VISIÓN CRISTIANA DE LA SEXUALIDAD
A. PRIMERA PARTE:
PRESENTACIÓN DEL TEMA
1. Un gran cambio
En la visión de la sexualidad y en los comportamientos sexuales se
ha operado un gran cambio durante los últimos cincuenta años. Se
puede afirmar en líneas generales que se ha pasado de una visión
cerrada a una mirada más abierta y positiva; y de comportamientos
rígidos y estrechos a formas de actuar más libres y espontáneas.
Los cambios más visibles se perciben en el modo de obrar de los
jóvenes. Pero los más profundos se han dado y siguen dándose a
partir del campo biológico, de los estudios psicológicos y de la
filosofía de la sexualidad. En conjunto, estos cambios se han de
mirar con esperanza, porque la sexualidad es una obra de Dios y
una de las realidades más bellas de la vida humana. Un mejor
conocimiento de la biología y la psicología humana no ataca a la
obra de Dios, sino que la favorece, porque la desarrolla. La mirada
recelosa y torturada de quienes ven en los avances sexuales
males o al menos peligros no es una mirada cristiana. Lo cual no
obsta para que afirmemos que ciertos comportamientos de jóvenes
y de mayores, ciertas maneras de pensar, no pueden mirarse con
ojos de aprobación, ni siquiera con indiferencia, porque son
inaceptables.
La postura de esta catequesis ante los cambios de visión y
comportamiento sexual se resume en dos expresiones: apertura,
sentido crítico. Apertura, porque hay mucho de positivo en todo lo
nuevo; sentido crítico, porque no todo es bueno.
2. Objetivo de esta catequesis
La sexualidad humana se puede estudiar desde varios ángulos,
principalmente los tres siguientes: científico, psicológico, ético.
Esta catequesis se sitúa en el tercero, allá donde nos preguntamos
por lo bueno y lo malo.
El cambio en el terreno sexual es tan grande que muchas
personas se sienten desorientadas. «Antes nos decían esto y esto;
ahora la gente no hace caso de todo eso. ¿Qué es lo que
debemos hacer?». Esta podría ser la reflexión y la pregunta de
una persona de cierta edad. Pero también entre los jóvenes existe
el confusionismo, aunque de otra forma. La mayor confusión de los
jóvenes puede estar en no dar importancia a los diferentes
comportamientos, verlo todo bien, estar indiferentes ante las
exigencias éticas de la sexualidad, o ser liberales hasta el extremo
de caer en el subjetivismo. Frecuentemente se oyen a los jóvenes
frases como éstas: «Si ellos lo ven bien... Si los dos están de
acuerdo... Son asuntos particulares de cada uno...» Estos no son
criterios válidos de comportamiento para nadie, menos para un
cristiano.
Por eso el objetivo general de esta catequesis es atajar este
confusionismo de jóvenes y mayores y dar una visión correcta de
la sexualidad. De ella nacerán los criterios morales para el
comportamiento sexual. Hemos de aprender a no dar por buenas,
sin juzgarlas, las afirmaciones que se hacen vulgarmente. Algunas
de las ideas que exponemos aquí resultarán por eso mismo
chocantes para determinadas personas. Pero la catequesis entera
está impregnada de optimismo y presenta una idea muy elevada
de la sexualidad humana. El cristianismo toma muy en serio la
sexualidad humana y la coloca a gran altura.
3. De entrada, dos palabras fundamentales: gozar y frágil
He aquí lo primero que debemos decir, desde una perspectiva
cristiana: la sexualidad es buena, muy buena; es fuente de
felicidad y de gozo.
a) La palabra «gozar» es una de las que mejor le cuadran a la
sexualidad humana. Somos seres sexuados para gozar más, para
llevar una vida más feliz. La sexualidad es una de las mayores
fuentes de gozo y de realización personal.
Sin embargo, para algunas personas ha sido motivo de
sufrimientos, a causa de normas, temores y recelos. Una moral
estrecha y oscurantista ha imperado en amplios sectores de la
Iglesia, y ha sido causa de sufrimientos para muchos matrimonios
cristianos. Todavía hoy, en determinados movimientos y grupos, se
exacerba el miedo a la sexualidad, como fuente de peligros y de
pecados. Es triste que hayan ocurrido y sigan ocurriendo estas
cosas.
Dios quiere, precisamente, todo lo contrario. Nos ha hecho
sexuados para que nuestra vida sea más dichosa. Su voluntad es
que, gracias a la sexualidad, gocemos más y nos realicemos mejor.
Debemos mirar a la sexualidad con optimismo e ilusión, oyendo
estas palabras de Dios: gozad lo más posible, sed felices de
verdad.
b) Pero también la palabra .«frágil» le cuadra a la sexualidad.
Como las mejores cosas del ser humano, la sexualidad es frágil;
puede romperse con facilidad, y necesita cuidados diarios.
Hoy en día ha aumentado esta fragilidad por varias circunstancias,
entre las cuales están las siguientes:
1) La extremada erotización del ambiente, que acrecienta los
estímulos.
2) La supervaloración del aspecto físico de la sexualidad, de tal
forma que a menudo se olvida o posterga el aspecto psíquico, que
es el más importante. Con ello se rompe la armonía de la
sexualidad y la de toda la persona; se provocan necesidades
artificiales y se preparan unas relaciones difíciles, cuando no
desastrosas.
3) En relación con lo anterior, está la disociación del deseo y la
entrega. La relación amorosa es una síntesis de estos dos
factores, que no deben separarse. De esos dos elementos, el que
da estabilidad a la vida sexual es la entrega. El deseo es mucho
más cambiante, porque va ligado a los sentidos. Y ¿qué ocurre
con frecuencia hoy en día? Que se disocian estos dos elementos,
se olvida la entrega y nos quedamos sólo con el deseo. Entonces
la relación mutua y toda la vida sexual se vuelve inestable. Con ello
hemos acrecentado muchísimo la fragilidad de la sexualidad.
En conclusión, las palabras gozar y frágil expresan dos
características importantes de la sexualidad. Estamos invitados a
gozar lo más posible. y con ello realizamos el deseo de Dios. Pero
debemos poner al mismo tiempo el máximo cuidado, porque la
sexualidad es una realidad frágil.
B. SEGUNDA PARTE:
CRITERIOS PARA UNA VALORACIÓN ÉTICA
4. Significado profundo de la sexualidad humana
a) Imagen de Dios
H/DIGNIDAD: Todos conocemos la importancia de la persona
humana para el cristianismo: ocupa en él el lugar central, el
primero de todos, junto a Dios. Esta importancia ha pasado luego a
todos los credos religiosos y políticos, bajo el nombre de
«dignidad» de la persona humana. ¿De dónde nace esa dignidad?
Según la Biblia, nace de que todo ser humano es imagen de Dios.
Pero la Biblia dice más. Aunque cada hombre o mujer es imagen
de Dios, la Biblia afirma que la imagen plena es la pareja, hombre y
mujer. Con ello nos muestra el sentido profundo de la pareja y, por
tanto, de la sexualidad humana: nos dice que la pareja es el retrato
de un Dios amoroso y comunitario; y nos enseña que ese amor se
expande en la creación de seres libres y solidarios.
Cada pareja es un signo llamativo de Dios. Por eso hablamos del
matrimonio como «sacramento». Cuando una pareja cristiana se
casa con fe y expresa su unión ante la comunidad eclesial, se
convierte para sí misma y para los demás en retrato comunitario de
Dios y canal o instrumento de su gracia.
b) Colaborador de Dios
Para la Biblia el ser humano es siempre colaborador de Dios por
su inteligencia, su voluntad, su creatividad y su trabajo. La
creación del universo es un proceso continuado, y el ser humano
es creador junto a Dios.
Pero en este aspecto ocurre lo mismo de antes. La pareja humana
ocupa un lugar especial en el campo de la creación en un sentido
personal: la propia educación de la pareja, y la procreación y
educación de nuevos seres humanos.
5. Tres notas: tres criterios
Para una valoración ética de los comportamientos sexuales,
hemos de tomar en consideración tres notas que acompañan a la
sexualidad humana.
* Primera nota, la persona humana.
* Segunda nota, el amor.
* Tercera, la dimensión social.
Estos son los tres criterios para hacer una valoración de la
actividad sexual, desde el punto de vista cristiano. ¿qué quiere
decir esto? Que para un cristiano los comportamientos sexuales
son éticamente correctos cuando se realizan en consonancia con
esos tres criterios.
6. Primer criterio: la persona humana
El primer criterio para valorar éticamente la sexualidad es la
persona humana: más en concreto, si tal actividad es personal o
personalizante. «Personal» quiere decir: que nace de la
consciencia, la libertad y el sentido de responsabilidad de los
sujetos. «Personalizante» quiere decir: que esa actividad o
comportamiento personaliza a los sujetos, los hace más personas.
¿De dónde nace este criterio? Del hecho de que se trata de la
sexualidad humana, sexualidad que impregna toda la persona,
cuerpo, cerebro, sentimientos, carácter, voluntad. Además ocurre
que la sexualidad es un factor decisivo del desarrollo de la
personalidad en dos sentidos: el individual y el social. Es uno de
los factores principales de la personalidad equilibrada y madura, y
de la apertura, la comunicación y la sociabilidad.
