CATECUMENADO 69 

 

Nl COMPROMISO SIN FE Nl FE SIN COMPROMISO



OBJETIVO CATEQUÉTICO 
* Descubrir el compromiso como una dimensión de la fe y la fe como fundamentación última del compromiso. 

29. Novedad del Reino y esfuerzo presente 
El futuro no llega por sí solo; hemos de prepararlo por el esfuerzo y la 
lucha. No puede caer sobre el hombre por una suerte de decisión 
exterior y arbitraria, respecto a la cual quedase del todo extraño. Todo 
futuro trae, sin duda, consigo algo nuevo; pero eso nuevo llega 
preparado por nuestro pasado y presente y en una cierta vinculación y 
continuidad con ellos. Lo dicho vale para todo futuro; vale también para 
el futuro último (escatológico). El futuro último no tiene por qué dejar sin 
significado, valor y eficacia a los futuros anteriores y relativos. La 
esperanza en Dios y en su Reino venidero no elimina el interés del 
creyente por el mundo presente. Antes al contrario, perdería toda 
seriedad y fundamento la esperanza que se conformase con aguardar 
pasivamente el advenimiento del último futuro (34). 

30. La esperanza, como la fe y el amor, a través de las criaturas 
El creyente no puede utilizar la esperanza cristiana como coartada en 
favor de un desinterés por los compromisos con los demás hombres en 
las tareas comunes de este mundo. El cristiano ha de atestiguar y 
verificar ante el mundo su esperanza participando seria y activamente en 
lo que la humanidad espera. La fe y la caridad cristiana requieren la 
mediación de las criaturas: el conocimiento de Dios pasa a través del 
conocimiento del mundo (Rm 1, 1 8ss); el amor a Dios pasa a través del 
amor a los hermanos (1 Jn 4, 20). De igual modo, la esperanza ha de 
pasar a través de aquellos proyectos y sus realizaciones en que el 
cristiano interviene, solidariamente con los demás hombres, para cumplir 
con el mandato divino de perfeccionar la tierra (Gn 2, 15; 1, 28) (35). 

31. Ni compromiso sin fe, ni fe sin compromiso 
En definitiva, ni compromiso sin fe ni fe sin compromiso. Una opción 
cristiana ha de evitar la separación de ambos extremos. Así lo enseña el 
Concilio Vaticano ll: «Se equivocan los cristianos que, bajo pretexto de 
que no tenemos aquí ciudad permanente, pues buscamos la futura, 
consideran que pueden descuidar las tareas temporales, sin darse 
cuenta que la propia fe es un motivo que les obliga al más perfecto 
cumplimiento de todas ellas según la vocación personal de cada uno. 
Pero no es menos grave el error de quienes, por el contrario, piensan 
que pueden entregarse totalmente a los asuntos temporales, como si 
éstos fuesen ajenos del todo a la vida religiosa, pensando que ésta se 
reduce meramente a ciertos actos de culto y al cumplimiento de 
determinadas obligaciones morales. El divorcio entre la fe y la vida diaria 
de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores 
de nuestra época» (GS 43; cfr. 21; 34-39,` 57) (36). 

32. El compromiso, expresión necesaria de la fe 
La fe compromete la vida entera del hombre. Todo lo pone en venta 
quien descubre el Reino de Dios (cfr. Mt 13, 44ss). Pero el compromiso 
se traduce en obras concretas. Las obras del creyente son la 
consecuencia, la expresión y la ratificación necesarias de la fe. Santiago 
lo subraya (St 2, 14-26), como también Pablo (cfr. Ef 2,10). Hay obras de 
la fe que son fruto del Espíritu (Ga 5,22-23). La fe que Cristo anuncia es 
la que actúa por la caridad (Ga 5, 6). La fe, en efecto, transforma la vida 
entera, como dice San Pablo a los creyentes de Tesalónica: «Ante Dios, 
nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el 
esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en 
Jesucristo nuestro Señor» (1 Ts 1, 3). Por lo demás, Jesús enseñó que 
mientras se aguarda su venida en majestad hay que tener la lámpara 
encendida (Mt 25, 1-13), hacer que fructifiquen los talentos (25, 14-30), 
amar a los hermanos (25, 31-46) (37). 

33. Fe y compromiso en la construcción de un mundo más justo y 
humano 
El verdadero creyente no puede limitarse a servir y amar al prójimo 
con quien en cada caso se encuentra. En una u otra forma, la fe exige, 
hablando en general, el compromiso en la construcción de un mundo 
más justo, más humano y, por lo mismo, más de Dios. Por la fe, Moisés 
emprende la gran aventura de la liberación de un pueblo (Ex 3,11- 12). 
Por la fe, las tribus nómadas salidas de Egipto se convierten en un 
pueblo que tiene su razón de ser de pueblo de Dios en el ejercicio de la 
justicia (Dt 5, 1-22). Por la fe, los profetas comprometen su vida en la 
proclamación de las exigencias de justicia de la Alianza y en la denuncia 
de la injusticia (Jr 20, 7-11) (38). 

