La formación pedagógica del catequista
Herramientas prácticas de programación

SABEN QUÉ HAREMOS

Ya vimos en la clase anterior qué importante es programar. No se vale improvisar
con las cosas de Dios, que es lo más importante que se nos confiará. En la
presente lección, analizaremos las herramientas prácticas de programación.

Estamos rodeados de teorías, de ideas, de métodos, de cursos. Todo esto resulta
ser muy útil. El hombre lo ha venido desarrollando con el paso de los siglos, de
los milenios. El conocimiento del hombre abarca cada día más ámbitos y es más
complejo. Pero hay una cosa que hace que toda esta sabiduría sea aplicada: la
voluntad de hacerlo.
No se trata sólo de conocer, sino de llevar a cabo. Se trata de hacer vida.
Vamos nosotros a hacer un esfuerzo especial, para que una vez que hayamos
entendido cómo utilizar estos medios, deseemos llevarlos a cabo.

A veces, no damos importancia a los pequeños detalles.
Las grandes catedrales están construidas con pequeños ladrillos. Los grandes
santos fueron fieles a momentos aparentemente insignificantes. Santa Teresita
del Niño Jesús es la patrona de las Misiones. Jamás tuvo la oportunidad de ir a
predicar, vivió dentro de un convento de clausura; pero supo reconocer en lo
pequeño la ocasión de construir lo grande.
Nosotros debemos tener esta misma mentalidad. No vamos a dejar los detalles al
azar, vamos a cuidar todos aquellos puntos prácticos que rodean nuestra
catequesis para dar mayor Gloria a Dios.
Podemos impartir la catequesis en cualquier hora y en cualquier lugar. Pero,
podemos facilitar o dificultar la asistencia de los destinatarios eligiendo mal
o bien, tanto el horario como el local.

Todos sabemos que la catequesis es una actividad comprometedora y, por tanto,
difícil. No debemos, pues, hacerla más difícil eligiendo horarios o lugares
conflictivos, por ejemplo, un curso de Biblia para adultos en la mañana de un
día de la semana - porque la mayoría está trabajando- o el curso de catequesis
para jóvenes, en una huerta en la noche, porque la mayoría no obtendrá el
permiso de ir, etc.

Por esto, a la hora de programar, debemos tener en cuenta estos puntos para
garantizar mejor el éxito de nuestra catequesis.
El catequista en su comunidad ha de escuchar y sugerir, corregir y aportar,
interpelar y valorar.

Sobre el lugar:
Podemos elegir cualquier lugar para catequesis: desde un salón parroquial con
aire acondicionado hasta debajo de un árbol.
El lugar no debe tener fuentes importantes de distracción. Las distracciones son
diferentes según la edad.

Es mejor elegir el salón de clases que evite el ruido excesivo, como puede ser
de una fábrica cercana o del tránsito pesado de una avenida, o elegir una casa o
cabaña alejada de los animales, fuera del ruido del tractor y de la motosierra,
etc., para que no distraigan.

Sobre el horario:
El horario mejor es el que se acomoda a los alumnos, no el que es bueno sólo
para el catequista.
En caso de conflicto, la solución se halla más fácilmente buscándola entre
todos, catequistas y catecúmenos.

Es muy útil realizar cursos para niños y para mamás en un mismo horario, sobre
todo cuando las mamás llevan personalmente a los niños a la catequesis. Así, se
unifican horarios y se facilita la asistencia de ambos.

