EL AÑO LITÚRGICO
TIEMPO ORDINARIO
HIMNOS FERIALES
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

 

Himnos feriales para Laudes y Vísperas


Pórtico

 

En el gozo y la dulzura de la Liturgia de las Horas



Para centrarnos en el sentido genuino de los Laudes y las Vísperas, será bueno recordar lo que nos transmite la Ordenación General de la Liturgia de las Horas.

Guía de la Ordenación

Nos habla así la Ordenación general de la Liturgia de las Horas (OGLH), comenzando con una cita del Vaticano II:

"Los Laudes, como oración matutina, y las Vísperas, como oración vespertina, que, según la venerable tradición de toda la Iglesia, son el doble quicio sobre el que gira el Oficio cotidiano, se deben considerar y celebrar como las Horas principales” (Constitución sobre la sagrada Liturgia, 89, OGLH 37)..

“Los Laudes matutinos están dirigidos y ordenados a santificar la mañana, como salta a la vista en muchos de sus elementos. San Basilio expresa muy bien este carácter matinal con las siguientes palabras:

"Al comenzar el día oramos para que los primeros impulsos de la mente y del corazón sean para Dios, y no nos preocupemos de cosa alguna antes de habernos llenado de gozo con el pensamiento en Dios, según está escrito: "Me acordé del Señor y me llené de gozo" (Sal 76, 4), ni empleemos nuestro cuerpo en el trabajo antes de poner por obra lo que fue dicho: "Por la mañana escucharás mi voz, por la mañana te expongo mi causa, me acerco y te miro" (Sal. 5, 4-5)".

Esta Hora, que se tiene con la primera luz del día, trae, además, a la memoria el recuerdo de la resurrección del Señor Jesús que es la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (c£ Jn 1, 9) y "el sol de justicia" (Mat 4, 2), "que nace de lo alto" (Lc 1, 78). Así se comprende bien la advertencia de San Cipriano: "Se hará oración a la mañana para celebrar la Resurrección del Señor con la oración matutina” (OGLH 38).


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Sobre el sentido de las Vísperas continúa instruyéndonos la misma Ordenación General de la Liturgia de las Horas:

“Se celebran las Vísperas a la tarde, cuando ya declina el día, "en acción de gracias por cuanto se nos ha otorgado en la jornada y por cuanto hemos logrado realizar con acierto" (San Basilio). También hacernos memoria de la Redención por medio de la oración que elevamos "como el incienso en presencia del Señor", y en la cual "el alzar de las manos" es "oblación vespertina”. Lo cual "puede aplicarse también con mayor sentido sagrado a aquel verdadero sacrificio vespertino que el Divino Redentor instituyó precisamente en la tarde en -que cenaba con los Apóstoles, inaugurando así los sacrosantos misterios, y que ofreció al Padre en la tarde del día supremo, que representa la cumbre de los siglos, alzando sus manos por la salvación del mundo" (Casiano).

Y para orientarnos con la esperanza hacia la luz que no conoce ocaso, "oramos y suplicamos para que la luz retorne siempre a nosotros, pedimos -que venga Cristo a otorgarnos el don de la luz eterna". Precisamente en esta Hora concuerdan nuestras voces con las de las Iglesias orientales, al invocar "a la luz gozosa de la santa gloria del eterno Padre, Jesucristo bendito, llegados a la puerta del sol, viendo la luz encendida en la tarde, cantamos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo..."” (OGLH 39).


Composición de estos himnos

Desde esta pauta están compuestos estos himnos.

Los himnos matinales para Laudes evocan al creación del mundo (Génesis 1), muy en particular la creación de Adán y Eva, aluden a la tarea que Dios nos confía. Queremos empalmar también con esa anchurosa perspectiva que nos ha abierto el Concilio sobre el sentido del trabajo humano; en fin, queremos ver el día como un camino que Dios nos abre en el itinerario de nuestra fe.

Procuramos que sea siempre la Sagrada Escritura el fondo de nuestra inspiración, la Escritura orada directamente ante Jesús. No olvidáremos que la mañana es la hora radiante de la resurrección del Señor.

Por la tarde, en Vísperas, nos deleitamos en los misterios vespertinos del Señor y desde ahí tratamos de dar curso a los versos. Hora de acción de gracias, hora para acudir a Jesús cuando va a iniciar el misterio pascual en la santa Cena y en la Cruz.


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Como observa al punto el lector de poesías, estos himnos tienen la misma métrica para cada bloque: estrofas de cuatro endecasílabos en las composiciones de Laudes, endecasílabos con el segundo verso de siete sílabas en las composiciones de Vísperas. Para facilitar el canto en las comunidades, un mismo molde musical sirve para los himnos de Laudes y otro puede emplear en las de Vísperas.

Los himnos han sido musicalizados por Juan José Domingo, del Monasterio Cisterciense de San Isidoro de Dueñas, Palencia, España.

El Señor nos haga avanzar más y más en el gozo y la dulzura de la oración litúrgica.

Estella, 25 de octubre de 2001

fr. Rufino María Grández, capuchino