EL AÑO LITÚRGICO
TIEMPO ORDINARIO
HIMNOS FERIALES
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

 

Himnos feriales para Vísperas


Viernes


La brasa del amor ha enrojecido


Jesús habló de fuego y sangre (bautismo) cuando manifestó aquellos anhelos que le consumían por dentro (cf Lc 12,49-50). Así pues: En la divina brasa resplandece la cima del Calvario. El viernes, día en que murió el Señor, la Iglesia contempla a su esposo clavado en la cruz. (La Ordenación advierte: “A los viernes se les han asignados algunos salmo penitenciales o de Pasión”, OGLH 129).

Contemplamos a Jesús alzado (Jn 3,14). El Calvario, desde el horno del corazón de Cristo, es brasa. Esa brasa ha calcinado los pecados, mis pecados: Ceniza mis pecados en tu pecho. Jesús es la redención de cielo y tierra. El él el Padre nos mira perdonados; en él la creación entera ha sido reconciliada.
Las vísperas son lo que expresa la estrofa tercera de este himno: Acérquese la esposa en esta tarde / con el precioso frasco; / y aquí tu gratitud y amor derrama, / oh Iglesia que naciste del costado.

La santa Iglesia, que se reconoce toda ella esposa del Crucificado se acerca en esta oración a su Señor y agradece y canta a Jesús, su Salvador. Invitamos a que vengan todos, de oriente y occidente, a unirse a esta alabanza vespertina.


La brasa del amor ha enrojecido
la cima del Calvario;
es horno el corazón que amando expira,
ceniza los pecados expiados.

Ceniza mis pecados en tu pecho,
Jesús, en cruz alzado;
tus dulces ojos juntan cielo y tierra,
por ellos Dios nos mira perdonados,

Acérquese la esposa en esta tarde
con el precioso frasco;
y aquí tu gratitud y amor derrama,
oh Iglesia que naciste del costado.

De oriente y occidente convocados,
cantad, fieles cristianos,
y ascienda la alabanza vespertina
al árbol de la cruz con beso santo.

Honor a ti, oh Cristo redentor,
en tu precioso ocaso;
eternamente vive y reina,
en el amor del Padre coronado. Amén.


Barcelona, 18 octubre 2001