TEMA V      “LA  FE SE FORTALECE DÁNDOLA” 

( Juan Pablo II )

 

1.- OBJETIVO:              Comprender que en el seguimiento de Cristo, el laico tiene un camino específico para practicar el bien, la verdad, la justicia  y el amor en la cultura de la vida y la civilización cristiana.

 

2.-  REVISION DEL TRABAJO PERSONAL

      

Quienes participamos podemos comentar

nuestras experiencias sobre la tarea anterior.

 

3.-  PARTIR DE LA EXPERIENCIA Y REVIVIRLA

 

      Voluntariamente responderemos con sinceridad a las siguientes preguntas.

 

a)     Existe alguna área de mi ciudad, mi colonia, mi calle    en   donde   se   experimenten  algunas  situaciones   ‘difíciles’:   pobreza,  enfermedad, injusticia,     abandono,    ignorancia,    hambre,

soledad,  tristeza.

 

b)     ¿Qué crees que haga falta para aliviar en algo esas realidades  y  participar en esas áreas?

 

4.-  DOCTRINA O CONTENIDO DEL TEMA

 

      Lectura compartida: cada quien leerá un párrafo.

      Al final se harán los comentarios.

 

La mies es mucha y los operarios pocos.

 

El Reino de Dios se desarrolla dentro del mundo y como un fermento es capaz de transformarlo y salvarlo.

Sin embargo  a consecuencia de la caída del hombre, el mundo está bajo el poder del maligno y aunque Jesús al dar su vida le quita su poder, el maligno anima una corriente poderosa que se opone a la verdad y a la justicia y que odia mas que a todo a los testigos de Cristo y a su Iglesia.

 

Para entender nuestra vocación divina requerimos probar los bienes de la tierra y luchar por los ideales humanos, ideales limitados que Dios nos ayuda a purificar poco a poco.

 

Como creyentes nos toca estar  en el mundo  sin ser del mundo. Y la Iglesia, que somos todos los bautizados, se pone al servicio del mundo para llevarlo a su fin verdadero.

 

Por nuestra parte los creyentes nos comprometemos en las tareas del mundo y con eso nos hacemos cooperadores de Dios Creador, que sigue actuando y  creando.

Hasta dónde habrá de llegar nuestro compromiso? Hasta el martirio.

 

En griego, mártir significa testigo. Llamamos mártir al que sufrió y dio su vida para ser consecuente con su testimonio. Y debido al odio del demonio contra la Iglesia, son numerosos los mártires.

 

El Sacrificio que el Señor pide cambia según las épocas, cambia la clase de sacrificio. A los primitivos cristianos el Señor exigía en aras de la fe, la muerte cruenta en el martirio. A los cristianos actuales nos exige el martirio en aras de la misión apostólica, en aras de la responsabilidad familiar, profesional, cívica, en aras del  Evangelio.

 

Entre los primeros cristianos lo que peligraba era la fe; la fe era lo que quería arrebatarles el paganismo que levantaba a categoría de dioses a los emperadores.  Entre los cristianos modernos lo que peligra es la moral; desfigurada en todas las áreas del ser humano, es lo que quiere quitarles el nuevo paganismo, corrompido hasta el fondo.

 

No es fácil atreverse a evaluar cuál es el martirio  mas difícil, el antiguo o el de ahora.

Perseverar en la fe ante un público que ebrio de sangre asistía a los espectáculos del circo romano, o permanecer fieles hoy en día en medio del pensamiento cínico que aparece en la vida del mundo..

 

Si llamamos mártires a aquellos que morían antiguamente por la fe cristiana, con derecho podemos otorgar el nombre de “mártires incruentos” a los que hoy día viven conforme a la enseñanzas de Jesucristo y su Iglesia.

 

También este es un  tiempo de martirio, es tiempo de lucha, de esforzarnos, formarnos,   entregarnos y lanzarnos decididamente para dar la batalla.

 

El seguimiento de Jesús implica comunión eclesial

 

Y surge la pregunta: ¿“Señor, a quien iremos”? . . .

 

No pidamos respuesta, imploremos fuerza y aliento, ¿a dónde nos dirigiremos para encontrarlos?

 

A la Eucaristía, vínculo de caridad para con el Padre.