34. El compromiso de la evangelización 
El verdadero creyente coopera en la gran obra de Cristo, prevista 
desde toda la eternidad: edificación de su Cuerpo que es la iglesia, 
mediante la evangelización de todos los pueblos, según el mandato del 
Señor: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced 
discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y 
del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he 
mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin 
del mundo» (Mt 28, 18-20). De este modo, la fe compromete al creyente 
en la realización del designio eterno de Dios Padre: reconciliar en Cristo 
toda la humanidad con Dios y en sí misma, pues la Iglesia, Cuerpo de 
Cristo, es prenda, señal, testimonio, principio y germen de esa 
reconciliación (39). 

35. Compromiso con el esfuerzo y trabajo humanos 
La fe exige a los cristianos el serio compromiso de compartir con los 
demás hombres el esfuerzo y trabajo común en la construcción del 
mundo presente, para cumplir «el plan del Dios manifestado a la 
humanidad al comienzo de los tiempos, de someter la tierra (Gen 1, 28) y 
perfeccionar la creación» (GS 57). 
Algunos cristianos de la comunidad de Tesalónica interpretan de tal 
modo la inminencia del Día del Señor, que ya ni siquiera trabajan. Todo 
esfuerzo les parece inútil. San Pablo no intenta apagar su esperanza 
ante el futuro. Quiere que preparen esta venida del Señor con un trabajo 
sosegado, dedicándose al servicio de los demás y sin cansarse de hacer 
el bien: «Por lo que respecta a la venida de Nuestro Señor Jesucristo y a 
nuestra reunión con El, os rogamos, hermanos, que no os dejéis alterar 
tan fácilmente en vuestros ánimos..., que os haga suponer que está 
inminente el día del Señor... Porque nos hemos enterado que hay entre 
vosotros algunos que viven desconcertados, sin trabajar nada, pero 
metiéndose en todo. A esos les mandamos y les exhortamos en el Señor 
Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan. 
Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien» (2 Ts 2, 1-2; 3, 
11-13) (40). 

36. El creyente afronta el sufrimiento 
El creyente no rehuye el sufrimiento. Tampoco lo soporta con sola 
resignación pasiva. Sale, por lo contrario, al encuentro de los 
sufrimientos que le traen consigo, por un lado, la vida misma en este 
mundo -que el creyente recibe de Dios como un regalo y, a la vez, trata 
de mejorar- y, por otro lado, sus compromisos de fe y amor: «Atribulados 
en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; 
perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados. 
Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de 
Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro 
cuerpo. Pues, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a 
la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se 
manifieste en nuestra carne mortal» (2 Co 4, 8ss). 
El cristiano se gloría, incluso, en las tribulaciones, «sabiendo que la 
tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud 
probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha 
sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha 
sido dado» (Rm 5, 3-5). El gozo en la tribulación (2 Co 1, 3-10) es fruto 
del Espíritu (1 Ts 1, 6; Hch 13, 52; cfr. Ga 5, 22) y, al mismo tiempo, 
signo de la presencia del Reino de Dios en este mundo (41). 

37. El creyente afronta con esperanza la persecución por la causa de 
Jesús 
El creyente afronta con esperanza la persecución; por ello la afronta 
fiel, perseverante y gozosamente (2 Ts 1, 4; Rm 12, 12). La alegría es el 
fruto de la persecución así soportada: «Dichosos vosotros cuando os 
insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. 
Estad alegres y contentos» (Mt 5, 11-12). En particular, la denuncia 
profética, compromiso de la comunidad creyente, provoca en todo tiempo 
y también hoy la persecución: «También nosotros debemos llevar la cruz 
que la carne y el mundo echan sobre los hombros de quienes buscan la 
paz y la justicia» (GS 38). El Apocalipsis, espejo de la vida de la Iglesia, 
escrito durante una terrible prueba, alimenta una esperanza en el 
corazón de los perseguidos. A cada uno de ellos, como a toda la Iglesia, 
no cesa el Señor resucitado de dirigir este mensaje: «No temas por lo 
que vas a sufrir: el diablo va a meter a algunos de vosotros en la cárcel 
para que seáis tentados y sufriréis una tribulación de diez días (un breve 
espacio de tiempo). Mantente fiel hasta la muerte y te daré la corona de 
la vida» (Ap 2, 10). El Apocalipsis es siempre un mensaje de esperanza 
en medio de las dificultades del tiempo presente (42). 

