LUNES DE LA SEMANA 23ª DEL TIEMPO ORDINARIO

 

 1.- Col 1, 24-2, 3 

1-1.

Para 1, 24-29 ver DOMINGO 16C


1-2. ALEGRIA/SUFRIMIENTO:

-Hermanos, ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros... ¿Cuál es el secreto que permite a un hombre alegrarse en el sufrimiento? Un secreto maravilloso porque ha de asegurar una alegría perpetua tanto en las situaciones felices, como en las conflictivas, que nos ponen a prueba. Ello es tanto como decir ¡una alegría indestructible!

Porque lo que falta a las tribulaciones de Cristo, lo completo en mi carne en favor de su cuerpo que es la Iglesia.

He ahí el secreto: Pablo contempla a Jesús crucificado y se ve continuando la gran obra de Jesús, la redención. Así, sus propios sufrimientos, lejos de abatirle, le hacen encontrar de nuevo a Cristo y estar en comunión con su misterio .

·Pascal-B interpretó bien este mismo pensamiento: «Jesús estará en agonía hasta el fin del mundo.»

Cual sería la transfiguración de mi sufrimiento, si yo supiese ver en él: una participación a la Pasión. No sufrir solo, sino «con Jesús». No considerar la prueba como algo meramente negativa, sino como una realidad positiva...

Señor te ofrezco tal prueba... y tal otra...

-De cuya Iglesia he llegado a ser ministro...

No solamente por su palabra, sino por su vida ofrecida en semejanza a la de Cristo.

-Para dar cumplimiento al misterio escondido desde siglos y generaciones y manifestado ahora a los miembros de su pueblo santo.

El "misterio", en el lenguaje de san Pablo es el «proyecto de Dios», del cual dice Pablo que estaba escondido hasta ahora y ya no lo está.

-Porque Dios ha querido darles a conocer en qué consiste, en medio de las naciones paganas, la riqueza de la gloria de ese misterio que es Cristo entre vosotros...

He aquí pues el proyecto de Dios: la extensión a los paganos de la Alianza reservada hasta entonces a los hijos de Israel. Y esta nueva alianza se resume en una palabra: «Cristo en medio de vosotros»...

Era ya lo que Pablo afirmaba hablando de sus sufrimientos, fuente de alegría.

¿Me dejo investir por esa presencia de Cristo, siempre aquí ?

¡El, la esperanza de la gloria!

Vivir en la convicción de no estar nunca solo, es ya algo extraordinario. Pero esto no es más que un pequeño comienzo: vivimos también en la esperanza de estar con El eternamente, en la gloria del cielo. ¡Señor, que no lo olvide nunca!

-Trabajamos... a fin de llevar a todo hombre a su perfección en Cristo.

Crecer, parecerse más y más a Cristo. Amar más y más.

-Por esto precisamente me afano, luchando con la fuerza de Cristo que actúa poderosamente en mí.

¿Consideramos la densidad de esas afirmaciones sorprendentes? La fuerza de Pablo no es suya, es la fuerza de Cristo en él. ¡Señor, actúa en mí! ¡Señor, sé mi fuerza!

-El misterio de Dios es Cristo en el cual están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.

Los «tesoros escondidos» son los de la divinidad: conocer el Amor absoluto, infinito, eterno.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 5
PRIMERAS LECTURAS PARA EL TIEMPO ORDINARIO
DE LOS AÑO IMPARES
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 272 s.


2.- 1Co 5, 1-8

2-1.

-Se oye hablar de una falta grave de conducta entre vosotros.

Un cristiano de Corinto vivía maritalmente con la segunda mujer de su padre. Este tipo de unión tenía pena de muerte por la Ley de Moisés y por la Ley romana. En Grecia no había nada legislado sobre este asunto, pero la opinión pública lo reprobaba.

-Y ¡vosotros permanecéis tan engreídos! en lugar de doleros para que fuera expulsado de entre vosotros el autor de tal acción.

Para Pablo este escándalo repercute en toda la comunidad cristiana. Ciertamente los corintios no tienen de qué gloriarse... Y sin embargo ¡pretenden ser una ¡"comunidad de primera línea y misionera»!

Este asunto plantea dos cuestiones importantes:

1ª Fe y moral están ligadas.

Ciertos cristianos suelen tender hoy, como en tiempo de san Pablo a pensar que la fe o la práctica religiosa son de un orden tan diferente a la moral que, en un corazón humano podrían coexistir la «fe en Cristo» y unas «conductas dudosas». Pablo reacciona con violencia ante esta aberración.

-Vosotros sois como el pan de Pascua que no ha fermentado. Mirad que Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado. Celebremos pues la fiesta, no con vieja levadura -la perversidad y el vicio- sino con pan ázimo -la rectitud y la verdad.

Para celebrar la Pascua del Señor, ciertamente se requiere una conducta recta y una vida moral. La Pascua de Cristo no es una "ceremonia" ritual, es una «vida nueva», que está en juego cada día. Y Pablo evoca la práctica judía del rechazo de la vieja levadura, la víspera de Pascua, a fin de comer pan ázimo -no fermentado- en ese día.

¿Qué es la "vieja levadura", lo agrio que debo rechazar de mi vida, para hacerla digna de Cristo y de la Eucaristía?

2ª La Comunidad es responsable de los signos o contrasignos que ella pueda dar.

La medida de excomunión pronunciada contra el hombre que vive en estado de mala conducta notoria, muestra el celo de Pablo para que la comunidad cristiana sea un «signo de salvación» y sea «misionera» revelando así al mundo lo que es vivir una vida de hombre ¡a la luz del resucitado!

-Reunidos en asamblea, en nombre del Señor Jesús, y con su poder, sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne.

Pablo usa fórmulas solemnes: «en nombre del Señor Jesús, con su poder»... exige que la comunidad se reúna para promulgar la condena. La Iglesia es un signo visible, público... y no es una pequeña secta cualquiera espiritual y subterránea.

-A fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor.

La dureza de la condena no prejuzga, en absoluto el juicio de Dios, al contrario. El castigo tiene carácter medicinal: se le excluye del grupo, se le rehúsan los sacramentos... y esto será una prueba muy onerosa para ese hombre -tal es el sentido de la frase «entregado a Satanás»-... Pero es a fin de que reflexione y un día se salve. La excomunión no afecta más que al estatuto y a la «imagen» misionera que la comunidad tiene el derecho de presentar: pero en rigor cada cristiano conserva el deber de caridad hacia el culpable, hacia su salvación.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 4
PRIMERAS LECTURAS PARA EL TIEMPO ORDINARIO
DE LOS AÑOS PARES
EDIT. CLARET/BARCELONA 1984.Pág. 272 s.


2-2. /1Co/05/01-13

Los problemas de la comunidad de Corinto no se limitaban a las disensiones internas. A Pablo le duele la pasividad con que la comunidad contempla y soporta casos de inmoralidad sancionados tanto por la legislación judía como por la romana. El hecho concreto a que se hace referencia es el de un hombre de la comunidad que mantiene relaciones con la segunda mujer de su padre. La ley vigente tipificaba el caso como adulterio si el padre había muerto ya y como incesto si todavía vivía. Pablo hace notar, en cualquier caso, que la misma sociedad pagana prohíbe tal práctica. Según la tradición judía, el incestuoso y el adúltero debían ser lapidados.

Parece claro que Pablo había escrito ya una carta instando a los corintios a no mezclarse «con los libertinos» (v 9), pero la interpretación de los corintios había sido evasiva.

Deseosos de buscar diferencias que halagasen su propio orgullo, interpretaron que tales palabras sólo significaban que era preciso separarse de «los libertinos de este mundo», actitud puritana que se repetirá varias veces a lo largo de la historia de la Iglesia. Una vez más, Pablo tiene que rectificar el pensamiento de los corintios: «No os juntéis con uno que se llama cristiano y es libertino» (11). Es la comunidad cristiana la que continuamente ha de ponerse en actitud de conversión. A ella se ha dirigido la palabra de Dios y ella se responsabilizó un día de tal palabra. Si está permitido algún juicio, es el que la propia comunidad debe ejercer en su seno, único juicio purificador mientras hay tiempo.

Con estos principios elementales como postulados de conversión eclesial, la perícopa nos ofrece el ejemplo del procedimiento empleado por una comunidad apostólica para salir al paso a quien desmentía radicalmente con su comportamiento el don de la fe. Notemos dos cosas. En primer lugar, quien excomulga al impenitente no es sólo el apóstol, sino toda la comunidad reunida al efecto, porque ella posee siempre la fuerza del Señor.

