Catecismo
para rezar a Dios
Preparado
por el Pbro. Fernando Castro Aguayo
ORACIONES
DE SIEMPRE
Aquí
tienes reunidas una serie de oraciones que son de las más conocidas, y las que
más frecuentemente han recitado los cristianos. Cuando las reces, dilas con
pausa y atención sabiendo que te diriges a Dios, a la Virgen, al Ángel de la
Guarda.
La
Señal de la Cruz: Es la señal del cristiano. En la Cruz murió Cristo para
salvar a los hombres de sus pecados:
Por
la señal de la Santa Cruz (+ en la frente), de nuestros enemigos (+ en la
boca), líbranos Señor, Dios nuestro (+ en el pecho).
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (+ de la frente al
pecho, del hombro izquierdo, al derecho). Amén.
Padrenuestro:
Jesús mismo nos enseñó esta oración. Es la Oración de los hijos de Dios:
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes: caer en la tentación y líbranos
del mal. Amén.
Avemaría:
Repetimos las palabras del Ángel Gabriel, de Santa Isabel y las súplicas que
los cristianos han dirigido a su Madre desde siempre:
Dios
te salve, María; Llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora, y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria:
Es un canto de alabanza a la Santísima Trinidad:
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora, y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Acto
de Contrición: Es un modo de pedir perdón a Jesús por nuestros pecados:
Yo
me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo
corazón, porque con ellos ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no
volver a pecar y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de
conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.
Yo
Confieso: Es una oración que se recita frecuentemente en la Santa
Misa:
Yo
confieso ante Dios todopoderoso y, ante ustedes-vosotros, hermanos, que he
pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi
culpa, por mi gran culpa.
Por eso, ruego a Santa María, siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos, y a
ustedes-vosotros, hermanos, que intercedan por mi ante Dios, nuestro Señor. Amén.
El
Credo de los Apóstoles: Es un resumen de lo que Dios ha revelado a los
hombres a través de Jesucristo y la Iglesia lo enseña. Los cristianos tenemos
en el Credo un resumen de nuestra fe:
Creo,
en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
Creo
en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el
poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios Padre; desde allí ha de venir a juzgar a los
vivos y a los muertos.
Creo
en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la Comunión de los Santos;
el perdón de los pecados; la resurrección de los muertos; y la vida eterna. Amén.
Salve:
Es una súplica confiada a la Madre de Cristo, y Madre de cada uno de los
hombres:
Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios
te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo
y llorando, en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos
a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡0h
clemente!, ¡Oh piadosa!, ¡Oh dulce siempre Virgen María!
V
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Bendita
sea tu pureza: Es una oración para pedir a la Virgen la pureza en
pensamientos, palabras y obras:
Bendita
sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa
belleza. A Ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este
día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
Memorare
o Acordaos: Es una oración que dirigimos a la Virgen con la seguridad
que vamos a ser escuchados:
Acuérdate,
¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de
los que han acudido a tu protección, implorando tu auxilio, haya sido
desamparado. Animado por esta confianza, a ti acudo, Madre, Virgen de las vírgenes,
y gimiendo bajo el peso de mis
Pecados me atrevo a comparecer ante ti. Madre de Dios. No deseches mis súplicas,
antes bien, escúchalas y acógelas benignamente. Amén.
Al
Ángel de la Guarda: Todos tenemos nuestro ángel de la guarda. Invocarlo y
tener amistad con Él es una ayuda para la vida cotidiana:
¡Ángel
de mi guarda, dulce compañía! No me desampares ni de noche ni de día. No me
dejes solo que me perdería. Ángel de mi guarda, ruega a Dios por mí. Amén.
ORACIONES
AL LEVANTARSE Y AL ACOSTARSE
En
la mañana: Levántate con prontitud venciendo la flojera. Saluda al
Señor y agradécele el nuevo día. Es también una buena ocasión para saludar
y ofrecer tu día a Nuestra Señora, la Virgen María, que es tu Madre del
cielo. Puedes hacer las siguientes oraciones:
Ofrecimiento
de Obras:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Te
doy gracias, Dios mío, por haberme creado, redimido, hecho cristiano y
conservado la vida. Te ofrezco mis pensamientos, palabras y obras de este día.
No permitas que Te ofenda y dame fortaleza para huir de las ocasiones de pecar.
Haz que crezca mi amor hacia Ti y hacia los demás.
A
la Santísima Virgen:
¡Oh,
Señora mía! ¡Oh, Madre mía! Yo me ofrezco todo a ti; y en prueba de mi
filial afecto te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón;
en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre de bondad, guárdame y
defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.
Al
Ángel de la Guarda Como en las Oraciones de siempre.
En
la noche: Antes de acostarte ponte unos momentos en la presencia de
Dios, tu Padre, que te ve y te oye siempre. Repasa brevemente lo que hiciste
durante este día. Después le pides perdón por tus faltas y le das gracias por
sus beneficios. Encomiéndate luego a la Virgen María, tu Madre, y a tu Ángel
Custodio. Puedes hacer las siguientes oraciones:
Acción
de gracias:
En
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Te doy gracias,
Dios mío, por todos los beneficios que hoy me has concedido. Te pido perdón de
todas las faltas que he cometido durante este día; me pesa de todo corazón de
haberte ofendido y propongo firmemente nunca mas pecar, ayudado de tu divina
gracia.
Examen
de conciencia:
Para con Dios. ¿ Me he acordado de Dios durante este día ofreciéndole mi
trabajo, dándole gracias, acudiendo a Él con confianza de hijo? ¿ He tenido
respeto al que dirán en algún momento? ¿He rezado con pausa y atención?
