SER CRISTIANO - TEXTOS

1. RELIGIOSO/CR CR/RELIGIOSO: UNO PUEDE SER MUY RELIGIOSO SIN TENER NADA DE CRISTIANO.SIN UNA REFERENCIA EXPLICITA A JESÚS. FE/RELIGION: LO RELIGIOSO Y LO CRISTIANO SON DOS COSAS FÁCILES DE DISTINGUIR PERO NO DE SEPARAR.

-LA PIEDRA ANGULAR

Llamamos piedra angular a la base o fundamento principal de algo. Jesús es, sin la menor duda, la piedra angular del cristianismo. No hay identidad cristiana sin una referencia explícita a Jesús, que es lo que verdaderamente define el ser cristiano.

Nuestro tiempo ha conocido una larga reflexión en torno al ser cristiano. La teología, la pastoral y la sociología han contribuido a este estudio. Con ello los rasgos característicos y diferenciales de lo cristiano han sido destacados. Y, también, se ha aclarado esto: que no es lo mismo cristiano que religioso o si se quiere: que no es lo mismo fe que religión.

Uno puede ser religioso, muy religioso, sin tener nada de cristiano. Esto en un sentido general es bien claro, puesto que un hindú o un mahometano son personas religiosas pero no cristianos. La cosa se complica más si caemos en la cuenta de que muchas personas que se llaman cristianos, de cristianos tienen bien poco, aunque sean muy religiosas.

No conviene confundir lo cristiano con lo religioso tanto a nivel de pensamiento como de praxis pastoral. En países en que la mayoría o casi la totalidad están bautizados y se llaman cristianos, la confusión es lo más frecuente y nadie se para a hacer distinciones. Uno puede creer en Dios y en la otra vida y tratar de dar un sentido espiritual a muchos momentos de su vida (los sacramentos) sin una referencia explícita a Jesús. Este, aunque se llame cristiano, no lo es. Es, sin embargo, un hombre religioso.

En la vida las cosas no son tan claras y sencillas y con frecuencia, se cruzan y entremezclan, pero aun así la distinción se impone si queremos ser sinceros. Y no hacemos con ello ningún juicio de valor, sino de claridad y de verdad. Lo religioso y lo cristiano son dos cosas fáciles de distinguir, en mi opinión, pero no de separar, por lo que decíamos que ordinariamente se entrecruzan en la vida y porque ser cristiano es, también, ser religioso. Y digo esto sabiendo que en la actualidad hay quien afirma que fe y religión son cosas distintas y hasta contrapuestas. Con frecuencia a esta opinión suele unirse la descalificación de la religión.

Recordemos que por religión no sólo se entiende el conjunto de creencias sino también las prácticas y la organización.

No es mi intención aquí meterme en disquisiciones intelectuales, sino recoger esa distinción que hoy nos aparece bien clara entre lo cristiano y lo religioso, para recalcar que la identidad cristiana se mide por la referencia a la persona de Jesús, que es, en lenguaje bíblico, la piedra angular. Vivir como vivió Jesús y aceptar su mensaje como aparece en el Evangelio, esto es ser verdaderamente cristiano.

Tener en cuenta la distinción entre lo religioso y lo cristiano es algo que se nos impone hoy si queremos hacer una pastoral lúcida y no perdernos en ambigüedades. Por supuesto que no es para echar a nadie de la Iglesia ni para hacer una comunidad de puros; pero para hacer una predicación viva y adecuada y para administrar responsablemente los sacramentos, hay que tener en cuenta esa distinción. Nosotros queremos hacer cristianos y edificar una auténtica comunidad cristiana apoyada en la fe en Jesús, y no nos conformamos con una religiosidad indiferenciada, que puede ser muy digna de respeto, pero no es cristiana. No todos nuestros fieles van a llegar a esta meta, pero al menos nosotros debemos de ver las cosas claras y tener los objetivos definidos. (DABAR 1978, nº 54) ........................................................................

2. AUTENTICIDAD

Un escándalo justificado

(De la homilía de un autor del siglo II)

Dice el Señor: Todo el día, sin cesar, ultrajan mi nombre entre las naciones; y también en otro lugar: ¡Ay de aquel por cuya causa ultrajan mi nombre! ¿Por qué razón ultrajan el nombre de Dios? Porque nuestra conducta no concuerda con lo que nuestros labios proclaman. Los paganos, en efecto, cuando escuchan de nuestros labios la palabra de Dios, quedan admirados de su belleza y sublimidad; pero luego, al contemplar nuestras obras y ver que no concuerdan con nuestras palabras, empiezan a blasfemar, diciendo que todo es fábula y mentira.

Cuando nos oyen decir que Dios afirma: Si amáis sólo a los que os aman no es grande vuestro mérito, pero grande es vuestra virtud si amáis a vuestros enemigos y a quienes os odian, se llenan de admiración ante la sublimidad de estas palabras; pero luego, al contemplar que no amamos a los que nos odian y que ni siquiera sabemos amar a los que nos aman, se ríen de nosotros, y con ello el nombre de Dios es blasfemado.

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3. CR/QUÉ-ES

Ser cristiano es lo mismo que estar en comunidad con Cristo, reconocerle como Señor. Participar de su vida. El Sí a sus palabras, la obediencia a sus mandatos, tienen cuño cristiano en cuanto expresan un sí a El mismo.

El ser cristiano es algo muy distinto de ser partidario de Sócrates y Platón o de cualquier otro fundador de religiones. Es budista el que sigue el camino de Buda, socrático, el que acepta la doctrina de Sócrates; pero cristiano sólo es aquél que se entrega a Cristo: el ser cristiano está fundado en Cristo. La vida de Cristo es, sin duda, única e irrepetible; no está en el aire como un mito sobre el transcurso de la historia del Cristianismo, sino que se hace y realiza en un tiempo histórico exactamente circunscrito. Y, sin embargo, sólo es cristiano aquél que en su aquí y ahora participa de la vida y muerte de Cristo. Este es el misterio del cristiano: el ser uno con Cristo, y, sin embargo, no perderse a sí mismo, sino ganarse en El. San Pablo caracteriza este modo de existencia como un ser en Cristo y con Cristo. Tal ser se instaura en el bautismo. Después el hombre crece con Cristo a través del dolor y de la muerte hacia la transfiguración; está metido de lleno en el ámbito de su muerte y Resurrección. El yo del bautizado está dominado y formado completamente por el Yo de Cristo. Si existencia cristiana significa el ser uno mismo en Cristo y el ser de Cristo en nosotros, el hombre en el Bautismo queda indisolublemente unido a Cristo. La unión con Cristo es indestructible. A pesar de todos los esfuerzos por separarse de Cristo, el bautizado siempre tendrá el carácter de su pertenencia a Cristo; aunque escoja el modo de existencia de los condenados, jamás volverá a separarse del todo de la comunidad con Cristo.

(SCHMAUS: TEOLOGIA DOGMATICA III DIOS REDENTOR. RIALP. MADRID 1959. Pág. 117)