En consecuencia, es ética o moralmente incorrecta toda actividad
sexual que separe sexualidad y persona humana; es degradar la
sexualidad humana a sexualidad animal. La degradación y
utilización de la sexualidad es degradación y la utilización de la
persona humana es la negación de su dignidad. La misma
valoración hay que dar de las actividades sexuales que no sean
personales y personalizantes, en la forma antes explicada. Este
criterio se aplica, por supuesto, a las actividades externas, como
los negocios, los espectáculos, la publicidad, la prostitución
etcétera. Pero vale igualmente para los comportamientos más
íntimos y particulares de cada uno.
Números 7-10. segundo criterio, el amor
7. Segundo criterio: el amor
El segundo criterio para valorar la actividad sexual es el amor.
Con este criterio queda mucho más concretado el anterior, pues
ambos están íntimamente relacionados. La actividad sexual es
personal y personalizante cuando es resultado y expresión del
amor.
En consecuencia, hay que afirmar abiertamente que la actividad
sexual sin amor no es humana; no es personal ni personalizaste;
es una estafa. Por eso es inmoral. Donde no haya nada de amor,
la inmoralidad es absoluta y la degradación de la persona humana
total. Cuando hay algo de amor, la corrupción moral no es tan
absoluta. Pero hemos de añadir que tampoco basta cualquier
amor, para que esté justificada la actividad sexual. Lo vamos a ver
en los números siguientes.
8. Amor totalizante y exclusivo
¿Cuál es el significado profundo de la relación íntima? Las
relaciones intimas son un lenguaje corporal en el que, con o sin
palabra, cada persona le dice al otro: Me entrego a ti por entero.
Es un gesto que expresa un amor totalizante, un amor en que se
da toda la persona, todo el ser, toda la vida de cada uno.
Por ser totalizante, ese amor es también exclusivo. No se puede
amar con amor totalizante a dos personas, porque la persona
amada es alguien ÚNICO para mí.
Esa relación intima, ¿no puede ser simplemente signo de
amistad? Esa unión expresa mucho más que la amistad. Esta
palabra es insuficiente para mostrar todo lo que contiene la unión
corporal. Es una experiencia de todos los amantes, aun de
aquellos que por otro lado tienen sus debilidades.
En consecuencia, debemos afirmar que la segunda nota de la
sexualidad, o sea, el amor, no se refiere a un amor cualquiera, ni
siquiera a una gran amistad. Se trata de un amor muy especial, un
amor totalizante y exclusivo. Por eso la actividad sexual que no
nace de ese amor no es moralmente correcta. La relación sexual
sin ese amor podrá resultar gratificante, y hasta parecer positiva;
pero tiene algo de falsa, está herida de falsedad, porque dice y
expresa algo que no existe; expresa un amor totalizante y
exclusivo, y resulta que no hay tal. Por eso es moralmente
inaceptable.
Algunos podrían poner la siguiente objeción: Y ¿si para ellos esa
relación no expresa un amor de esa naturaleza, sino una simple
amistad? A esta objeción se ha de responder que en ese caso la
concepción de la sexualidad se ha devaluado; se ha convertido en
algo de menos valor. El cristianismo tiene una idea mucho más alta
de la sexualidad humana, a la que considera parte esencial de las
persona humana. Para el cristianismo, devaluar la relación sexual
equivale a devaluar a la persona humana. Todavía objetará
alguno: «Vale,pero eso puede ser fruto de nuestra cultura". Por
supuesto, respondemos; lo que hay que ver es si en este punto
nuestra cultura no es la más humana y humanizante, la que mejor
responde al sentido profundo de la persona humana.
9. Amor estable y duradero
MA/A-ESTABLE NOVIAZGO/SEXO:: Cuando el amor es totalizante
y exclusivo tiende, por su propia naturaleza, a mantenerse y durar
indefinidamente. Es también una experiencia de los amantes: se
quieren para siempre, quieren vivir juntos siempre. El amante se
convierte en alguien imprescindible, sin el cual la vida se quiebra y
pierde sentido. De ahí que la actividad sexual exija previamente un
amor estable, acompañado de compromiso mutuo. Sin esta
condición el amor no es totalizante y las relaciones íntimas no
expresan un lenguaje verdadero.
10. Conclusiones sobre la segunda nota
* Primero, la segunda nota, y el segundo criterio para valorar
éticamente la actividad sexual, es el amor. Pero no un amor
cualquiera, no la sola amistad, por grande que sea; sino un amor
totalizante, exclusivo, estable y duradero.
* Segundo, las relaciones íntimas ocasionales contradicen por
completo este amor y son totalmente inaceptables; esto está claro
para los cristianos. Pero tampoco son aceptables las relaciones
íntimas demasiado rápidas, en las que no puede haber amor
verdadero, aunque a los interesados les parezca que sí. Antes
hemos hablado de los dos componentes y se llama amor a lo que
sólo es deseo. Este es el caso de las relaciones íntimas rápidas,
salvo excepciones rarísimas. Pero hemos de decir más: tampoco
son aceptables las relaciones íntimas de aquellos que no están
dispuestos a comprometerse del todo, aunque lleven cierto tiempo
de mutua relación. Ahí no puede hablarse de amor totalizante. El
compromiso total es esencial.
* Tercero, el amor sexual, tal como lo hemos expuesto, sólo se
vive adecuadamente en la convivencia. Las relaciones íntimas
fuera de la convivencia y el compromiso mutuo, además de resultar
engañosas, son también éticamente incorrectas. (Véanse no
obstante, algunas matizaciones para ciertos casos de relaciones
prematrimoniales, más adelante).
Números 11-14: tercer criterio, dimensión social
11. Tercer criterio, dimensión social
SEXO/DIMENSION-SOCIAL: El ser humano es social por su
propia historia: nace, crece y se realiza en sociedad. La familia es
la primera realidad social que, además de dar la vida, provoca
poco a poco el despertar y el desarrollo de la personalidad.
Progresivamente, el niño va entrando en la sociedad, y ésta le
impregna y le configura. Al llegar a la adultez, el ser humano, sin
salir de la sociedad, forma una comunidad mucho más intensa con
su pareja. Toda la vida humana tiene dimensión social.
Esta característica impregna también por completo la sexualidad,
por ser un elemento esencial de la personalidad. La sexualidad
humana tiene también dimensión social. Esto quiere decir que no
es un asunto exclusivo de dos personas; sino que la sociedad se
entrecruza en la vida de la pareja de mil maneras, y viceversa.
Al comienzo del noviazgo, la pareja se encuentra tan dichosa en
su propia intimidad que considera como intromisiones molestas las
intervenciones de los padres, las referencias al papeleo de la
boda, las interferencias religiosas, etcétera. Es una molestia
comprensible, propia del idilio inicial, pero no justificada. Porque la
verdad es que esas dos personas ya no se relacionan sólo
individualmente con la sociedad, sino que, a partir del día en que
formalicen su unión, constituyen una unidad dentro de ella: unidad
de intereses, de derechos, de obligaciones, que la sociedad debe
amparar. No se trata sólo de que la pareja necesite de la sociedad;
se trata, además, de que la pareja ha modificado la sociedad, ante
todo por su unión; y luego, quizás por los hijos. La dimensión social
de la sexualidad humana es algo evidente. La pareja es un nuevo
grupo -el mínimo, pero real- dentro de la sociedad. Como es
lógico, esa nueva unidad irá creando poco a poco un fuerte
entramado
social, en el que se entremezclarán, junto a la afectividad y el
parentesco, intereses económicos, culturales, educacionales y
hasta políticos.
12. Dimensión social y reconocimiento jurídico
La dimensión social de la sexualidad y del amor no puede
quedarse en el conocimiento y apoyo de los amigos y la familia. La
pareja es una nueva unidad dentro de la sociedad, que adquiere
derechos y obligaciones con ésta. A este fin hace falta un
reconocimiento formal de su existencia por parte de la sociedad.
Curiosamente, cuando los antropólogos han estudiado las
sociedades primitivas se han encontrado con expresiones sociales,
públicas y formales de los vínculos del amor, hasta en las tribus
más atrasadas. El reconocimiento oficial lo da el jefe de la tribu.
Los historiadores encuentran el mismo fenómeno en todas las
civilizaciones, si bien en las sociedades modernas el
reconocimiento lo da el Estado.
Podemos sacar desde ahora una primera conclusión: la actividad
sexual, si ha de ser éticamente correcta, no debe ser clandestina.
La clandestinidad no es buena ni para la sociedad ni para la
pareja. No es personalizante ni favorece al amor. Otra cosa es que
las relaciones privatizadas o clandestinas merezcan nuestro apoyo;
pero ha de ser un apoyo constructivo, aunque respetuoso,
orientado a que se presenten en la sociedad y reciban el
reconocimiento y amparo que necesitan.