38. Ni dualismo ni materialismo 
El cristiano cree que el mundo, el hombre y el fruto de su actividad no 
están destinados a la destrucción, sino a una última y definitiva 
consumación. Frente a la ideología del progreso indefinido, el cristiano 
afirma que esa consumación rebasará las virtualidades inmanentes de 
toda la realidad, pues es don de Dios. Pero esta reserva escatológica no 
empaña la sinceridad ni disminuye la eficacia del compromiso temporal 
del creyente. 
El cristiano sabe que el inmenso esfuerzo por transformar el mundo y 
ordenar la sociedad humana de modo justo y fraterno, lejos de caer en 
una especie de fondo perdido, dispone elementos que en cierta forma y 
medida integrarán la nueva creación, sin que ésta se identifique con las 
metas alcanzadas por el esfuerzo del hombre. También sabe que «los 
bienes que proceden de la dignidad humana, de la comunicación 
fraterna y de la libertad, bienes que son un producto de nuestra 
naturaleza y de nuestro trabajo, una vez que el Espíritu del Señor, y 
según su mandato, los hayamos propagado en la tierra, los volveremos a 
encontrar, pero limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados...» 
(GS 39) en la plenitud del Reino de Dios. Sabe, en fin, que el hombre no 
podrá contar con otro tiempo y con otro mundo después del presente, 
para poder colaborar en la preparación del Reino (43). 

39. Continuidad entre el mundo presente y el venidero. Trascendencia 
del Reino de Dios.
Al mismo tiempo, el cristiano radicaliza y relativiza la construcción de la 
«ciudad terrestre». En realidad, «no tenemos aquí ciudad permanente, 
sino que andamos buscando la del futuro» (Hb 13, 14). Por ello, aunque 
no establezca una separación entre fe y compromiso, puede el cristiano, 
según la vocación de cada uno, ordenar de diversa forma su vida al 
mundo venidero: «Los dones del Espíritu son diversos: mientras llama a 
unos a dar con su deseo vehemente un testimonio explícito de la morada 
celeste y a conservarla viva en medio de la familia humana, otorga a 
otros la vocación de dedicarse al servicio temporal de los hombres 
preparando con este misterio suyo la materia del reino celestial» (GS 38) 
(44). 
........................................................................

TEMA 69-1 

OBJETIVO: 
INICIACIÓN EN LA VISIÓN CRISTIANA DEL MUNDO: 
Nl COMPROMISO SIN FE Nl FE SIN COMPROMISO 

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Información: personas, hechos, problemas... 
* Presentación del tema 69 en sus puntos clave 
* Diálogo: implicaciones diversas. 
* Oración comunitaria: salmo compartido desde la propia situación,
canción apropiada. 

PISTA PARA LA REUNIÓN 
PUNTOS CLAVE 
* El compromiso, expresión necesaria de la fe.
* Un mundo más justo y más humano. 
* El compromiso de la evangelización. 
* Ni dualismo ni materialismo. 
* Continuidad entre el mundo presente y el venidero. 
* No tenemos aquí ciudad permanente. 
........................................................................

TEMA 69-2 

OBJETIVO: 
INICIACIÓN EN LA VISIÓN CRISTIANA DEL MUNDO: 
Nl COMPROMISO SIN FE Nl FE SIN COMPROMISO 

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Presentación del objetivo, plan y documento de la reunión:
«Evangelización y compromiso» (DOC-1/1). 
* Lectura personal y comentario: lo más importante. 
O bien: exposición y diálogo. 
* Oración comunitaria: salmo compartido, canción apropiada. 

PISTA PARA LA REUNIÓN 
PUNTOS CLAVE 
* No podemos ser neutrales. 
* Sin opción por los pobres, el evangelio es una ideología. 
* Creer es comprometerse. 
* La salvación incluye la promoción humana. 
* En una sociedad que cambia y en una sociedad clasista. 
* Nos influye decisivamente. 
* No es un orden natural querido por Dios. 
* Consecuencias. 
........................................................................

TEMA 69-3 

OBJETIVO: 
INICIACIÓN EN LA VISIÓN CRISTIANA DEL MUNDO: 
Nl COMPROMISO SIN FE Nl FE SIN COMPROMISO 

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Relato de acontecimientos más significativos ocurridos desde la 
última reunión; 
salmo compartido. 
* Presentación de la experiencia de Bartolomé de las Casas: 
la experiencia de la Palabra viva le compromete. 
* Dialogo: nuestra reacción ante dicha experiencia . 
* Oración comunitaria: salmo compartido, desde la propia situación. 