Para
con el prójimo. ¿He tratado con dureza o menosprecio a los demás? ¿Me he
preocupado de ayudar a los que me rodean haciéndoles, además, la vida más
agradable? ¿Me preocupa también su vida religiosa? ¿He hecho algún
apostolado? ¿He caído, en la murmuración? ¿Sé perdonar? ¿He rezado por las
personas que de algún modo, me preocupan? ¿He sembrado discordia y desunión
entre mis familiares, compañeros de trabajo o de estudio, vecinos, etc.?
Para
conmigo mismo. ¿He luchado por mi propia santificación? ¿Me he dejado llevar
de sentimientos de orgullo, vanidad, sensualidad? ¿Me he esforzado por quitar
mi defecto dominante? ¿He acudido, a Dios para que aumente en mí todas las
virtudes y especialmente la fe, la esperanza y la caridad?
Haz
ahora un Acto de contrición y formula un propósito pequeño y concreto para
que lo cumplas mañana con la ayuda de Dios
Señor
mío Jesucristo
¡ Señor mío Jesucristo ¡ Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío;
por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa haberos
ofendido; ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos en expiación de mis
pecados; propongo firmemente no volver a pecar y confío que por vuestra preciosísima
sangre me daréis gracias para enmendarme y perseverar hasta el fin de mi vida.
Amén.
A
la Santísima Virgen
(Como en las Oraciones de la mañana)
Al
Ángel de la Guarda (Como en las
Oraciones de la mañana)
Tres
Avemarías para pedir la santa pureza
Oraciones
para antes de la misa: Es conveniente antes de participar en la Santa
Misa, considerar en que vamos a participar. La renovación del sacrificio de la
Cruz, y la presencia de Cristo resucitado en el pan y el vino consagrados, es
una gran gracia para cada uno de nosotros. Las siguientes oraciones pueden
servir para prepararnos interiormente.
Oración
a la Santísima Virgen
Oh
Madre de piedad y de misericordia, beatísima Virgen María. Yo, miserable e
indigno pecador, recurro a ti con todo mi corazón y afecto, y ruego a tu
piedad, que así como asististe a tu dulcísimo Hijo pendiente de la cruz, así
te dignes asistirme a mí, miserable pecador, y a todos los sacerdotes que
ofrecen hoy la Misa, aquí y en todo el mundo. Ayúdanos a que sepamos ofrecer
un sacrificio perfecto y aceptable a los ojos de la Santísima Trinidad. Amén.
A
San José
¡Oh feliz varón, bienaventurado José!, a quien le fue concedido no sólo
ver y oír al Dios, a quien muchos reyes quisieron ver y no vieron, oír y no
oyeron, sino también abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo!
V/.
Ruega por nosotros, bienaventurado José.
R/.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oración
¡Oh
Dios! que nos concediste el sacerdocio real; te pedimos que, así como San José
mereció tratar y llevar en sus brazos con cariño a tu Hijo unigénito, nacido
de la Virgen María, hagas que nosotros te sirvamos con corazón limpio, y
buenas obras, de modo que hoy recibamos dignamente el Santísimo Cuerpo de tu
Hijo, y en la vida futura merezcamos alcanzar la vida eterna. Por el mismo
Jesucristo Nuestro Señor. Amén
Oraciones
para después de la misa: Al terminar la Misa, conviene
dedicar unos minutos a dar gracias a Jesús por la Comunión recibida. Se pueden
leer despacio y con atención estas oraciones:
Alma
de Cristo:
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, Sálvame. Sangre de Cristo,
embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame.
¡0h, buen Jesús!, Óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me
aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti, para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los
siglos. Amén.
Acto
de entrega de sí:
Toma,
Señor, y recibe mi libertad, mi memoria, mí entendimiento y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo torno; todo es
tuyo; dispón de ello conforme a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me
baste.
Oración
ante el crucifijo
Mírame, ¡ oh, mi amado y buen Jesús!, postrado en tu presencia; te ruego
con el mayor fervor imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza
y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito de jamás ofenderte,
mientras que yo, con el mayor afecto y compasión de que soy capaz, voy
considerando tus cinco llagas, teniendo presente lo que dijo de Ti el santo
Profeta David: "Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos
mis huesos" (Sal 21,17).
Vía
Crucís: Esta es una piadosa devoción que nos recuerda cuánto
sufrió Jesucristo en su Pasión para redimirnos de nuestros pecados. Es muy
conveniente rezar y meditar el Via Crucis en los viernes de Cuaresma:
I.
Condenan a muerte a Jesús: "Jesús está solo. Quedan
lejanos aquellos días en que la palabra del Hombre Dios ponía luz y esperanza
en los corazones, aquellas largas procesiones de enfermos que eran curados, los
clamores triunfales de Jerusalén cuando llegó el Señor montado en un manso
pollino ".
II.
Jesús carga con la cruz: "Jesús se entrega inerme a
la ejecución de la condena. No se le ha de ahorrar nada, y cae sobre sus
hombros el peso de la cruz infamante. Pero la Cruz será por obra de amor, el
trono de su realeza".
III.
Cae Jesús por primera vez: "El cuerpo extenuado de Jesús
se tambalea ya bajo la Cruz enorme. De su Corazón amorosísimo llega apenas un
aliento de vida a sus miembros llagados. Un dolor agudo penetra en el alma de
Jesús, y el Señor se desploma extenuado.
IV.
Jesús encuentra a María: "De la mano de María, tú
y yo queremos también consolar a Jesús aceptando siempre y en todo la Voluntad
de su Padre, de nuestro Padre".
V.
Simeón ayuda a Jesús: "En el conjunto de la Pasión,
es bien poca cosa lo que supone esta ayuda. Pero Jesús le basta una sonrisa,
una palabra, un gesto, un poco de amor para derramar copiosamente su gracia
sobre el alma del amigo".
