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EL AÑO LITÚRGICO |
Himnos feriales para Laudes
Un himno dedicado al Padre, que nos regala este día como don del cielo. Hay una división inexorable que late en el corazón del hombre: los humanos nos dividimos en buenos y malos, malos y buenos; ricos y pobres, pobres y ricos; justos y pecadores..., y así sucesivamente. También en tiempo de Jesús la cosa era de este modo. Entonces ¿el sol saldrá para los buenos, para los justos..., acaso para los ricos...; y los malos y los injustos y los pobres quedarán arrinconados en la penumbra? Si nosotros fuéramos dueños del sol, quizás sí. Pero el único dueño es nuestro Dios y Padre y él se compadece de todos, porque todos, sin excepción, tenemos necesidad de su amor gratuito. Queremos entrar en esta “filosofía”, mejor “teología”, de Jesús. Queremos ver, de par de mañana, cuando salga el sol, que Dios, Padre bueno, lo envía por igual para todos. Y esto queremos cantarlo como oración. En consecuencia queremos tener un corazón que imite los sentimientos de Dios. Él suelte las ataduras interiores que nos esclavizan y nos dé un corazón como él quiere que sea. Nos haga libres, puros, verdaderos, sencillos, sabios. Se lo pedimos al Padre, cantando al despertar el día.
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