13. En conjunto, los lazas jurídicos son muy positivos
SEXO/LAZOS-JURIDICOS
A/LAZOS-JURIDICOS MA/LAZOS-JURIDICOS
* Primero, algunas razones contra los lazos jurídicos tienen mucho
de verdad. Por ejemplo, los siguientes: que el amor es libre; que no
se puede sostener con lazos jurídicos la falta de amor; que ciertos
lazos jurídicos de los casamientos civiles y bodas religiosas son
vacíos y convencionales, etcétera. Por eso tiene su parte positiva
el rechazo reflexivo de las formalidades jurídicas, por parte de
ciertas personas, como contestación contra ritos y expresiones
vacías. Todos estos argumentos coinciden en el punto siguiente:
que los lazos jurídicos sin amor son una contradicción y un
absurdo. Pero exageran cuando añaden que los lazos jurídicos
son además un estorbo, incluso cuando hay amor. Lo veremos a
continuación.
* Segundo, cuando hay amor, los lazos jurídicos son positivos
para la pareja y para la sociedad. Ante todo, conviene advertir que
los lazos jurídicos no imponen el amor, sino que lo expresan y lo
amparan. Son, además, una garantía para la sociedad, que
contrae graves obligaciones con esa pareja y sus posibles hijos:
obligaciones de seguridad ciudadana y social, cultura, sanidad,
alimentación, trabajo, etcétera. Son finalmente, una garantía para
la pareja, ante la sociedad y ante ellos mismos, especialmente
para la parte más débil; una garantía incluso en casos de
problemas y de debilidades. El mayor inconveniente de los lazos
jurídicos es el mantenimiento artificial de la unión cuando ya no
hay amor. Pero esto mismo es ventajoso para evitar las rupturas
irreflexivas o apresuradas. Lo que habrá que hacer es facilitar los
trámites de separación para cuando la recuperación se considere
imposible.
* Tercero los lazos jurídicos son positivos incluso para el amor
mismo. Esta afirmación puede chocar mucho a algunas
personas,pero tiene serio fundamento. Cuando dos personas
sellan públicamente su amor con lazos jurídicos, y lo han hecho
bien, ¿qué es lo que ha ocurrido? Ante todo, que han tenido que
reflexionar mucho y tomar su compromiso mutuo con mucha
seriedad. Por eso cada uno de ellos ha tenido que actuar con
mayor limpieza y transparencia. Todo esto no es indiferente para el
amor; todo esto aquilata el amor, le da profundidad, le da firmeza.
Por lo tanto, los lazos jurídicos, bien realizados, no son un
«sombrero», un añadido accidental, un algo superficial y externo al
amor, sino que lo mejoran desde dentro: lo hacen más totalizante y
exclusivo, más definitivo, simplemente más amor Por eso la
expresión pública y jurídica del amor no se puede comparar con un
signo privado, por sincero que sea. No se trata sólo del rito, sino
de todo lo que lleva detrás, si se ha hecho bien. Y ¿si se ha hecho
mal, superficialmente, como tantas veces? Esta objeción carece de
fuerza, porque todas las demás cosas se corrompen igualmente si
se hacen mal. Siempre, sin excepción, el amor hay que trabajarlo y
construirlo día a día.
El primer reconocimiento jurídico es el civil, y por él se debe
empezar. Los cristianos añadimos el reconocimiento eclesiástico,
que acompaña al acto sacramental.
14. Los lazos jurídicos del matrimonio cristiano
MA/INDISOLUBLE: Anteriormente, hemos expuesto el significado
profundo del matrimonio cristiano como sacramento; signo e
instrumento del encuentro con Dios y de su gracia especial, a
través de la unión mutua (N.° 4 a). Esto no suele provocar rechazo.
Lo que provoca rechazo en no pocos cristianos casaderos es la
indisolubilidad jurídica que acompaña al rito sacramental. Hacemos
a continuación algunas observaciones sobre esta cuestión
concreta.
* Primero, las indisolubilidad no es primariamente una ley
eclesiástica, sino una tendencia del amor totalizante que aspira a
perdurar. Lo que hace la ley es consagrar jurídicamente esa
tendencia.
* Segundo, es cierto que el evangelio afirma claramente la
indisolubilidad. No pocos estudiosos dicen que Jesús no dictó en
este punto una ley, como tampoco en otros. Lo que hizo fue
marcar el ideal cristiano, que no debe ser necesariamente una
cuestión jurídica estricta. La Iglesia ha hecho de la indisolubilidad
una ley, y ha creado para solucionar ciertos casos la figura de la
nulidad, que equivale a afirmar que el matrimonio no fue válido. No
entramos ahora en las críticas que se les hacen a los tribunales
eclesiásticos por las increíbles diferencias de sus sentencias, que
a veces han resultado escandalosas. Pueden ser errores
humanos. Su dificultad mayor para determinadas personas está en
la misma existencia de tales leyes.
* Tercero, esta legislación tiene de positivo todo lo que hemos
expuesto anteriormente sobre los lazos jurídicos en general. Tiene
de discutido, de negativo a juicio de muchos, la rigidez del derecho
eclesiástico. No es correcto olvidar lo positivo para ver sólo lo
negativo o discutido. El reconocimiento público, por parte de la
comunidad eclesial, de que dos personas realizan su matrimonio
en la fe, es muy positivo, si se hace bien. No sólo porque con ello
realizamos el sacramento del matrimonio, sino además porque
refuerza la profundidad y la firmeza del amor.
MA-CR/SIG-PROFETICO: A pesar de algunas dificultades, el
matrimonio sacramental consciente puede ser en nuestro mundo
un signo profético de primer orden. Frente al rechazo actual de los
compromisos duraderos, el cristiano sigue afirmando que el amor
es más fuerte que la muerte; aspira a un amor perdurable y confía
en la gracia de Dios para un amor tan grande y difícil como el que
se pide a los esposos cristianos.
15. Sexualidad y matrimonio
Esta catequesis liga completamente la sexualidad al matrimonio.
Ante esto, algunos preguntarán: ¿qué ocurre con la sexualidad de
los jóvenes, los solteros y los viudos?
SEXO/MA SEXO/NOVIAZGO: Digamos, ante todo, que según la
visión cristiana, la sexualidad está orientada al matrimonio. Este es
el motivo por el que la catequesis los une también completamente.
Los cristianos pensamos que el carácter sexual del ser humano se
realiza en la vida estable de pareja en el matrimonio. De tal forma
que el amor sexual, los sentimientos amorosos, el deseo y la
entrega, y las relaciones íntimas quedan reservadas para el
matrimonio. Con las demás personas, los casados mantienen lo
que suelen llamarse relaciones fraternales, que no son ni íntimas
ni exclusivas.
La sexualidad de los solteros debe desarrollar al máximo esta nota
de la fraternidad incluso afectuosa, aunque no íntima ni exclusiva,
de forma que, a través de ella, dé salida al enorme potencial de
amistad, gozo, entrega y sacrificio del ser humano. No deja de
haber otras vías de amistad, gozo y compromiso, capaces de llenar
una vida, sobre todo si no supervaloramos el aspecto físico y el
deseo, por encima de los demás. Algo parecido habrá que
recomendar a los viudos y viudas.
Pero alguno dirá: «Una cosa es la supervaloración y otra muy
distinta la abstención. ¿Es que, según lo anterior, los solteros
deben abstenerse de las relaciones íntimas y la entrega
corporal?». Por supuesto que sí, según queda expuesto en los
números 4-6. Porque si su amor es totalizante y exclusivo, lo que
deben hacer es casarse. Y si no lo es, la unión sexual estaría
herida de falsedad. Lo que se ha de procurar es conocer cuanto
antes el propio camino o vocación y empeñarse en realizarlo sin
rapidez ni retraso excesivo. El camino de la inmensa mayoría de
las personas es el matrimonio. No es bueno quedarse soltero por
no encontrar pareja, pero a veces ocurre: hemos de estar
preparados para esa eventualidad, lo mismo que para un posible
enviudamiento. La viudedad o la soltería no son tragedias
irreparables, como se ve por innumerables casos ni siquiera la
soltería no querida. Pero conviene no incurrir en dilaciones
excesivas en la búsqueda de pareja, ni siquiera por hacer un
servicio religioso, con el siguiente riesgo de retrasos irreparables.
Una observación final. En el cristianismo hay personas que se
quedan voluntariamente solteras por trabajar más por el RD, y
para dar un testimonio especial del sentido profundo de la vida
humana. Todos conocemos a algunas de ellas que nos han dejado
impactados por su calidad personal, su consagración al prójimo, su
entrega al apostolado, su dedicación total a las tareas más
desagradables de enfermedades o marginación. A tales personas,
que indudablemente pueden tener su fallos, les resultaría
incongruente el planteamiento de relaciones íntimas, aunque
fueran intermitentes. No son propiamente solteros y solteras, sino
personas comprometidas con Dios, la Iglesia y la sociedad. Tales
personas suelen ser una gracia de Dios para todos nosotros, y
para sus comunidades de origen. Son vocaciones que debemos
favorecer.
APÉNDICE:
SEXUALIDAD JUVENIL
1. Síntesis de extremos
Frecuentemente se oye decir: «La juventud es para pasarlo bien.
