Comunión
y Liberación es un movimiento eclesial fundado por don Luigi Giussani, cuyos orígenes
se remontan a 1954. Comenzó en la ciudad de Milán y, tras difundirse rápidamente
por toda Italia, hoy está presente en cerca de setenta países en todos los
continentes.
Es una de las realidades que la autoridad de la Iglesia ha reconocido como
"coesencial"10 a su misma naturaleza, en cuanto "modalidad segura
en la cual la relación entre Dios y el hombre, que se llama Cristo, se hace
actual en el presente"11. La Iglesia reconoce que "los carismas del
Espíritu siempre crean afinidad", y que "el Espíritu, para continuar
con el hombre de hoy aquel diálogo iniciado por Dios en Cristo y proseguido en
el curso de toda la historia cristiana, ha suscitado en la Iglesia múltiples
movimientos eclesiales. Estos son un signo de la libertad de formas en las que
se realiza la única Iglesia"12.
CL se autodefine como un movimiento ante todo porque no se configura como una
nueva organización o estructura (no hay ficha de inscripción), ni se centra
específicamente en ningún aspecto o práctica particular de la vida de la fe;
antes bien es una llamada a vivir en el presente la experiencia cristiana propia
de la Tradición. El objetivo de la vida de CL es proponer la presencia de
Cristo como única y verdadera respuesta a las exigencias profundas de la vida
humana en todos los tiempos. En la persona que encuentra y se adhiere a la
presencia de Cristo, se genera un movimiento de conversión y testimonio que
tiende a incidir sobre el ambiente en el que vive (familia, trabajo, escuela,
barrio, sociedad, etc.).
Nacido en un instituto como propuesta a los jóvenes, CL se dirige hoy a todo el
mundo, sin distinción de edad, ocupación o posición social.