EL EVANGELIO DE HOY
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Jesús, Buen Samaritano
Y el indeseable samaritano nos da la contestación: Mi prójimo es el necesitado. ¿Por qué Jesús, para pintar lo que no debemos hacer, toma un personaje del gremio sacro del Templo, un Levita? Y ¿por qué, segunda vez, para explicar lo mismo vuelve de nuevo a fijarse en este sector privilegiado y escoge a un Sacerdote…? La parábola es durísima. A propósito…, hablando no de la Parábola del Buen Samaritano, sino de los Teólogos y los Sencillos, decía el miércoles pasado (7 de julio de 2010), el Papa Benedicto XVI: “… ¡Que los teólogos puedan siempre ponerse a la escucha de esta fuente de la fe y conservar la humildad y la sencillez de los pequeños! Lo recordé hace unos meses diciendo: “Hay grandes doctos, grandes especialistas, grandes teólogos, maestros de fe, que nos han enseñado muchas cosas. Están versados en los detalles de la Sagrada Escritura... pero no han podido ver el propio misterio, el verdadero núcleo... ¡Lo esencial permanece escondido! En cambio, hay también en nuestro tiempo pequeños que han conocido este misterio. Pensemos en santa Bernardette Soubirous; en santa Teresa de Lisieux, con su nueva lectura 'no científica' de la Biblia, pero que entra en el corazón de la Sagrada Escritura" (Homilía. Misa con los Miembros de la Comisión Teológica Internacional, 1 de diciembre de 2009)” (Audiencia general del miércoles 7 de julio de 2010).
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