VISIÓN CRISTIANA DE LA SEXUALIDAD


A. PRIMERA PARTE:
PRESENTACIÓN DEL TEMA 

1. Un gran cambio 
En la visión de la sexualidad y en los comportamientos sexuales se 
ha operado un gran cambio durante los últimos cincuenta años. Se 
puede afirmar en líneas generales que se ha pasado de una visión 
cerrada a una mirada más abierta y positiva; y de comportamientos 
rígidos y estrechos a formas de actuar más libres y espontáneas. 
Los cambios más visibles se perciben en el modo de obrar de los 
jóvenes. Pero los más profundos se han dado y siguen dándose a 
partir del campo biológico, de los estudios psicológicos y de la 
filosofía de la sexualidad. En conjunto, estos cambios se han de 
mirar con esperanza, porque la sexualidad es una obra de Dios y 
una de las realidades más bellas de la vida humana. Un mejor 
conocimiento de la biología y la psicología humana no ataca a la 
obra de Dios, sino que la favorece, porque la desarrolla. La mirada 
recelosa y torturada de quienes ven en los avances sexuales 
males o al menos peligros no es una mirada cristiana. Lo cual no 
obsta para que afirmemos que ciertos comportamientos de jóvenes 
y de mayores, ciertas maneras de pensar, no pueden mirarse con 
ojos de aprobación, ni siquiera con indiferencia, porque son 
inaceptables. 
La postura de esta catequesis ante los cambios de visión y 
comportamiento sexual se resume en dos expresiones: apertura, 
sentido crítico. Apertura, porque hay mucho de positivo en todo lo 
nuevo; sentido crítico, porque no todo es bueno. 

2. Objetivo de esta catequesis 
La sexualidad humana se puede estudiar desde varios ángulos, 
principalmente los tres siguientes: científico, psicológico, ético. 
Esta catequesis se sitúa en el tercero, allá donde nos preguntamos 
por lo bueno y lo malo. 
El cambio en el terreno sexual es tan grande que muchas 
personas se sienten desorientadas. «Antes nos decían esto y esto; 
ahora la gente no hace caso de todo eso. ¿Qué es lo que 
debemos hacer?». Esta podría ser la reflexión y la pregunta de 
una persona de cierta edad. Pero también entre los jóvenes existe 
el confusionismo, aunque de otra forma. La mayor confusión de los 
jóvenes puede estar en no dar importancia a los diferentes 
comportamientos, verlo todo bien, estar indiferentes ante las 
exigencias éticas de la sexualidad, o ser liberales hasta el extremo 
de caer en el subjetivismo. Frecuentemente se oyen a los jóvenes 
frases como éstas: «Si ellos lo ven bien... Si los dos están de 
acuerdo... Son asuntos particulares de cada uno...» Estos no son 
criterios válidos de comportamiento para nadie, menos para un 
cristiano.
Por eso el objetivo general de esta catequesis es atajar este 
confusionismo de jóvenes y mayores y dar una visión correcta de 
la sexualidad. De ella nacerán los criterios morales para el 
comportamiento sexual. Hemos de aprender a no dar por buenas, 
sin juzgarlas, las afirmaciones que se hacen vulgarmente. Algunas 
de las ideas que exponemos aquí resultarán por eso mismo 
chocantes para determinadas personas. Pero la catequesis entera 
está impregnada de optimismo y presenta una idea muy elevada 
de la sexualidad humana. El cristianismo toma muy en serio la 
sexualidad humana y la coloca a gran altura. 

3. De entrada, dos palabras fundamentales: gozar y frágil 
He aquí lo primero que debemos decir, desde una perspectiva 
cristiana: la sexualidad es buena, muy buena; es fuente de 
felicidad y de gozo.

a) La palabra «gozar» es una de las que mejor le cuadran a la 
sexualidad humana. Somos seres sexuados para gozar más, para 
llevar una vida más feliz. La sexualidad es una de las mayores 
fuentes de gozo y de realización personal. 
Sin embargo, para algunas personas ha sido motivo de 
sufrimientos, a causa de normas, temores y recelos. Una moral 
estrecha y oscurantista ha imperado en amplios sectores de la 
Iglesia, y ha sido causa de sufrimientos para muchos matrimonios 
cristianos. Todavía hoy, en determinados movimientos y grupos, se 
exacerba el miedo a la sexualidad, como fuente de peligros y de 
pecados. Es triste que hayan ocurrido y sigan ocurriendo estas 
cosas. 
Dios quiere, precisamente, todo lo contrario. Nos ha hecho 
sexuados para que nuestra vida sea más dichosa. Su voluntad es 
que, gracias a la sexualidad, gocemos más y nos realicemos mejor. 
Debemos mirar a la sexualidad con optimismo e ilusión, oyendo 
estas palabras de Dios: gozad lo más posible, sed felices de 
verdad. 

b) Pero también la palabra .«frágil» le cuadra a la sexualidad. 
Como las mejores cosas del ser humano, la sexualidad es frágil; 
puede romperse con facilidad, y necesita cuidados diarios. 
Hoy en día ha aumentado esta fragilidad por varias circunstancias, 
entre las cuales están las siguientes: 
1) La extremada erotización del ambiente, que acrecienta los 
estímulos. 
2) La supervaloración del aspecto físico de la sexualidad, de tal 
forma que a menudo se olvida o posterga el aspecto psíquico, que 
es el más importante. Con ello se rompe la armonía de la 
sexualidad y la de toda la persona; se provocan necesidades 
artificiales y se preparan unas relaciones difíciles, cuando no 
desastrosas. 
3) En relación con lo anterior, está la disociación del deseo y la 
entrega. La relación amorosa es una síntesis de estos dos 
factores, que no deben separarse. De esos dos elementos, el que 
da estabilidad a la vida sexual es la entrega. El deseo es mucho 
más cambiante, porque va ligado a los sentidos. Y ¿qué ocurre 
con frecuencia hoy en día? Que se disocian estos dos elementos, 
se olvida la entrega y nos quedamos sólo con el deseo. Entonces 
la relación mutua y toda la vida sexual se vuelve inestable. Con ello 
hemos acrecentado muchísimo la fragilidad de la sexualidad. 

En conclusión, las palabras gozar y frágil expresan dos 
características importantes de la sexualidad. Estamos invitados a 
gozar lo más posible. y con ello realizamos el deseo de Dios. Pero 
debemos poner al mismo tiempo el máximo cuidado, porque la 
sexualidad es una realidad frágil.


B. SEGUNDA PARTE: 
CRITERIOS PARA UNA VALORACIÓN ÉTICA

4. Significado profundo de la sexualidad humana 

a) Imagen de Dios 
H/DIGNIDAD: Todos conocemos la importancia de la persona 
humana para el cristianismo: ocupa en él el lugar central, el 
primero de todos, junto a Dios. Esta importancia ha pasado luego a 
todos los credos religiosos y políticos, bajo el nombre de 
«dignidad» de la persona humana. ¿De dónde nace esa dignidad? 
Según la Biblia, nace de que todo ser humano es imagen de Dios. 

Pero la Biblia dice más. Aunque cada hombre o mujer es imagen 
de Dios, la Biblia afirma que la imagen plena es la pareja, hombre y 
mujer. Con ello nos muestra el sentido profundo de la pareja y, por 
tanto, de la sexualidad humana: nos dice que la pareja es el retrato 
de un Dios amoroso y comunitario; y nos enseña que ese amor se 
expande en la creación de seres libres y solidarios. 
Cada pareja es un signo llamativo de Dios. Por eso hablamos del 
matrimonio como «sacramento». Cuando una pareja cristiana se 
casa con fe y expresa su unión ante la comunidad eclesial, se 
convierte para sí misma y para los demás en retrato comunitario de 
Dios y canal o instrumento de su gracia. 

b) Colaborador de Dios 
Para la Biblia el ser humano es siempre colaborador de Dios por 
su inteligencia, su voluntad, su creatividad y su trabajo. La 
creación del universo es un proceso continuado, y el ser humano 
es creador junto a Dios. 
Pero en este aspecto ocurre lo mismo de antes. La pareja humana 
ocupa un lugar especial en el campo de la creación en un sentido 
personal: la propia educación de la pareja, y la procreación y 
educación de nuevos seres humanos. 

5. Tres notas: tres criterios 
Para una valoración ética de los comportamientos sexuales, 
hemos de tomar en consideración tres notas que acompañan a la 
sexualidad humana. 
* Primera nota, la persona humana. 
* Segunda nota, el amor. 
* Tercera, la dimensión social. 

Estos son los tres criterios para hacer una valoración de la 
actividad sexual, desde el punto de vista cristiano. ¿qué quiere 
decir esto? Que para un cristiano los comportamientos sexuales 
son éticamente correctos cuando se realizan en consonancia con 
esos tres criterios. 

6. Primer criterio: la persona humana 
El primer criterio para valorar éticamente la sexualidad es la 
persona humana: más en concreto, si tal actividad es personal o 
personalizante. «Personal» quiere decir: que nace de la 
consciencia, la libertad y el sentido de responsabilidad de los 
sujetos. «Personalizante» quiere decir: que esa actividad o 
comportamiento personaliza a los sujetos, los hace más personas. 