En segundo lugar, notemos que la excomunión no es un juicio para condenación del pecador, sino que persigue su salvación en el día del juicio definitivo, cuando ya no habrá tiempo.

A. R. SASTRE
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 510


3.- Lc 6, 6-11.

3-1.

Las actitudes farisaicas se refugian en fáciles preceptos cúlticos para huir del hombre.

No es fácil soportar en la tierra a Aquel que declara el fin de la falsedad, de la opresión, de la religión fácil y cómoda. Todo el problema de las tinieblas es lograr hacer desaparecer la luz: "Ellos (los fariseos)... deliberaban entre sí, qué harían a Jesús". El "pecado" de Jesús fue hacer el bien y poner en carne viva el problema de una religión oprimida y seca, para la cual hacer el bien era lo más pecaminoso.

COMENTARIOS BIBLICOS-5.Pág. 506


3-2. GLORIA-D/V-H:

-Otro sábado Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar...

"Todavía"... un día de sábado. Era otro sábado.

Esto subraya esa costumbre de Jesús, esa fidelidad regular.

Cada sábado Jesús asistía a la reunión de plegaria.

Ayúdame, Señor, en mis "fidelidades" necesarias... en las regularidades que he decidido... Hay cantidad de experiencias humanas -y la oración es una de ellas- que no adquieren un valor decisivo más que a condición de que las vayamos repitiendo a fin de que, como un gota a gota incansablemente renovado, calen en la vida.

-Había allí un hombre que tenía el brazo derecho atrofiado...

Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado y encontrar de qué acusarlo. Jesús conocía sus pensamientos...

Muchas veces los evangelistas subrayan que Jesús era un "conocedor del corazón humano" (Juan 1, 48; 2, 24; 4, 17; 6. 61) Esto era, en El, un don divino, pero que, por razón de la ley de encarnación, se expresaba en forma de una agudeza psicológica particular. Así nos encontramos a veces con personas dotadas de una facultad especial para leer en los corazones... y adivinar, por señales casi imperceptibles, ciertas realidades escondidas.

Humanamente eso viene de una "atención al otro", de una capacidad de "ponerse en lugar de los otros".

-Dijo al hombre del brazo atrofiado: "Levántate y ponte ahí en medio de todos."

El texto no dice que el hombre pidiera el milagro. Jesús toma la iniciativa precisamente porque prestaba atención a ese desgraciado.

Señor, danos esa delicada atención de simpatía por los que sufren. Haznos "descubrir" las penas ocultas.

-"Os pregunto: ¿Qué es lo que está permitido en sábado, hacer el bien o hacer el mal; salvar una vida o acabar con ella?

Tratemos de comprender bien lo que se juzga detrás de esa pregunta. Los fariseos tenían un tal sentido del "honor de Dios" que era preciso cuidar de su Gloria ante todo: el descanso obligatorio del sábado tenía ese sentido.

Ahora bien Jesús no viene a discutir ese sentido de la Gloria de Dios; pero, en lugar de considerarla una mera observancia legalista, va hasta el fondo de la razón que justifica el sábado; entiende que la Gloria de Dios es exaltada en primer lugar por el "bien" que se hace a los desgraciados, por la "vida salvada" a alguien. Si contraviene a una tradición, no es para destruir el sábado, sino para honrarlo en profundidad. Liberar a un pobre enfermo de su mal, es, para Jesús, un modo más verdadero de santificar el "día del Señor", que dejar a un hombre en el sufrimiento, por el pretendido honor de Dios.

Ayúdanos, Señor, a superar las sumisiones y las obediencias formales: haz que comprendamos desde el interior lo que Dios nos pide cuando nos pide algo... haz que captemos que Dios no es ante todo un amo que desea doblegar a las personas, sino un Padre que ha dado unas leyes para el bien de sus hijos, un Salvador que desea "hacer el bien... salvar vidas".

-Entonces, echando una mirada a todos, le dijo al hombre: "Extiende tu mano". Lo hizo y su mano quedó normal.

¡Es importante la mano! Una vez más, Dios hizo el "bien".

-Ellos, furiosos, discutían qué podrían hacer con Jesús.

¡Se sospecha de El que prefiere el hombre a la Gloria de Dios! ¡Se estancan en las reglas formales del sábado que prohibían cualquier trabajo.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 2
EVANG. DE PENTECOSTES A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 164 s.


3-3. DO/ALEGRIA-REPOSO:

v.9: ¿Es lícito en sábado "hacer bien" o es necesario "hacer mal"? La omisión del bien es un mal. ¿Quién querrá decir que la ley del sábado prohíba que se haga el bien y exija que se haga el mal? El sábado es para los judíos, no sólo día de reposo, sino también día destinado a hacer bien y día de alegría. La comida de día de fiesta, el estudio de la ley y la práctica del bien lo convierten en día de fiesta y de alegría. Para viajeros necesitados había que tener comida preparada. ¿Habría que olvidar todo esto? Jesús vuelve a restablecer el verdadero sentido del sábado. Ha de ser un día en el que se disfrute y se proporcione alegría a los demás. Se realiza el sentido del sábado haciendo bien a personas que sufren, usando misericordia. "Misericordia quiero y no sacrificios" (Os 6.6).

Jesús sitúa a sus adversarios ante esta alternativa: ¿Se ha de salvar una vida en sábado, o se ha de dejar que se pierda? El texto griego no habla de la vida, sino del "alma", que es vida y algo más: vida consciente. El hombre que está en medio quiere vivir, vivir sano, no sólo vegetar, quiere sentir gozo de vivir.

¿Es esto posible a un hombre que tiene seca la mano derecha, que no puede trabajar y tiene que vivir de la ayuda ajena? El reposo sabático se explica por la comparación con el reposo de Dios una vez terminada la obra de la creación: "Acuérdate del día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás tus obras, pero el séptimo día es día de descanso, consagrado a Yahvé, tu Dios, y no harás en él trabajo alguno" (Ex 20.8ss). Pero el descanso de Dios no consiste en no hacer nada, sino en vivir la obra, en gozar de ella. "Dios se gozó en su obra" (Sal 104. 31).

El sábado es día en que se vive la vida, en que se goza de la obra, día de glorificación de Dios. ¿No se ha de restablecer mediante la curación este sentido más profundo del sábado? ¿En vez de la vida habría que elegir la ruina? (...).

Jesús tiene una idea de Dios distinta de la suya. Su Dios es el Dios de la misericordia, el Dios que se acerca a los hombres; el Dios de ellos es el inaccesible, que está sencillamente por encima de los hombres. (...).

v.10:La mano volvió a quedar sana. La restauración del universo forma parte del cuadro de los tiempos mesiánicos. Lo que ahora comienza será llevado a la perfección. "El cielo debe retener (a Jesús) hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas desde antiguo" (Hch 3. 21). Mediante la curación muestra Jesús que le está permitido restaurar el sentido del sábado según la mente de Dios, ya que él mismo aporta la restauración de todas las cosas. El sábado es figura del gran reposo sabático de Dios (Hb 4.8ss), que se iniciará cuando sean restauradas todas las cosas y todo haya alcanzado su acabada perfección.

EL NT Y SU MENSAJE
EL EVANGELIO SEGUN SAN LUCAS/03-1
HERDER BARCELONA 1970.Pág. 170


3-4.

Lucas y Marcos relatan este episodio de la curación del hombre de la mano seca, un día de sábado. Uno y otro lo sitúan en el cuadro de las polémicas suscitadas por la enseñanza del joven rabí Jesús sobre las insistencias esclerotizadas de la religión: reglas de la pureza en las comidas (Lc 5, 29-32), de ayuno (Lc 5, 33-38) y de reposo sabatino (Lc 6, 1-11).

Pero Lucas no concede gran interés a estas discusiones poco comprensibles para lectores de origen pagano. Se contenta con narrar los hechos sin conformarlos con reflexiones personales o conclusiones doctrinales. No retiene, por tanto, las notas de Mc 3, 5 sobre el endurecimiento de los fariseos y suprime toda alusión a la cólera de Jesús (Mc 3, 5).

a) Lucas evoca, sin embargo, el conocimiento que Jesús posee del corazón humano (v. 8; cf. Jn 1, 48; 2, 24-25; 4, 17-19; 6, 61-71, etc.). Así Cristo tiene no solamente un conocimiento más profundo que los otros rabinos de la ley que enseña, sino que conoce mejor a los hombres. Ahí reside el secreto de la autoridad con la que enseña y que le coloca por encima de todos los demás (cf. Lc 4, 32).

b) En la época del Señor, el ejercicio de la medicina y los cuidados personales estaban estrictamente anulados el día del sábado. ¡Más valía que sufriera el enfermo antes que el honor de Dios! Comprendiendo que la gloria de Dios está servida en primer lugar por la bondad hacia los infelices (v. 9), Jesús no duda en practicarla para honrar el sábado.