VI.
Una mujer enjuga el rostro de Jesús: "El rostro bienamado de Jesús,
que había sonreído a los niños y se transfiguró de gloria en el Tabor, está
ahora como oculto por el dolor. Pero este dolor es nuestra purificación; ese
sudor y esa sangre que empañan y desdibujan sus facciones, nuestra
limpieza".
VII.
Cae Jesús por segunda vez: "A nuestra reincidencia en
el mal, responde Jesús con su insistencia en redimirnos con abundancia de perdón.
Y, para que nadie desespere, vuelve a alzarse fatigosamente abrazado a la
Cruz".
VIII.
Jesús consuela a las mujeres: "Tus pecados, los míos,
los de todos los hombres, se ponen en pie. Todo el mal que hemos hecho y el bien
que hemos dejado de hacer. El panorama desolador de los delitos e infamias sin
cuento, que habríamos cometido, si Él, Jesús, no nos hubiera confortado con
la luz de su mirada amabilísima ".
IX.
Jesús cae por tercera vez: ¡Dios mío!, que odie el
pecado, y me una a Ti, abrazándome a la Santa Cruz, para cumplir a mi vez tu
Voluntad amabilísima... desnudo de todo afecto terreno, sin más miras que tu
gloria... generosamente, no reservándome nada, ofreciéndome contigo en
perfecto holocausto.
X.
Despojan a Jesús: "Para llegar a Dios, Cristo es el camino; pero
Cristo está en la Cruz, y para subir a la Cruz hay que tener el corazón libre,
desasido de las cosas de la tierra."
XI.
Jesús es clavado en la cruz: "Y nosotros, rota el alma
de dolor decimos sinceramente a Jesús: soy tuyo, y me entrego a Ti, y me clavo
en la Cruz gustosamente, siendo en las encrucijadas del mundo un alma entregada
a Ti a tu gloria, a la Redención, a la corredención de la humanidad
entera."
XII.
Muerte de Jesús en la cruz: "Ama el sacrificio, que es
fuente de vida interior. Ama la Cruz, que es altar del sacrificio". Ama el
dolor, hasta beber, como Cristo, las heces del cáliz".
XIII.
Desclavan a Jesús: "Nicodemo y José de Arimatea no eran
conocidos públicamente como discípulos del Maestro. Ahora, en el momento malo,
cuando los demás han huido, no temen dar la cara por su Señor. Entre los dos
toman el cuerpo de Jesús y lo dejan en brazos de su Santísima Madre. Se
renueva el dolor de María. La Virgen Santísima es nuestra Madre, y no queremos
ni podemos dejarla sola."
XIV.
Dan sepultura al cuerpo de Jesús: "Hemos de hacer vida
nuestra la vida y la muerte de Cristo. Morir por la mortificación y la
penitencia, para que Cristo viva en nosotros por el Amor. Y seguir entonces los
pasos de Cristo, con afán de corredimir a todas las almas".
*
Consideraciones tomadas de Beato Josemaría Escrivá, Via Crucis, Ed.Vértice,
Caracas
Devoción
al Sagrado Corazón: Promesas del Corazón de Jesús: Lee una y otra vez
estas promesas que han salido de los labios, del mismo Corazón del Hijo do
Dios. Son una demostración clara del amor en que se abrasa por nuestro bien el
Corazón del Dios hecho Hombre.
1.
Daré a mis devotos las gracias necesarias a su
estado.
2.
Pondré paz en sus familias.
3.
Los consolaré en sus aflicciones.
4.
Seré su amparo y refugio seguro durante la vida y
particularmente en la hora de su
muerte.
5.
Bendeciré abundantemente sus empresas.
6.
Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente
inagotable de la misericordia.
7.
Las almas tibias se harán fervorosas.
8.
Las almas fervorosas se elevarán con gran rapidez a
gran perfección.
9.
Daré a los Sacerdotes la gracia de mover los
corazones más endurecidos.
10.
Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón
sea expuesta y honrada.
11.
Las personas que propaguen esta devoción tendrán
su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de El.
12.
Yo prometo en la excesiva misericordia de mi Corazón,
que mi amor todopoderoso concederá a todos; los que comulguen los nueve
primeros viernes consecutivos la gracia de la perseverancia final: no morirán
en mi desgracia ni sin recibir los Sacramentos, haciéndose mi Corazón su asilo
seguro en aquella ú1tima hora.
Meditar
estas promesas y no amar a Jesús es cosa imposible Para un corazón de
delicados sentimientos. Léelas detenidamente, principalmente los primeros
viernes de cada mes, párate unos momentos después de leer cada una de ellas, y
reflexiona, ora, pide y ama.
Invocar
frecuentemente al Espíritu Santo es un modo de pedir la luz, la fuerza y la
ayuda de Dios. El Espíritu Santo es quien santifica a las almas. La oración
que sigue es muy rezada en la Iglesia fuente de muchos dones.:
¡Ven,
Oh! Espíritu Santo
Ven,
Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego
de tu amor,
V/. Envía tu Espíritu y serán creadas todas las cosas.
R/.
Y renovarás la faz de la tierra.
Oración
Devoción
a la Virgen, madre nuestra: La Virgen es nuestra Madre. Jesús en la Cruz, nos
la entregó como Madre antes de morir "He ahí a tu Madre" (S. Juan,
19,27). Gracias a Ella somos cristianos, porque Ella nos dio a Jesús, que es
nuestro Modelo y nuestro Salvador.
Agrada por tanto a Jesús que la tengamos presente en toda nuestra vida.
A la Virgen la puedes alabar y expresarle tu cariño de muchas maneras, bien por
medio de oraciones, como el Avemaría o la Salve, bien a través de diversas y
antiguas devociones marianas, como el rezo del Santo Rosario, que son muy del
agrado de nuestra Señora.