 

A la Eucaristía, vínculo de caridad para con el Hijo.

 

A la Eucaristía, vínculo de caridad para con el Espíritu Santo.

 

A la Eucaristía, vínculo de caridad entre los hermanos.

 

El rejuvenecimiento del mundo sólo puede lograrse por vía del espíritu, y no hay regeneración espiritual posible a no ser por el camino de la Santa Comunión

 

“ Los efectos de fuerza y alegría, valentía, serenidad y hermosura los experimentamos y vivimos cuando Cristo está  en nosotros, pues esos son los efectos de la Sagrada Comunión.

 

(Caps. XI y XII   ‘Eucaristía’:  Mons. Tihamér Tóth, Dr.,

       Budapest, 1938)

 

La Iglesia, que formamos todos,  adentrada en el mar del nuevo milenio, sabe que podrá llegar a puerto seguro, porque no va sola ni confiada en sus propias fuerzas, sino su Señor está con ella, dándole su Espíritu y alimentándola de manera particular con la Eucaristía.

 

Que mejor hora que esta para  tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos como laicos y laicas en la transformación del mundo: en la construcción del Reino.

 

Que mejor hora que esta para tomar la insustituible función en la santificación de las estructuras temporales.

 

5.-  ENCUENTRO CON LA PALABRA DE DIOS

 

Nos ponemos de pie.

   Alguien lee el siguiente pasaje de la Sagrada Escritura.

 

 

El Señor eligió a otros setenta y dos discípulos y los envió de dos en dos, delante de él, a todas las ciudades y lugares adonde debía ir.

 

Les dijo: “La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Rueguen pues al dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, pero sepan que los envío como corderos en medio de lobos”. .

“ Quien les escucha a ustedes, me escucha a mí; quien les rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado”.

(Lucas  10, 1-3 y 16)

 

“El mayor entre vosotros sea vuestro servidor” (Mc.23,11)

 

 

 

7.-  CONFRONTAR NUESTRA REALIDAD PERSONAL

      CON LA PALABRA DE DIOS

 

      Todos podemos compartir nuestra reflexión en el 

      encuentro con la Palabra de Dios.

 

a)     Qué tan cerca estoy de  situaciones ‘difíciles’: pobreza, enfermedad, justicia, abandono, ignorancia, hambre, soledad, tristeza. .

 

8.- ORACION COMUNITARIA

 

      Haremos en voz alta – personal y voluntariamente –

      la oración que Dios haga surgir en nuestro corazón.

 

 

9.-  TAREA

 

Identificar en la calle en donde vivo alguna situación ‘difícil’, acercarme a ella y permitir que Jesucristo actúe a través de mí.

 

. 10.-  CANTO Y DESPEDIDA

 

 (Si no conocen la música, léase como oración

      en   dos   grupos, un párrafo por grupo)

 

Hoy me he dejado tocar un poco,

por otro mundo, por otros rostros,

desfigurados por la desdicha,

envejecidos por la pobreza

Vidas sin horizontes, de nuestra culpa espejo

miradas que nos gritan que son hermanos

 y estamos lejos.

 

Algo se mueve en las entrañas, cuando encontramos un rostro herido, algo nos duele cuando tocamos esa humillante  miseria humana.

El corazón se aflige, y a compasión nos mueve

puede ser peligroso ver ese mundo y dejar que afecte.

 

Rostros de Cristo herido, de la injusticia y la indiferencia,

historias que  quisiéramos ocultar

pues nos avergüenzan

Rostros que nos recuerdan:  ‘ el juego no es parejo’

tan dentro el sufrimiento y la esperanza siempre tan lejos

 

Cómo es difícil darse la mano hay que andar mucho

para el encuentro.

Cuánta distancia cuántos contrastes entre estos mundos tan diferentes

Unos que están en todo inseguros y expuestos

y otros tan encerrados en su egoísmo y en su dinero.

 

La tentación es que no me duela  mirar de lejos, pasar de largo, pero no puedo fingir que ignoro que en esos rostros hay un llamado,

de Jesús que realmente sigue sufriendo viviendo en ellos y mi destino eterno se pone en juego al reconocerlos.

 

Rostros de Cristo herido .....

 

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Acción Católica Mexicana Diócesis de Querétaro