A DIOS

No pretendo comprenderte
Ni llegar a definirte;
Tan sólo aspiro a sentirte,
A admirarte y a quererte:
Quien vaya a Ti de otra suerte
Luchará con la impotencia,
Te busca la inteligencia
De lo infinito en el fondo,
Cuando estás en lo más hondo
y oculto de la conciencia.

Tú, Dios, formaste, al crear
Del universo el palacio,
Con un suspiro, el espacio,
Con una lágrima, el mar;
Y queriéndonos probar
Que quien te adora te alcanza.
Como señal de bonanza
Has dibujado en el cielo
La aurora, que es el consuelo,
Y el iris, que es la esperanza.

Tu purísimo esplendor
El universo colora,
Como el beso de la aurora
Los pétalos de la flor;
Y el tu soplo creador
En el caos se derrama,
El mismo caos se inflama,
Y entre nubes y arreboles,
Brotan estrellas y soles
Como chispas de la llama.

Así, cuando nada era,
A tu voz, jamás oída,
Tomó movimiento y vida
La naturaleza entera;
Surcó el río la pradera,
Dio la flor fragancia suma,
La luz disipó la bruma,
Y tu aliento soberano
La ola hinchó del Oceano
Y la coronó de espuma.

Mas con ser la suma esencia,
Es tu arrogancia, humildad,
Tu riqueza, caridad
Y tu justicia, clemencia;
Pues quiso tu omnipotencia
Las flores por incensario,
El monte por santuario,
Por águilas, golondrinas,
Por toda corona, espinas,
Por todo trono, el Calvario.

José Velarde