Ángelus:
V/. El Ángel del Señor anunció a María.
R/.
Y concibió, por obra del Espíritu Santo.
Ave
María.
V/.
He aquí la esclava del Señor.
R/.
Hágase en mi según tu palabra.
Ave
María.
V/.
Y el Verbo se hizo carne.
R/.
Y habitó entre nosotros.
Ave
María.
V/.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración: Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para
que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de tu
Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz seamos llevados a la gloria de su
Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Regina
Coeli: Sustituye al Angelus desde el Domingo de Resurrección al
Domingo de pentecostés, ambos inclusive, o sea, durante el tiempo pascual.
V/.
Alégrate, Reina del Cielo aleluya.
R/.
Porque el que mereciste llevar en tu seno ¡aleluya!
V/.
Ha resucitado, según predijo ¡aleluya!
R/.
Ruega por nosotros a Dios ¡aleluya!
V/.
Gózate y alégrate, Virgen María ¡aleluya!
R/.
Porque ha resucitado Dios verdaderamente ¡aleluya!
Oración:
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, te has
dignado dar la alegría al mundo, concédenos que por su Madre, la Virgen María,
alcancemos el gozo de la vida eterna. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
Santo
Rosario: La Virgen María ha hecho muchas promesas para aquellos
que recen el Santo Rosario.
Se trata de una meditación de la vida de nuestro Señor y de la Virgen María.
Está dividido en tres partes y cada una en cinco misterios. En cada misterio,
se recita un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria. Una costumbre piadosa es
la meditación diaria de una parte del Santo Rosario en familia o privadamente.
Por
la señal de la santa Cruz...
Acto
de contrición Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los
pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos
ofendí a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que, por tu infinita
misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a
la vida eterna. Amén.
V/.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ahora,
se comienza con los Misterios del día. Antes cada decena se puede meditar el
correspondiente Misterio. Cada decena es una contemplación de la vida de
nuestro Señor, de la vida de la Virgen María, o un aspecto del misterio
Pascual. Después de unos segundos de meditación se recita el Padrenuestro y
las diez Avemarías. Y al terminar, el Gloria.
Al
final de cada decena, se puede decir una de las siguientes oraciones:
¡
Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno y guía
todas las almas al Cielo, especialmente aquellos que necesitan más de tu
misericordia!
(Oración
que la Virgen de Fátima recomendó rezar a los tres pastorcitos).
O
bien:
V/. María, Madre de gracia, Madre de misericordia.
R/.
En la vida y en la muerte ampáranos Señora.
Y
siempre se añade:
V/. Alabanzas y gracias sean dadas al Santísimo y Divinísimo Sacramento del
Altar.
R/. Y bendita sea por siempre la Santa e Inmaculada Concepción de la
Bienaventurada Virgen
María, Madre de Dios.
Misterios
Gozosos (Lunes y jueves)
1. La Encarnación del Hijos de Dios.
2.
La Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel.
3.
El Nacimiento del Hijo de Dios en, Belén.
4.
La Purificación de la Virgen.
5.
El Niño perdido y hallado en el Templo.
Misterios
Dolorosos (Martes y Viernes)
1. La Oración del Huerto.
2.
La Flagelación del Señor.
3.
La Coronación de espinas.
4.
La Cruz a cuestas camino del Calvario.
5.
Jesús muere en la Cruz.
Misterios
Gloriosos (Miércoles, Sábados y Domingos.)
1. La Resurrección del Señor.
2.
La Ascensión del Señor a los Cielos.
3.
La venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles.
4.
La Asunción de María al Cielo.
5.
La Coronación de María Santísima como Reina y Madre de todo lo creado.
Al
terminar las cinco decenas se reza:
V/. Virgen Purísima y castísima antes del parto. Hacednos mansos humildes y
castos.
R/.
En pensamientos, palabras y obras.
Ave
María
V/.
Virgen Purísima y castísima en el parto. Hacednos mansos humildes y castos.
R/. En pensamientos, palabras y obras.
Ave
María
V/.
Virgen Purísima y castísima después del parto. Hacednos mansos humildes y
castos.
R/. En pensamientos, palabras y obras.
Ave
María
Se puede rezar una Salve. Luego se dicen las letanías a la Virgen María
Letanías
V/. Señor, ten misericordia de nosotros.
R/. Señor, ten misericordia de nosotros.
V/. Cristo, ten misericordia de nosotros.
R/. Cristo, ten misericordia de nosotros.
V/. Señor, ten misericordia de nosotros.
R/. Señor, ten misericordia de nosotros.
V/. Cristo, óyenos.
R/. Cristo, óyenos.
V/. Cristo, escúchanos.
R/. Cristo, escúchanos.
V/. Dios, Padre celestial.
R/. Ten misericordia de nosotros.
V/. Dios Hijo, Redentor del mundo.
R/. Ten misericordia de nosotros.
V/. Dios Espíritu Santo.
R/. Ten misericordia de nosotros.
V/. Santísima Trinidad, un solo Dios.
R/. Ten misericordia de nosotros.
Santa María. Ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios.
Santa Virgen de las vírgenes.
Madre de Cristo.
Madre de la Iglesia.
Madre de la divina gracia.
Madre purísima.
Madre castísima.
Madre siempre virgen.
Madre sin mancha.
Madre inmaculada.
Madre amable.
Madre admirable.
Madre del Buen Consejo.
Madre del Creador.
Madre del Salvador.
Virgen prudentísima.
Virgen digna de veneración.
Virgen digna de alabanza.
Virgen poderosa.
Virgen clemente.
Virgen fiel.
Espejo de justicia.