¿De dónde nace este criterio? Del hecho de que se trata de la 
sexualidad humana, sexualidad que impregna toda la persona, 
cuerpo, cerebro, sentimientos, carácter, voluntad. Además ocurre 
que la sexualidad es un factor decisivo del desarrollo de la 
personalidad en dos sentidos: el individual y el social. Es uno de 
los factores principales de la personalidad equilibrada y madura, y 
de la apertura, la comunicación y la sociabilidad.
En consecuencia, es ética o moralmente incorrecta toda actividad 
sexual que separe sexualidad y persona humana; es degradar la 
sexualidad humana a sexualidad animal. La degradación y 
utilización de la sexualidad es degradación y la utilización de la 
persona humana es la negación de su dignidad. La misma 
valoración hay que dar de las actividades sexuales que no sean 
personales y personalizantes, en la forma antes explicada. Este 
criterio se aplica, por supuesto, a las actividades externas, como 
los negocios, los espectáculos, la publicidad, la prostitución 
etcétera. Pero vale igualmente para los comportamientos más 
íntimos y particulares de cada uno. 

Números 7-10. segundo criterio, el amor 

7. Segundo criterio: el amor 
El segundo criterio para valorar la actividad sexual es el amor. 
Con este criterio queda mucho más concretado el anterior, pues 
ambos están íntimamente relacionados. La actividad sexual es 
personal y personalizante cuando es resultado y expresión del 
amor. 
En consecuencia, hay que afirmar abiertamente que la actividad 
sexual sin amor no es humana; no es personal ni personalizaste; 
es una estafa. Por eso es inmoral. Donde no haya nada de amor, 
la inmoralidad es absoluta y la degradación de la persona humana 
total. Cuando hay algo de amor, la corrupción moral no es tan 
absoluta. Pero hemos de añadir que tampoco basta cualquier 
amor, para que esté justificada la actividad sexual. Lo vamos a ver 
en los números siguientes. 

8. Amor totalizante y exclusivo 
¿Cuál es el significado profundo de la relación íntima? Las 
relaciones intimas son un lenguaje corporal en el que, con o sin 
palabra, cada persona le dice al otro: Me entrego a ti por entero. 
Es un gesto que expresa un amor totalizante, un amor en que se 
da toda la persona, todo el ser, toda la vida de cada uno. 
Por ser totalizante, ese amor es también exclusivo. No se puede 
amar con amor totalizante a dos personas, porque la persona 
amada es alguien ÚNICO para mí. 
Esa relación intima, ¿no puede ser simplemente signo de 
amistad? Esa unión expresa mucho más que la amistad. Esta 
palabra es insuficiente para mostrar todo lo que contiene la unión 
corporal. Es una experiencia de todos los amantes, aun de 
aquellos que por otro lado tienen sus debilidades. 
En consecuencia, debemos afirmar que la segunda nota de la 
sexualidad, o sea, el amor, no se refiere a un amor cualquiera, ni 
siquiera a una gran amistad. Se trata de un amor muy especial, un 
amor totalizante y exclusivo. Por eso la actividad sexual que no 
nace de ese amor no es moralmente correcta. La relación sexual 
sin ese amor podrá resultar gratificante, y hasta parecer positiva; 
pero tiene algo de falsa, está herida de falsedad, porque dice y 
expresa algo que no existe; expresa un amor totalizante y 
exclusivo, y resulta que no hay tal. Por eso es moralmente 
inaceptable. 
Algunos podrían poner la siguiente objeción: Y ¿si para ellos esa 
relación no expresa un amor de esa naturaleza, sino una simple 
amistad? A esta objeción se ha de responder que en ese caso la 
concepción de la sexualidad se ha devaluado; se ha convertido en 
algo de menos valor. El cristianismo tiene una idea mucho más alta 
de la sexualidad humana, a la que considera parte esencial de las 
persona humana. Para el cristianismo, devaluar la relación sexual 
equivale a devaluar a la persona humana. Todavía objetará 
alguno: «Vale,pero eso puede ser fruto de nuestra cultura". Por 
supuesto, respondemos; lo que hay que ver es si en este punto 
nuestra cultura no es la más humana y humanizante, la que mejor 
responde al sentido profundo de la persona humana.

9. Amor estable y duradero 
MA/A-ESTABLE NOVIAZGO/SEXO:: Cuando el amor es totalizante 
y exclusivo tiende, por su propia naturaleza, a mantenerse y durar 
indefinidamente. Es también una experiencia de los amantes: se 
quieren para siempre, quieren vivir juntos siempre. El amante se 
convierte en alguien imprescindible, sin el cual la vida se quiebra y 
pierde sentido. De ahí que la actividad sexual exija previamente un 
amor estable, acompañado de compromiso mutuo. Sin esta 
condición el amor no es totalizante y las relaciones íntimas no 
expresan un lenguaje verdadero. 

10. Conclusiones sobre la segunda nota 
* Primero, la segunda nota, y el segundo criterio para valorar 
éticamente la actividad sexual, es el amor. Pero no un amor 
cualquiera, no la sola amistad, por grande que sea; sino un amor 
totalizante, exclusivo, estable y duradero. 
* Segundo, las relaciones íntimas ocasionales contradicen por 
completo este amor y son totalmente inaceptables; esto está claro 
para los cristianos. Pero tampoco son aceptables las relaciones 
íntimas demasiado rápidas, en las que no puede haber amor 
verdadero, aunque a los interesados les parezca que sí. Antes 
hemos hablado de los dos componentes y se llama amor a lo que 
sólo es deseo. Este es el caso de las relaciones íntimas rápidas, 
salvo excepciones rarísimas. Pero hemos de decir más: tampoco 
son aceptables las relaciones íntimas de aquellos que no están 
dispuestos a comprometerse del todo, aunque lleven cierto tiempo 
de mutua relación. Ahí no puede hablarse de amor totalizante. El 
compromiso total es esencial. 
* Tercero, el amor sexual, tal como lo hemos expuesto, sólo se 
vive adecuadamente en la convivencia. Las relaciones íntimas 
fuera de la convivencia y el compromiso mutuo, además de resultar 
engañosas, son también éticamente incorrectas. (Véanse no 
obstante, algunas matizaciones para ciertos casos de relaciones 
prematrimoniales, más adelante). 

Números 11-14: tercer criterio, dimensión social 

11. Tercer criterio, dimensión social 
SEXO/DIMENSION-SOCIAL: El ser humano es social por su 
propia historia: nace, crece y se realiza en sociedad. La familia es 
la primera realidad social que, además de dar la vida, provoca 
poco a poco el despertar y el desarrollo de la personalidad. 
Progresivamente, el niño va entrando en la sociedad, y ésta le 
impregna y le configura. Al llegar a la adultez, el ser humano, sin 
salir de la sociedad, forma una comunidad mucho más intensa con 
su pareja. Toda la vida humana tiene dimensión social. 
Esta característica impregna también por completo la sexualidad, 
por ser un elemento esencial de la personalidad. La sexualidad 
humana tiene también dimensión social. Esto quiere decir que no 
es un asunto exclusivo de dos personas; sino que la sociedad se 
entrecruza en la vida de la pareja de mil maneras, y viceversa. 
Al comienzo del noviazgo, la pareja se encuentra tan dichosa en 
su propia intimidad que considera como intromisiones molestas las 
intervenciones de los padres, las referencias al papeleo de la 
boda, las interferencias religiosas, etcétera. Es una molestia 
comprensible, propia del idilio inicial, pero no justificada. Porque la 
verdad es que esas dos personas ya no se relacionan sólo 
individualmente con la sociedad, sino que, a partir del día en que 
formalicen su unión, constituyen una unidad dentro de ella: unidad 
de intereses, de derechos, de obligaciones, que la sociedad debe 
amparar. No se trata sólo de que la pareja necesite de la sociedad; 
se trata, además, de que la pareja ha modificado la sociedad, ante 
todo por su unión; y luego, quizás por los hijos. La dimensión social 
de la sexualidad humana es algo evidente. La pareja es un nuevo 
grupo -el mínimo, pero real- dentro de la sociedad. Como es 
lógico, esa nueva unidad irá creando poco a poco un fuerte 
entramado 
social, en el que se entremezclarán, junto a la afectividad y el 
parentesco, intereses económicos, culturales, educacionales y 
hasta políticos. 

12. Dimensión social y reconocimiento jurídico 
La dimensión social de la sexualidad y del amor no puede 
quedarse en el conocimiento y apoyo de los amigos y la familia. La 
pareja es una nueva unidad dentro de la sociedad, que adquiere 
derechos y obligaciones con ésta. A este fin hace falta un 
reconocimiento formal de su existencia por parte de la sociedad. 
Curiosamente, cuando los antropólogos han estudiado las 
sociedades primitivas se han encontrado con expresiones sociales, 
públicas y formales de los vínculos del amor, hasta en las tribus 
más atrasadas. El reconocimiento oficial lo da el jefe de la tribu. 
Los historiadores encuentran el mismo fenómeno en todas las 
civilizaciones, si bien en las sociedades modernas el 
reconocimiento lo da el Estado. 
Podemos sacar desde ahora una primera conclusión: la actividad 
sexual, si ha de ser éticamente correcta, no debe ser clandestina. 
La clandestinidad no es buena ni para la sociedad ni para la 
pareja. No es personalizante ni favorece al amor. Otra cosa es que 
las relaciones privatizadas o clandestinas merezcan nuestro apoyo; 
pero ha de ser un apoyo constructivo, aunque respetuoso, 
orientado a que se presenten en la sociedad y reciban el 
reconocimiento y amparo que necesitan. 