Liberar a un pobre de las cadenas del mal, ¿no es una manera más profunda de santificar este día aniversario de la liberación de Egipto que el mantenerlo en la esclavitud en pro del pretendido honor de Dios?

SABADO/J: El sábado era observado porque estaba ordenado por la ley de Dios y constituía una característica por la que el judío se distinguía del mundo pagano ambiente. Grande fue, por tanto, el escándalo cuando el rabí Jesús osó poner en tela de juicio, no la ley, sino la manera de obedecerla y cuando fue sospechoso de preferir el hombre a la gloria de Dios. El judaísmo situaba en general todas las prescripciones del Antiguo Testamento sobre el mismo plano, puesto que todas ellas eran igualmente órdenes de Dios, pero concedía una cierta preferencia a las prescripciones cultuales en las que el hombre se eclipsa aún más ante el honor de Dios. Así ocurría con la circuncisión y con el sábado.

De hecho, Jesús reconoce que la ley representa la voluntad de Dios, pero le niega una autoridad puramente formal y externa. El hombre debe interpretar la Escritura para reconocer en ella el mandato de Dios. Por otra parte, sólo hay obediencia verdadera allí donde el hombre reconoce que la orden le concierne. Es esta, además, la razón por la que puede realizar actos en comunión con Dios allí donde no existe ningún mandamiento preciso. Este es el sentido, al parecer, de la pregunta planteada por Jesús en el v.9: es en todo caso el de la verdadera obediencia. Cristo desprecia a los fariseos que se creen perfectos porque son fieles a la ley, pero que, en el fondo, son infieles porque han ahogado toda noción de fraternidad y de solidaridad.

Existe, pues, una obediencia más radical que la sumisión a la ley; la que cumple el ego más profundo, allí donde Dios está presente, más allá del miedo de haber faltado al deber y del desprecio de los que juzgan al prójimo desde fuera, sin conocer su corazón.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VIII
MAROVA MADRID 1969.Pág 31


3-5.

1. (Año I) Colosenses 1,24 a 2,3

a) Dos cosas fundamentales hace Pablo en su ministerio: evangelizar y sufrir.

La principal es, naturalmente, la evangelización. Dios le ha nombrado ministro y anunciador del "misterio que ha tenido escondido desde siglos y que ahora ha revelado a su pueblo". Este misterio es la salvación en Cristo, o, como él dice: "que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria". O bien: "este misterio es Cristo, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer".

Para cumplir este ministerio, Pablo está dispuesto a soportarlo todo. Habla del "empeñado combate" que libra en las varias comunidades: "amonestamos a todos, enseñamos a todos, para que todos lleguen a la madurez en su vida cristiana: ésta es mi tarea, en la que lucho denodadamente".

En esta lucha, Pablo ha asumido también el sufrimiento: "me alegro de sufrir por vosotros". La razón profunda de esta disponibilidad es: "así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia".

b) Si nosotros tuviéramos ese "motor" de la fe en Cristo, también estaríamos dispuestos a cualquier cosa para poderlo anunciar, que es a lo que hemos sido llamados todos los cristianos: padres, amigos, educadores, sacerdotes, religiosos. Si no evangelizamos -por pereza o por frialdad o por miedo- tal vez muchas personas se quedarán sin enterarse de ese plan salvador que Dios quiere dar a conocer a todos.

La condición es que nosotros mismos estemos convencidos, que Cristo sea "para nosotros la esperanza de la gloria" y la razón de ser de todo. Entonces seremos tan valientes y generosos como Pablo. Él escribe esta carta desde la cárcel, donde está detenido por predicar a Cristo. Pero no le pueden hacer callar.

Mirándonos en el espejo de Pablo, ya sabemos que seguramente nos tocará sufrir. Pero, como él, hemos de alegrarnos de poder sufrir, porque así nos incorporamos al dolor del mismo Cristo, en su misterio pascual, y contribuimos a la salvación de los demás.

Cuando celebramos la Eucaristía, memorial del sacrificio de Cristo, podemos aportar al altar, incluidos simbólicamente en el pan y el vino que aportamos, "los gozos y las fatigas de cada día", como nos invita a veces el sacerdote antes de la oración sobre las ofrendas.

Unimos a la ofrenda definitiva de Cristo lo que hayamos tenido que sufrir para ser fieles testigos suyos en el mundo, contentos de incorporar nuestra pequeña cruz a la de Cristo.

Es valiente la afirmación de Pablo: "completo en mi carne los dolores de Cristo". ¿Qué le falta a la pasión de Cristo? Que sea también nuestra. Así hay un intercambio misterioso: el dolor de Cristo se hace nuestro y el nuestro se une al suyo. Y así podemos colaborar con él en la llegada del Reino a este mundo.

1. (Año II) 1 Corintios 5,1-8

a) En los siguientes capítulos de su carta, Pablo toma postura ante algunos desórdenes y abusos que existen en la comunidad. Esta vez, el famoso caso del "incestuoso de Corinto".

Incluso dentro de una ciudad famosa por su amoralidad, debía llamar la atención un hecho que la comunidad cristiana toleraba: uno que vivía (se entiende maritalmente) con la mujer de su padre, 0 sea, con su madrastra. Esto estaba perseguido legalmente tanto entre los judíos como por la ley romana.

Pablo echa en cara a esta comunidad que tolere un escándalo semejante. Les urge a que "excomulguen" a esa persona. La expresión "entregar en manos del diablo" es difícil de interpretar: una vez fuera de la comunidad, estará expuesto a las fuerzas del mal. Pablo toma esta medida, por drástica que parezca, con una intención medicinal: "humanamente quedará destrozado, pero así la persona se salvará en el día del Señor".

Pone la comparación del pan ácimo, sin levadura, que es el que los judíos usaban y siguen usando para la Pascua. Aplica esa imagen a la comunidad, que debe ser, toda ella, "pan ácimo", sin "levadura vieja de corrupción y de maldad", sino un pan "ácimo con sinceridad y verdad". Los cristianos vivimos siempre en Pascua, porque Cristo es el Cordero Pascual que se ha inmolado.

b)La comunidad debe sentirse corresponsable del bien de cada uno de sus miembros.

Cuando detecta una falta grave, deberá echar mano -como Jesús nos enseñó en el evangelio- de la corrección fraterna. Y a veces deberá llegar a la decisión que Pablo exige a los corintios, lo que luego se llamó "excomunión": apartar al escandaloso de la comunión con los demás.

El motivo es que una situación así va contra los valores básicos de la ética humana y sobre todo cristiana. Hay hechos puntuales malos, y además todos somos débiles y pecadores y, por tanto, dispuestos a la tolerancia. Pero aquí se trata de situaciones continuadas, públicas, de incoherencia grave con la identidad cristiana, que pueden resultar contagiosas: "un poco de levadura fermenta toda la masa". A veces, la "levadura vieja" que puede contagiar a toda la comunidad se refiere a problemas ideológicos. Otras, como en esta ocasión, a actitudes de moral.

El salmo nos habla de un Dios que no quiere el mal: "tú no eres un Dios que ame la maldad, ni el malvado es tu huésped... detestas a los malhechores". Jesús, que nos enseñó el perdón y la corrección fraterna, también pronunció unas palabras duras: "si ni a la comunidad quiere oír, sea para ti como el gentil y el publicano" (Mt 18,17), y "al que escandaliza a uno de estos pequeños más le valdría que le arrojaran al mar" (Lc 17,1-6).

Es la "excomunión" que aquí recomienda Pablo. La que aplicó el obispo Ambrosio de Milán al emperador Teodosio, hasta que pidiera públicamente perdón por la matanza que había hecho en Tesalónica: ¿cómo puede acercarse a la comunión una persona que no ha dudado en sacrificar miles de vidas?

Claro que no aplicamos esta decisión a todas las situaciones "irregulares" que se dan en la comunidad cristiana. El discernimiento es importante, y es sancionado por los responsables últimos de la comunidad. Pero no nos debe extrañar que también ahora se disuada de acercarse a la comunión eucarística -el signo mayor de comunión con la comunidad y con Cristo- a los que se encuentren en alguna situación -de vida matrimonial o de justicia social, por ejemplo- gravemente en contradicción pública con el evangelio que Jesús nos enseñó.

2. Lucas 6,6-11

a) De nuevo la tensión en torno al cumplimiento del sábado. Esta vez no por las espigas que comían por el campo, sino por una curación hecha en la sinagoga precisamente en sábado.

