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EL AÑO LITÚRGICO |
Himnos feriales para Vísperas
Y él mismo, el Verbo de Dios, era la Palabra, oh Verbo que a nosotros descendías. Y esto era el pan de cada día que Jesús nos entregaba, Palabra de Dios comunicada en parábolas sencillas. Amablemente nos lo recuerda san Marcos: “Y les anunciaba la palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle” (Mc 4,33). Y cada tarde, al tiempo del reposo, Jesús podía bendecir al Padre, porque había sembrado el Evangelio, y él nos aseguró “que el grano brota y crece” (Mc 4,27), por la fuerza pujante que Dios ha puesto dentro: la vida brotará con fuerte espiga. Es lo que queremos contemplar en esta tarde. La cosecha de la semilla sembrada por Jesús ha llenado la tierra. Aquella siembra fue siembra bendecida. Jesús Resucitado sigue comunicando el Evangelio. Bien Podemos decir: la Voz Viviente sigue predicando; esta voz es la voz de los testigos, también la nuestra: testigos tuyos llevan la Noticia. Misterio de la Iglesia que prolonga la Palabra del Señor. El Espíritu de Jesús Resucitado nos asiste, porque el Espíritu Santo es el protagonista de la misión evangelizadora de la Iglesia (Redemptoris misio, III).
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