Recientemente,
a la pregunta de qué se entiende por "carisma" y cuál es el carácter
específico del carisma del que ha nacido Comunión y Liberación, don Giussani
respondía:
"En síntesis, un carisma puede definirse como un don del Espíritu dado a
una persona en un determinado contexto histórico, con el fin de que ésta dé
inicio a una experiencia de fe que pueda resultar de algún modo útil a la vida
de la Iglesia. Subrayo el carácter existencial del carisma: éste hace más
convincente, más persuasivo, más "accesible" el mensaje cristiano
propio de la tradición apostólica. [...] Se trata de un acento que hace
existencial la propuesta de fe. Digo con frecuencia que un carisma es un
terminal último de la Encarnación, esto es, un modo particular a través del
cual el Hecho de Jesucristo hombre-Dios me alcanza, y, mediante mi persona,
puede alcanzar a otros. Esto se realiza a través de un encuentro humano. [...]
La realidad generada por un don carismático es la ramificación última y más
contingente en la que el acontecimiento de Cristo se hace presente. Y sin
embargo, en su precariedad, es el punto más importante para la vida de una
persona, quien, precisamente a través de este terminal efímero, es alcanzada
por la gran Presencia allí donde vive. Cristo, en efecto, ¿cómo se comunicó
hace dos mil años? Mediante una historia concreta. Juan y Andrés fueron
reclamados por su presencia a orillas del Jordán... y fueron y vieron dónde
moraba. Nuestro movimiento no es más que una de tantas actualizaciones de este
mismo método".