EL EVANGELIO DE HOY
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

 

  


Domingo
XIII ciclo C
Lc 9,51-62

 

Te seguiré fascinado
(Ofrenda espiritual)


En el monte de la Transfiguración aparecieron Moisés y Elías en gloria conversando con Jesús sobre su “éxodo, que él iba a completar en Jerusalén” (Lc 9,31). Decididamente Jesús va camino de su “éxodo”, que ahora es presentado como “la asunción” de Jesús (Lc 9,51). Este versículo marca una vertiente en la ruta de Jesús, que nos presenta el evangelista san Lucas: “Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén” (9,51).

Cruza Samaría; los samaritanos no quieren recibirle porque iba camino de Jerusalén. Pero Jesús, que lleva “paz, Evangelio y salud”, sigue su camino, porque ha puesto su rostro para ir a Jerusalén. Es el profeta enamorado.

Y en su camino van surgiendo vocaciones de discípulos. ¿Qué pide Jesús? ¿Qué me está pidiendo a mí, que también quiero ser discípulo sin condiciones? Jesús no puede pedir otra cosa que lo que pide el amor: todo, todo, todo. Pero él ha ido pro delante.

Este himno o cántico es una humilde ofrenda espiritual.


Estribillo
Te seguiré, fascinado,
mi Jesús, fascinador,
será el triunfo de tu amor,
yo el amador todo amado.

Estrofas
Ya nos vamos de camino
al éxodo de la cruz,
con la frente decidida,
los ojos llenos de luz.

Cruzaremos Samaría,
pidiendo albergue y quietud,
y dando de nuestra alforja
paz, Evangelio y salud.

Te seguiré, fascinado,
mi Jesús, fascinador,
será el triunfo de tu amor,
yo el amador todo amado.

Jerusalén nos espera,
quizás sin saberlo aún,
que por ser de los profetas
es la ciudad de Jesús.

Jerusalén, mi pasión
de mi infancia y juventud,
Jerusalén, la Escritura,
y el Padre, solicitud.

Te seguiré, fascinado,
mi Jesús, fascinador,
será el triunfo de tu amor,
yo el amador todo amado.

Te seguiré en la pobreza,
si mi riqueza eres tú,
si reposo en la oración
mi indigencia y mi inquietud.

Te seguiré en el despojo,
si tú eres mi plenitud,
si, habiendo perdido todo,
mi Dios es mi infinitud.

Te seguiré, fascinado,
mi Jesús, fascinador,
será el triunfo de tu amor,
yo el amador todo amado.

Te seguiré hasta la muerte,
con humilde gratitud,
si tu caricia es mi fuerza,
tu voluntad mi ataúd.

Te seguiré, vida mía,
en esta senda común,
y tú serás mi corona,
mi eterna beatitud.

Te seguiré, fascinado,
mi Jesús, fascinador,
será el triunfo de tu amor,
yo el amador todo amado.


Puebla, 24 junio 2010