Si no se divierten ahora, ¿cuándo lo van a hacer?». Estas
apreciaciones, aunque tengan buena parte de verdad' no
constituyen toda la verdad. Otros, por el contrario, decían hace
tiempo y siguen diciendo todavía: «La juventud no está hecha para
el placer, sino para el heroísmo». Quizás la verdad completa sea la
síntesis de ambos extremos. Los jóvenes deben derrochar
esfuerzo y sacrificio para preparar una adultez fecunda. Pero
también deben pasárselo bien, disfrutar mucho y almacenar
alegría.
Esta síntesis de extremos vale igualmente para la sexualidad
juvenil. También ésta es para pasarlo bien, para gozar, para
almacenar felicidad y alegría. No insistiremos constantemente en
ello, pero quede claro que es la primera verdad acerca de ls
sexualidad. Sin embargo, es preciso añadir que durante la
juventud igual que en el resto de la vida, la sexualidad no deja de
ser frágil, por lo cual hemos de unir el disfrute y la felicidad con el
control.
2. Control y normas morales
REPRESION/CONTROL: A veces se llama represión a cualquier
tipo de control. Conviene distinguir estos dos conceptos. El control
es racional y personalizante, brota desde la libertad interior y tiene
como finalidad no la destrucción o el recorte de la energía
personal, sino su dominio y encauzamiento, para sacar el mayor
partido posible. La represión no brota de la libertad interior, sino
de la imposición exterior o de la interiorización de ideas opresoras;
no busca el encauzamiento, sino la dominación y el
desmochamiento. El control bien entendido puede ser y es
altamente positivo.
MORAL/NORMAS:Todo esto tiene relación con las normas
morales. Más de una vez, demasiadas veces, por desgracia, las
normas morales se exponen o se toman como una imposición del
exterior, realizada con argumentos autoritarios. No es éste el
origen de las normas morales. Para el cristiano, éstas proceden
del interior del ser humano, no de una orden dada desde fuera. Y
ello por dos razones. Primera, porque la norma suprema del
cristiano es siempre la conciencia, aunque le lleve a oponerse a la
autoridad; este principio pertenece a la enseñanza tradicional del
cristianismo desde hace muchos siglos. Segunda, porque las
normas y orientaciones morales no nacen de la autoridad, sino de
las leyes de funcionamiento de la persona humana, que es el valor
supremo del evangelio. Lo que hace la autoridad es sancionar o
confirmar las orientaciones que se derivan de tales leyes, por lo
cual dichas orientaciones pueden experimentar cambios por un
mejor conocimiento de aquellas.
En resumen: que lo que marca las orientaciones morales
cristianas no es la imposición, sino la realización de la persona
humana, desde la libertad. Este es el sentido correcto de las
normas morales y del control en la propia vida sexual. Su objetivo
es desarrollar armoniosamente la sexualidad humana, para crecer
en personalidad y ayudar mejor al prójimo.
3. Esfuerzo y alegría. La ayuda del ambiente
Todo esto, visto así, parece lógico y razonable: gozar, control,
orientaciones morales, pasarlo bien, realizarse al máximo, todo ello
muy sugerente. Pero no nos ahorra el esfuerzo y la costosidad. La
consecución del equilibrio sexual no se hace sin esfuerzo y
sacrificio.
Ante el desagrado que nos produzca esta realidad, la primera
consideración que podemos hacernos a nosotros mismos es la
siguiente: todas las cosas buenas del ser humano exigen esfuerzo
y sacrificio. No nacemos hechos; nos tenemos que ir haciendo, lo
cual no se consigue sin esfuerzo y poda. Es ley de vida, que
impera en toda la realidad humana. Llevar bien los estudios,
adquirir conocimientos serios, pulir y moldear el carácter,
habituarse al trabajo, hacerse amable y atento, todo esto y tantos
otros bienes cuestan esfuerzos y sacrificios. Con la sexualidad
ocurre lo mismo: no es el único campo de la personalidad que exija
esfuerzos. Exige control y cauces, como todos los demás aspectos
de la persona.
Una segunda consideración es que la forja de nuestra
personalidad no es únicamente obra nuestra. No conviene
agobiarse por los esfuerzos y sacrificios que uno deba hacer. No
estamos solos. Muchas personas nos ayudan a desarrollarnos con
su compañía, sus servicios y sus avisos: la familia, los amigos, la
comunidad y, en el caso de la pareja, especialmente el compañero
o compañera. De tal forma que, en buena medida, vamos
creciendo y controlándonos como sin darnos cuenta, alegremente,
gracias a la compañía de todas esas personas. Eso es también lo
que ocurre con la sexualidad, que fácilmente se desarrolla con
armonía cuando, además de los esfuerzos personales, contamos
con la ayuda, a veces imperceptible, de todas esas personas y
grupos. Por eso es tan decisivo el encontrarse en ambientes
positivos. Para los jóvenes, la cuadrilla que elijan y la inserción en
una comunidad pueden ser factores decisivos en el desarrollo
sexual, aparte la familia y la pareja. Esta consideración nos debe
llevar a sacar el máximo provecho de tales ambientes, con una
entrega generosa. De esa forma el esfuerzo personal es mucho
más llevadero y hasta más gratificante.
Queremos añadir una nota sobre los padres. El clima familiar
ayuda o desayuda al desarrollo equilibrado del carácter y también
de la sexualidad. Tienen gran importancia las buenas relaciones
de los padres entre sí, el bienestar que se respira en casa, el
ambiente de diálogo. Es de desear que los padres sean abiertos y
comprensivos, cuando el adolescente empieza a preocuparse del
otro sexo. Los padres que viven obsesionados con los peligros
sexuales, especialmente de las chicas, no ayudan a sus hijos. Es
más positivo crear un ambiente de amistad, de tal forma que el
adolescente pueda hablarles con naturalidad de cualquier asunto.
Los jóvenes necesitan hallar en sus padres una actitud de
apertura, confianza y diálogo, lo cual no se opone a la educación
en la disciplina y el trabajo, que es también imprescindible. Ante las
nuevas ideas, recomendamos a los padres la postura marcada en
el N." 1: apertura y sentido crítico.
De todos modos, el joven ha de hacerse a la idea de que, para un
buen desarrollo sexual, el binomio esfuerzo-sacrificio es inevitable.
Pero, al mismo tiempo, es muy conveniente almacenar alegría en
ese mismo esfuerzo, gozar mucho con él en razón de la propia
superación que vamos logrando, y de la energía que de esa forma
preparamos para los demás. Resumiendo: esfuerzo sí, pero con la
ayuda del ambiente y gozando mucho.
4. El aprendizaje del amor
MA/APRENDIZAJE-A: A/APRENDIZAJE: Amar es difícil. El deseo
del otro no es amor. El amor, como hemos visto, es una síntesis de
deseo y entrega. Por ello, esa síntesis es difícil, costosa. Todo
amor verdadero tiene una fuerte componente de olvido de sí
mismo. Este es el motivo por el que toda la vida estamos
aprendiendo a amar.
Este aprendizaje debe comenzar con fuerza en la juventud, para
que el matrimonio pueda resistir los golpes de las crisis que
vendrán. Debemos llegar al día de la boda con un cierto
entrenamiento para el amor. Hasta el día en que empezamos a
vivir juntos no sabemos lo que es la convivencia, sus gozos y sus
roces; creemos que sabemos, pero no lo sabemos. Sin embargo,
se puede llegar al día de la boda preparado o impreparado.
Cuando no se llega preparado' todo es más difícil. Hay casos en
que los parientes y amigos pueden predecir el fracaso matrimonial
el mismo día de la boda.
El aprendizaje del amor comienza en casa de los padres, cuando
dejamos de ser niños o déspotas o subnormales, que exigen que
se les dé, sin que ellos aporten nada a cambio; cuando
empezamos a dar, incluso en cosas muy pequeñas y no tenemos a
la madre de esclava. Claro, en este caso no existe el atractivo del
amigo o la amiga para sacrificarse y tener detalles. Pero por eso
mismo, aquí el amor está más garantizado. Es, pues, un buen lugar
de aprendizaje del amor. Hay a voces jóvenes, en los mismos
catecumenados, de alguna de esas tres especies arriba
mencionadas: y hacen oración, y hablan de comunidad, de
conversión y de compromiso.
Ese aprendizaje se desarrolla también en las cuadrillas de amigos
y en la comunidad. En esta última es fácil quedarse en palabras
hermosas y reuniones majas, y no llegar al amor. El amor es otro
mundo, otra galaxia. El amor son obras. La comunidad, la cuadrilla,
pueden ser una gran escuela para el amor de pareja, aunque
siempre insuficiente. Debiéramos sacar más partido de la
comunidad en este aspecto. No pocas parejas adultas han
comunicado que, desde que están en la comunidad, sus relaciones
han mejorado sensiblemente. ¿No debiera ocurrir otro tanto entre
parejas jóvenes, aún no casadas?
El día en que dos personas deciden salir juntos, debiera
comenzar, además de la emoción alucinante, un mutuo aprendizaje
y transformación. Ese es un gran momento de crecimiento en
todos los sentidos: en alegría, en servicialidad, en diálogo, en
respeto, en aguante, en afinamiento del carácter.. Con todo ello, la
pareja puede ser una gran ayuda para la conversión, porque esos
puntos suponen mucho cambio. Aprovechemos la época de
noviazgo para gozar y para transformarnos.
