación intermedia, especialmente en los países de antigua cristiandad, pero a veces también en las Iglesias más jóvenes, donde grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada de Cristo y de su evangelio. En este caso es necesaria una "nueva evangelización" o "reevangelización"  (174).

El capítulo tercero de Ideas Fundamentales se titula el Movimiento de Cursillos de Cristiandad en la acción pastoral de la Iglesia (175). Se trata de concretar cuál es la función propia y característica de este Movimiento dentro de la acción pastoral de la Iglesia. Desde una reflexión que tuvo en cuenta lo aportado por las 50 naciones que en los cinco continentes tienen establecido este Movimiento, la redacción final afirma que la esencia, finalidad y método del Movimiento de Cursillos determinan con claridad la función específica del mismo, en la acción general de la Iglesia, situándole:

- como un elemento y un instrumento de la Pastoral Profética, y, dentro de la Pastoral Profética, de la Pastoral Kerigmática.

- y como un agente eficaz, con función propia, en la fermentación evangélica de los ambientes(176).

No repetiremos lo que este Movimiento entiende por la forma kerigmática de la proclamación de la palabra, ya que se trata de los conceptos comunes que se encuentran en los tratados de Teología Pastoral. Sí reseñaremos, para finalizar, una matización que nos parece interesante por la novedad, al menos de la expresión, y que refleja la finalidad de fermentar evangélicamente los ambientes, típica de los Cursillos, también expresada por la definición de la Evangelii Nuntiandi cuando decía que evangelizar es llevar la Buena Nueva a todos los ambientes. Además de presentarnos el Movimiento de Cursillos como agente de la pastoral kerigmática, nos lo presenta como agente de la Pastoral Ambiental, y, dentro de ésta, de la Pastoral realizada a través de las personas de mayor influencia humana en los ambientes (177).

¿Qué significa la pastoral ambiental? Significa el trabajo de unos grupos de laicos que actúan como agentes de cambio, procurando que los cambios rápidos profundos que la sociedad de por sí efectúa en su proceso, se orienten hacia una mayor humanización y liberación desde la óptica cristiana.

Impregnar de Evangelio los ambientes a través de personas y de grupos que influyen en los mismos sería la finalidad de esta pastoral ambiental a la que el Movimiento de Cursillos se siente llamado y en la que por su esencia, finalidad y método tiene una función propia y característica. Esta aportación y tarea del Movimiento de Cursillos no supone ninguna novedad especial, sino que está en la esencia misma de la misión de la Iglesia, instrumento de salvación para todos los hombres, y que se hace signo visible y eficaz a través de la vida y la actividad de las pequeñas comunidades que la forman, que han de ser levadura, sal y luz del mundo (178).

En relación a la tercera de las situaciones que describe la Redemptoris Missio, finalizamos este punto, así como la primera parte del trabajo con un texto que hace referencia a la conciencia del Movimiento de su misión evangelizadora en el momento presente. Es un texto del proyecto de Acuerdos básicos del Grupo Europeo de Trabajo sobre el Movimiento de Cursillos de Cristiandad. Dice así: En el momento histórico que vive actualmente Europa, el Movimiento de Cursillos en las diócesis europeas se compromete a colaborar en la nueva evangelización de Europa tal y como la presenta y exhorta el Santo Padre, teniendo en cuenta tanto el método del Movimiento, que entendemos es valioso para este fin, como las peculiaridades de la circunstancia europea -compleja y variable, con muchas posibilidades y limitaciones- en los ambientes y las personas a trabajar por el Movimiento de Cursillos de Cristiandad (179).


Nota_125 CPSNE, p. 56.

Nota_126 R. Guardini, La esencia del cristianismo, Madrid 1945, p. 12.

Nota_127 Cf. CPSNE, pp. 57-65.

Nota_128 CCIRC, pp. 57-59.

Nota_129 IF, p. 38. La definición está tomada del I Encuentro Latino Americano de Delegados Nacionales de Cursillos de Cristiandad, Bogotá, 1968; Publicada en "Cursillos de Cristiandad", Boletín del Secretariado Nacional de España, 59 (1968) p.13.

Nota_130 IF, p. 38. La definición está tomada del I Encuentro Latino Americano de Delegados Nacionales de Cursillos de Cristiandad, Bogotá, 1968; Publicada en "Cursillos de Cristiandad", Boletín del Secretariado Nacional de España, 59 (1968), pp. 47-48.

