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Servicio Bíblico Latinoamericano

Hch 2, 42-43

 

 

En la primera parte de los Hch (capítulos 1 al 5) tenemos tres sumarios o resúmenes de Lucas: 2, 42-47 / 4, 32-35 / 5, 12-16. La liturgia de este Domingo no presenta sólo el tercer sumario, pero es necesario entender este sumario a la luz de los dos anteriores.

 

Tenemos en estos textos sumarios un recurso literario típico de Lucas. Estos sumarios o resúmenes son utilizados para generalizar hechos concretos y representar una situación global y permanente. Lucas no puede con los pocos hechos que conoce reconstruir la vida total, cuotidiana y permanente de la comunidad de Jerusalén de los primeros años. Para reconstruirla debe usar otro género literario; no el relato de hechos particulares, sino un sumario de hechos repetidos y constitutivos. Un sumario es un resumen generalizador de hechos concretos. En la primera parte de Hechos (cap.1 al 5) tenemos tres sumarios sobre la vida de las primeras comunidades: 2, 42-47 / 4, 32-35 y 5, 12-16. Los otros dos sumarios: 1, 12-14 tiene una función introductoria (la comunidad antes de Pentecostés) y 5, 42 que es un sumario conclusivo de toda la sección.

 

Los tres sumarios sobre la vida de la comunidad tienen como texto básico la frase de 2, 42-43 (que algunos autores piensan que es una fuente utilizada por Lucas):

 

"Eran perseverantes en:

la enseñanza de los apóstoles,

la comunión, la fracción del pan y las oraciones.

El temor se apoderaba de todos,

pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales"

 

Todo el desarrollo de los tres sumarios es ampliación de esta frase básica. Por eso veremos aquí los tres sumarios juntos (véase sin embargo la ubicación estratégica de los sumarios en la estructura de los 5 primeros capítulos de Hch ). Lo que se nos narra en estos sumarios son las actividades constitutivas de la comunidad después de Pentecostés; no son hechos aislados, sino acciones permanentes y fundantes. Veamos cada una de ellas:

 

Eran perseverantes en la enseñanza de los apóstoles (2, 42). La enseñanza (en griego "didajé") de los apóstoles, se refiere al Evangelio: "a todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el principio...(1, 1). Los apóstoles se definen como los hombres que anduvieron con el Señor Jesús mientras él convivió con ellos y que son testigos de la resurrección de Jesús (cfr 1, 21-22). La comunidad está fundada sobre esta enseñanza, que es el testimonio directo de los discípulos de Jesús y que se llama la tradición apostólica. Es la "memoria histórica" de Jesús de Nazaret. Esto es lo primero que funda y da identidad a la comunidad.

 

Eran perseverantes en la comunión (2, 42). La comunión (en griego "koinonía") es una manera de vivir en comunidad, que Lucas va a desarrollar en sus tres sumarios. En forma esquemática podemos decir que tiene dos dimensiones: una subjetiva y otra objetiva. La dimensión subjetiva se expresa con la fórmula: "tenían un solo corazón y una sola alma" (4, 32), es decir, constituían un solo cuerpo, con un solo corazón y alma. La dimensión objetiva es mas compleja y la podríamos resumir esquemáticamente en tres realidades fundamentales:

 

Primero: Tenían todo en común, pues vendían sus posesiones y sus bienes (2, 44-45); nadie llamaba suyos a sus bienes, pues todo era en común entre ellos (4, 32); todos los que tenían campos o casas los vendían y ponían el importe a los pies de los apóstoles (4, 34.35). En la comunidad había creyentes que tenían "posesiones, bienes, campos y casas", pero todo lo tenían en común, porque nadie consideraba como algo propio lo que tenían o porque todo lo vendían. Había por lo tanto comunidad de bienes: propiedades que no se vendían, pero que eran de todos o el dinero de las propiedades que se vendían y que se entregaba a los apóstoles.

 

Segundo: Se repartía a cada uno según su necesidad (2, 45 y 4, 35).

La consecuencia de los dos hechos anteriores era obvia.

 

Tercero: No había ningún necesitado entre ellos (4, 34)

Mucho se ha escrito sobre esta práctica de la koinonía de las primeras comunidades. Creo que es imposible reconstruir la organización económica y administrativa de esta vida en común, sobre todo si se considera el número de la comunidad: 3.000 (2, 41), después 5.000 (4, 4) y finalmente "una multitud de hombres y mujeres (5, 14). Creo que lo más importante no es conocer la organización concreta de la koinonía, sino el espíritu de dicha organización, que está claro en el texto y que podríamos resumir con sus propias palabras así:

 

cada cual daba según su posibilidad,

cada cual recibía según su necesidad,

no había ningún necesitado entre ellos.