Muchos matrimonios estaban fracasados desde antes de casarse.
Hoy día se suele decir que «no deberían haberse casado», que
«no son el uno para el otro». A veces es así y es preciso ayudar
con valentía a determinadas parejas a que se separen antes de
casarse. Pero otras veces lo que ocurre es que se ha vivido el
noviazgo sin seriedad. Porque tampoco debemos olvidar que, en
principio, nadie viene fabricado previamente para Fulanita de Tal,
sino que siempre hay que hacerse el uno para el otro. Esta labor
se realiza sobre todo en la convivencia. Pero se puede iniciar en el
noviazgo, como hemos dicho anteriormente, para llegar al día de la
boda con cierto entrenamiento y preparación. Este es el sentido
profundo del noviazgo. Cuando se pasa este tiempo
superficialmente, o se centran los esfuerzos en la intimidad rápida,
como ocurre actualmente demasiadas veces, puede que se esté
preparando la tumba de la realidad más bella creada por Dios, que
es la pareja.
5. Cuatro consejos breves
Casi telegráficamente, para no alargarnos.
* Primero, encuadrar la sexualidad en el conjunto de la
personalidad, no aislarla como si fuera algo separado. Puede ser
importante y útil para toda tu vida la siguiente afirmación: la
sexualidad equilibrada es el resultado de todas las fuerzas
personales, puestas al servicio de un ideal. Recuérdalo siempre.
Ese ideal, para un cristiano, es el de parecerse a Jesús y
comprometerse lo más posible por el Reino de Dios como él. En
este compromiso, en primerísima línea, está la construcción de una
familia que valga la pena. Ese ideal logra unificar todas las fuerzas
personales, de tal forma que produce como resultado una
maduración sexual verdaderamente humana. O sea, que el mejor
modo de trabajar por el desarrollo sexual es trabajar
conjuntamente por toda la personalidad, bajo la motivación y la
guía de aquel ideal.
* Segundo, mantener siempre unidos los dos elementos
integrantes del amor sexual: el deseo y la entrega. Incluso será
preciso trabajar más sobre la entrega, puesto que, por costar más,
corre más riesgo de quedar en segundo plano.
* Tercero, colocar la entrega corporal en su debido lugar, que no
es el primero, aunque tampoco el último. La entrega corporal es un
aspecto necesario, pero debe ir precedido de un gran esfuerzo de
maduración. En la visión cristiana de la sexualidad, la entrega
corporal debe tener el presupuesto del amor totalizante y exclusivo
y ser expresión del mismo (ver N.° 5). No empecemos la casa por
el tejado. Hay mucho camino que recorrer previamente. E] tiempo
no perdona.
* Cuarto, en las expresiones de cariño avanzar muy poco a poco,
y con el freno echado. ¿Por qué? Porque tales signos, cuando se
aceleran, exigen por su propia naturaleza cada vez más, para no
quedarse inexpresivos. El deseo vuela como un avión y exige cada
vez más; en cambio, la entrega rueda como un coche. Hay pasos
que conviene ralentizar, para no verse impelido a dar el siguiente y
el siguiente. No disminuye el amor con ciertos frenos, sino que
crece mejor.
Cuatro lineas de conducta que recomendamos vivamente. Ojalá
las recuerdes y practiques siempre. Te irá bien, aunque veas que
muchos jóvenes piensan y hacen lo contrario.
6. El noviazgo, época de nebulosa
Una neblina de felicidad y de miedo a la verdad envuelve
ordinariamente a las parejas durante el noviazgo. Es como una
realidad inexorable, de la cual frecuentemente los menos
conscientes son ellos mismos. Lo que todos los demás ven con
claridad, los únicos que no lo ven son ellos mismos. El miedo a la
verdad significa inseguridad. No se quiere perder la felicidad
hallada, aunque sea ficticia. Como si dijeran: «Mejor no ver la
verdad; no vaya a ser que realmente la joya que he encontrado
sea falsa».
El noviazgo es una época de nebulosa, y seguirá siéndolo por su
propia naturaleza utópica. Aun así son mayoría los novios que
logran ver bien en esa niebla y que aciertan. Es mayor el número
de éxitos matrimoniales que el de fracasos, aunque el acierto no
sea absoluto, sino relativo. Pero los fracasos son siempre
dolorosos para los interesados, para sus hijos, para los amigos y
para toda la sociedad. Por ello vamos a hacer dos sugerencias.
* La primera, para los interesados, es la siguiente: que enciendan
los faros antiniebla y abran bien los ojos; que no dejen pasar sin
afrontamiento los puntos negros que aparezcan, por pequeños
que sean; que pongan los problemas sobre la mesa con claridad;
que no los dejen para después de la boda, pues serán más
difíciles y hasta imposibles; que no teman romper en caso de duda,
puesto que el noviazgo no es para seguir adelante
inexorablemente con orejeras, sino para ver y probar; que no
teman quedarse solteros, que hay mucha gente buena que busca
compañero...
Habrá que decir igualmente a los interesados que la fe cristiana
no es un factor de segundo orden a la hora de elegir pareja. Los
que hacen tales afirmaciones dan un mal consejo. No sólo se ha
de mirar la fe cristiana a secas, sino la fe cristiana vivida a tope, la
vivencia comunitaria y el compromiso. Hay demasiados casos de
personas que se han engañado, que han tenido que rebajar
sustancialmente sus ideales cristianos y humanos, por el peso
muerto de un compañero. Demasiados casos tristes, para que
todavía descuidemos este punto.
* Segunda sugerencia, para los amigos de los interesados: que
tengan el valor de decirles la verdad. Es el mayor servicio que
podemos prestarles. No hace falta esperar a que nos pidan
consejo: cuando veamos algo importante, debemos actuar.
También a este caso se aplican aquellas palabras del evangelio:
"Tuve hambre y no me disteis de comer». El amor auténtico se
edifica sobre la verdad. Y si ésta origina la separación, nada de
sentirnos culpables, puesto que hemos hecho una buena obra.
Estos consejos no son invitaciones a romper parejas. El que
saque esta conclusión ve lo que no hay, o es corto, o no actúa con
buena intención. Pero además, ¿qué? ¿Acaso es una catástrofe la
ruptura del noviazgo? ¿No son mucho más catastróficas ciertas
uniones? Y otros casos que no llegan a la catástrofe, ¿no se
salvan porque uno de los cónyuges es
un mártir? Ahora que nos hemos vuelto tan abiertos ante el
divorcio, parece mentira que sigamos tan cerrados a las
separaciones de novios. Una joven, casi recién casada, explicaba
así la nebulosa del noviazgo: «De novios nos esforzamos en
mostrar sólo lo bueno; después inevitablemente enseñamos lo
bueno y lo malo» (M. C.). Habría que completar esta aguda
observación con el verbo ver: «De novios nos empeñamos en ver
sólo lo bueno; después, inevitablemente, vemos lo bueno y lo
malo». El noviazgo es una de las épocas más bellas de la vida.
Pero es un poco oscura. Necesita claridad.
7. Relaciones prematrimoniales
a) Delimitación. a qué llamamos relaciones prematrimoniales
Damos este nombre a las relaciones íntimas de novios, que tienen
un compromiso formalizado hacia el matrimonio. Aquí se habla
únicamente de este caso. Las relaciones íntimas entre conocidos o
entre personas que acaban de empezar a salir juntos, no son
relaciones prematrimoniales, sino extramatrimoniales. De ellas
debemos decir abiertamente que son inaceptables para un
cristiano. Pero volvamos a nuestro tema. ¿Qué juicio moral nos
merecen las relaciones prematrimoniales?
b) Relación sexual sin convivencia
El amor sexual se expresa y vive adecuadamente en la
convivencia total. Las relaciones íntimas al margen de la
convivencia permanente suelen resultar engañosas. Dichas
relaciones son un componente necesario de la vida de pareja,
pero sólo uno. Por eso, contrariamente a lo que se oye decir, no
sirven ellas solas para mostrar el grado de entendimiento futuro;
es un argumento que carece de peso.
Una prueba más válida sería la convivencia plena durante dos o
tres años antes de formalizar el matrimonio. La jerarquía
eclesiástica se opone en general a esta vía. En el Sínodo
Episcopal sobre el matrimonio, algunos obispos africanos
presentaron a la asamblea esta cuestión, como una costumbre
africana que podría tener cabida en el cristianismo. Entre los
judíos existían los desposorios o esponsales previos a la boda,
que llevaban consigo la convivencia total. Ambos casos suponen
un compromiso serio de matrimonio, pero reversible, con vuelta
atrás. En consecuencia, no se trata de relaciones íntimas
separadas de la convivencia, sino de un verdadero pre-matrimonio
con presunción seria de próximo matrimonio.
Entre los estudiosos no faltan los partidarios de esta solución,
sobre todo ante el aumento de las separaciones de matrimonios
recientes. Abogan además por hacer un signo público, una
celebración cristiana, con lo cual esa convivencia total tendría la
conveniente dimensión social. En tal caso sería un inicio del
sacramento del matrimonio; es decir, un signo efectivo de la gracia
especial de Dios que lleva consigo el matrimonio realizado desde la
fe en Jesús.