13. En conjunto, los lazas jurídicos son muy positivos 
SEXO/LAZOS-JURIDICOS 
A/LAZOS-JURIDICOS MA/LAZOS-JURIDICOS 
* Primero, algunas razones contra los lazos jurídicos tienen mucho 
de verdad. Por ejemplo, los siguientes: que el amor es libre; que no 
se puede sostener con lazos jurídicos la falta de amor; que ciertos 
lazos jurídicos de los casamientos civiles y bodas religiosas son 
vacíos y convencionales, etcétera. Por eso tiene su parte positiva 
el rechazo reflexivo de las formalidades jurídicas, por parte de 
ciertas personas, como contestación contra ritos y expresiones 
vacías. Todos estos argumentos coinciden en el punto siguiente: 
que los lazos jurídicos sin amor son una contradicción y un 
absurdo. Pero exageran cuando añaden que los lazos jurídicos 
son además un estorbo, incluso cuando hay amor. Lo veremos a 
continuación. 
* Segundo, cuando hay amor, los lazos jurídicos son positivos 
para la pareja y para la sociedad. Ante todo, conviene advertir que 
los lazos jurídicos no imponen el amor, sino que lo expresan y lo 
amparan. Son, además, una garantía para la sociedad, que 
contrae graves obligaciones con esa pareja y sus posibles hijos: 
obligaciones de seguridad ciudadana y social, cultura, sanidad, 
alimentación, trabajo, etcétera. Son finalmente, una garantía para 
la pareja, ante la sociedad y ante ellos mismos, especialmente 
para la parte más débil; una garantía incluso en casos de 
problemas y de debilidades. El mayor inconveniente de los lazos 
jurídicos es el mantenimiento artificial de la unión cuando ya no 
hay amor. Pero esto mismo es ventajoso para evitar las rupturas 
irreflexivas o apresuradas. Lo que habrá que hacer es facilitar los 
trámites de separación para cuando la recuperación se considere 
imposible. 
* Tercero los lazos jurídicos son positivos incluso para el amor 
mismo. Esta afirmación puede chocar mucho a algunas 
personas,pero tiene serio fundamento. Cuando dos personas 
sellan públicamente su amor con lazos jurídicos, y lo han hecho 
bien, ¿qué es lo que ha ocurrido? Ante todo, que han tenido que 
reflexionar mucho y tomar su compromiso mutuo con mucha 
seriedad. Por eso cada uno de ellos ha tenido que actuar con 
mayor limpieza y transparencia. Todo esto no es indiferente para el 
amor; todo esto aquilata el amor, le da profundidad, le da firmeza. 
Por lo tanto, los lazos jurídicos, bien realizados, no son un 
«sombrero», un añadido accidental, un algo superficial y externo al 
amor, sino que lo mejoran desde dentro: lo hacen más totalizante y 
exclusivo, más definitivo, simplemente más amor Por eso la 
expresión pública y jurídica del amor no se puede comparar con un 
signo privado, por sincero que sea. No se trata sólo del rito, sino 
de todo lo que lleva detrás, si se ha hecho bien. Y ¿si se ha hecho 
mal, superficialmente, como tantas veces? Esta objeción carece de 
fuerza, porque todas las demás cosas se corrompen igualmente si 
se hacen mal. Siempre, sin excepción, el amor hay que trabajarlo y 
construirlo día a día. 
El primer reconocimiento jurídico es el civil, y por él se debe 
empezar. Los cristianos añadimos el reconocimiento eclesiástico, 
que acompaña al acto sacramental. 

14. Los lazos jurídicos del matrimonio cristiano 
MA/INDISOLUBLE: Anteriormente, hemos expuesto el significado 
profundo del matrimonio cristiano como sacramento; signo e 
instrumento del encuentro con Dios y de su gracia especial, a 
través de la unión mutua (N.° 4 a). Esto no suele provocar rechazo. 
Lo que provoca rechazo en no pocos cristianos casaderos es la 
indisolubilidad jurídica que acompaña al rito sacramental. Hacemos 
a continuación algunas observaciones sobre esta cuestión 
concreta. 
* Primero, las indisolubilidad no es primariamente una ley 
eclesiástica, sino una tendencia del amor totalizante que aspira a 
perdurar. Lo que hace la ley es consagrar jurídicamente esa 
tendencia. 
* Segundo, es cierto que el evangelio afirma claramente la 
indisolubilidad. No pocos estudiosos dicen que Jesús no dictó en 
este punto una ley, como tampoco en otros. Lo que hizo fue 
marcar el ideal cristiano, que no debe ser necesariamente una 
cuestión jurídica estricta. La Iglesia ha hecho de la indisolubilidad 
una ley, y ha creado para solucionar ciertos casos la figura de la 
nulidad, que equivale a afirmar que el matrimonio no fue válido. No 
entramos ahora en las críticas que se les hacen a los tribunales 
eclesiásticos por las increíbles diferencias de sus sentencias, que 
a veces han resultado escandalosas. Pueden ser errores 
humanos. Su dificultad mayor para determinadas personas está en 
la misma existencia de tales leyes.
* Tercero, esta legislación tiene de positivo todo lo que hemos 
expuesto anteriormente sobre los lazos jurídicos en general. Tiene 
de discutido, de negativo a juicio de muchos, la rigidez del derecho 
eclesiástico. No es correcto olvidar lo positivo para ver sólo lo 
negativo o discutido. El reconocimiento público, por parte de la 
comunidad eclesial, de que dos personas realizan su matrimonio 
en la fe, es muy positivo, si se hace bien. No sólo porque con ello 
realizamos el sacramento del matrimonio, sino además porque 
refuerza la profundidad y la firmeza del amor. 
MA-CR/SIG-PROFETICO: A pesar de algunas dificultades, el 
matrimonio sacramental consciente puede ser en nuestro mundo 
un signo profético de primer orden. Frente al rechazo actual de los 
compromisos duraderos, el cristiano sigue afirmando que el amor 
es más fuerte que la muerte; aspira a un amor perdurable y confía 
en la gracia de Dios para un amor tan grande y difícil como el que 
se pide a los esposos cristianos. 

15. Sexualidad y matrimonio 
Esta catequesis liga completamente la sexualidad al matrimonio. 
Ante esto, algunos preguntarán: ¿qué ocurre con la sexualidad de 
los jóvenes, los solteros y los viudos? 
SEXO/MA SEXO/NOVIAZGO: Digamos, ante todo, que según la 
visión cristiana, la sexualidad está orientada al matrimonio. Este es 
el motivo por el que la catequesis los une también completamente. 
Los cristianos pensamos que el carácter sexual del ser humano se 
realiza en la vida estable de pareja en el matrimonio. De tal forma 
que el amor sexual, los sentimientos amorosos, el deseo y la 
entrega, y las relaciones íntimas quedan reservadas para el 
matrimonio. Con las demás personas, los casados mantienen lo 
que suelen llamarse relaciones fraternales, que no son ni íntimas 
ni exclusivas. 
La sexualidad de los solteros debe desarrollar al máximo esta nota 
de la fraternidad incluso afectuosa, aunque no íntima ni exclusiva, 
de forma que, a través de ella, dé salida al enorme potencial de 
amistad, gozo, entrega y sacrificio del ser humano. No deja de 
haber otras vías de amistad, gozo y compromiso, capaces de llenar 
una vida, sobre todo si no supervaloramos el aspecto físico y el 
deseo, por encima de los demás. Algo parecido habrá que 
recomendar a los viudos y viudas. 
Pero alguno dirá: «Una cosa es la supervaloración y otra muy 
distinta la abstención. ¿Es que, según lo anterior, los solteros 
deben abstenerse de las relaciones íntimas y la entrega 
corporal?». Por supuesto que sí, según queda expuesto en los 
números 4-6. Porque si su amor es totalizante y exclusivo, lo que 
deben hacer es casarse. Y si no lo es, la unión sexual estaría 
herida de falsedad. Lo que se ha de procurar es conocer cuanto 
antes el propio camino o vocación y empeñarse en realizarlo sin 
rapidez ni retraso excesivo. El camino de la inmensa mayoría de 
las personas es el matrimonio. No es bueno quedarse soltero por 
no encontrar pareja, pero a veces ocurre: hemos de estar 
preparados para esa eventualidad, lo mismo que para un posible 
enviudamiento. La viudedad o la soltería no son tragedias 
irreparables, como se ve por innumerables casos ni siquiera la 
soltería no querida. Pero conviene no incurrir en dilaciones 
excesivas en la búsqueda de pareja, ni siquiera por hacer un 
servicio religioso, con el siguiente riesgo de retrasos irreparables. 

Una observación final. En el cristianismo hay personas que se 
quedan voluntariamente solteras por trabajar más por el RD, y 
para dar un testimonio especial del sentido profundo de la vida 
humana. Todos conocemos a algunas de ellas que nos han dejado 
impactados por su calidad personal, su consagración al prójimo, su 
entrega al apostolado, su dedicación total a las tareas más 
desagradables de enfermedades o marginación. A tales personas, 
que indudablemente pueden tener su fallos, les resultaría 
incongruente el planteamiento de relaciones íntimas, aunque 
fueran intermitentes. No son propiamente solteros y solteras, sino 
personas comprometidas con Dios, la Iglesia y la sociedad. Tales 
personas suelen ser una gracia de Dios para todos nosotros, y 
para sus comunidades de origen. Son vocaciones que debemos 
favorecer. 