Trono de sabiduría.
Causa de nuestra alegría.
Vaso espiritual.
Vaso de honor.
Vaso insigne de devoción.
Rosa mística.
Torre de David.
Torre de marfil.
Casa de oro.
Arca de la alianza.
Puerta del cielo.
Estrella de la mañana.
Salud de los enfermos.
Refugio de los pecadores.
Consuelo de los afligidos.
Auxilio de los cristianos.
Reina de los Angeles.
Reina de los Patriarcas.
Reina de los Profetas.
Reina de los Apóstoles.
Reina de los Mártires.
Reina de los Confesores.
Reina de las Vírgenes.
Reina de todos los Santos.
Reina concebida sin pecado original.
Reina elevada al cielo.
Reina del Santísimo Rosario.
Reina de las familias.
Reina de la paz.
V/. Cordero de Dios, que quitas
los pecados del mundo.
R/. Perdónanos, Señor.
V/. Cordero de Dios, que quitas
los pecados del mundo.
R/. Escúchanos, Señor.
V/. Cordero de Dios, que quitas
los pecados del mundo.
R/. Ten misericordia de nosotros.
Oración
Te
suplicamos, Señor, que habiendo meditado los misterios del Santísimo. Rosario
de la Beatísima Virgen María, imitemos lo que contienen y obtengamos lo que
nos prometen. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios; no desprecies las súplicas que
te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todos los
peligros, Virgen gloriosa y bendita.
V/. Ruega por nosotros santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de Nuestro Señor
Jesucristo.
Amén.
Las siguientes intercesiones
pueden será añadidas después de la letanía:
Por las necesidades de la Iglesia
y del Estado:
Padrenuestro... Avemaría... Gloria...
Por la persona e intenciones del Obispo de esta diócesis:
Padrenuestro... Avemaría... Gloria...
Por las benditas almas del Purgatorio:
Padrenuestro... Avemaría...
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
Al
Patriarca San José
San José, mi padre y Señor, tú que fuiste guardián fiel del Hijo de Dios
y de su Madre Santísima, la Virgen María, alcánzame del Señor la gracia de
un espíritu recto y de un corazón puro y casto para servir siempre mejor a Jesús
y a María. Amén.
Oración
a San Miguel
Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la
maldad y las asechanzas del demonio. Pedimos suplicantes que Dios lo mantenga
bajo su imperio; y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja con el poder
divino, a Satanás y a los otros espíritus malvados, que andan por el mundo
tratando de perder a las almas. Amén.
A
San Judas Tadeo
Glorioso San Judas Tadeo, honor y gloria del apostolado; consuelo y amparo de
los afligidos; yo te suplico por la gloria que gozas en el Cielo, por el
privilegio de ser pariente cercano de Nuestro Señor, y por el amor que, como
todos los Apóstoles tuviste a María Santísima, me concedas lo que te pido; y
así como estoy seguro de que Jesucristo te oye y nada té niega, así también
yo estoy seguro de experimentar tu protección y consuelo en esta urgente y gran
necesidad. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
A San Josemaría Escrivá Fundador del Opus Dei
Oh
Dios, que concediste al Beato Josemaría, sacerdote, gracias innumerables,
escogiéndole como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino de
santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes
ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también convertir todos los momentos
y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, y de servir con alegría, y
con sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando los
caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor, y concédeme por su intercesión el favor
que te pido... (pídase). Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
Se
ruega a quienes obtengan gracias, por intercesión del Beato Josemaría Escrivá,
que las comuniquen a la Vicepostulación del Opus Dei en Venezuela, Apartado
61401, Caracas 1061-A.
Oración
mental
Es muy conveniente dedicar diariamente unos minutos a hacer oración mental Es
un diálogo de tú a tú con Jesucristo, donde puedes comentarle todas las cosas
que te ocurren, agradan y desagradan; puedes pensar en las que Él desea para
ti; , y puedes pedirle ayuda para los trabajos y afanes que te ocupan. También
para pedirle paz y fortaleza ante las dificultades y para que pienses cómo
puedes ayudar mejor a los que té rodean: familia, compañeros, amigos, vecinos,
etc.
Para ello es conveniente que tengas en cuenta: que a Jesucristo, tu hermano, le
interesan todas tus cosas; que debes recogerte para tener privacidad: tu cuarto,
la iglesia, etc.; que puedes ayudarte para conversar con Jesucristo de los
Evangelios, o de algún libro de meditación.
Este
rato de oración lo puedes empezar y terminar con estas sencillas oraciones que
el Beato Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei, enseñó a miles de
personas.
Se trata de ponerse en la presencia de Dios intensamente y terminar también
intensamente en presencia de Dios.
Al
empezar:
Por la señal..
.
Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me
oyes; te adoro con profunda reverencia, te pido perdón de mis pecados, y gracia
para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi
Padre y Señor, Ángel de mi guarda, interceded por mí.
Al
terminar:
Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e
inspiraciones que me has comunicado en esta meditación; te pido ayuda para
ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi Padre y Señor, Ángel
de mi guarda, interceded por mí.
Oración
de abandono en Dios
Junto al esfuerzo, al trabajo, a las alegrías y a los sinsabores de la vida,
está siempre presente la providencia amorosa de nuestro Padre Dios. Tener
presente que Dios sólo quiere para sus hijos lo mejor, aunque a veces no lo
entendamos, y muchas veces nos resulte oscuro, es una ocasión para ejercer la
fe, la esperanza y el amor a nuestro Padre Dios. Así como un buen padre o una
buena madre corrige a su hijo pequeño, para que así aprenda, y nadie duda que
sus padres son quienes más lo quieren, del mismo modo nosotros tenemos un padre
en los Cielos que siempre nos ayuda y vela por nosotros. Por eso podemos
abandonarnos en manos de Dios con esta oración u otra parecida.
