Domingo
XXIX,
ciclo A
Mt 22,15-21
Si Jesús es mi tesoro
Canción para la Comunión
«Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mt
22,21). Así traduce el texto litúrgico la última frase del Evangelio de
hoy. Anota la Biblia oficial de la liturgia que esta sentencia ha sido
“interpretada de muchas formas a lo largo de la historia”.
Ese “y” que une o divide los dos miembros de la frase puede
ser un “y” copulativo, o disyuntivo, o adversativo... Jesús no es un
maestro didáctico y moralista, que dijera: “Vayamos por partes: lo que
corresponde al César y lo que corresponde a Dios”. Jesús es el Profeta
escatológico: “Al César lo que es del César (lo que vosotros mismos
acordáis...) ¡PERO a Dios lo que es de Dios! (que también el César está
supeditado a Dios)”. En este “pero” – aviso, advertencia, enunciado
profético – carga toda la fuerza del sentido.
La frase no se pronuncia frente al César; sí frente a Dios: ¡Dios!, Solo
Dios!, ¡Él es el Señor!
Desde esta perspectiva está construida esta rima como canto
de comunión.
Estribillo
Si Jesús es mi tesoro,
ya no es mi dios el dinero;
de nadie soy prisionero,
y solo al Señor adoro.
Estrofas
1. Solo Dios, el Uno y Trino,
en el mundo pasajero,
que amores está robando
y quiere súbditos ciegos.
Dios y yo, dos infinitos,
él la voz, y yo el eco:
el infinito increado
y el finito duradero.
2. Solo Dios, a él los ojos,
Señor de la tierra y cielo,
El que era y el que es,
y el que ha de venir muy luego.
Solo Dios, eterno Dios,
que da movimiento al tiempo,
el que me trajo a este mundo
con divino nacimiento.
3. Solo Dios, quien me besó
y me hizo barro y aliento,
y de regalo me dio
su historia y el firmamento.
Solo Dios, mi Dios amado,
lágrimas de nuestro encuentro
para contarnos amores,
vertidos en sacramento.
4. Solo Dios, aquí, Jesús,
en esta Pascua misterio,
mi soledad sin riberas,
mi plenitud y mi anhelo.
Solo Dios frente a mis labios
infinitamente hambrientos,
frente a mis ojos tendidos,
que, al mirar, están gimiendo.
5. Solo Jesús, que es la puerta
de todos mis pensamientos;
soy el que soy para ti
y en mi Yo tienes tu asiento.
Arrebátame contigo,
aunque me dejes sufriendo,
¡oh mi gemido vital,
que por ti lo voy tejiendo! Amén.
Puebla, 10 octubre 2011
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