APÉNDICE:
SEXUALIDAD JUVENIL

1. Síntesis de extremos 
Frecuentemente se oye decir: «La juventud es para pasarlo bien. 
Si no se divierten ahora, ¿cuándo lo van a hacer?». Estas 
apreciaciones, aunque tengan buena parte de verdad' no 
constituyen toda la verdad. Otros, por el contrario, decían hace 
tiempo y siguen diciendo todavía: «La juventud no está hecha para 
el placer, sino para el heroísmo». Quizás la verdad completa sea la 
síntesis de ambos extremos. Los jóvenes deben derrochar 
esfuerzo y sacrificio para preparar una adultez fecunda. Pero 
también deben pasárselo bien, disfrutar mucho y almacenar 
alegría. 
Esta síntesis de extremos vale igualmente para la sexualidad 
juvenil. También ésta es para pasarlo bien, para gozar, para 
almacenar felicidad y alegría. No insistiremos constantemente en 
ello, pero quede claro que es la primera verdad acerca de ls 
sexualidad. Sin embargo, es preciso añadir que durante la 
juventud igual que en el resto de la vida, la sexualidad no deja de 
ser frágil, por lo cual hemos de unir el disfrute y la felicidad con el 
control. 

2. Control y normas morales 
REPRESION/CONTROL: A veces se llama represión a cualquier 
tipo de control. Conviene distinguir estos dos conceptos. El control 
es racional y personalizante, brota desde la libertad interior y tiene 
como finalidad no la destrucción o el recorte de la energía 
personal, sino su dominio y encauzamiento, para sacar el mayor 
partido posible. La represión no brota de la libertad interior, sino 
de la imposición exterior o de la interiorización de ideas opresoras; 
no busca el encauzamiento, sino la dominación y el 
desmochamiento. El control bien entendido puede ser y es 
altamente positivo. 
MORAL/NORMAS:Todo esto tiene relación con las normas 
morales. Más de una vez, demasiadas veces, por desgracia, las 
normas morales se exponen o se toman como una imposición del 
exterior, realizada con argumentos autoritarios. No es éste el 
origen de las normas morales. Para el cristiano, éstas proceden 
del interior del ser humano, no de una orden dada desde fuera. Y 
ello por dos razones. Primera, porque la norma suprema del 
cristiano es siempre la conciencia, aunque le lleve a oponerse a la 
autoridad; este principio pertenece a la enseñanza tradicional del 
cristianismo desde hace muchos siglos. Segunda, porque las 
normas y orientaciones morales no nacen de la autoridad, sino de 
las leyes de funcionamiento de la persona humana, que es el valor 
supremo del evangelio. Lo que hace la autoridad es sancionar o 
confirmar las orientaciones que se derivan de tales leyes, por lo 
cual dichas orientaciones pueden experimentar cambios por un 
mejor conocimiento de aquellas. 
En resumen: que lo que marca las orientaciones morales 
cristianas no es la imposición, sino la realización de la persona 
humana, desde la libertad. Este es el sentido correcto de las 
normas morales y del control en la propia vida sexual. Su objetivo 
es desarrollar armoniosamente la sexualidad humana, para crecer 
en personalidad y ayudar mejor al prójimo.

3. Esfuerzo y alegría. La ayuda del ambiente 
Todo esto, visto así, parece lógico y razonable: gozar, control, 
orientaciones morales, pasarlo bien, realizarse al máximo, todo ello 
muy sugerente. Pero no nos ahorra el esfuerzo y la costosidad. La 
consecución del equilibrio sexual no se hace sin esfuerzo y 
sacrificio. 
Ante el desagrado que nos produzca esta realidad, la primera 
consideración que podemos hacernos a nosotros mismos es la 
siguiente: todas las cosas buenas del ser humano exigen esfuerzo 
y sacrificio. No nacemos hechos; nos tenemos que ir haciendo, lo 
cual no se consigue sin esfuerzo y poda. Es ley de vida, que 
impera en toda la realidad humana. Llevar bien los estudios, 
adquirir conocimientos serios, pulir y moldear el carácter, 
habituarse al trabajo, hacerse amable y atento, todo esto y tantos 
otros bienes cuestan esfuerzos y sacrificios. Con la sexualidad 
ocurre lo mismo: no es el único campo de la personalidad que exija 
esfuerzos. Exige control y cauces, como todos los demás aspectos 
de la persona. 
Una segunda consideración es que la forja de nuestra 
personalidad no es únicamente obra nuestra. No conviene 
agobiarse por los esfuerzos y sacrificios que uno deba hacer. No 
estamos solos. Muchas personas nos ayudan a desarrollarnos con 
su compañía, sus servicios y sus avisos: la familia, los amigos, la 
comunidad y, en el caso de la pareja, especialmente el compañero 
o compañera. De tal forma que, en buena medida, vamos 
creciendo y controlándonos como sin darnos cuenta, alegremente, 
gracias a la compañía de todas esas personas. Eso es también lo 
que ocurre con la sexualidad, que fácilmente se desarrolla con 
armonía cuando, además de los esfuerzos personales, contamos 
con la ayuda, a veces imperceptible, de todas esas personas y 
grupos. Por eso es tan decisivo el encontrarse en ambientes 
positivos. Para los jóvenes, la cuadrilla que elijan y la inserción en 
una comunidad pueden ser factores decisivos en el desarrollo 
sexual, aparte la familia y la pareja. Esta consideración nos debe 
llevar a sacar el máximo provecho de tales ambientes, con una 
entrega generosa. De esa forma el esfuerzo personal es mucho 
más llevadero y hasta más gratificante.
Queremos añadir una nota sobre los padres. El clima familiar 
ayuda o desayuda al desarrollo equilibrado del carácter y también 
de la sexualidad. Tienen gran importancia las buenas relaciones 
de los padres entre sí, el bienestar que se respira en casa, el 
ambiente de diálogo. Es de desear que los padres sean abiertos y 
comprensivos, cuando el adolescente empieza a preocuparse del 
otro sexo. Los padres que viven obsesionados con los peligros 
sexuales, especialmente de las chicas, no ayudan a sus hijos. Es 
más positivo crear un ambiente de amistad, de tal forma que el 
adolescente pueda hablarles con naturalidad de cualquier asunto. 
Los jóvenes necesitan hallar en sus padres una actitud de 
apertura, confianza y diálogo, lo cual no se opone a la educación 
en la disciplina y el trabajo, que es también imprescindible. Ante las 
nuevas ideas, recomendamos a los padres la postura marcada en 
el N." 1: apertura y sentido crítico. 
De todos modos, el joven ha de hacerse a la idea de que, para un 
buen desarrollo sexual, el binomio esfuerzo-sacrificio es inevitable. 
Pero, al mismo tiempo, es muy conveniente almacenar alegría en 
ese mismo esfuerzo, gozar mucho con él en razón de la propia 
superación que vamos logrando, y de la energía que de esa forma 
preparamos para los demás. Resumiendo: esfuerzo sí, pero con la 
ayuda del ambiente y gozando mucho. 

4. El aprendizaje del amor 
MA/APRENDIZAJE-A: A/APRENDIZAJE: Amar es difícil. El deseo 
del otro no es amor. El amor, como hemos visto, es una síntesis de 
deseo y entrega. Por ello, esa síntesis es difícil, costosa. Todo 
amor verdadero tiene una fuerte componente de olvido de sí 
mismo. Este es el motivo por el que toda la vida estamos 
aprendiendo a amar.
Este aprendizaje debe comenzar con fuerza en la juventud, para 
que el matrimonio pueda resistir los golpes de las crisis que 
vendrán. Debemos llegar al día de la boda con un cierto 
entrenamiento para el amor. Hasta el día en que empezamos a 
vivir juntos no sabemos lo que es la convivencia, sus gozos y sus 
roces; creemos que sabemos, pero no lo sabemos. Sin embargo, 
se puede llegar al día de la boda preparado o impreparado. 
Cuando no se llega preparado' todo es más difícil. Hay casos en 
que los parientes y amigos pueden predecir el fracaso matrimonial 
el mismo día de la boda. 
El aprendizaje del amor comienza en casa de los padres, cuando 
dejamos de ser niños o déspotas o subnormales, que exigen que 
se les dé, sin que ellos aporten nada a cambio; cuando 
empezamos a dar, incluso en cosas muy pequeñas y no tenemos a 
la madre de esclava. Claro, en este caso no existe el atractivo del 
amigo o la amiga para sacrificarse y tener detalles. Pero por eso 
mismo, aquí el amor está más garantizado. Es, pues, un buen lugar 
de aprendizaje del amor. Hay a voces jóvenes, en los mismos 
catecumenados, de alguna de esas tres especies arriba 
mencionadas: y hacen oración, y hablan de comunidad, de 
conversión y de compromiso.
Ese aprendizaje se desarrolla también en las cuadrillas de amigos 
y en la comunidad. En esta última es fácil quedarse en palabras 
hermosas y reuniones majas, y no llegar al amor. El amor es otro 
mundo, otra galaxia. El amor son obras. La comunidad, la cuadrilla, 
pueden ser una gran escuela para el amor de pareja, aunque 
siempre insuficiente. Debiéramos sacar más partido de la 
comunidad en este aspecto. No pocas parejas adultas han 
comunicado que, desde que están en la comunidad, sus relaciones 
han mejorado sensiblemente. ¿No debiera ocurrir otro tanto entre 
parejas jóvenes, aún no casadas?
El día en que dos personas deciden salir juntos, debiera 
comenzar, además de la emoción alucinante, un mutuo aprendizaje 
y transformación. Ese es un gran momento de crecimiento en 
todos los sentidos: en alegría, en servicialidad, en diálogo, en 
respeto, en aguante, en afinamiento del carácter.. Con todo ello, la 
pareja puede ser una gran ayuda para la conversión, porque esos 
puntos suponen mucho cambio. Aprovechemos la época de 
noviazgo para gozar y para transformarnos.
Muchos matrimonios estaban fracasados desde antes de casarse. 
Hoy día se suele decir que «no deberían haberse casado», que 
«no son el uno para el otro». A veces es así y es preciso ayudar 
con valentía a determinadas parejas a que se separen antes de 
casarse. Pero otras veces lo que ocurre es que se ha vivido el 
noviazgo sin seriedad. Porque tampoco debemos olvidar que, en 
principio, nadie viene fabricado previamente para Fulanita de Tal, 
sino que siempre hay que hacerse el uno para el otro. Esta labor 
se realiza sobre todo en la convivencia. Pero se puede iniciar en el 
noviazgo, como hemos dicho anteriormente, para llegar al día de la 
boda con cierto entrenamiento y preparación. Este es el sentido 
profundo del noviazgo. Cuando se pasa este tiempo 
superficialmente, o se centran los esfuerzos en la intimidad rápida, 
como ocurre actualmente demasiadas veces, puede que se esté 
preparando la tumba de la realidad más bella creada por Dios, que 
es la pareja. 

