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EL AÑO LITÚRGICO |
Himnos feriales para Laudes y Vísperas En el gozo y la dulzura de la Liturgia de las Horas
"Al comenzar el día oramos para que los primeros impulsos de la mente y del corazón sean para Dios, y no nos preocupemos de cosa alguna antes de habernos llenado de gozo con el pensamiento en Dios, según está escrito: "Me acordé del Señor y me llené de gozo" (Sal 76, 4), ni empleemos nuestro cuerpo en el trabajo antes de poner por obra lo que fue dicho: "Por la mañana escucharás mi voz, por la mañana te expongo mi causa, me acerco y te miro" (Sal. 5, 4-5)". Esta Hora, que se tiene con la primera luz del día, trae, además, a la memoria el recuerdo de la resurrección del Señor Jesús que es la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (c£ Jn 1, 9) y "el sol de justicia" (Mat 4, 2), "que nace de lo alto" (Lc 1, 78). Así se comprende bien la advertencia de San Cipriano: "Se hará oración a la mañana para celebrar la Resurrección del Señor con la oración matutina” (OGLH 38).
Y para orientarnos con la esperanza hacia la luz que no conoce ocaso,
"oramos y suplicamos para que la luz retorne siempre a nosotros, pedimos
-que venga Cristo a otorgarnos el don de la luz eterna". Precisamente en
esta Hora concuerdan nuestras voces con las de las Iglesias orientales, al
invocar "a la luz gozosa de la santa gloria del eterno Padre,
Jesucristo bendito, llegados a la puerta del sol, viendo la luz encendida
en la tarde, cantamos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo..."” (OGLH
39). Los himnos matinales para Laudes evocan al creación del mundo (Génesis 1), muy en particular la creación de Adán y Eva, aluden a la tarea que Dios nos confía. Queremos empalmar también con esa anchurosa perspectiva que nos ha abierto el Concilio sobre el sentido del trabajo humano; en fin, queremos ver el día como un camino que Dios nos abre en el itinerario de nuestra fe. Procuramos que sea siempre la Sagrada Escritura el fondo de nuestra inspiración, la Escritura orada directamente ante Jesús. No olvidáremos que la mañana es la hora radiante de la resurrección del Señor. Por la tarde, en Vísperas, nos deleitamos en los misterios vespertinos del Señor y desde ahí tratamos de dar curso a los versos. Hora de acción de gracias, hora para acudir a Jesús cuando va a iniciar el misterio pascual en la santa Cena y en la Cruz.
Los himnos han sido musicalizados por Juan José Domingo, del Monasterio Cisterciense de San Isidoro de Dueñas, Palencia, España.
El Señor nos haga avanzar más y más en el gozo y la dulzura de la oración
litúrgica.
fr. Rufino María Grández, capuchino |