Jesús se da cuenta del dolor de aquel hombre. El enfermo con el brazo paralizado no le dice nada, pero se debía leer en su cara la súplica. Los fariseos están al acecho para ver qué hará. Jesús "sabía lo que pensaban", y primero les provoca con su pregunta: "¿qué está permitido en sábado?". No contestaron. Entonces Jesús, "echando una mirada a todos" (Lucas no dice, como Marcos, que esta mirada estuvo "llena de ira y tristeza"), curó al buen hombre.

La reacción no se hizo esperar: "ellos se pusieron furiosos".

b) Es evidente que Jesús no desautoriza aquella institución tan válida del sábado, el día dedicado al culto de Dios, a la alegría, al descanso laboral, a la oración, a la vida de familia, al agradecimiento por la obra de la creación. Más aún, parece como si él ese día acumulara sus gestos curativos y salvadores.

Lo que critica es una comprensión raquítica, más preocupada por cumplir unas normas, muchas veces inventadas por las varias escuelas, que por el espíritu de fe que debe impregnar la vivencia de este día. No se podrá trabajar en sábado, y por tanto no habrá que hacer curas médicas a no ser que sean necesarias. Pero extender el brazo y decir una palabra de curación ¿es trabajar? El recoger unas espigas y comer sus granos al pasear por el campo, ¿es un trabajo equiparable a la siega?

Las escuelas de los fariseos habían llegado a interpretar el sábado convirtiéndolo en día de preocupación casuística en vez de en día de libertad. Jesús enseña actitudes más profundas, más preocupadas por el espíritu que por la letra. Y nosotros tendríamos que aplicar esta enseñanza a muchos detalles de nuestras normas de vida. Las normas están muy bien, y son necesarias, pero sin llegar a un legalismo formalista. No es el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre (cf. Mc 2,27).

Hay instituciones muy válidas y llenas de espíritu: el domingo cristiano, la celebración de la Eucaristía, el rezo de la Liturgia de las Horas. Realidades que tienen importancia para la vida de fe, y que necesitan, dado su carácter de comunitarias, unas normas para su realización. Pero no se tenían que haber rodeado, en la historia, de normas tan estrictas y minuciosas que a veces ahogan la alegría de su celebración. En vez de esponjar el ánimo y alegrarse con Dios y dedicarle una alabanza sentida y celebrar su comida pascual en el día consagrado a él, a veces nos hemos limitado a crear un clima de mero cumplimiento exterior.

Lo mismo pasa con la relación entre el culto (la celebración de la sinagoga en sábado) y la caridad fraterna (¿puedo curar a este buen hombre?). Para Cristo hay que saber conjugar las dos cosas. Va a la sinagoga, porque es sábado, pero también cura el brazo paralítico de aquella persona. Y, por el tono del relato, se nota claramente que da prioridad a la persona que a la institución.

Los cristianos debemos rezar y celebrar la Eucaristía en domingo. Y a la vez, precisamente ese día, nos deberíamos mostrar fraternos y sanantes, con detalles de caridad y buen corazón con las personas cercanas que, aunque no nos lo pidan, ya sabemos que necesitan nuestro interés y nuestro cariño.

"Así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia" (1ª lectura I)

"Un poco de levadura fermenta toda la masa: barred la levadura vieja de corrupción y de maldad" (1ª lectura Il)

"Le dijo: extiende el brazo. Él lo hizo y su brazo quedó restablecido" (evangelio)

J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 1997. Págs. 38-42


3-6.

1 Cor 5, 1-18: Resolviendo un caso concreto

Lc 6, 6-11: ¿Salvar una vida o dejarla morir?

La sinagoga es uno de los principales lugares de conflicto. Es el sitio de la ortodoxia y la solemnidad. Jesús desafía a fariseos y escribas en un espacio que ellos consideran exclusivamente suyo. Y el desafío no está dirigido a conseguir renombre sino a defender la dignidad de los seres humanos.

Había en esa sinagoga un hombre postrado por la enfermedad. Su abatimiento era símbolo de la marginación social a que estaba sometido. Su mano derecha paralizada le impedía desempeñarse laboralmente y además constituía un defecto que lo convertía en un ser impuro. La interpretación oficial de la Ley lo mantenía en una condición de hombre marginado.

Jesús se opone a esto y en nombre de la dignidad humana y de la misericordia divina restablece la dignidad de la persona. Primero, le pide que se levante, que no se siga considerando a si mismo como un ser de poco valor. Para Jesús la enfermedad, el pecado y las carencias humanas no le restan dignidad al ser humano. Luego, apela al sentido liberador de la ley para cuestionar las prácticas opresoras de los "ortodoxos". Ante el silencio encubridor de las morales inhumanas, restablece el valor de la persona ante la comunidad. Sus opositores se ofenden y se cierran a la interpelación divina.

Hoy nos enfrentamos a muchos grupos que pretenden tener el modelo para regir la vida humana, pero que no les importa si sus políticas dignifican o esclavizan al ser humano. Por eso, en nombre de las nuevas leyes del mercado y de sus dogmas incuestionables, someten a la humanidad a un empobrecimiento que merma las potencialidades humanas. Debemos, como Jesús, cuestionar estas leyes inhumanas y desterrar el silencio cómplice de las morales corruptas.

SERVICIO BIBLICO LATINOAMERICANO


3-7. CLARETIANOS 2002

Es duro, a veces, escuchar las críticas dirigidas a los cristianos. En algunos casos no provienen de nuestros círculos, son malintencionadas y nos pueden parecer injustas y desprovistas de objetividad. En otros casos son de personas que se relacionan con Dios con gran sinceridad y buscan una mayor fidelidad y compromiso. En cualquier caso es bueno escucharlas. Haríamos bien en estar más atentos a estos "dardos" que se nos lanzan desde fuera porque no todo es bueno en el cristianismo actual. Las lecturas de este día me ayudan a poner palabra a estas desviaciones y ambigüedades que desfiguran el Espíritu de Jesús, porque la relajación y mediocridad ya acechaban a la comunidad de Corinto y a esa comunidad cristiana de Palestina todavía en contacto con el judaísmo a la que se dirige Lucas.

Se dice, por ejemplo, que la religión cristiana promueve el infantilismo y genera personas poco responsables y comprometidas en construir una sociedad mejor. Si esto sucede es porque olvidamos al Dios predicado por Jesús interesado por la felicidad de todo ser humano por encima de toda suspicacia farisea.

Ver a Jesús acercarse al hombre del brazo paralítico, a pesar de las miradas acusadoras de los fariseos, no desresponsabiliza nunca, sino que urge a vivir buscando siempre el bien de los hermanos. "¿Qué esta permitido hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?"

Se afirma también que los católicos se caracterizan por una mentalidad que los mantiene atados al pasado, incapaces de liberarse del lastre de ritos, lenguajes y costumbres de otros tiempos. Si esto sucede, es sin duda, porque se olvida el Espíritu creador y renovador de Jesús, pasando por encima del sábado y de las iras de letrados y fariseos. Jesús nos coloca no ante un conjunto de leyes, sino ante las exigencias del amor. "Levántate y ponte ahí en medio".

Se dice que la religión no hace sino "culpabilizar", que siempre se ve a los cristianos obsesionados por cuestiones morales (uniones irregulares, preservativos, aborto, eutanasia). Pero ante el relativismo moral demoledor dominante sugiriendo que da lo mismo una visión de la vida que otra, un modo de vivir que su contrario, con Pablo optamos por "los panes ázimos de la sinceridad y la verdad", frente a "la levadura de la maldad y la perversidad". Debemos ser tolerantes, pero no indiferentes. Si Dios quiere que escuchemos las exigencias morales que llevamos dentro del corazón es porque su cumplimiento es bueno para nosotros. Dios no prohíbe lo que es bueno ni obliga a lo que puede ser dañoso. Sólo quiere nuestro bien. El creyente trata de ser fiel a Dios y esto le hace ser más lúcido y sensible al mal que puede deshumanizar a la persona.. "La cosa no es como para presumir", reprocha Pablo a su querida comunidad de Corinto.

Teodoro Bahillo (tbahillo@teleline.es)


3-8. COMENTARIO 1


EL HOMBRE MUTILADO POR LA LEY

Este episodio se enmarca en un día de precepto («otro sábado»). El escenario es una sinagoga, lugar de enseñanza. Jesús aprovecha la ocasión para instruir a la gente que allí se congrega. El contenido de su enseñanza se evidencia en un hecho liberador.

Los adversarios de siempre -los omnipresentes letrados y fariseos- le han tendido una trampa: «Había allí un hombre que tenía el brazo derecho atrofiado» (6,6). Es una representación viviente del público asistente al servicio sinagogal: el hombre privado de actividad y de iniciativa («brazo atrofiado») por la doctrina legalista que en ella se enseña; es figura de la situación de Israel sometido a la institución.