5. Cuatro consejos breves 
Casi telegráficamente, para no alargarnos. 

* Primero, encuadrar la sexualidad en el conjunto de la 
personalidad, no aislarla como si fuera algo separado. Puede ser 
importante y útil para toda tu vida la siguiente afirmación: la 
sexualidad equilibrada es el resultado de todas las fuerzas 
personales, puestas al servicio de un ideal. Recuérdalo siempre. 
Ese ideal, para un cristiano, es el de parecerse a Jesús y 
comprometerse lo más posible por el Reino de Dios como él. En 
este compromiso, en primerísima línea, está la construcción de una 
familia que valga la pena. Ese ideal logra unificar todas las fuerzas 
personales, de tal forma que produce como resultado una 
maduración sexual verdaderamente humana. O sea, que el mejor 
modo de trabajar por el desarrollo sexual es trabajar 
conjuntamente por toda la personalidad, bajo la motivación y la 
guía de aquel ideal. 
* Segundo, mantener siempre unidos los dos elementos 
integrantes del amor sexual: el deseo y la entrega. Incluso será 
preciso trabajar más sobre la entrega, puesto que, por costar más, 
corre más riesgo de quedar en segundo plano. 

* Tercero, colocar la entrega corporal en su debido lugar, que no 
es el primero, aunque tampoco el último. La entrega corporal es un 
aspecto necesario, pero debe ir precedido de un gran esfuerzo de 
maduración. En la visión cristiana de la sexualidad, la entrega 
corporal debe tener el presupuesto del amor totalizante y exclusivo 
y ser expresión del mismo (ver N.° 5). No empecemos la casa por 
el tejado. Hay mucho camino que recorrer previamente. E] tiempo 
no perdona. 

* Cuarto, en las expresiones de cariño avanzar muy poco a poco, 
y con el freno echado. ¿Por qué? Porque tales signos, cuando se 
aceleran, exigen por su propia naturaleza cada vez más, para no 
quedarse inexpresivos. El deseo vuela como un avión y exige cada 
vez más; en cambio, la entrega rueda como un coche. Hay pasos 
que conviene ralentizar, para no verse impelido a dar el siguiente y 
el siguiente. No disminuye el amor con ciertos frenos, sino que 
crece mejor. 
Cuatro lineas de conducta que recomendamos vivamente. Ojalá 
las recuerdes y practiques siempre. Te irá bien, aunque veas que 
muchos jóvenes piensan y hacen lo contrario. 

6. El noviazgo, época de nebulosa 
Una neblina de felicidad y de miedo a la verdad envuelve 
ordinariamente a las parejas durante el noviazgo. Es como una 
realidad inexorable, de la cual frecuentemente los menos 
conscientes son ellos mismos. Lo que todos los demás ven con 
claridad, los únicos que no lo ven son ellos mismos. El miedo a la 
verdad significa inseguridad. No se quiere perder la felicidad 
hallada, aunque sea ficticia. Como si dijeran: «Mejor no ver la 
verdad; no vaya a ser que realmente la joya que he encontrado 
sea falsa». 
El noviazgo es una época de nebulosa, y seguirá siéndolo por su 
propia naturaleza utópica. Aun así son mayoría los novios que 
logran ver bien en esa niebla y que aciertan. Es mayor el número 
de éxitos matrimoniales que el de fracasos, aunque el acierto no 
sea absoluto, sino relativo. Pero los fracasos son siempre 
dolorosos para los interesados, para sus hijos, para los amigos y 
para toda la sociedad. Por ello vamos a hacer dos sugerencias. 
* La primera, para los interesados, es la siguiente: que enciendan 
los faros antiniebla y abran bien los ojos; que no dejen pasar sin 
afrontamiento los puntos negros que aparezcan, por pequeños 
que sean; que pongan los problemas sobre la mesa con claridad; 
que no los dejen para después de la boda, pues serán más 
difíciles y hasta imposibles; que no teman romper en caso de duda, 
puesto que el noviazgo no es para seguir adelante 
inexorablemente con orejeras, sino para ver y probar; que no 
teman quedarse solteros, que hay mucha gente buena que busca 
compañero... 
Habrá que decir igualmente a los interesados que la fe cristiana 
no es un factor de segundo orden a la hora de elegir pareja. Los 
que hacen tales afirmaciones dan un mal consejo. No sólo se ha 
de mirar la fe cristiana a secas, sino la fe cristiana vivida a tope, la 
vivencia comunitaria y el compromiso. Hay demasiados casos de 
personas que se han engañado, que han tenido que rebajar 
sustancialmente sus ideales cristianos y humanos, por el peso 
muerto de un compañero. Demasiados casos tristes, para que 
todavía descuidemos este punto. 

* Segunda sugerencia, para los amigos de los interesados: que 
tengan el valor de decirles la verdad. Es el mayor servicio que 
podemos prestarles. No hace falta esperar a que nos pidan 
consejo: cuando veamos algo importante, debemos actuar. 
También a este caso se aplican aquellas palabras del evangelio: 
"Tuve hambre y no me disteis de comer». El amor auténtico se 
edifica sobre la verdad. Y si ésta origina la separación, nada de 
sentirnos culpables, puesto que hemos hecho una buena obra. 
Estos consejos no son invitaciones a romper parejas. El que 
saque esta conclusión ve lo que no hay, o es corto, o no actúa con 
buena intención. Pero además, ¿qué? ¿Acaso es una catástrofe la 
ruptura del noviazgo? ¿No son mucho más catastróficas ciertas 
uniones? Y otros casos que no llegan a la catástrofe, ¿no se 
salvan porque uno de los cónyuges es 
un mártir? Ahora que nos hemos vuelto tan abiertos ante el 
divorcio, parece mentira que sigamos tan cerrados a las 
separaciones de novios. Una joven, casi recién casada, explicaba 
así la nebulosa del noviazgo: «De novios nos esforzamos en 
mostrar sólo lo bueno; después inevitablemente enseñamos lo 
bueno y lo malo» (M. C.). Habría que completar esta aguda 
observación con el verbo ver: «De novios nos empeñamos en ver 
sólo lo bueno; después, inevitablemente, vemos lo bueno y lo 
malo». El noviazgo es una de las épocas más bellas de la vida. 
Pero es un poco oscura. Necesita claridad. 

7. Relaciones prematrimoniales 

a) Delimitación. a qué llamamos relaciones prematrimoniales 
Damos este nombre a las relaciones íntimas de novios, que tienen 
un compromiso formalizado hacia el matrimonio. Aquí se habla 
únicamente de este caso. Las relaciones íntimas entre conocidos o 
entre personas que acaban de empezar a salir juntos, no son 
relaciones prematrimoniales, sino extramatrimoniales. De ellas 
debemos decir abiertamente que son inaceptables para un 
cristiano. Pero volvamos a nuestro tema. ¿Qué juicio moral nos 
merecen las relaciones prematrimoniales? 
b) Relación sexual sin convivencia 
El amor sexual se expresa y vive adecuadamente en la 
convivencia total. Las relaciones íntimas al margen de la 
convivencia permanente suelen resultar engañosas. Dichas 
relaciones son un componente necesario de la vida de pareja, 
pero sólo uno. Por eso, contrariamente a lo que se oye decir, no 
sirven ellas solas para mostrar el grado de entendimiento futuro; 
es un argumento que carece de peso. 
Una prueba más válida sería la convivencia plena durante dos o 
tres años antes de formalizar el matrimonio. La jerarquía 
eclesiástica se opone en general a esta vía. En el Sínodo 
Episcopal sobre el matrimonio, algunos obispos africanos 
presentaron a la asamblea esta cuestión, como una costumbre 
africana que podría tener cabida en el cristianismo. Entre los 
judíos existían los desposorios o esponsales previos a la boda, 
que llevaban consigo la convivencia total. Ambos casos suponen 
un compromiso serio de matrimonio, pero reversible, con vuelta 
atrás. En consecuencia, no se trata de relaciones íntimas 
separadas de la convivencia, sino de un verdadero pre-matrimonio 
con presunción seria de próximo matrimonio. 
Entre los estudiosos no faltan los partidarios de esta solución, 
sobre todo ante el aumento de las separaciones de matrimonios 
recientes. Abogan además por hacer un signo público, una 
celebración cristiana, con lo cual esa convivencia total tendría la 
conveniente dimensión social. En tal caso sería un inicio del 
sacramento del matrimonio; es decir, un signo efectivo de la gracia 
especial de Dios que lleva consigo el matrimonio realizado desde la 
fe en Jesús. 
En el mundo occidental, una dificultad seria para esta experiencia 
es la falta de trabajo y de medios económicos: la convivencia 
supone contar con vivienda. Realizarla en casa de los padres de 
uno de los dos no parece el mejor modo de hacer la prueba, 
aparte la falta de sitio de muchas casas. Precisamente es este 
problema económico uno de los factores que plantea la cuestión 
de las relaciones prematrimoniales entre jóvenes responsables.