PISTA PARA LA REUNIÓN CASAS-B-DE-LAS/CV
* Se trata de la conversión profética de Bartolomé de las Casas, 
cumplida en abril de 1514, acontecimiento que relata en la Historia de las 
Indias, libro lll, capítulo 79. Bartolomé había llegado a América el 15 de 
abril de 1502, a los nueve años del descubrimiento del continente por 
Colón, y había participado con Ovando en la violenta conquista de los 
indios taínos. Ya como sacerdote, fue la primera vocación sacerdotal 
americana y el que rezó por vez primera la primera misa como sacerdote 
en 1511, siendo su padrino el mismo Diego de Colón, hijo del 
descubridor. Conoció en la Hispañola a los dominicos Pedro de Córdoba 
y Antón de Montesinos. Con Pánfilo de Narváez participó, desde enero 
de 1513, en la conquista de la isla de Cuba, donde la dominación 
europea de los cristianos se impuso «a sangre y fuego». Bartolomé 
recibió como pago de sus servicios un grupo de indios que trabajaban 
para él (el sistema del repartimiento). Durante doce años había sido 
cómplice de la violencia en el Caribe: «El clérigo Bartolomé de las Casas 
-escribe autobiográficamente- andaba bien ocupado y muy solícito en 
sus granjerías, como los otros, enviando sus indios a su repartimiento a 
las minas, a sacar oro y hacer sementeras, y aprovechándose de ellos 
cuanto más podía.» 
Llegando Diego Velázquez a la villa del Espíritu Santo, y como «no 
había en toda la isla clérigo ni fraile», le pidi6 a Bartolomé celebrar la 
eucaristía y les predicara el evangelio. Por ello, Bartolomé se decidió 
«dejar su casa que tenía en el río de Arimao» y «comenzó a considerar 
consigo mesmo sobre algunas autoridades de la Sagrada Escritura». Es 
importante el texto bíblico que sirvió de punto de apoyo para la 
conversión profética del gran luchador del siglo XVI: «Fue aquella 
principal y primera del Eclesiástico (Ben Sira) cap. 34: "Sacrificios de 
bienes injustos son impuros, no son aceptadas las ofrendas de los 
impíos. El Altísimo no acepta las ofrendas de los impíos ni por sus 
muchos sacrificios les perdona el pecado. Es sacrificar al hijo en 
presencia de su padre robar a los pobres para ofrecer sacrificio. El pan 
es vida del pobre, el que se lo defrauda es homicida. Mata a su prójimo 
quien le quita su salario, quien no paga el justo salario derrama su 
sangre". Comenzó -continúa Bartolomé-, digo, a considerar la miseria y 
servidumbre que padecían aquellas gentes (los indios): Aplicando lo uno 
(el texto bíblico) a lo otro (la realidad económica caribeña), determinó en 
sí mismo, convencido de la misma verdad, ser injusto y tiránico todo 
cuanto acerca de los indios en esta india se cometía.» Bartolomé no 
pudo celebrar su misa, su culto eucarístico. Primero liberó a sus indios 
(«acordó totalmente dejarlos») y comenzó su acción profética, primero en 
Cuba, después en Santo Domingo, posteriormente en España y después 
en todos los reinos de las Indias, «quedando todos admirados y aun 
espantados de lo que les dijo». «Tratando de la vida contemplativa y 
activa, que es la materia del evangelio de aquel domingo, tocando las 
obras de caridad, fuele necesario mostrarles la obligación que tenían a 
las cumplir y ejercitar en aquellas gentes de quien tan cruelmente se 
servían.» Lo cierto es que el texto de Eclo 34,18-22 tenía una estructura 
sorprendente. (E Dussel) 
........................................................................

TEMA 69-4

OBJETIVO: 
INICIACIÓN EN LA VISIÓN CRISTIANA DEL MUNDO: 
Nl COMPROMISO SIN FE Nl FE SIN COMPROMISO 

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Oración inicial: salmo compartido desde la propia situación. 
* Presentación del objetivo, plan y pista de la reunión: 
«El proceso de conversión lleva»... (DOC-4. 1,7.1). 
* Diálogo: orientación y revisión del proceso catecumenal . 
* Oración comunitaria: desde la propia situaci6n. 

PISTA PARA LA REUNIÓN 
1 A la denuncia de las grandes diferencias sociales. 
2 Hacia una sociedad sin clases. 
3 Hacia una escuela que no reproduzca las desigualdades sociales. 
4 A una lucha eficaz contra el paro. 
5 A una justa distribución del trabajo. 
6 Hacia una sociedad menos consumista. 
7 A una opción por los pobres. 
8 (...)