 

Lo más importante es lo último: la ausencia de necesitados o pobres entre ellos. Ese era finalmente el objetivo y el espíritu de toda la práctica de la koinonía, aunque no sepamos el detalle de la organización concreta de ésta: se compartía todo, para que nadie tuviera necesidad. Este espíritu de la primera comunidad es normativo para todos los tiempos, aunque la forma económica y administrativa concreta no la conozcamos, ni sepamos sobre su éxito o fracaso posterior.

 

Eran perseverantes en la fracción del pan y en las oraciones (2, 42). La fracción del pan es aquí ciertamente la Eucaristía. El texto agrega: "partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón". La Eucaristía, en las primeras comunidades, se celebraba en la casa, en el contexto de un comida (Lc 22, 14-20 / 24, 28-31 / 1 Cor 10, 16-17 / 1 Cor 11, 17-32). Era una comida con Jesús resucitado, donde se participaba en la comunión con el cuerpo y la sangre de Cristo y se celebraba la llegada del Reino. El espacio de la casa era el espacio de la comunidad cristiana, diferente al espacio del Templo. La Eucaristía la presidía normalmente el jefe del hogar, cabeza de la comunidad eclesial que se reunía en su casa.

 

La Didajé, la Koinonía y la Eucaristía son las tres actividades fundantes de la comunidad después de Pentecostés, en la cual perseveraban todos los discípulos de Jesús; son tres actividades que tienen como contexto fundamental la casa, donde se vive la pequeña comunidad y donde nace la Iglesia doméstica.

 

En los tres sumarios se destaca además la actividad pública de los apóstoles, cuya espacio fundamental es el Templo de Jerusalén:

 

Los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales (2, 43). Este tema se desarrolla en el segundo sumario: "Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús" (4, 33) y en el tercer sumario (4, 12a.15-16). La comunidad acompaña a los apóstoles (2, 46a y 5, 12b-14) y el contexto es el Templo, donde se reúne todo el pueblo de Israel. Los apóstoles continúan, en Jerusalén y después de la resurrección, la práctica poderosa de Jesús. Dios está con ellos, así como estaba con Jesús. Es una práctica liberadora, en función de la construcción del Reino de Dios. Lo importante aquí no es el carácter milagrero de la práctica de los apóstoles, sino el poder de Cristo resucitado y del Espíritu que se revela en la práctica de los apóstoles. También este aspecto es fundante en la primera comunidad y normativo para la Iglesia de todos los tiempos. Si Cristo ha resucitado, la práctica de las comunidades cristianas debe ser una práctica poderosa y liberadora, con signos y prodigios, en la construcción del Reino de Dios aquí en la tierra.

 

Reflexión pastoral sobre los tres sumarios

1) En el texto de Hch aparece la tensión entre la tendencia institucionalizadora (la reconstitución de los 12 apóstoles para dar identidad y continuidad al movimiento de Jesús) y la "violencia" del Espíritu (huracán y fuego) que empuja al movimiento de Jesús como movimiento misionero hacia todas las naciones. ¿Cómo vivimos esta tensión en la actualidad? La institucionalización normalmente es restrictiva (véase las condiciones de Pedro para ser apóstol), el Espíritu es universal (todas las naciones, toda carne: hijos/hijas, jóvenes/ancianos, siervos/siervas y v.39: para Uds. y para los que están lejos). ¿Cómo vivimos hoy el universalismo del Espíritu?

 

2) La dimensión profética de Pentecostés consistió en que todas las naciones de la tierra escucharon el Evangelio en su propia lengua. Hoy hablamos de inculturación del Evangelio o Evangelización desde las culturas. ¿Como vivimos hoy en la Iglesia la dimensión profética de Pentecostés en la inculturación del Evangelio?

 

3) Pedro explica lo que ha sucedido en Pentecostés y en la Resurrección de Jesús utilizando tres textos bíblicos. La citación es una relectura y reconstrucción de los textos, que permite entender la realidad a la luz de la Biblia y entender la Biblia a la luz de la realidad. ¿Cómo vivimos nosotros hoy esta hermenéutica apostólica?

 

4) Hagamos una reflexión sistemática sobre las cuatro dimensiones constitutivas de las primeras comunidades después Pentecostés: la didajé (memoria histórica de Jesús), la koinonía, la Eucaristía y oraciones por las casas y la práctica poderosa de los apóstoles. ¿Como vivimos todas estas dimensiones hoy en las CEBs y en el Iglesia global?