En el mundo occidental, una dificultad seria para esta experiencia
es la falta de trabajo y de medios económicos: la convivencia
supone contar con vivienda. Realizarla en casa de los padres de
uno de los dos no parece el mejor modo de hacer la prueba,
aparte la falta de sitio de muchas casas. Precisamente es este
problema económico uno de los factores que plantea la cuestión
de las relaciones prematrimoniales entre jóvenes responsables.
c) Nueva delimitación del problema
Estas últimas observaciones nos ayudan a delimitar mejor el
problema.
* No se trata de un pre-matrimonio. De él acabamos de hablar en
el apartado anterior.
* Tampoco hablamos de relaciones de solteros jóvenes no
comprometidos. Hemos dado anteriormente la valoración negativa
sobre las mismas.
* Se trata de noviazgos formalizados, que se proponen tener
relaciones íntimas sln convi- vencia.
d) Factores que se deben tener en cuenta para un juicio moral
En la Iglesia hay moralistas y movimientos, a veces importantes,
que despachan estas cuestiones con una contestación simple y
global: «Pecado mortal». Ni siquiera tienen en cuenta que puede
haber distintos grados de gravedad en los comportamientos
negativos y positivos. Hay otras personas que incurren en la misma
simplificación y globalidad por el lado contrario: «En esas cosas no
hay nada malo. Si se quieren, es bueno». Ni siquiera analizan esa
condicional tan difícil («si se quieren»). Aquí vamos a adoptar la
postura de aquellos que analizan las situaciones y toman en
consideración los diversos factores. Tengamos presente la última
delimitación que acabamos de hacer. ¿Qué factores se deben
tener en cuenta para dar un juicio moral sobre talos relaciones
prematrimoniales?
Conviene tomar en consideración los cuatro factores siguientes:
* Primero, ver las razones por las que no se casan.
* Segundo, el tiempo que llevan de noviazgo.
* Tercero, la edad que tienen.
* Cuarto, ver su grado de decisión y compromiso para el
matrimonio.
e) Respuesta a algunos casos
* Primero, si son muy jóvenes y llevan poco tiempo de noviazgo, la
entrega corporal es inaceptable, porque no hay todavía entrega
personal plena, aunque ellos lo afirmen, y hasta lo sientan así.
* Segundo, tampoco son aceptables las relaciones íntimas cuando
la pareja cuenta con medios económicos para casarse o para
iniciar un prematrimonio, y no lo hace por otros motivos distintos:
por ejemplo, que todavía no lo ven claro; que hay diferencias y
dificultades entre ellos; que no hay decisión de compromiso
matrimonial, etcétera. Es fácil comprender que en estos casos las
relaciones íntimas no sean moralmente aceptables: no hay amor
totalizante o exclusivo; no hay compromiso para algo estable y
duradero. Es lógico que no quieran casarse todavía. Pero en tales
condiciones esas relaciones no son del todo verdaderas: expresan
un amor que no existe en grado tan alto. (Ver N.° 5).
Aparte de ser éticamente inaceptable, es un error psicológico
utilizar las relaciones intimas como medio de encuentro y amor. Lo
que ocurre ordinariamente es que tapan la falta de ese amor
totalizante y exclusivo, estable y duradero, que es previo a tales
relaciones.
* Queda un caso. Tienen edad prudencial, veinticinco, veintiséis
años; llevan cierto
tiempo de noviazgo, cuatro, cinco años; están totalmente
comprometidos entre si y decididos a casarse tan pronto como
puedan; pero carecen de medios económicos. ¿Quedan
justificadas en ese caso las relaciones íntimas prematrimoniales?
¿Serían unas relaciones responsables y positivas?
Existen entre los moralistas las dos opiniones: afirmativa y
negativa. Algunos de los que responden afirmativamente añaden
que no sólo son tolerables, sino que hasta pueden ser
convenientes para seguir desarrollando el vínculo amoroso y el
compromiso mutuo. La dificultad de otros moralistas para dar una
respuesta afirmativa neta a este caso es la carencia de la tercera
nota (N.° 7-9), la dimensión social, expresada públicamente. Pero
se ha de tener en cuenta que esa expresión pública obliga a la
convivencia total, que es precisamente lo que resulta imposible.
Algunos argumentan del modo siguiente: es Dios mismo quien nos
ha creado sexuados y nos ha llamado a la vida dichosa de pareja.
¿Corresponde a su voluntad el sufrimiento de aquellas personas
que, después de haber realizado un noviazgo responsable, se
encuentran ante una prolongación indefinida de su situación de
paro?
La Conferencia Episcopal Española desaprueba las relaciones
prematrimoniales y dice taxativamente que «no pueden
justificarse», así como tampoco «la vida en común antes del
matrimonio, como prueba para conocer las posibilidades de
convivencia y de armonía sexual en el matrimonio futuro». Pero
añade que «cuando se trata de personas que se quieren y están
seriamente decididas a contraer matrimonios las relaciones
prematrimoniales «tienen un significado diferente al que poseen
cuando se trata de una entrega despersonalizada y sin amor». Lo
cual no quiere decir que, aun manteniendo la desaprobación, esos
casos no los ve totalmente carentes de sentido, les concede algún
sentido (Ver Matrimonio y familia, hoy.-6-VII-1979. N.° 91 b-c).
No entra en este último apartado el caso de estudiantes de edad
normal que están en los últimos años de carrera, y otros casos
semejantes, aunque hayan empezado el noviazgo desde muy
jóvenes. Tampoco el de noviazgos breves, dos o tres años, salvo
cuando se trate de personas de cierta edad.
Basten estas notas para cumplir el cometido de esta catequesis,
que es dar criterios serios sobre este problema real. Aparte de ello
conviene estudiar cada caso particularmente, porque puede tener
matices propios. Es muy conveniente, antes de tomar una decisión,
dialogar en plan de consulta con una persona preparada, que sea
al mismo tiempo creyente responsable y comprometida. Suele ser
un signo más de sinceridad con Dios.
f) Los casos extremos
Todos sabemos que en situaciones extremas se modifican las
orientaciones ordinarias de la moralidad. El ejemplo más socorrido
es el de la legítima defensa personal, que permite agredir a un
enemigo consciente o inconsciente (por ejemplo, un loco), aunque
haciéndole el menor daño, si es posible. Este es un principio moral
de todos los tiempos que debe aplicarse también a nuestro
problema. Por ejemplo, si en un caso de noviazgo prolongado, la
psicología personal quedase dañada con la abstención.
8. Observación final
Este tema va dirigido a personas que quieren seguir sinceramente
a Jesucristo; no es para personas de fe convencional.
Deliberadamente aparecen muchas matizaciones, porque la
mayoría de estas cuestiones no son absolutas. Donde más
debemos insistir es en los criterios fundamentales. Es importante
que tengamos criterios sólidos y que nos pongamos en situación
de búsqueda y de marcha.
Es posible que algunas de estas líneas choquen con nuestro
medio ambiente. Como decíamos anteriormente, hoy en día
estamos más dispuestos a ir contra corriente en cuestiones
económicas y sociales, que en cuestiones referentes al amor y la
sexualidad. Si nos situamos realmente dentro del evangelio, es
probable que debamos ir contra corriente incluso en cuestiones
que no están de moda, ni en la derecha ni en la izquierda. Estamos
llamados a amar y recoger todo lo bueno del mundo, pero con
gran sentido critico. La critica y la libertad son tan importantes para
el cristiano como el amor y la solidaridad. Debemos amar la verdad
más que nuestros propios gustos. Puede ocurrir que después de
una reflexión seria no aceptemos todas las ideas que aparecen en
esta catequesis. Así debemos hacerlo, si es lo que nos dice
responsablemente la conciencia. Formemos bien la conciencia,
para poder ser más libres. Jesús nos dará la fuerza para ir contra
corriente en cualquier circunstancia, y superar la falta de aprecio y
consideración que pueda venirnos. Sigamos sus pasos.
GUÍAS DE PROFUNDIZACIÓN
GUÍA N." 1
A. Grupo pequeño.
Comentar el N.° 3 de la catequesis.
B. Oración comunitaria
Con Jn 8, 2-11.
Breve explicación del pasaje
Los acusadores de la mujer pretendían poner en un aprieto a
Jesús, porque, según la Ley judía la mujer hallada adúltera, fuera
soltera o casada, debía ser ejecutada, generalmente por
lapidación. Pronunciarse contra la Ley era muy grave. Exculpar a
la mujer lo era igualmente. Jesús fue valiente, acogedor y crítico al
mismo tiempo. Con ese modo de obrar nos manifiesta además el
rostro de Dios.
Más en concreto, en la actuación de Jesús hallamos las siguientes
enseñanzas:
Primero, acogida a la pecadora. También Dios, en vez de
condenar al pecador, lo acoge para que se rehabilite. La imagen
de la mujer adúltera echada al suelo junto a Jesús es una pintura
maravillosa.
Segundo, Jesús llama pecado al pecado, da importancia al
pecado. «Vete y en adelante no vuelvas a pecar» (v. 11). Su
acogida, su oferta de rehabilitación. no es una exculpación banal.
