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La injusticia del siglo XX:
La deuda externa


La Iglesia Católica está luchando desde hace muchos años en todos los foros internacionales porque los países ricos condonen la deuda externa de los países pobres. El Jubileo del 2000 fue un tiempo especial de lucha reivindicativa—que hay que continuar— para acabar con esa lacra neoliberal que atenaza a millones de seres humanos.

El propio Juan Pablo II dice en la "Tertio millenio adveniente", 51:

"Los cristianos deberán hacerse voz de todos los pobres del mundo, proponiendo el jubileo como un tiempo oportuno para pensar entre otras cosas en una notable reducción, si no una total condonación de la deuda internacional, que grava sobre el destino de muchas naciones."

¿Qué es la deuda externa?

Al igual que cualquier persona individual que solicitan préstamos para hacer frente a sus necesidades, los países necesitan también dinero de otros países para lograr sus objetivos.

El país con más deuda externa del mundo es EEUU y es el quea su vez tiene mayor capacidad de pago frente a su deuda.

El problema son los países pobres. Piden dinero y si se lo conceden los intereses suben y suben y suben... Al final no pueden devolver ni siquiera los intereses...

¿Por qué no pagan los países pobres su deuda externa?

Son varios los motivos:

Entre 1996 y 1999 la deuda externa de los 41 países que se han beneficiado en algo de alguna reducción efectuada por los organismos internacionales, ha aumentado de 216.000 a 219.000 millones de dólares quedando de manifiesto la ineficacia de los proyectos emprendidos por los países ricos para reducir la deuda externa de los pobres.

¿Por qué creemos los católicos que los países pobres no deben pagar su deuda externa?

Por todo ello los católicos estamos haciendo una lucha activa en contra de la deuda externa de los países económicamente más débiles.

(©Mario Santana Bueno)