Están al acecho para ver si cura en sábado y así tener motivos de qué acusarlo (6,7). Jesús no se inmuta; pide luz y taquígrafos: «Pero él, conociendo sus intenciones, dijo al hombre del brazo atrofiado (la repetición subraya el papel relevante de este hombre-tipo): "Levántate (pues estaba postrado) y ponte en medio" »(6,8). Jesús no es partidario de las medias tintas. Está en juego la integridad del hombre. La pregunta que les dirige es directa y penetrante: «¿Qué está permitido en día de precepto, hacer el bien o hacer daño, salvar una vida o destruirla?» (6,9). Un hombre mutilado por la Ley es como una vida que se va apagando.

La mirada que Jesús lanza a su alrededor denuncia su mala fe. Con tal de salvar una vida, Jesús arriesga la suya. «Extiende el brazo», dice al hombre, como quien dice: «¡Recupera tu capacidad de actuar como persona libre!», aunque el precepto sabático lo prohibía. El lo hizo, y su brazo recuperó las funciones normales. El homo habilis vuelve a ser el que era. La evolución sigue su curso. Es imparable. Pero sus adversarios niegan la evidencia: «Ellos se pusieron furiosos y discutían unos con otros qué podrían hacer con Jesús» (6,11). Toda una declaración de guerra. Ya no necesitan más pruebas. Han visto con sus propios ojos que la teología liberadora de Jesús hace estragos en sus dominios ancestrales. Con los hombres libres y con capacidad de iniciativa se ven absolutamente impotentes. Se impone hacer desaparecer a Jesús.


COMENTARIO 2

No cabe duda de que este pasaje marca un paso en el proceso de confrontación entre Jesús y sus adversarios. Jesús, en esta ocasión, toma la iniciativa y desafía a los letrados y fariseos, quienes se presentan con mala intención. Buscan la manera de prenderlo en un acto que diera pie a una acusación formal.

Por su parte la curación es un bien, ya que la enfermedad es anticipo de la muerte. Omitir un bien es sinónimo de hacer el mal (sería un acto de omisión). Jesús en este caso hace el bien, aunque sea sábado, provocando a aquellos inhumanos intérpretes de la ley, y ellos reaccionan, a falta de razones, indignados y prestos a tomar una medida contra Jesús.

La acción de Jesús nos enseña cómo la ley debe estar al servicio y el bien de toda persona humana. Jesús manda a aquel hombre de la parálisis en el brazo, en pleno sábado, ponerse en medio. Lo sitúa en el centro de la escena y lanza un argumento con fuerte lógica: ¿qué está permitido en sábado, hacerle bien a uno o dejarlo con su mal, salvar una vida o dejarla morir?...

Hoy día se cometen muchos abusos aduciendo pruebas legales. Se condena a uno por robarse un pedazo de pan y se absuelve a otro que se apropió indebidamente de los bienes del Estado. Millones pasan hambre y viven en condiciones infrahumanas por sistemas económicos legales. Mientras más se cumplan ciertas leyes, más personas habrá en el mundo malpasando, en la lucha por la supervivencia. Hacen falta personas libres que den la cara y, como Jesús, pongan en el centro de la escena los rostros de la miseria y pregunten a los interlocutores responsables de esta situación: ¿qué está permitido en este sistema, hacer el bien o dejar morir?...

1. Josep Rius-Camps, El Éxodo del Hombre libre. Catequesis sobre el Evangelio de Lucas, Ediciones El Almendro, Córdoba 1991

2. Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)


3-9. www.homiliacatolica.com 2003

LECTURAS: 1 TES 4, 13-18; SAL 95; LC 4, 16-30

1Tes. 4, 13-18. Nuestra vida, como hijos de Dios, en medio de fatigas y persecuciones por el Nombre del Señor, anunciando con las palabras y testificando con las obras el Evangelio de la gracia, que Dios nos ha concedido en su Hijo Jesús, tiene una gran esperanza: estar para siempre con el Señor. Él, que se levantó victorioso sobre el autor del pecado y de la muerte por su fidelidad amorosa y libre a la voluntad soberana del Padre Dios, vendrá por nosotros para arrebatarnos de la muerte y hacernos partícipes de la Vida eterna a quienes ahora le vivamos fieles, tanto sin perder la victoria que conquistó para nosotros, levantándose sobre el Diablo, como luchando para que el Reino de Dios llegue a todos. Por eso no perdamos nuestra fe, sino que, fortalecidos con la presencia del Espíritu Santo en nosotros, esforcémonos constantemente por conquistar el Reino de Dios, con la mirada puesta en Jesús, Caudillo y Consumador de nuestra esperanza.

Sal. 95. Dios, el Señor, se ha levantado victorioso sobre sus enemigos. Él liberó a los suyos de la esclavitud; y despojó a quienes poseían la tierra prometida para entregársela a su Pueblo Santo. Así Dios se ha manifestado como el único Dios vivo y verdadero, que vela por quienes en Él confían; y ha demostrado la falsedad de los dioses en quienes confían las demás naciones, que no pueden velar por ellas ni librarlas de las manos de sus enemigos. Por eso, que cielo, mar y tierra y todo lo que contienen, se alegren, regocijen, exulten y aclamen al Señor, que viene a gobernar con justicia al mundo, y a las naciones con fidelidad. Por medio de Cristo, Dios se ha levantado victorioso sobre el pecado y la muerte. Quienes hemos depositado en Él nuestra confianza, alegrémonos y llenémonos de gozo, pues, hechos partícipes de su victoria, nos participa también, ya desde ahora, de los bienes eternos, que reserva para los que le viven fieles.

Lc. 4, 16-30. No basta estar convencidos de que en Jesús se han cumplido las Escrituras, y que, por tanto, Dios ha cumplido sus promesas. No basta quedarnos admirados ante las palabras y obras de Jesús. No basta buscar a Jesús para que haga en nosotros lo que oímos que hizo en otros tiempos y lugares. Mientras no busquemos a Jesús para comprometernos con Él en la construcción del Reino, no podemos, en verdad, llamarnos hombres de fe y ser hijos de Dios. Jesús no vino a exhibirse como el todopoderoso, ni como el que cumple a los hombres todos sus caprichos, por muy buenos que estos sean. Cuando uno busca al Señor por lo externo e intranscendente, y, finalmente Dios no lo conceda y le deja a uno con las manos vacías, puede uno decepcionarse de Él porque no pudimos manipularlo conforme a nuestros planes y falsas expectativas. Entonces se le abandona, se le traiciona, se trata de acabar con Él como si fuera una utilería y no el Ser Divino lleno de amor por nosotros. Pero el Señor pasará entre los decepcionados de sí mismos y se alejará de quienes le buscaron no por la fe en Él, sino sólo por curiosidad o admiración, pues Él no se deja atrapar en las redes de las falsas esperanzas de los hombres. Ojalá y nosotros busquemos al Señor con la sola intención de encontrarnos con Él, de entrar con Él en Alianza de amor y de escuchar su Palabra, ponerla en práctica y vivirle fieles desde hoy y para siempre.

En esta Eucaristía celebramos a nuestro Señor y Rey que, mediante su Misterio Pascual, se ha levantado victorioso, venciendo al autor del pecado y de la muerte, a la serpiente antigua o Satanás. Nosotros, que pertenecemos al Reino de Dios cantamos un cántico nuevo al Señor en esta acción litúrgica. Nuestro cántico es el que se eleva a Él no sólo con los labios, sino el ofrecimiento ante Él de todo lo que hasta ahora el Espíritu de Dios, que habita en nuestros corazones como en un templo, ha hecho por medio nuestro en favor de todos los pueblos. No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu Nombre sea dado todo honor y toda gloria. Venimos para ofrecernos, junto con Cristo, como una ofrenda agradable al Padre. Por eso su Palabra, que se ha pronunciado sobre nosotros en esta Eucaristía, a la par que nos santifica, nos envía para que llevemos la salvación de Dios a todas las naciones, haciendo que la Buena Nueva llegue a los pobres, la liberación a los cautivos, la curación a los ciegos y la libertad a los oprimidos, de tal forma que hoy y siempre sea, desde la Iglesia, el día y el año de Gracia del Señor para todos.