Tercero, Jesús critica a los acusadores. Son tan pecadores como
la mujer. No sabemos lo que escribía en el suelo. sobre la tierra,
pero algo nos hace sospechar el hecho de que los acusadores se
fueran marchando, empezando por los más viejos. Además lo dice
claramente: «El que no tenga pecado, que tire la primera piedra»
(v. 7).
Con lo cual, de paso, no supervalora el pecado sexual frente a
otros, como se ha hecho por desgracia tantas veces. No le quita
importancia, pero tampoco se la da más que a otros pecados.
Y por eso mismo, en quinto lugar, Jesús hace una critica evidente
del machismo de aquellos acusadores y, lo que es más grave, de
la Ley misma, que condenaba a las mujeres y no a los hombres
adúlteros. Es otro hecho feminista de la vida de Jesús, que sentó
las bases de la igualdad de la mujer con el hombre.
Subrayar: letrados y fariseos (v. 3), apedrear a las adúlteras (5),
con mala idea (6), se puso a hacer dibujos en el suelo (6), el que
no tenga pecado que le tire la primera piedra (7), se fueron
saliendo de uno en uno, empezando por los más viejos (9),
tampoco yo te condeno (11), vete y en adelante no vuelvas a
pecar (9).
GUÍA N.° 2
A. Repaso de la catequesis
Leer en plan de lectura espiritual los números 1-6 de la
catequesis. Comprobar el grado de asimilación con el siguiente
cuestionario:
1. Resumir los dos significados cristianos de la sexualidad
humana.
2. Anotar los tres criterios para una valoración cristiana del
comportamiento sexual.
3. Sexualidad y persona humana.
a) Resumir este primer criterio.
b) Buscar y anotar casos en los que se separa la sexualidad y la
persona humana.
4. Explicar las palabras gozar y frágil, aplicadas a la sexualidad.
B. Aplicación personal
Con el Nº. 8 de la catequesis. (Ver Iniciación a la oración, 11
En concreto, comparar mi concepto del amor sexual con el de la
catequesis.
Tratar de comprender la seriedad y respeto profundo con el que
mira el evangelio a este amor y al cuerpo humano.
¿En qué debo cambiar sobre todo esto?
C. Oración
Con Génesis 1, 26-31 y 2, 4b-24
Explicación de este texto
El relato del Génesis es un cuento teológico, es decir: no describe
datos históricos, sino que, a través de una historieta, nos da la
visión teológica del mundo y del ser humano. Lo curioso del caso
es que el cuento está tomado de los que circulaban en los pueblos
circundantes. Pero el autor del libro sagrado inserta los elementos
que da al texto ese sentido teológico antedicho.
Este es un texto fundamental de la religión India y de la cristiana,
uno de los textos más influyentes en toda la historia de la
Humanidad.
¿Cuáles son las enseñanzas teológicas contenidas sobre la
sexualidad contenidas en este pasaje?
1.° Ante todo, el Génesis expresa lo grande que es el ser humano.
- Es nada menos que imagen de Dios, su retrato vivo (1,26).
- Es el dueño del mundo y debe desarrollarlo al máximo (1,26.28).
- Por lo tanto, es cooperador de Dios en la obra creadora.
2.° Pero todo esto se aplica a todos y cada uno de los seres
humanos. Por lo tanto, somos iguales y solidarios. Las
desigualdades fuertes en la posesión de riquezas son contrarias al
plan de Dios.
3.° El ser humano es doble. No es el hombre sólo ni sólo la mujer,
sino el uno y la otra. Y están hechos los unos para las otras y
viceversa (2,24). De forma que el ser humano, sea hombre o
mujer, es esencialmente sexuado. Y es imagen de Dios ante todo
en pareja (1,26).
4.° En consecuencia, el texto muestra que la sexualidad humana
es buena y muy buena. Y lo dice expresamente (1,31). Es la
primera capacidad para que el ser humano sea cooperador de
Dios. La bendición que Dios les da (1,28), bendición de
fecundidad, confirma la bondad de la sexualidad humana.
5.° Finalmente, el pasaje nos dice que la sexualidad humana se
realiza en pareja estable y requiere la entrega total del hombre a la
mujer y viceversa: Abandona padre y madre, se junta a su mujer y
se hacen una sola carne (2,24).
Subrayar: a nuestra imagen y semejanza (1,26), que dominen
(1,26), varón y hembra, los creó (1,27), y los bendijo (28), creced,
multiplicaos, llenad la tierra (28), sopló en su nariz aliento de vida
(2,7), voy a darle una compañera adecuada (2,18), hueso de mis
huesos y carne de mi carne (2,23), un hombre abandona padre y
madre, se junta a su mujer y se hacen una sola carne (2,24).
Oración: de admiración por la obra de Dios y especialmente por la
sexualidad; de alabanza; de acción de gracias; de deseo de
realizarme plenamente conforme al plan de Dios, etcétera. Y
además por mis padres, mi pareja, mis hijos. Oración jugosa.
GUÍA N." 3
A. Repaso de la catequesis
Lectura lenta y orada de los números 7 a 10 de la catequesis, y 2,
5, 7 del Apéndice. Comprobar después el grado de asimilación
con el siguiente cuestionario.
1. Explicar las cuatro notas del amor sexual: totalizante, exclusivo,
estable, duradero.
2. ¿Cuál es el sentido profundo de las normas morales: son ellas
las que imponen lo bueno y lo malo o bien es otro el modo correcto
de entenderlas.
3. Relaciones prematrimoniales.
a) Delimitar bien la cuestión.
b) Distinguir los casos principales y dar la valoración moral.
4. Resumir las conclusiones que se derivan del segundo criterio
sobre el comportamiento sexual correcto.
B. Aplicación personal
Con el N.° 3 de la catequesis: gozar, frágil.
Ver en oración. cómo vivo todo esto.
NOTA: Si se habla de esto en el grupo, no es necesario dar detalles.
Pero se puede dar testimonio de la gracia de Dios en mi vida.
C. Oración
Con el pasaje /Mt/19/01-12.
Explicación del pasaje
El tema central de este pasaje es el repudio de la esposa por
parte del marido, cosa permitida por la Ley judía, con ciertas
restricciones, según Deuteronomio 24,1.
Para ponerlo a prueba (v. 3; subrayar estas palabras). Había gran
discusión sobre la validez e interpretación de esa cláusula del
Deut, por lo cual cualquiera de }as dos contestaciones sería mal
recibida por unos u otros oyentes.
Al principio (4; subrayar). Estas dos palabras no tienen aquí
significado cronológico, sino que hacen referencia al principio
absoluto, es decir, al plan de Dios. Tienen, pues, gran
importancia.
Por eso dejará el hombre, etcétera. (v. 5; Subrayar toda esta
frase, hasta «un solo ser»). Es una cita del Génesis, que veíamos
en la Guía N.° 2. Los fariseos le han hecho una pregunta
casuística, un caso concreto, como cuando nosotros preguntamos:
¿Puedo hacer esto y esto? ¿Puedo gastar tanto dinero? ¿Cuánto
tengo que dar? Jesús, como de costumbre, no se queda en el
caso, sino que, con esa cita y su explicación, ahonda hasta el
sentido profundo de la pareja. Y resulta que tal sentido está en
Dios, en el plan que Dios tiene desde el principio. Para los
cristianos, el amor de la pareja no es una simple cuestión de buen
entendimiento, de contrato o de compromiso mutuo, sino un
misterio de Dios, puesto que es El quien une a los esposos en el
amor. De ahí la famosa frase: Lo que Dios ha unido, que no lo
separe el hombre (6; subrayarla).
Al principio no era así (v. 8; subrayar esta frase). Repite la misma
idea, porque los fariseos le han argumentado con la aludida cita
del Deuteronomio. Jesús insiste en que vean el sentido profundo
del amor matrimonial, no el casito concreto, y en consecuencia
rechaza el repudio. Añade que si el repudiados se casa con otra
comete adulterio, uno de los pecados considerados más graves en
la Ley judía y entre los cristianos. Subrayar «comete adulterio»
(9).
Hasta aquí encontramos el sentido profundo del amor de pareja:
es cosa de Dios, un inmenso misterio de amor, por lo cual no se
puede aceptar el repudio ni el machismo.
No trae cuenta casarse (10; subrayar). Los discípulos se han
dado cuenta de lo elevado y difícil que es el amor matrimonial
según Jesús. En el fondo no se trata de una norma más severa,
sino de otra concepción del amor.
- Para unos: si me va bien, sigo; si no, lo corto.
- Para Jesús: el amor es algo sólido, lleno, divino, por lo tanto
totalizante, exclusivo, permanente.
Sólo los que han recibido el don (11). Hay quienes se hacen
eunucos por el Reino de Dios (12). Subrayar ambas frases. En
este versículo final hay varias enseñanzas.
- Los eunucos eran castrados físicos. Jesús alude a personas que
se castran espiritualmente (renunciar al matrimonio) para
consagrarse más al Reino de Dios. Y dice que eso sólo debe
hacerse cuando hay un don de Dios o vocación. También ese
asunto es un misterio de Dios, un gran misterio.
- De paso, se le ve contrario a la soltería por miedo (miedo a la
exigencia del amor matrimonial), por comodidad, etcétera.