Señor,
Dios mío en tus manos abandono lo pasado, lo presente y lo futuro; lo pequeño
y lo grande; lo poco y lo mucho; lo temporal y lo eterno.
(Beato Josemaría Escrivá)
Oración
a la Virgen para santificar el trabajo y el estudio
Antes de empezar a trabajar o a estudiar, puedes ofrecer a la Virgen Santísima
lo que vas a hacer. Ten en cuenta que el esfuerzo por prepararse para la vida,
el trabajo para ganarse el sustento, y el servicio que se presta a la sociedad a
través del trabajo, son ocasiones para santificarnos. Para ello, puedes recitar
esta oración, y dedicarte con intensidad a tus tareas.
Madre
mía Inmaculada, que, por haber recibido en tu seno al Verbo de Dios, eres Trono
de la Gloria y de la Sabiduría, alcánzame la gracia de trabajar (o estudiar)
con orden y constancia, con intensidad y presencia de Dios, con pureza de
intención y afán de servicio.
Haz
que mi trabajo me acerque cada día más a ti y a tu divino Hijo; que nunca me
olvide de ofrecértelo, como ahora lo hago, para que mis horas de trabajo (o de
estudio) sean, de verdad, horas de oración.
Ayúdame
también, Señora, a lograr el fruto humano y sobrenatural que Dios espera de mi
trabajo (o estudio), para que, santificándome, alcance la dicha de amarte para
siempre en el Cielo. . Amén.
Bendición
de la mesa
Siempre debemos agradecer a Dios los dones que nos otorga. Uno especialmente
importante es todo que se refiere a los alimentos. Es una buena costumbre
familiar y personal, bendecir los alimentos antes de comerlos, al sentarnos en
la mesa, y agradecer al terminar por hacerlos recibido. Puedes hacer una oración
como ésta:
Antes
de comer
V/.Bendícenos, Señor, a
nosotros y a estos alimentos que recibimos de tus manos.
R/. Amén.
V/. El Rey de la Gloria Eterna
nos haga participes de la mesa celestial.
R/. Amén
Después de comer
V/.Te damos gracias, Omnipotente
Dios, por todos tus beneficios. Tú que vives y reinas por los siglos de los;
siglos.
R/. Amén.
V/. El Señor nos dé su Paz.
R/. Y la vida eterna. Amén.
Oraciones
para obtener una buena muerte: El momento más importante de la
vida es aquél en el que entregaremos nuestra alma a Dios, que es nuestro Padre.
Jesucristo nos redimirá con su Sangre, y vivo y resucitado nos espera en el
Cielo. Pedir para cada uno y para los enfermos agonizantes una buena muerte es
algo que agrada a Dios, porque la muerte para los cristianos es el encuentro
amoroso y definitivo con Dios.
Creador mío y Padre mío, te
pido la mis importante de todas tus gracias: la perseverancia final y una muerte
santa. Por grande que haya sido el abuso hecho de la vida que me has dado, concédeme
vivirla desde ahora y terminarla en tu santo amor.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por mí ahora y en la hora de mi muerte. San José, mi padre y señor, alcánzame
que muera con la muerte de los justos.
Señor, Dios mío; ya desde ahora
acepto de buena voluntad, como venida de tu mano, cualquier género de muerte
que quieras enviarme, con todas sus angustias penas y dolores.
V/. Jesús, José y María.
R/. Os doy el corazón y el alma mía.
V/. Jesús, José y María.
R/. Asistidme en mi última, agonía.
V/. Jesús, José y María.
R/. Expire en paz con vosotros el alma, mía.
MODOS
DE FOMENTAR LA PRESENCIA DE DIOS
Un buen cristiano busca estar continuamente en la presencia de Dios. Para ello
puede acudir a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. También a la
Virgen Santísima Nuestra Madre, a San José, a los ángeles y a los santos.
Para ello, del modo más natural, podemos recitar interiormente, breves
oraciones llamadas jaculatorias, que nos sirven para mantener encendido el diálogo
de amor con Dios. Para decirlas no se necesita nada especial, ni ningún lugar
especial, porque con la mente y con el corazón podemos siempre hablar con Dios.
A continuación hay a1gunos ejemplos de jaculatorias tomadas unas de los
Evangelios, otras de la tradición cristiana, y siempre cada uno puede componer
las que su piedad e ingenio les dicte.
Jaculatorias
Para Dios toda la gloria.
Porque Tú eres, ¡oh Dios! mi fortaleza.
Señor, aquí me tienes, porque me has llamado.
Todo lo puedo en aquel que me conforta.
Creo, Señor, pero ayuda mi incredulidad.
¡Auméntame la fe!
¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí, que soy un pecador!
¡Señor! Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo.
!Señor mío y Dios mío!
Corazón sacratísimo de Jesús, ¡danos la paz!
¡Sagrado Corazón de Jesús! En Ti confío.
¡Ave María purísima, sin pecado original concebida!
¡Santa María, Madre del amor hermoso, ayuda a tus hijos!
¡Corazón dulcísimo de María, prepárame un camino seguro!
Resumen
de vida cristiana
1. No dejes pasar mucho tiempo sin encomendarte de alguna manera a Dios.
2.
Acude a Misa los domingos y días de precepto, aunque para ello tengas que hacer
algún
sacrificio.
3.
Cumple con los preceptos de la confesión y comunión anual.
4.
Evita todo pecado mortal y, en caso de pecar, confiésate pronto.
5.
No hagas nunca traición a Dios ni a tu conciencia en el ejercicio de tu oficio
o profesión.
Busca
siempre ser honrado, es decir responsable, competente y justo.
6.