c) Nueva delimitación del problema 
Estas últimas observaciones nos ayudan a delimitar mejor el 
problema. 
* No se trata de un pre-matrimonio. De él acabamos de hablar en 
el apartado anterior. 
* Tampoco hablamos de relaciones de solteros jóvenes no 
comprometidos. Hemos dado anteriormente la valoración negativa 
sobre las mismas. 
* Se trata de noviazgos formalizados, que se proponen tener 
relaciones íntimas sln convi- vencia. 

d) Factores que se deben tener en cuenta para un juicio moral 
En la Iglesia hay moralistas y movimientos, a veces importantes, 
que despachan estas cuestiones con una contestación simple y 
global: «Pecado mortal». Ni siquiera tienen en cuenta que puede 
haber distintos grados de gravedad en los comportamientos 
negativos y positivos. Hay otras personas que incurren en la misma 
simplificación y globalidad por el lado contrario: «En esas cosas no 
hay nada malo. Si se quieren, es bueno». Ni siquiera analizan esa 
condicional tan difícil («si se quieren»). Aquí vamos a adoptar la 
postura de aquellos que analizan las situaciones y toman en 
consideración los diversos factores. Tengamos presente la última 
delimitación que acabamos de hacer. ¿Qué factores se deben 
tener en cuenta para dar un juicio moral sobre talos relaciones 
prematrimoniales? 
Conviene tomar en consideración los cuatro factores siguientes: 
* Primero, ver las razones por las que no se casan. 
* Segundo, el tiempo que llevan de noviazgo. 
* Tercero, la edad que tienen. 
* Cuarto, ver su grado de decisión y compromiso para el 
matrimonio. 

e) Respuesta a algunos casos 
* Primero, si son muy jóvenes y llevan poco tiempo de noviazgo, la 
entrega corporal es inaceptable, porque no hay todavía entrega 
personal plena, aunque ellos lo afirmen, y hasta lo sientan así. 
* Segundo, tampoco son aceptables las relaciones íntimas cuando 
la pareja cuenta con medios económicos para casarse o para 
iniciar un prematrimonio, y no lo hace por otros motivos distintos: 
por ejemplo, que todavía no lo ven claro; que hay diferencias y 
dificultades entre ellos; que no hay decisión de compromiso 
matrimonial, etcétera. Es fácil comprender que en estos casos las 
relaciones íntimas no sean moralmente aceptables: no hay amor 
totalizante o exclusivo; no hay compromiso para algo estable y 
duradero. Es lógico que no quieran casarse todavía. Pero en tales 
condiciones esas relaciones no son del todo verdaderas: expresan 
un amor que no existe en grado tan alto. (Ver N.° 5). 
Aparte de ser éticamente inaceptable, es un error psicológico 
utilizar las relaciones intimas como medio de encuentro y amor. Lo 
que ocurre ordinariamente es que tapan la falta de ese amor 
totalizante y exclusivo, estable y duradero, que es previo a tales 
relaciones. 
* Queda un caso. Tienen edad prudencial, veinticinco, veintiséis 
años; llevan cierto 
tiempo de noviazgo, cuatro, cinco años; están totalmente 
comprometidos entre si y decididos a casarse tan pronto como 
puedan; pero carecen de medios económicos. ¿Quedan 
justificadas en ese caso las relaciones íntimas prematrimoniales? 
¿Serían unas relaciones responsables y positivas?
Existen entre los moralistas las dos opiniones: afirmativa y 
negativa. Algunos de los que responden afirmativamente añaden 
que no sólo son tolerables, sino que hasta pueden ser 
convenientes para seguir desarrollando el vínculo amoroso y el 
compromiso mutuo. La dificultad de otros moralistas para dar una 
respuesta afirmativa neta a este caso es la carencia de la tercera 
nota (N.° 7-9), la dimensión social, expresada públicamente. Pero 
se ha de tener en cuenta que esa expresión pública obliga a la 
convivencia total, que es precisamente lo que resulta imposible. 
Algunos argumentan del modo siguiente: es Dios mismo quien nos 
ha creado sexuados y nos ha llamado a la vida dichosa de pareja. 
¿Corresponde a su voluntad el sufrimiento de aquellas personas 
que, después de haber realizado un noviazgo responsable, se 
encuentran ante una prolongación indefinida de su situación de 
paro? 
La Conferencia Episcopal Española desaprueba las relaciones 
prematrimoniales y dice taxativamente que «no pueden 
justificarse», así como tampoco «la vida en común antes del 
matrimonio, como prueba para conocer las posibilidades de 
convivencia y de armonía sexual en el matrimonio futuro». Pero 
añade que «cuando se trata de personas que se quieren y están 
seriamente decididas a contraer matrimonios las relaciones 
prematrimoniales «tienen un significado diferente al que poseen 
cuando se trata de una entrega despersonalizada y sin amor». Lo 
cual no quiere decir que, aun manteniendo la desaprobación, esos 
casos no los ve totalmente carentes de sentido, les concede algún 
sentido (Ver Matrimonio y familia, hoy.-6-VII-1979. N.° 91 b-c). 
No entra en este último apartado el caso de estudiantes de edad 
normal que están en los últimos años de carrera, y otros casos 
semejantes, aunque hayan empezado el noviazgo desde muy 
jóvenes. Tampoco el de noviazgos breves, dos o tres años, salvo 
cuando se trate de personas de cierta edad. 
Basten estas notas para cumplir el cometido de esta catequesis, 
que es dar criterios serios sobre este problema real. Aparte de ello 
conviene estudiar cada caso particularmente, porque puede tener 
matices propios. Es muy conveniente, antes de tomar una decisión, 
dialogar en plan de consulta con una persona preparada, que sea 
al mismo tiempo creyente responsable y comprometida. Suele ser 
un signo más de sinceridad con Dios. 

f) Los casos extremos 
Todos sabemos que en situaciones extremas se modifican las 
orientaciones ordinarias de la moralidad. El ejemplo más socorrido 
es el de la legítima defensa personal, que permite agredir a un 
enemigo consciente o inconsciente (por ejemplo, un loco), aunque 
haciéndole el menor daño, si es posible. Este es un principio moral 
de todos los tiempos que debe aplicarse también a nuestro 
problema. Por ejemplo, si en un caso de noviazgo prolongado, la 
psicología personal quedase dañada con la abstención. 

8. Observación final 
Este tema va dirigido a personas que quieren seguir sinceramente 
a Jesucristo; no es para personas de fe convencional. 
Deliberadamente aparecen muchas matizaciones, porque la 
mayoría de estas cuestiones no son absolutas. Donde más 
debemos insistir es en los criterios fundamentales. Es importante 
que tengamos criterios sólidos y que nos pongamos en situación 
de búsqueda y de marcha. 
Es posible que algunas de estas líneas choquen con nuestro 
medio ambiente. Como decíamos anteriormente, hoy en día 
estamos más dispuestos a ir contra corriente en cuestiones 
económicas y sociales, que en cuestiones referentes al amor y la 
sexualidad. Si nos situamos realmente dentro del evangelio, es 
probable que debamos ir contra corriente incluso en cuestiones 
que no están de moda, ni en la derecha ni en la izquierda. Estamos 
llamados a amar y recoger todo lo bueno del mundo, pero con 
gran sentido critico. La critica y la libertad son tan importantes para 
el cristiano como el amor y la solidaridad. Debemos amar la verdad 
más que nuestros propios gustos. Puede ocurrir que después de 
una reflexión seria no aceptemos todas las ideas que aparecen en 
esta catequesis. Así debemos hacerlo, si es lo que nos dice 
responsablemente la conciencia. Formemos bien la conciencia, 
para poder ser más libres. Jesús nos dará la fuerza para ir contra 
corriente en cualquier circunstancia, y superar la falta de aprecio y 
consideración que pueda venirnos. Sigamos sus pasos.


GUÍAS DE PROFUNDIZACIÓN

GUÍA N." 1 

A. Grupo pequeño. 
Comentar el N.° 3 de la catequesis. 

B. Oración comunitaria 
Con Jn 8, 2-11. 

Breve explicación del pasaje 
Los acusadores de la mujer pretendían poner en un aprieto a 
Jesús, porque, según la Ley judía la mujer hallada adúltera, fuera 
soltera o casada, debía ser ejecutada, generalmente por 
lapidación. Pronunciarse contra la Ley era muy grave. Exculpar a 
la mujer lo era igualmente. Jesús fue valiente, acogedor y crítico al 
mismo tiempo. Con ese modo de obrar nos manifiesta además el 
rostro de Dios. 
Más en concreto, en la actuación de Jesús hallamos las siguientes 
enseñanzas: 
Primero, acogida a la pecadora. También Dios, en vez de 
condenar al pecador, lo acoge para que se rehabilite. La imagen 
de la mujer adúltera echada al suelo junto a Jesús es una pintura 
maravillosa. 
Segundo, Jesús llama pecado al pecado, da importancia al 
pecado. «Vete y en adelante no vuelvas a pecar» (v. 11). Su 
acogida, su oferta de rehabilitación. no es una exculpación banal. 
Tercero, Jesús critica a los acusadores. Son tan pecadores como 
la mujer. No sabemos lo que escribía en el suelo. sobre la tierra, 
pero algo nos hace sospechar el hecho de que los acusadores se 
fueran marchando, empezando por los más viejos. Además lo dice 
claramente: «El que no tenga pecado, que tire la primera piedra» 
(v. 7).
Con lo cual, de paso, no supervalora el pecado sexual frente a 
otros, como se ha hecho por desgracia tantas veces. No le quita 
importancia, pero tampoco se la da más que a otros pecados. 
Y por eso mismo, en quinto lugar, Jesús hace una critica evidente 
del machismo de aquellos acusadores y, lo que es más grave, de 
la Ley misma, que condenaba a las mujeres y no a los hombres 
adúlteros. Es otro hecho feminista de la vida de Jesús, que sentó 
las bases de la igualdad de la mujer con el hombre. 
Subrayar: letrados y fariseos (v. 3), apedrear a las adúlteras (5), 
con mala idea (6), se puso a hacer dibujos en el suelo (6), el que 
no tenga pecado que le tire la primera piedra (7), se fueron 
saliendo de uno en uno, empezando por los más viejos (9), 
tampoco yo te condeno (11), vete y en adelante no vuelvas a 
pecar (9). 

