EL AÑO LITÚRGICO
TIEMPO ORDINARIO
HIMNOS FERIALES
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

 

Himnos feriales para Vísperas


Martes


El signo de la Cruz signa la tarde


El signo de la Cruz signa la tarde. El cristiano con la santa Cruz signa su cuerpo, signa sus acciones, signa su vida. Signemos con la santa Cruz, misterio vespertino, la tarde de este día que concluye. En realidad, al iniciar las Vísperas, hemos trazado la Cruz sobre nosotros mismos. Y de la Cruz la paz, sazón del día; de la Cruz, la acción de gracias, corona de la jornada. En esta actitud nos colocamos.

Y ahora recordamos: ¿Cómo era una tarde de Jesús? ¿Cómo era, Jesús, la tarde de tus ojos, después de un día consagrado al Reino, sintiendo que humano era el cansancio de tu cuerpo?

Si el Evangelio nos habla tantas veces de la oración de Jesús, la noche y la madrugada, el monte, el desierto, el lugar solitario..., estamos en el Evangelio cuando imaginamos la oración de la tarde de Jesús.

¿Cómo oraba? ¿Qué decía? Secretos del amor. Nos baste saber que oraba al Padre, y en él filialmente se perdía, y que orabas por nosotros, santo hermano, / a la hora vespertina.

Ahora en el cielo también intercede por nosotros, “siempre vivo para interceder” en nuestro favor (Hb 7,25).

En este ámbito está nuestra oración. Como oración cristiana es oración “en Cristo Jesús”.


El signo de la Cruz signa la tarde
y nos despide el día;
la paz de Cristo sea nuestro premio,
la acción de gracias nuestra melodía.

Peregrino Jesús de los caminos
que el fatigado pisa;
humano era el cansancio de tu cuerpo,
la tarde de tus ojos, humana y mía.

Y entonces avanzabas cielo adentro,
que adentro se escondía,
y a Dios, tu Padre, orabas como Hijo,
y él tu alma entera enternecía.

Orabas por nosotros, santo hermano,
a la hora vespertina,
y el Padre tus anhelos y los nuestros
vertidos en un cáliz recogía.

A ti te damos gracias, Jesucristo,
por tu plegaria oída;
oh, sigue intercediendo hasta el encuentro,
y en ti siempre jamás la gloria vivas. Amén.


Año 2001