Proclamar el Año de Gracia del Señor. A eso somos enviados. Nadie que ha entrado en contacto y en comunión de vida con el Señor puede retornar a sus labores diarias en los diversos ambientes en que se desarrolle nuestra existencia para continuar pagando salarios de hambre a los pobres, comprando sus servicios por un par de sandalias; no puede continuar reteniendo cautivos injustamente a quienes son considerados perseguidos políticos, por haberse opuesto a su egoísta e injusto modo de pensar y actuar; no puede continuar robando la luz a quienes quedaron atrapados bajo el consumo de las drogas, o en las redes de los vicios mientras se arrodilla ante Dios pero sigue provocando que muchas vidas se consuman sin esperanza; no puede continuar oprimiendo a los débiles para quitarles el poco pan que llevarían a su boca, y quitarles la paz y la alegría por perseguirles injustamente tratando de apropiarse de lo poco que poseen y de la tierra que les pertenece. Quienes entramos en comunión de vida con el Señor, debemos ser motivo de paz y de alegría para todos, porque, al amarlos, levantamos su esperanza, fortalecemos su fe, volvemos a hacer que se encienda la llama de su amor, y que la paz vuelva a ellos por sentir que alguien les ama y está a su lado. ¿Que son duras estas palabras? ¿Que trataríamos de despeñar y acabar con Jesús y los suyos para que no nos molesten con esta clase de lenguaje? Ojalá y el Señor no pase entre nosotros y se aleje, dejándonos en nuestros rezos y cultos, vacíos de amor e inútiles ante Él por habernos cerrado a la escucha fiel de su Palabra y a la puesta en práctica de la misma.

Que Dios, nuestro Padre, nos conceda por intercesión de la Virgen María, nuestra Madre, la gracia de vivir conforme a la fidelidad a su Voluntad que nos enseñó Jesús, Hijo suyo y Hermano nuestro. Amén.


3-10. SERVICIO BÍBLICO LATINOAMERICANO 2004

Jesús entra de nuevo en la sinagoga y se pone a enseñar. Aunque no se nos dice en qué consiste su enseñanza, ésta se evidencia en un hecho liberador. En la sinagoga se encuentra un hombre con el brazo derecho atrofiado. Este es el brazo de la actividad y del trabajo; se trata, por tanto, de un hombre privado de actividad y de iniciativa, Este hombre se encuentra en la sinagoga que no ha sabido curarlo y lo ha mantenido inutilizado. Los letrados y fariseos están al acecho para ver si Jesús lo cura en día de sábado y tener de qué acusarlo.
Triste realidad la de una sinagoga en la que Jesús, colocando al hombre del brazo atrofiado en medio, pregunta a los entendidos en religión de la época algo tan elemental como si está permitido en día de precepto hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o destruirla. Como si pudiese haber lugar a dudas. La cuestión versa sobre cuál es el valor supremo, la Ley o el hombre. Los fariseos, en nombre de Dios se muestran enemigos del bien del hombre. La enseñanza de los letrados y fariseos no libera, sino que inmoviliza a la persona. Coloca a la ley del descanso sabático por encima del bien del hombre .
La mirada de Jesús detecta la mala fe de los letrados y fariseos; según el evangelista Marcos, Jesús “les echó una mirada de ira y se apenó por su obcecación” (Mc 3,5); pero Jesús, con tal de salvar una vida, arriesga la suya, ordenándole al hombre extender el brazo y devolviéndole al instante su capacidad de actuar como persona libre. Sus adversarios, que ponen la ley del descanso sabático sobre el hombre, dictan, como antes habían hecho sus paisanos de Nazaret, sentencia de muerte contra Jesús, no pudiendo soportar una enseñanza tan liberadora para el hombre, al que ellos prefieren inmovilizado y postrado. Ya sólo quedará ejecutar la sentencia. Para eso tendrán que buscar el momento oportuno.


3-11.

Comentario: Rev. P. Julio César Ramos SDB (Salta, Argentina)

«Levántate y ponte ahí en medio (...). Extiende tu mano»

Hoy, Jesús nos da ejemplo de libertad. Tantísimo hablamos de ella en nuestros días. Pero, a diferencia de lo que hoy se pregona y hasta se vive como “libertad”, la de Jesús, es una libertad totalmente asociada y adherida a la acción del Padre. Él mismo dirá: «Os aseguro que el Hijo del hombre no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace el Hijo» (Jn 5,19). Y el Padre sólo obra, sólo actúa por amor.

El amor no se impone, pero hace actuar, moviliza devolviendo con amplitud la vida. Aquel mandato de Jesús: «Levántate y ponte ahí en medio» (Lc 6,8) tiene la fuerza recreadora del que ama, y por la palabra obra. Más aún, el otro: «Extiende tu mano» (Lc 6,10), que termina logrando el milagro, restablece definitivamente la fuerza y la vida a lo que estaba débil y muerto. “Salvar” es arrancar de la muerte, y es la misma palabra que se traduce por “sanar”. Jesús sanando salva lo que de muerto había en ese pobre hombre enfermo, y eso es un claro signo del amor de Dios Padre para con sus criaturas. Así, en la nueva creación en donde el Hijo no hace otra cosa más que lo que ve hacer al Padre, la nueva ley que imperará será la del amor que se pone por obra, y no la de un descanso que “inactiva”, incluso, para hacer el bien al hermano necesitado.

Entonces, libertad y amor conjugados son la clave para hoy. Libertad y amor conjugados a la manera de Jesús. Aquello de «ama y haz lo que quieras» de san Agustín tiene hoy vigencia plena, para aprender a configurase totalmente con Cristo Salvador.


3-12. CLARETIANOS 2004

Queridos hermanos y hermanas,

Las leyes frente a la Ley, es una discusión constante en el Evangelio. Las leyes que hemos hecho frente a la única Ley… la del Amor que da la Vida, la que no se somete a otras normas más que las de la misericordia. Jesús, de nuevo, muestra cómo para Dios el pobre, el necesitado… están por delante, incluso de las costumbres por las los judíos manifiestan su veneración por Dios.

Pero los que observan a Jesús, atados a sus tradiciones, siguen ciegos a la Palabra de Jesús. No están dispuestos a abrir sus ojos y su corazón y por eso se sienten ofendidos por la enseñanza de Jesús, y como dice el texto de hoy: “comenzaron a discutir lo que podrían hacer contra Jesús”.

Quizá, lo más sencillo ante este Evangelio sea pensar en lo ciegos que estaban los fariseos, pero yo quisiera invitaros a sentiros uno más de ese grupo. Es probable que nos descubramos más cerca de sus actitudes de lo que pudiera parecer. Cuántas veces hablamos de Dios y nos olvidamos de escucharle y dejarnos “sorprender” por su Palabra. Cuántas veces creemos que defendemos a Dios, cuando a quien estamos defendiendo es a nosotros mismos y nuestra propia y particular manera de ver a Dios.

Equipo de CiudadRedonda
(ciudadredonda@ciudadredonda.org)


3-13. DOMINICOS 2004

Levadura vieja y masa nueva

La levadura vieja cumplió su misión, consumió sus potencialidades. La levadura nueva tiene que seguir transformando el mundo. Pero ¿cómo será elaborada?, y ¿quién la administrará?

El poder para transformar el mundo proviene de lo alto del cielo, de la energía y bondad de Dios, y nadie puede crear otra fuente que la alimente.

Pero todos y cada uno de los mortales podemos ser instrumentos y canales para que esa divina energía vaya invadiendo las mentes, corazones, leyes, costumbres de los pueblos, haciéndonos portadores de justicia, paz y felicidad.

Quien nos dio la vida y la conciencia responsable, nos dio la llave del futuro para la humanidad.



La luz de Dios y su mensaje en la Biblia
Primera carta de san Pablo a los corintios 5, 1-8:
“Hermanos: Se sabe de buena tinta que en vuestra comunidad hay un caso de unión ilegítima, y es tan grave el caso que ni los mismos gentiles la toleran: me refiero a ese que vive con la mujer de su padre.

Y vosotros ¿todavía tenéis humos? Estaría mejor ponerse de luto y pedir que el que ha hecho eso desaparezca de vuestro grupo. Lo que es yo, ausente en el cuerpo pero presente en espíritu, ya he tomado una decisión como si estuviera presente: reunidos en el nombre de nuestro Señor Jesús, y yo presente en espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús, entregar al que ha hecho eso en manos del diablo; así humanamente quedará destrozado, pero la persona se salvará en el día del Señor.

Ese orgullo vuestro no tiene razón de ser. ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? Barred la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ácimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual, Cristo...”

Evangelio según san Lucas 6, 6-11:
“Un sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que padecía parálisis en el brazo derecho. Los letrados y fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar así de qué acusarlo. Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: levántate y ponte ahí en medio; y añadió...: ¿qué está permitido en sábado: hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?...”