GUÍA N.° 2 

A. Repaso de la catequesis 
Leer en plan de lectura espiritual los números 1-6 de la 
catequesis. Comprobar el grado de asimilación con el siguiente 
cuestionario: 
1. Resumir los dos significados cristianos de la sexualidad 
humana. 
2. Anotar los tres criterios para una valoración cristiana del 
comportamiento sexual. 
3. Sexualidad y persona humana. 
a) Resumir este primer criterio. 
b) Buscar y anotar casos en los que se separa la sexualidad y la 
persona humana.
4. Explicar las palabras gozar y frágil, aplicadas a la sexualidad. 

B. Aplicación personal 
Con el Nº. 8 de la catequesis. (Ver Iniciación a la oración, 11 
En concreto, comparar mi concepto del amor sexual con el de la 
catequesis. 
Tratar de comprender la seriedad y respeto profundo con el que 
mira el evangelio a este amor y al cuerpo humano. 
¿En qué debo cambiar sobre todo esto? 

C. Oración 
Con Génesis 1, 26-31 y 2, 4b-24 

Explicación de este texto 
El relato del Génesis es un cuento teológico, es decir: no describe 
datos históricos, sino que, a través de una historieta, nos da la 
visión teológica del mundo y del ser humano. Lo curioso del caso 
es que el cuento está tomado de los que circulaban en los pueblos 
circundantes. Pero el autor del libro sagrado inserta los elementos 
que da al texto ese sentido teológico antedicho. 
Este es un texto fundamental de la religión India y de la cristiana, 
uno de los textos más influyentes en toda la historia de la 
Humanidad.
¿Cuáles son las enseñanzas teológicas contenidas sobre la 
sexualidad contenidas en este pasaje?
1.° Ante todo, el Génesis expresa lo grande que es el ser humano. 

- Es nada menos que imagen de Dios, su retrato vivo (1,26). 
- Es el dueño del mundo y debe desarrollarlo al máximo (1,26.28). 

- Por lo tanto, es cooperador de Dios en la obra creadora. 
2.° Pero todo esto se aplica a todos y cada uno de los seres 
humanos. Por lo tanto, somos iguales y solidarios. Las 
desigualdades fuertes en la posesión de riquezas son contrarias al 
plan de Dios. 
3.° El ser humano es doble. No es el hombre sólo ni sólo la mujer, 
sino el uno y la otra. Y están hechos los unos para las otras y 
viceversa (2,24). De forma que el ser humano, sea hombre o 
mujer, es esencialmente sexuado. Y es imagen de Dios ante todo 
en pareja (1,26). 
4.° En consecuencia, el texto muestra que la sexualidad humana 
es buena y muy buena. Y lo dice expresamente (1,31). Es la 
primera capacidad para que el ser humano sea cooperador de 
Dios. La bendición que Dios les da (1,28), bendición de 
fecundidad, confirma la bondad de la sexualidad humana. 
5.° Finalmente, el pasaje nos dice que la sexualidad humana se 
realiza en pareja estable y requiere la entrega total del hombre a la 
mujer y viceversa: Abandona padre y madre, se junta a su mujer y 
se hacen una sola carne (2,24). 

Subrayar: a nuestra imagen y semejanza (1,26), que dominen 
(1,26), varón y hembra, los creó (1,27), y los bendijo (28), creced, 
multiplicaos, llenad la tierra (28), sopló en su nariz aliento de vida 
(2,7), voy a darle una compañera adecuada (2,18), hueso de mis 
huesos y carne de mi carne (2,23), un hombre abandona padre y 
madre, se junta a su mujer y se hacen una sola carne (2,24). 

Oración: de admiración por la obra de Dios y especialmente por la 
sexualidad; de alabanza; de acción de gracias; de deseo de 
realizarme plenamente conforme al plan de Dios, etcétera. Y 
además por mis padres, mi pareja, mis hijos. Oración jugosa. 

GUÍA N." 3 

A. Repaso de la catequesis 
Lectura lenta y orada de los números 7 a 10 de la catequesis, y 2, 
5, 7 del Apéndice. Comprobar después el grado de asimilación 
con el siguiente cuestionario. 
1. Explicar las cuatro notas del amor sexual: totalizante, exclusivo, 
estable, duradero.
2. ¿Cuál es el sentido profundo de las normas morales: son ellas 
las que imponen lo bueno y lo malo o bien es otro el modo correcto 
de entenderlas. 
3. Relaciones prematrimoniales. 
a) Delimitar bien la cuestión. 
b) Distinguir los casos principales y dar la valoración moral. 
4. Resumir las conclusiones que se derivan del segundo criterio 
sobre el comportamiento sexual correcto. 

B. Aplicación personal 
Con el N.° 3 de la catequesis: gozar, frágil. 
Ver en oración. cómo vivo todo esto.
NOTA: Si se habla de esto en el grupo, no es necesario dar detalles. 
Pero se puede dar testimonio de la gracia de Dios en mi vida. 

C. Oración 
Con el pasaje /Mt/19/01-12. 

Explicación del pasaje 
El tema central de este pasaje es el repudio de la esposa por 
parte del marido, cosa permitida por la Ley judía, con ciertas 
restricciones, según Deuteronomio 24,1. 
Para ponerlo a prueba (v. 3; subrayar estas palabras). Había gran 
discusión sobre la validez e interpretación de esa cláusula del 
Deut, por lo cual cualquiera de }as dos contestaciones sería mal 
recibida por unos u otros oyentes. 
Al principio (4; subrayar). Estas dos palabras no tienen aquí 
significado cronológico, sino que hacen referencia al principio 
absoluto, es decir, al plan de Dios. Tienen, pues, gran 
importancia.
Por eso dejará el hombre, etcétera. (v. 5; Subrayar toda esta 
frase, hasta «un solo ser»). Es una cita del Génesis, que veíamos 
en la Guía N.° 2. Los fariseos le han hecho una pregunta 
casuística, un caso concreto, como cuando nosotros preguntamos: 
¿Puedo hacer esto y esto? ¿Puedo gastar tanto dinero? ¿Cuánto 
tengo que dar? Jesús, como de costumbre, no se queda en el 
caso, sino que, con esa cita y su explicación, ahonda hasta el 
sentido profundo de la pareja. Y resulta que tal sentido está en 
Dios, en el plan que Dios tiene desde el principio. Para los 
cristianos, el amor de la pareja no es una simple cuestión de buen 
entendimiento, de contrato o de compromiso mutuo, sino un 
misterio de Dios, puesto que es El quien une a los esposos en el 
amor. De ahí la famosa frase: Lo que Dios ha unido, que no lo 
separe el hombre (6; subrayarla). 
Al principio no era así (v. 8; subrayar esta frase). Repite la misma 
idea, porque los fariseos le han argumentado con la aludida cita 
del Deuteronomio. Jesús insiste en que vean el sentido profundo 
del amor matrimonial, no el casito concreto, y en consecuencia 
rechaza el repudio. Añade que si el repudiados se casa con otra 
comete adulterio, uno de los pecados considerados más graves en 
la Ley judía y entre los cristianos. Subrayar «comete adulterio» 
(9).
Hasta aquí encontramos el sentido profundo del amor de pareja: 
es cosa de Dios, un inmenso misterio de amor, por lo cual no se 
puede aceptar el repudio ni el machismo.
No trae cuenta casarse (10; subrayar). Los discípulos se han 
dado cuenta de lo elevado y difícil que es el amor matrimonial 
según Jesús. En el fondo no se trata de una norma más severa, 
sino de otra concepción del amor. 
- Para unos: si me va bien, sigo; si no, lo corto. 
- Para Jesús: el amor es algo sólido, lleno, divino, por lo tanto 
totalizante, exclusivo, permanente. 
Sólo los que han recibido el don (11). Hay quienes se hacen 
eunucos por el Reino de Dios (12). Subrayar ambas frases. En 
este versículo final hay varias enseñanzas. 
- Los eunucos eran castrados físicos. Jesús alude a personas que 
se castran espiritualmente (renunciar al matrimonio) para 
consagrarse más al Reino de Dios. Y dice que eso sólo debe 
hacerse cuando hay un don de Dios o vocación. También ese 
asunto es un misterio de Dios, un gran misterio. 
- De paso, se le ve contrario a la soltería por miedo (miedo a la 
exigencia del amor matrimonial), por comodidad, etcétera. 
- Al mismo tiempo, la alusión al celibato es una comparación para 
animar al amor matrimonial. Como diciendo: si otros superan la 
dificultad del celibato por el RD, también vosotros podéis superar 
la dificultad del amor matrimonial.
- Pero ¡atención!: en ambos casos se trata de un DON de Dios. No 
sólo el celibato, sino también el matrimonio cristiano es algo muy 
superior a las fuerzas humanas, que se realiza por la gracia de 
Dios.