Haz el bien que puedas a todos y hazlo por Dios. Esto obliga más con las
personas que tenemos cerca: familia, amigos, compañeros de trabajo, estudio,
vecinos, etc.
7.
En caso de que enfermes gravemente pide que te lleven pronto los Santos
Sacramentos.
También debemos hacerlo con nuestros familiares y amigos. Es siempre una fuente
de paz.
8.Diariamente reserva un poco de tiempo para leer el Evangelio y algún libro
espiritual.
9. Propónte unas normas de vida cristiana para hacer todos los días:
ofrecimiento de obras en la mañana y oraciones en la noche; rezo del Santo
Rosario en familia o en la calle, bendecir la mesa, ofrecer el trabajo
diariamente a Dios, etc. Igualmente puedes establecer algo para cada semana y
algo para cada año.
10. Procura tener un confesor fijo para que te ayude a conocer mejor la voluntad
de Dios y te
oriente en el modo de realizarla.
11.
Trata de que en tu casa y lugar de trabajo haya algún Crucifijo o una imagen de
la Virgen para rezar con frecuencia y para que sea esa una ayuda para tener
presencia de Dios
12. Dedícate siempre con intensidad tus trabajos tanto los de la casa como los
de fuera de tu casa.
13. Procura siempre compartir con tu familia. En esto siempre debe haber
creatividad para poder divertirse sanamente.
Condiciones
para recibir la Sagrada Comunión
Recibir dignamente la Sagrada Comunión es muy importante porque al Cuerpo de
Cristo le debemos mucho respeto y reverencia. Para ello la iglesia siempre ha
enseñado que para poder acercarnos a la Comunión hace falta:
1.
Saber lo que se va a recibir. Es decir, tener uso de razón, estar consciente
que uno se acerca a recibir el
mismo Cuerpo de Cristo.
2.
Tener la conciencia libre de pecado, mortal. Para ello es conveniente haberse
confesado
recientemente. Si no fuera así, siempre se puede hacer una Comunión
espiritual, fomentarlos
deseos de recibir a Cristo, pero no acercarse a recibir el sacramento.
3.
Guardar una hora de ayuno antes de la comunión. Es decir, abstenerse de comida
y bebida
durante ese tiempo. Agua y medicinas no importan.
Días
de Penitencia
En la iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del
año y el tiempo de Cuaresma. La Cuaresma va desde el Miércoles de Ceniza basta
la Vigilia Pascual.
Abstinencia:
Consiste en abstenerse de comer carne, su caldo, etc. Por ejemplo:
empanadas de carne o pollo, hamburguesas, perros calientes, etc.
Ayuno: Se trata de hacer una comida completa, y otras dos frugales o
sobrias. No comer entre comidas. Generalmente los días de ayuno se puede
almorzar normal y en el desayuno y la cena comer muy poco.
Ley
del ayuno y de la abstinencia Ayuno y Abstinencia:
El Miércoles de Ceniza y Viernes Santo.
Sólo abstinencia: Todos los viernes del año. Puede sustituirse la
abstinencia por otro sacrificio, una obra en favor de algún necesitado, una
obra piadosa (Via Crucis, Santa Misa, Rosario, Visita al Santísimo, lectura de
la Biblia, etc.). En Venezuela es además costumbre de guardar la abstinencia de
carne los Viernes de Cuaresma.
Edad de la Obligación: La abstinencia obliga desde los 14 años
cumplidos. El ayuno desde los 21 cumplidos hasta los 59 comenzados.
El requisito básico para hacer una buena confesión es tener la intención de
volver a Dios como el "hijo pródigo" y reconocer nuestros pecados con
verdadera contrición ante su representante, el sacerdote.
Para hacer una buena confesión hacen falta cinco cosas:
I.
Examen de conciencia
Se
recuerdan los pecados cometidos desde la última confesión.
¿
Cuándo fue mi última confesión? ¿Me he acercado indignamente a recibir la
Comunión? ¿He callado por vergüenza algún pecado mortal en mis confesiones
anteriores?
¿
He dudado o negado las verdades de la fe católica? ¿He puesto en peligro mi fe
leyendo libros o revistas en contra de la Fe católica o he asistido a reuniones
de sectas que no son católicas? ¿He practicado superstición, adivinanzas,
brujerías, etc. ?
¿
He tomado el nombre de Dios en vano? ¿ He blasfemado? ¿ He jurado sin
necesidad o sin verdad?
¿
He faltado a Misa los domingos o días festivos por mi culpa y sin una razón
grave? ¿He cumplido los días de ayuno y abstinencia?
¿He
desobedecido a mis padres o superiores en materias de importancia?
¿
Tengo enemistad, odio o rencor contra a1guien? ¿Me niego a perdonarle? ¿He
causado la muerte a a1guien? ¿Me he embriagado, bebido con exceso o tomado
drogas? ¿He manejado en estado de embriaguez? ¿He practicado, aconsejado o
facilitado el grave crimen del aborto?
¿
He aceptado pensamientos o miradas impuras? ¿He vista películas inmorales? ¿
He realizado actos impuros? ¿ Sólo o con otras personas?
¿He
hablado de ello con alarde o sin necesidad? ¿He usado indebidamente el
matrimonio? ¿He tomado píldoras anticonceptivas o abortivas o usado algún
otro método artificial para evitar tener hijos?
¿He
robado o dañado cosas que no son mías? ¿Cuánto? ¿He restituido o reparado
por el daño causado? ¿He sido honrado con otros en mis negocios?
¿He
dicho mentiras? ¿He calumniado o descubierto, sin causa justa, defectos graves
de otra persona, aunque sean ciertos, pero no conocidos? ¿He hecho juicios
temerarios contra el prójimo? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse?