Reflexión para este día
Sufrimientos e infidelidad en algunos fieles.
Pablo y algunos cristianos de Corinto, que eran hombres como nosotros, con sus caracteres, puntos de vista, y actitudes mentales incompatibles, no acababan de ponerse de acuerdo.

Y cierto número, entre ellos, miembros de la comunidad, no sólo le discutían a Pablo sus puntos de vista sino que moralmente no reaccionaban contra el fermento del mal que estaba apoderándose de parte de la masa, como levadura ya corrompida.

El caso es de inmoralidad en grado escandaloso, y el juicio que sobre él daría cualquier cultura religiosa, no sólo la cristiana, es condenatorio. Si las relaciones morales en la familia se envenenan, toda la masa queda envenenada.

Por eso, Pablo, tras poner de manifiesto en sus palabras el sacrificio que le ha costado formar aquella comunidad, actúa con energía y rigor, primero, para tratar de resolver los problemas morales que la entenebrecen, y, además, para sacar de su debilidad espiritual a quienes se hicieron cristianos y no han profundizado todavía en el misterio de la nueva vida según Jesucristo.

Barramos de la vida, de nuestra vida, la levadura del mal en su nacimiento, no sea que nos corrompa toda la masa. El ideal paulino es claro y certero; pero su realización es difícil. Pidamos, pues, por la salud espiritual en la familia, en la sociedad, en la Iglesia.


3-14. La observancia del sábado

Fuente: Catholic.net
Autor: P . Clemente González

Reflexión:

Una de las actitudes que Jesús rechaza con más fuerza es la hipocresía. Es la actitud de la gente que quiere aparentar que son buenos, inteligentes o rectos, para luego comportarse al contrario de lo que profesan ser. Esta es la actitud de los escribas en este Evangelio. Jesús llama al hombre enfermo para hacer una obra buena en él. Los escribas quieren acusarle por curar en sábado, que estaba prohibido por la Ley de Moisés.

Jesús les pregunta si es lícito o no hacer el bien en sábado. Era obvia la respuesta, pero por querer acusar a Jesús, callan. Como si no supieran qué responder. Pero sí lo sabían, y aún así, callaron para no tragarse sus propias palabras de prohibición de la Ley. Para seguir aparentando que lo sabían todo, que aplicaban la ley al pie de la letra, que eran justos y no pecaban en su comportamiento. Pero sí pecaban en su corazón, lleno de soberbia e hipocresía. Eso era lo que más disgustaba a Jesús. Pero al mismo tiempo era lo que le daba más tristeza. Porque Jesús vino a salvar a todo el mundo. Tanto a los buenos como a los malos. Pero necesita nuestra colaboración, que nuestro corazón esté desprendido de nuestro egoísmo para que pueda acoger los criterios de Cristo, que es el amor, la generosidad, la donación personal, y sobretodo la humildad de corazón.


3-15.

Lunes, 6 de setiembre del 2004

Despójense de la vieja levadura,
porque Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 5, 1-8


Hermanos:

Es cosa pública que se cometen entre ustedes actos deshonestos, como no se encuentran ni siquiera entre los paganos, ¡a tal extremo que uno convive con la mujer de su padre! Y todavía se enorgullecen, en lugar de estar de duelo para que se expulse al que cometió esa acción!

En lo que a mí respecta, estando ausente con el cuerpo pero presente con el espíritu, ya lo he juzgado, como si yo mismo estuviera allí. Es necesario que ustedes y yo nos reunamos espiritualmente, en el nombre y con el poder de nuestro Señor Jesús, para que este hombre sea entregado a Satanás: así se perderá su carne, pero se salvará su espíritu en el Día del Señor.

¡No es como para gloriarse! ¿No saben que "un poco de levadura hace fermentar toda la masa"? Despójense de la vieja levadura, para ser una nueva masa, ya que ustedes mismos son como el pan sin levadura. Porque Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.

Celebremos, entonces, nuestra Pascua, no con la vieja levadura de la malicia y la perversidad, sino con los panes sin levadura de la pureza y la verdad.

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL 5, 5-7. 12

R. ¡Guíame, por tu justicia, Señor!


Tú no eres un Dios que ama la maldad;
ningún impío será tu huésped,
ni los orgullosos podrán resistir
delante de tu mirada. R.

Tú detestas a los que hacen el mal
y destruyes a los mentirosos.
¡Al hombre sanguinario y traicionero
lo abomina el Señor! R.

Así se alegrarán los que en ti se refugian
y siempre cantarán jubilosos;
Tú proteges a los que aman tu Nombre,
y ellos se llenarán de gozo. R.


EVANGELIO

Observaban a Jesús atentamente para ver si sanaba en sábado

a Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 6-11

Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si sanaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Peto Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y quédate de pie delante de todos». Él se levantó y permaneció de pie.

Luego les dijo: «Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?» y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: «Extiende tu mano». Él la extendió y su mano quedó sana.

Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.

Palabra del Señor.

Reflexión:

1Cor. 5, 1-8. Somos criaturas nuevas en Cristo. Los que hemos unido a Él nuestra vida por medio de la Fe y del Bautismo no podemos continuar viviendo bajo el signo del pecado; no podemos hacer convivir dentro de nosotros a Cristo y al Demonio. Aquel que pertenece a Cristo debe ser una levadura nueva, capaz de hacer fermentar la masa para convertirla en alimento bueno para todos. La Iglesia debe alimentar las ilusiones y esperanzas de salvación de toda la humanidad. Pero no podrá hacerlo si sólo se conforma con anunciar con los labios el Evangelio de Cristo mientras la vida de sus miembros continúa entregada a la realización del mal. Debemos ser un signo de Cristo resucitado. Hombres nuevos por la presencia del Espíritu de Dios en nosotros. Por eso cuando nos demos cuenta de que el mal comienza a adueñarse de nosotros hemos de iniciar de inmediato un proceso de conversión para volver al Señor con sinceridad, y no quedarnos en una hipocresía religiosa, dándole culto al Señor mientras nuestro corazón está lejos de Él. Al mismo tiempo hemos de preocuparnos constantemente por aquellos hermanos nuestros que se alejaron del Señor, para que su vida de fe sea sincera y no sean ocasión de que el Santo Nombre de Dios sea denigrado ante las naciones. Si somos de Cristo no vayamos tras la maldad sino tras el Espíritu de Dios, que nos conducirá a la Verdad plena y nos convertirá en testigos auténticos del amor y de la misericordia que Dios nos tiene a todos.

Sal. 5. Dios no ama la maldad, ni se deleita en la muerte. Él conoce hasta lo más profundo de nuestro corazón. A Él no se le ocultan nuestros pecados. Sin embargo Él no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y se salve. El que permanezca en el pecado, él mismo se está excluyendo de la misericordia que Dios nos ha manifestado en su Hijo Jesucristo. El que a pesar de sus grandes pecados sepa arrepentirse y se acoja a la Misericordia Divina será perdonado, y Dios le recibirá nuevamente como a hijo suyo. Amemos a Dios de corazón y no sólo con los labios. Hagamos nuestros su Vida y su Espíritu. Que Dios mismo nos haga criaturas nuevas, pues al perdonarnos quiere darnos un corazón nuevo y un Espíritu nuevo. Sólo a través de esa Salvación gratuita que Dios nos ofrece podremos en verdad tener a Dios por Padre. Sea Él bendito por siempre.

Lc. 6, 6-11. Pensar que sólo nosotros tenemos la razón nos puede hacer intolerantes y violentos. Muchas "guerras santas" se han desencadenado gracias a esas actitudes, para nosotros, nada cristianas. Hemos de saber dialogar con las personas de todo el mundo. Llevar la fe a los demás no es colonizarlos e imponerles nuestras ideas y costumbres. Jesucristo debe ser entregado como el que llega a las diversas culturas para llevarlas a su plenitud, partiendo de lo que cada uno es vive en su propio ambiente. Jamás podemos hacer el mal a los demás; jamás podemos condenarlos a muerte. El Señor no nos envió a condenar sino a salvar todo lo que se había perdido. Hay muchos a quienes les es imposible ponerse al servicio de los demás porque el egoísmo y el pecado los ha paralizado. ¿Terminaremos condenándolos y marginándolos? ¿No seremos capaces de procurarles el bien, ayudándoles para que tomen conciencia del amor que se hace servicio y se conviertan en colaboradores del bien en favor de todos? El Señor nos quiere no como una Iglesia cerrada sino como una Iglesia que se hace cercanía a todo hombre de buena voluntad, para ayudarle a encontrar en Cristo la plenitud de todas sus aspiraciones, la perfección en todos los niveles y la salvación que todos anhelamos.