Orar sobre el amor matrimonial: no sólo sobre su exigencia, sino 
también sobre su grandeza y elevación. Es un amor que se sitúa 
en el ámbito de Dios y debe ser como el de El. Orar, dar gracias 
por la pareja. Admirarse y orar también por los célibes cristianos. 
Dar gracias por ellos. Pedir vocaciones. 

Discusión sobre el divorcio 
El NO al repudio machista queda claro. El NO al divorcio, de común acuerdo, 
¿queda claro en este pasaje?
a) Como orientación general y como ideal, SI. No hay la menor duda. 
b) La Iglesia lo ha tomado como ley absoluta. ¿Debe ser así? 
Muchos intérpretes dicen: Jesús no dio leyes. Incluso no responde a las 
preguntas casuísticas. Jesús vino a darnos un espíritu, un ideal, el Espíritu. 
Por lo tanto, nos insta a luchar por el amor, incluso en circunstancias 
adversas; pero ¿también en casos extremos? ¿No cabe en ellos el divorcio 
con nuevo matrimonio? 
La Iglesia dice que no, y sólo admite la separación en casos de nulidad. La 
nulidad significa: Como nunca hubo verdadero matrimonio, pueden casarse 
con otra persona.
Algunos estudiosos dicen que no pocos casos de nulidad son como 
divorcios encubiertos, aparte las irregularidades de los tribunales 
eclesiásticos. Lo cual les da pie para dudar de que la norma antidivorcista 
haya de ser absoluta. 
De todos modos, los creyentes aceptamos por principio la enseñanza de la 
autoridad eclesiástica, aunque eso no impide dentro de la Iglesia la reflexión, 
discusión e investigación, en orden a entender mejor el evangelio e incluso a 
cambiar su interpretación, en comunión con la jerarquía. 


GUÍA N.° 4 

A. Repaso de la catequesis 
Leer atentamente los números 11 a 15 de la catequesis y 4,6 del 
Apéndice. Después ver el grado de asimilación con el siguiente 
cuestionario: 
1. ¿Dónde radica la dimensión social del amor de pareja? ¿Por 
qué razón, se quiera o no, el amor sexual tiene dimensión social? 
2. El reconocimiento jurídico de una pareja ¿es algo inventado 
modernamente? 
3. Los lazos jurídicos son positivos, no sólo para la pareja, sino 
también para el amor mismo. Explicar este punto. 
4. La indisolubilidad del matrimonio cristiano está señalada por una 
ley jurídica estricta. ¿En qué se basa esta Ley? ¿Qué es lo que se 
discute de ella? Señalar lo que tiene de positivo esa Ley y lo que 
tiene de profético hoy en día el matrimonio sacramental. 
5. Resumir las ideas principales sobre la sexualidad de los solteros 
y de los célibes por el Reino de Dios. 
6. Sugerencias para los novios y sus amigos. 

B. Aplicación personal 
Con el N ° 4 de la catequesis: imagen y colaborador de Dios. 
Ver, en oración, cómo realizo estas grandes realidades en toda mi 
vida, incluso en mi vida afectiva y familiar.
Dar gracias a Dios de corazón.

C. Oración 
Con /Ef/05/21-33. 

Breve explicación del pasaje 
Este pasaje provoca rechazos incontenibles, porque es evidente 
que arrastra resabios marxistas (docilidad de la mujer al marido) y 
paternalistas (protección amorosa del marido hacia la mujer). No 
olvidemos que esto se escribió hace dos mil años y no pidamos a 
San Pablo nuestra mentalidad de hoy. Lo que ocurre es que la 
teología encerrada en el fondo del pasaje es muy hermosa, y en 
ella hemos de fijarnos, dejando de lado el resto. Este esfuerzo nos 
ayudará, también para otros pasajes, a separar lo que es 
mentalidad de aquella época y lo que es la enseñanza bíblica. 
Idea fundamental del pasaje. Los esposos son no sólo un signo 
del Dios creador y de su amor (cita del Génesis en éste y otros 
pasajes del NT), sino además un signo de Cristo y de su amor. 
Simbolizan, pues, dos misterios profundos: a) El amor de Dios al 
mundo; b) El amor de Jesús a la Iglesia. 
Pablo explica así el segundo simbolismo. Cristo Jesús está casado 
con la Iglesia, la ama con amor total, por ella ha dado la vida. El 
matrimonio de la pareja cristiana es reflejo y símbolo de ese 
matrimonio de Cristo con la Iglesia; por lo cual deben amarse 
también de forma total.
Insistimos. Dejar de lado los detalles del simbolismo (por ejemplo, 
como Cristo es cabeza de la Iglesia, así lo es el marido de la 
pareja), e ir al fondo que es magnífico: toda unión matrimonial 
expresa algo superior a si misma, la boda de Jesús con la Iglesia. 
Por lo cual los esposos deben superarse a sí mismos en el amor. 
Subrayar los versículos 31-32, desde «por eso» hasta «pero 
también vosotros», dejando el final, que pide, nuevamente, a uno 
el amor y a la otra el respeto. 

Orar sobre ese simbolismo, con actos de admiración, 
agradecimiento, deseo de amar más, o de prepararse para amar 
de verdad, si no estoy casado; o de prepárame para una entrega 
total, si mi camino, por un misterio de Dios, es otro... 

GUÍA N.° 5 

A. Balance personal del mes. 
1. ¿Cómo he llevado el mes? 
a) La catequesis, las guías. Ver si las he trabajado bien; si he 
ahondado en la aplicación personal, si he orado bien, etcétera. 
b) Grado de satisfacción por mi proceso en la comunidad: cambios 
y avances en mi vida corriente, sobre todo la familia; avances en 
compromiso, desprendimiento económico, sentido comunitario, 
rendimiento en el trabajo, estudio, etcétera. 
c) Otros aspectos de mi vida: profesión, estudios, amigos, 
diversiones, éxitos, fracasos, enfermedades en la familia, etcétera. 
¿Lo estoy pasando bien o mal? 
2. Revisar a fondo un punto de insistencia, previamente señalada 
por el responsable.
3. ¿Pienso realizar, desde ahora,mi sexualidad con más alegría, 
esfuerzo y entrega.

B. Repaso de la marcha de la comunidad 
El turno, la actuación de los responsables, puntualidad, grupos 
pequeños, amistad y relación informal en conjunto, etcétera. 

C. Oración 
Con Rm 16, 1-16. 

Observaciones sobre este pasaje del texto 
Este pasaje, lleno de nombres curiosos para nosotros, tiene un 
gran valor documental, aunque probablemente esté colocado fuera 
de su sitio y se refiera a cristianos de Efeso, no de Roma. 
A nosotros nos interesa destacar el valor y fuerza de la familia en 
los orígenes del cristianismo, como ámbito de vida cristiana y como 
plataforma misionera. Anotemos los puntos siguientes. 
1. Pablo cita muchas personas. Desde muy pronto hubo gran 
cantidad de trabajadores del evangelio. 
2. De varios se nos dice que estaban dispuestos a toda clase de 
servicios y que trabajaban mucho en la misión. Varios sufrieron 
persecuciones y cárcel por el evangelio, como el mismo Pablo. 
Subrayar: se ha hecho abogado de muchos (v. 2); se jugaron la 
cabeza (4); que ha trabajado tanto por vosotros (6); compañeros 
de prisión, que son apóstoles insignes (7); que ha dado pruebas 
de ser todo un cristiano (10); que trabajan duro por el Señor (12); 
que ha trabajado tanto por el Señor (12); y a su madre, que 
también lo es mía (13). 
3. Se advierte por estos detalles que se conocían y querían 
mucho; las relaciones comunitarias entre ellos eran intensas y 
tensan mucha confianza. 
4. Lo que más nos interesa en este tema son los dos datos 
siguientes: 
a) Había matrimonios que ponían sus casas al servicio de la 
comunidad hasta para las reuniones. Eran iglesias domésticas, 
ámbitos de vida comunitaria y de misión. Subrayar: Prisca y Aquila, 
colaboradores míos en la obra del Mesías Jesús (3); saludad a la 
comunidad que se reúne en su casa (5); recuerdos a los cristianos 
de la casa de Narciso (11). 
b) Y habla también personas consagradas totalmente al evangelio 
y algunos al parecer vivían juntos, quizás eran célibes. Subrayar: 
gente consagrada (2); los hermanos que viven con ellos (14); 
todos los consagrados están con ellos (15). 

Para orar puede servirnos esta idea con todo lo que lleva consigo: 
la sexualidad, el matrimonio bien realizado, es además plataforma 
de Jesús y del evangelio. Con estos datos queda mucho más claro, 
por encima de las teorías. Pero también pueda ser llamado a otro 
tipo de familia, en la que la sexualidad queda sublimada en una 
consagración especial. Dar gracias por mi mismo, mi pareja, mi 
familia, las familias cristianas, mi propia vocación. 

PATXI-LOIDI
VISIÓN CRISTIANA DE LA SEXUALIDAD
Cuadernos FE Y JUSTICIA 8
Ediciones EGA. Bilbao-1987