- Al mismo tiempo, la alusión al celibato es una comparación para
animar al amor matrimonial. Como diciendo: si otros superan la
dificultad del celibato por el RD, también vosotros podéis superar
la dificultad del amor matrimonial.
- Pero ¡atención!: en ambos casos se trata de un DON de Dios. No
sólo el celibato, sino también el matrimonio cristiano es algo muy
superior a las fuerzas humanas, que se realiza por la gracia de
Dios.
Orar sobre el amor matrimonial: no sólo sobre su exigencia, sino
también sobre su grandeza y elevación. Es un amor que se sitúa
en el ámbito de Dios y debe ser como el de El. Orar, dar gracias
por la pareja. Admirarse y orar también por los célibes cristianos.
Dar gracias por ellos. Pedir vocaciones.
Discusión sobre el divorcio
El NO al repudio machista queda claro. El NO al divorcio, de común acuerdo,
¿queda claro en este pasaje?
a) Como orientación general y como ideal, SI. No hay la menor duda.
b) La Iglesia lo ha tomado como ley absoluta. ¿Debe ser así?
Muchos intérpretes dicen: Jesús no dio leyes. Incluso no responde a las
preguntas casuísticas. Jesús vino a darnos un espíritu, un ideal, el Espíritu.
Por lo tanto, nos insta a luchar por el amor, incluso en circunstancias
adversas; pero ¿también en casos extremos? ¿No cabe en ellos el divorcio
con nuevo matrimonio?
La Iglesia dice que no, y sólo admite la separación en casos de nulidad. La
nulidad significa: Como nunca hubo verdadero matrimonio, pueden casarse
con otra persona.
Algunos estudiosos dicen que no pocos casos de nulidad son como
divorcios encubiertos, aparte las irregularidades de los tribunales
eclesiásticos. Lo cual les da pie para dudar de que la norma antidivorcista
haya de ser absoluta.
De todos modos, los creyentes aceptamos por principio la enseñanza de la
autoridad eclesiástica, aunque eso no impide dentro de la Iglesia la reflexión,
discusión e investigación, en orden a entender mejor el evangelio e incluso a
cambiar su interpretación, en comunión con la jerarquía.
GUÍA N.° 4
A. Repaso de la catequesis
Leer atentamente los números 11 a 15 de la catequesis y 4,6 del
Apéndice. Después ver el grado de asimilación con el siguiente
cuestionario:
1. ¿Dónde radica la dimensión social del amor de pareja? ¿Por
qué razón, se quiera o no, el amor sexual tiene dimensión social?
2. El reconocimiento jurídico de una pareja ¿es algo inventado
modernamente?
3. Los lazos jurídicos son positivos, no sólo para la pareja, sino
también para el amor mismo. Explicar este punto.
4. La indisolubilidad del matrimonio cristiano está señalada por una
ley jurídica estricta. ¿En qué se basa esta Ley? ¿Qué es lo que se
discute de ella? Señalar lo que tiene de positivo esa Ley y lo que
tiene de profético hoy en día el matrimonio sacramental.
5. Resumir las ideas principales sobre la sexualidad de los solteros
y de los célibes por el Reino de Dios.
6. Sugerencias para los novios y sus amigos.
B. Aplicación personal
Con el N ° 4 de la catequesis: imagen y colaborador de Dios.
Ver, en oración, cómo realizo estas grandes realidades en toda mi
vida, incluso en mi vida afectiva y familiar.
Dar gracias a Dios de corazón.
C. Oración
Con /Ef/05/21-33.
Breve explicación del pasaje
Este pasaje provoca rechazos incontenibles, porque es evidente
que arrastra resabios marxistas (docilidad de la mujer al marido) y
paternalistas (protección amorosa del marido hacia la mujer). No
olvidemos que esto se escribió hace dos mil años y no pidamos a
San Pablo nuestra mentalidad de hoy. Lo que ocurre es que la
teología encerrada en el fondo del pasaje es muy hermosa, y en
ella hemos de fijarnos, dejando de lado el resto. Este esfuerzo nos
ayudará, también para otros pasajes, a separar lo que es
mentalidad de aquella época y lo que es la enseñanza bíblica.
Idea fundamental del pasaje. Los esposos son no sólo un signo
del Dios creador y de su amor (cita del Génesis en éste y otros
pasajes del NT), sino además un signo de Cristo y de su amor.
Simbolizan, pues, dos misterios profundos: a) El amor de Dios al
mundo; b) El amor de Jesús a la Iglesia.
Pablo explica así el segundo simbolismo. Cristo Jesús está casado
con la Iglesia, la ama con amor total, por ella ha dado la vida. El
matrimonio de la pareja cristiana es reflejo y símbolo de ese
matrimonio de Cristo con la Iglesia; por lo cual deben amarse
también de forma total.
Insistimos. Dejar de lado los detalles del simbolismo (por ejemplo,
como Cristo es cabeza de la Iglesia, así lo es el marido de la
pareja), e ir al fondo que es magnífico: toda unión matrimonial
expresa algo superior a si misma, la boda de Jesús con la Iglesia.
Por lo cual los esposos deben superarse a sí mismos en el amor.
Subrayar los versículos 31-32, desde «por eso» hasta «pero
también vosotros», dejando el final, que pide, nuevamente, a uno
el amor y a la otra el respeto.
Orar sobre ese simbolismo, con actos de admiración,
agradecimiento, deseo de amar más, o de prepararse para amar
de verdad, si no estoy casado; o de prepárame para una entrega
total, si mi camino, por un misterio de Dios, es otro...
GUÍA N.° 5
A. Balance personal del mes.
1. ¿Cómo he llevado el mes?
a) La catequesis, las guías. Ver si las he trabajado bien; si he
ahondado en la aplicación personal, si he orado bien, etcétera.
b) Grado de satisfacción por mi proceso en la comunidad: cambios
y avances en mi vida corriente, sobre todo la familia; avances en
compromiso, desprendimiento económico, sentido comunitario,
rendimiento en el trabajo, estudio, etcétera.
c) Otros aspectos de mi vida: profesión, estudios, amigos,
diversiones, éxitos, fracasos, enfermedades en la familia, etcétera.
¿Lo estoy pasando bien o mal?
2. Revisar a fondo un punto de insistencia, previamente señalada
por el responsable.
3. ¿Pienso realizar, desde ahora,mi sexualidad con más alegría,
esfuerzo y entrega.
B. Repaso de la marcha de la comunidad
El turno, la actuación de los responsables, puntualidad, grupos
pequeños, amistad y relación informal en conjunto, etcétera.
C. Oración
Con Rm 16, 1-16.
Observaciones sobre este pasaje del texto
Este pasaje, lleno de nombres curiosos para nosotros, tiene un
gran valor documental, aunque probablemente esté colocado fuera
de su sitio y se refiera a cristianos de Efeso, no de Roma.
A nosotros nos interesa destacar el valor y fuerza de la familia en
los orígenes del cristianismo, como ámbito de vida cristiana y como
plataforma misionera. Anotemos los puntos siguientes.
1. Pablo cita muchas personas. Desde muy pronto hubo gran
cantidad de trabajadores del evangelio.
2. De varios se nos dice que estaban dispuestos a toda clase de
servicios y que trabajaban mucho en la misión. Varios sufrieron
persecuciones y cárcel por el evangelio, como el mismo Pablo.
Subrayar: se ha hecho abogado de muchos (v. 2); se jugaron la
cabeza (4); que ha trabajado tanto por vosotros (6); compañeros
de prisión, que son apóstoles insignes (7); que ha dado pruebas
de ser todo un cristiano (10); que trabajan duro por el Señor (12);
que ha trabajado tanto por el Señor (12); y a su madre, que
también lo es mía (13).
3. Se advierte por estos detalles que se conocían y querían
mucho; las relaciones comunitarias entre ellos eran intensas y
tensan mucha confianza.
4. Lo que más nos interesa en este tema son los dos datos
siguientes:
a) Había matrimonios que ponían sus casas al servicio de la
comunidad hasta para las reuniones. Eran iglesias domésticas,
ámbitos de vida comunitaria y de misión. Subrayar: Prisca y Aquila,
colaboradores míos en la obra del Mesías Jesús (3); saludad a la
comunidad que se reúne en su casa (5); recuerdos a los cristianos
de la casa de Narciso (11).
b) Y habla también personas consagradas totalmente al evangelio
y algunos al parecer vivían juntos, quizás eran célibes. Subrayar:
gente consagrada (2); los hermanos que viven con ellos (14);
todos los consagrados están con ellos (15).
Para orar puede servirnos esta idea con todo lo que lleva consigo:
la sexualidad, el matrimonio bien realizado, es además plataforma
de Jesús y del evangelio. Con estos datos queda mucho más claro,
por encima de las teorías. Pero también pueda ser llamado a otro
tipo de familia, en la que la sexualidad queda sublimada en una
consagración especial. Dar gracias por mi mismo, mi pareja, mi
familia, las familias cristianas, mi propia vocación.
PATXI-LOIDI
VISIÓN CRISTIANA DE LA SEXUALIDAD
Cuadernos FE Y JUSTICIA 8
Ediciones EGA. Bilbao-1987