El Señor no vino a pisotearnos, ni a destruirnos ni a condenarnos. Él nos amó hasta el extremo a pesar de nuestros grandes pecados. Él no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Jesús, el Hijo de Dios hecho uno de nosotros, entregó su vida para que nosotros fuéramos reconciliados con Dios y recibiéramos Vida eterna. Él continúa comunicándonos su vida. Lo hace de un modo especial mediante la Eucaristía, fuente de amor, de vida y de salvación para nosotros. Él nos quiere en camino, como signos de vida y no de muerte. Hay muchas cosas que nos han paralizado e impedido dar testimonio de la Vida nueva que hemos recibido de Él. Sin embargo Él no nos ha abandonado sino que se ha acercado a nosotros no sólo para remediar nuestros males corporales, sino para librarnos del pecado y de la muerte, de tal forma que en adelante seamos signos vivos de estos dones que hemos recibido de Dios.

Proclamar ante los demás lo misericordioso que el Señor ha sido para con nosotros, nos hace reconocer que muchas veces tal vez pudimos llegar a ser grandes pecadores, y que nuestro mal ejemplo, como una mala levadura, se pudo convertir en ocasión de escándalo para aquellos que nos rodean. Pero, amados por Dios, hemos sido objeto de su misericordia. Perdonados, no podemos continuar como esclavos de la maldad. No podemos ser hipócritas en nuestra profesión de fe. Si en verdad vivimos unidos a Dios debemos ser criaturas nuevas, debemos vivir libres de toda esclavitud a la maldad. Unidos a Cristo hemos de pasar haciendo el bien a todos. Así, la Iglesia de Cristo, será en el mundo un signo del amor misericordioso y liberador de Dios, que sana las heridas que el pecado, la marginación, el desprecio, la persecución injusta, la pobreza o la enfermedad han abierto en muchos hermanos nuestros. A ellos llegamos con el mismo amor y entrega de Cristo, no limitando el servicio de nuestro amor fraterno a algunos grupos, o a algunos días, pues no podemos darnos descanso mientras haya un sólo pecador que viva en peligro de perderse.

Roguémosle al Señor, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, que nos conceda la gracia de saber amar a nuestro prójimo buscando hacerle el bien siempre, hasta que, juntos, logremos participar eternamente de la Vida de Dios. Amén.

Homiliacatolica.com


3-16.

Reflexión

En nuestro mundo moderno, en donde las “agendas” van guiando el rumbo y el orden de nuestro día, se puede caer también en la tentación de PROGRAMAR la caridad. Jesús en este pasaje es criticado por sanar a un hombre en el día de reposo. Cuántas veces nosotros, en nuestras mismas familias, en nuestro trato con los hijos, con el esposo o la esposa, o con los padres, ponemos también esta excusa, para no servir, para no hacer la caridad. Es triste que esto suceda y que muchas veces la caridad tome el lugar de “cuando haya tiempo”, que el servicio a nuestros hermanos tenga que tomar también su turno, máxime cuando se refiere a una situación de apremio como puede ser la salud. Es triste que la esposa o los hijos tengan que “tener cita” para ser atendidos y escuchados. No dejes que tu agenda gobierne tu vida, sé tú, como Jesús, dueño de tu tiempo, especialmente en tu relación con tus seres queridos.

Que pases un día lleno del amor de Dios.

Como María, todo por Jesús y para Jesús

Pbro. Ernesto María Caro


3-17. 23ª Semana. Lunes

Otro sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y había allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Los escribas y los fariseos le observaban a ver si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero él conocía sus pensamientos, y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Entonces Jesús les dijo: Yo os pregunto: ¿Es lícito en sábado hacer el bien o hacer el mal, salvar la vida a un hombre o quitársela? Y mirando a su alrededor a todos ellos, dijo al hombre: Extiende tu mano. Lo hizo, y su mano quedó curada. Ellos se quedaron completamente ofuscados y discutían entre sí qué harían contra Jesús. (Lc 6, 6-11)

I. Jesús, la reacción de los escribas y fariseos ante tu curación en sábado me muestra la importancia de las disposiciones interiores para recibir tu gracia.

Ante tus milagros, la gente sencilla y humilde se maravillaba y decía: todo lo ha hecho bien [195]. Por el contrario, los escribas y fariseos se quedaron completamente ofuscados y discutían entre sí qué harían contra Jesús.

Tú les preguntas: ¿es lícito en sábado hacer el bien? Pero ellos no responden. No quieren hablar porque no quieren cambiar sus ideas equivocadas. Su soberbia les impide convertirse y entender el sentido de tus milagros. Y lo que debía ser una luz -pues tus milagros muestran que eres el Mesías- se convierte en una oscuridad aún mayor: se quedaron completamente ofuscados.

Lo más horrible de ese pecado es que, cuanto más domina al hombre, menos culpable se cree éste del mismo. En efecto, jamás el orgulloso querrá convencerse de que lo es, ni jamás reconocerá que no anda bien: todo cuanto hace y todo cuanto habla, está bien hecho y bien dicho [196].

Jesús, a veces me construyo mis propias interpretaciones: «esto no está tan mal»; «todo el mundo lo hace así»; «la culpa es del ambiente, o de los demás».

Y en vez de hablar -de explicar mis dificultades en la dirección espiritual- me quedo con mis ideas, con mis dudas o con mis excusas. De esta manera no lucho por mejorar; y cada vez me siento más a oscuras.

II. Me has pedido una sugerencia para vencer en tus batallas diarias, y te he contestado: al abrir tu alma, cuenta en primer lugar lo que querrías que se supiera. Así el diablo resulta siempre vencido.

-¡Abre tu alma con claridad y sencillez, de par en par para que entre -hasta el último rincón- el sol del Amor de Dios! [197].

Jesús, me has dado un gran medio para vencer en mis batallas diarias, en mi lucha por mejorar, por parecerme más a Ti. La dirección espiritual es el mejor modo de abrir mi alma, de ventilar esos pensamientos, intenciones y hechos que empezaban a perder la vibración propia de un hijo de Dios.

Jesús, Tú sigues realizando milagros, sigues enviando tu gracia. Pero no todos son capaces de aprovecharla. Los que están ofuscados por la soberbia y creen que no necesitan abrir su alma a nadie, cada vez se enredan más en sus propios defectos. Por el contrario, si tengo la sencillez de dejarme ayudar en la dirección espiritual, ¡qué claro es el camino, y qué abundante es tu gracia!

Jesús, ayúdame a ser sincero en la dirección espiritual, contando en primer lugar lo que me cuesta más explicar. Así el diablo resulta siempre vencido.

De la misma manera que al hombre de la mano seca le pediste que hiciera el esfuerzo de estirarla para quedar curado, a mí me pides el esfuerzo de contar lo que me cuesta para darme tu gracia. Lo hizo, y su mano quedó curada.

Ayúdame a ser valientemente sincero en la dirección espiritual y también yo recibiré la fortaleza que necesito para vencer en la lucha diaria contra mis defectos y pasiones.

[195] Mc 7, 37.
[196] Santo Cura de Ars, Sermón sobre el orgullo.
[197] Forja, 126.

Comentario realizado por Pablo Cardona.
Fuente: Una Cita con Dios, Tomo V, EUNSA


3-18. CLARETIANOS 2004

Queridos hermanos y hermanas,

La historia del encuentro “virtual” de Jesús con el centurión romano tiene varios vértices escandalosos: a) el centurión ha construido una sinagoga; b) los judíos de renombre son amigos suyos (o sea, colaboracionistas con el régimen de ocupación); c) no está muy clara la relación entre el centurión y su criado; d) en ningún momento el centurión se presenta a Jesús, se sirve de intermediarios: los dirigentes judíos y unos amigos.
La reacción de Jesús se desarrolla según un guión imprevisto y desconcertante, que rompe con el esquema habitual de los milagros: a) no entra en relación directa con el enfermo; b) accede a la petición de los dirigentes judíos y posteriormente a la de los amigos; c) alaba la fe del centurión, un no judío al que se le podía acusar de varias cosas.

Si la conducta de Jesús nunca nos sorprendiera, si Jesús no nos escandalizara alguna vez, ¿podríamos tener la certeza de estar ante el Jesús real?

Hoy, el “guión” de la Iglesia es demasiado previsible. Casi siempre se sabe de antemano lo que va a decir o a hacer en relación con los asuntos más debatidos en la sociedad. Hay poco espacio para la sorpresa. Sabemos bien cuál es la doctrina sobre la sexualidad, la economía, las relaciones humanas. Esta previsibilidad solemos interpretarla en clave de coherencia, pero ¿no será también resultado de la falta de verdadera fe?

Vuestro hermano en la fe:
Gonzalo Fernández, cmf. (gonzalo@claret.org)


3-19.