Si
se recuerdan otros pecados deben mencionarse en la confesión.
II.
Dolor sincero por los pecados cometidos: "El acto esencial de la
penitencia, por parte del penitente, es la contrición, o sea, un rechazo claro
y decidido del pecado cometido, junto con el propósito de no volver a
cometerlo, por el amor que se tiene a Dios y que renace con el arrepentimiento.
La contrición, entendida así, es, pues, el principio y el alma de la conversión,
(...) que devuelve el hombre a Dios, como el hijo pródigo que vuelve al padre,
y que tiene en el sacramento de la penitencia su signo visible, perfeccionador
de la misma atrición". (Juan Pablo II).
III.
Propósito de no volver a pecar: El propósito de no volver a
cometer el pecado confesado (enmienda) es señal de arrepentimiento genuino y
sincero. No es necesario prometer que jamás se pecara en el futuro. El propósito
de evitar las ocasiones próximas de pecado es muestra suficiente de un
arrepentimiento sincero. La ayuda de la gracia de Dios en cooperación con la
intención de rectificar tu vida te dará la fortaleza para resistir y vencer
las tentaciones en el futuro.
IV.
Confesión de los pecados al sacerdote: Se puede empezar con la señal de la
Cruz y saludar al sacerdote con: "Bendígame, Padre, porque he
pecado". (O bien: "Ave María Purísima"). Mi última confesión
fue hace... (cuántos días, meses o años, aproximadamente).
Se
dicen los pecados que se recuerden.
Si
se tienen dudas, se siente vergüenza o no se sabe cómo confesarte, se le dice
claramente al sacerdote. Él ayudará siempre a hacer una buena confesión.
Basta con que se conteste a las preguntas. Nunca debe callarse un pecado por
vergüenza o por temor: hay que confiar siempre en la misericordia de Dios que
es nuestro Padre y quiere perdonarnos. El sacerdote mandará una, penitencia y
dará a1gunos consejos que nos ayudarán a ser mejores cristianos.
Luego
nos perdonará los pecados cometidos porque el sacerdote tiene ese poder dado
por
Jesucristo. El penitente reza el acto de contrición.
V.
Después de confesarse: Cumplamos la penitencia, que el sacerdote nos
impuso. Démosle gracias a Dios por habernos perdonado de nuevo. Meditemos los
consejos que se nos han dado para mejorar así nuestra vida.
Ora por los difuntos, es decir, por aquellos que ya han pasado el momento de la
muerte, es una buena costumbre cristiana. Muestra 1a fe en que Dios Padre
aliviará las penas de las almas que están en el purgatorio, pagando aún la
satisfacción por las faltas que cometieron en la vida presente. Las almas del
purgatorio, llenas de gozo, esperan el momento de ir a la presencia de Dios.
Nosotros los que ahora estamos en la tierra podemos orar por ellos a través de
la Misa, las oraciones y sacrificios. Es muy tradicional el rezo de este
responso por los difuntos.
Responso
por uno o por todos los fieles difuntos:
V/. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
Salmo 129
V/. Desde lo hondo a ti grito Señor¡ Señor! Escucha mi voz; estén atentos
tus oídos a la voz de mi
súplica.
R/. Mi alma espera en el Señor.
V/. Si llevas cuenta de mis
delitos, Señor ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así
infundes respeto.
R/. Mi alma espera en el Señor.
V/. Mi alma, espera en el Señor,
espera en su palabra: mi alma aguarda al Señor más que el
centinela la aurora.
R/. Mi alma espera en el Señor.
V/. Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la
redención copiosa; y Él redimirá a Israel de todos sus delitos.
R/. Mi alma espera en el Señor.
Oración Por todos los fieles difuntos
Oh Dios, creador y redentor nuestro, concede a las almas de tus hijos el perdón
de todos sus pecados, para que por nuestras fervorosas oraciones, consigan la
felicidad y la paz que siempre desearon. Por Cristo nuestro Señor. Amén
Por
un difunto
Absuelve, te rogamos, Señor, el alma de tu hijo (a)... de todo vínculo de
pecado, para que en la gloria de la resurrección, descanse dichoso (a) entre
tus santos y elegidos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Lectura
del Santo Evangelio según San Juan.
En
aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
Ha
llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Les aseguro que, si
el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero, si muere, da
mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí
mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme,
que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me
sirve, el Padre lo premiará.
V/. Palabra del Señor
R/. Gloria a ti Señor Jesús.
Preces finales por un difunto
V/. Oremos a Dios nuestro Padre, fuente de bondad y de misericordia, por medio
de Jesucristo su Hijo, y digámosle.
R/. Tú eres la resurrección y la vida.
V/. ¡Señor! Tú que lloraste en
la tumba de Lázaro, dígnate enjugar nuestras lágrimas.
R/. Tú eres; la resurrección y la vida.
V/. Tú, que resucitaste a los muertos, concédele la vida eterna a nuestro (a)
hermano (a).
R/. Tú eres la resurrección y la vida.
V/. Tú que purificaste a nuestro
hermano (a) con las aguas del Bautismo, dígnate admitirlo (a) en el lugar de
los santos y elegidos.
R/. Tú eres la resurrección y la vida.
V/. Y a nosotros aún peregrinos
en esta vida, dígnate alimentar nuestra fe y nuestra esperanza en la vida
eterna.
R. Tú eres la resurrección y la vida.
V/. Padre nuestro...
y no nos dejes caer en tentación.
R. Y líbranos del mal
V/. Dale (s) Señor el descanso
eterno.
R/. Y luzca para Él (ella) (ellos) la luz perpetua
V/. Descanse (n) en paz.
R/. Amén.
V/. Su (s) alma (s) y la de
todos; los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz.
R/. Amén
Es
una gentileza de
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