Sobre misiones de Evangelización:
a) Es clave asegurar la participación del párroco, tanto en la preparación como
en su acción ministerial durante la misión (Misas, confesiones, etc.)
b) Disponer de un grupo de misioneros que dirijan y animen las actividades.
Deberán tener una buena preparación y motivación.
c) El programa puede descubrir un dato que sucede muy frecuentemente a los
catequistas: hay más trabajo que personas para atenderlo. Por esto, es muy útil
definir cuántas personas necesitamos para realizar todo el programa. Y, si
faltan más personas, debemos preguntarnos cómo las vamos a conseguir y a quiénes
vamos a invitar.
d) Una sugerencia muy importante: Si se va a invitar a otras personas para
colaborar, es muy importante interrumpir la programación e invitarles a que
asistan a una nueva reunión para que participen también ellos en la terminación
del programa. ¿Por qué? Porque motiva muchísimo a las personas participar desde
el nacimiento del trabajo. Es verdad que estas nuevas personas encontrarán gran
parte del programa realizado. Pero su opinión en la realización de la última
parte les comprometerá mucho más que si llegan cuando todo está ya terminado.
e) Por último, es posible que las personas no deseen comprometerse fácilmente en
un trabajo, es más fácil invitar a que "nos ayudes a programar" que "a
trabajar". Es decir, invitamos a programar a quienes consideramos buenos
candidatos para ayudarnos. Una vez que participen en la programación, será muy
fácil invitarlos a trabajar en un proyecto en que ya se han involucrado como
algo propio.

Sobre las dificultades
Todo programa se enriquece cuando se hace una lista de las dificultades que
vamos a encontrar. Así, es fácil preparar soluciones para cada obstáculo. Puede
parecer un paso deprimente. Pero es muy realista. En realidad, este paso puede
resumirse en la lista de las dificultades más importantes. De todos modos, este
paso aporta un gran beneficio: que no se caiga en sueños y utopías
irrealizables.

Sobre el calendario
No se puede trabajar bien sin un calendario bien hecho. Parece muy pesado. Pero
es muy sencillo. Pues, una vez que se ha fijado el horario de las clases de cada
curso, basta anotar la fecha que corresponderá a cada tema y añadir las
actividades complementarias: celebraciones, exámenes, días sin clase, fiestas,
etc.

En los puntos de partida, el catequista ayuda a elaborar esquemas que
posibiliten el análisis de la realidad; aporta otros análisis y datos que pueden
completar lo investigado por el grupo; pone al alcance de todos un vocabulario
adecuado; debe ser como la memoria del grupo que saca a relucir en momentos de
olvido los compromisos anteriores, acuerdos, de la comunidad, conclusiones de
asambleas, etc.

En el desarrollo de la acción, ayuda a encontrar los objetivos operativos sin
perderlos de vista durante el desarrollo de la misma; ayuda a elegir los medios
oportunos para conseguir los objetivos propuestos con realismo, invita a que el
grupo se cuestione si está en sus manos hacer lo que pretenden, si los medios
propuestos son adecuados para conseguir los objetivos trazados, si es una acción
que el grupo va a desarrollar sólo o implicando a otros, si se podría hacer algo
más o algo mejor; ayuda a marcar los plazos apropiados para desarrollar la
acción y los recuerda y revisa con el grupo por si hubiera que modificarlos en
el transcurso de dicha acción.

Parece muy sencillo aceptar dar un curso de catequesis. "Más o menos, me lo sé,
al cabo que nadie se va a morir si no se aprenden bien las cosas." Realmente,
dar un curso de catequesis es muy complejo, se trata de transmitir la Palabra de
Dios y sí se trata de un asunto de vida o muerte, de vida espiritual.

Por suerte, contamos con la gracia de Dios, que es el ingrediente más importante
de la catequesis. Dios podría hacer llegar su mensaje a la gente sin necesidad
nuestra, pero quién sabe por qué ha querido depender de nuestra ayuda en su plan
de salvación.

Te recomendamos los siguientes libros:

Exhortación apostólica Catechesi tradendae,
Sobre la catequesis en nuestro tiempo, Juan Pablo II,16 de octubre de 1979.

Plan de formación de animadores,
Francisco J. Vega, Víctor J. Ventosa,
Editorial CCS, Madrid, 1993.

Catequesis práctica,
Rafael Llanes Tovar,
Pontificia Escuela de la Fe, 1994.

Catequesis fundamental,
Rafael Llanes Tovar,
Pontificia Escuela de la Fe, 1994