Nota_131 IF, p. 38. La definición está tomada del I Encuentro Latino Americano de Delegados Nacionales de Cursillos de Cristiandad, Bogotá, 1968; Publicada en "Cursillos de Cristiandad", Boletín del Secretariado Nacional de España, 59 (1968), p. 52.

Nota_132 Cf. IF, p. 38. La definición está tomada del I Encuentro Latino Americano de Delegados Nacionales de Cursillos de Cristiandad, Bogotá, 1968; Publicada en "Cursillos de Cristiandad", Boletín del Secretariado Nacional de España, 59 (1968), pp. 52-59.

Nota_133 CPSNE, pp. 45-55.

Nota_134 Cf. CPSNE., p. 46.

Nota_135 CPSNE., pp. 46-47.

Nota_136 Cf. CPSNE, p. 49.

Nota_137 CPSNE, pp. 51-52. La cita interna es de Pío XII, Exhortación a los fieles de Roma, 10/2/1952.

Nota_138 CPSNE, p. 52.

Nota_139 Cf. CPSNE, pp. 53-55.

Nota_140 Cf. CCIRC, pp. 65-70.

Nota_141 Cf. CCIRC, p. 70.

Nota_142 Cf. CCIRC, p. 68.

Nota_143 Cf. IF, p. 60.

Nota_144 IF, p. 62, recogido del I Encuentro Latinoamericano, conclusiones V, e): "Trípode", 51 (1968) 44.

Nota_145IF, p. 62, recogido del I Encuentro Latinoamericano, conclusiones V, e): "Trípode", 51 (1968) 44, p. 62; cf. CCAAF, pp. 175-176.

Nota_146 IF, p. 62, recogido del I Encuentro Latinoamericano, conclusiones V, e): "Trípode", 51 (1968) 44, pp. 62-65.

Nota_147 IF, p. 62, recogido del I Encuentro Latinoamericano, conclusiones V, e): "Trípode", 51 (1968) 44, p. 113.

Nota_148 IF, p. 62, recogido del I Encuentro Latinoamericano, conclusiones V, e): "Trípode", 51 (1968) 44, p. 123.

Nota_149 Cf. IF, p. 62, recogido del I Encuentro Latinoamericano, conclusiones V, e): "Trípode", 51 (1968) 44, pp. 136-140.

Nota_150 MD, p. 95.

Nota_151 Cf. IF, pp. 149-150; CPSNE, pp. 58-65.

Nota_152 Cf. IF, p. 152; CPSNE pp. 73-74.

Nota_153 Cf. IF, p. 153; CPSNE, p. 77.

Nota_154 Cf. IF, p.154; CR p. 350.

Nota_155 Cf. S. Gayà, Los Cursillos de Cristiandad,en "Cristo al Mundo", Edición especial, Vol. XXIII, n. 6 (1978), p. 398.

Nota_156 Cf. IF, pp. 183-185.

Nota_157 Cf. EN, nn. 6-17.

Nota_158 Cf. EN, n. 18.

Nota_159 Cf. EN, n. 19.

Nota_160 Cf. EN, n. 20.

Nota_161 Cf. EN, nn. 21-22.

Nota_162 Cf. EN, n. 23.

Nota_163 Cf. EN, n. 24.

Nota_164 Cf. EN, nn. 25-28.

Nota_165 Cf. EN, nn. 29-30.

Nota_166 Cf. EN, n. 36.

Nota_167 C. Floristán, Teología práctica. Teoría y praxis de la acción pastoral, Salamanca 1991, pp. 377-379.

Nota_168 J. M. Rovira, Evangelización al mundo. Evangelización en el mundo, en Fe y nueva sensibilidad histórica, Salamanca 1977, pp. 366-370.

Nota_169 RM, n. 1.

Nota_170 Cf. C. Floristán, o. c., p. 361.

Nota_171 AG, n. 35.

Nota_172 Cf. EN, nn. 17-24.

Nota_173 Cf. RM, n. 32.

Nota_174 RM, n. 33.

Nota_175 IF, pp. 69-90.

Nota_176 IF, p. 82; Cf. II Enc. Mund., 168; Cf. I Enc. Lat. Am., CPSNE, (1968) 13; Cf. LBMCC, p. 77 ss.

Nota_177 IF, p. 87.

Nota_178 Cf. IF, pp. 87-90.

Nota_179 ABGET, n. 40.