EL EVANGELIO DE HOY
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

 


Domingo
XX ciclo A
Mt 15, 21-28 



Qué grande es tu fe, mujer

Cántico de comunión


La escena nos resulta encantadora, y habla por sí sola. (Un célebre proverbio francés, de origen desconocido, pero ya constatado en el siglo XIX, dice: Ce que femme veut, Dieu le veut: Lo que quiere una mujer, Dios lo quiere. Un proverbio al que no hay que dar un sentido malicioso, sino el sentido noble: la mujer tiene unos recursos para conseguir lo que quiere de verdad conseguir. Podemos entenderlo como un sumiso y grato homenaje a la mujer).

Esta mujer del Evangelio ha conseguido lo que quería. Jesús, de pronto, se hace el desentendido, pero está deseando satisfacer el anhelo de la mujer y concederle lo que ha pedido.

Con todo esto, los exegetas ven un sentido teológico de gran alcance. La mujer, en vida de Jesús, viene a ser como la primicia de las naciones. El suceso ocurre fuera de los límites de Israel. Es una mujer “cananea”. “Los cananeos eran los no judíos por antonomasia” (véase el comentario de la versión oficial de la Biblia para la liturgia). “Se adelanta así de alguna manera la misión universal que Jesús ordenará a sus discípulos después de Pascua (Mt 28,19)”.



Estribillo

¡Qué grande es tu fe, mujer,
que en tu pecho Dios sembró,
y cuánto me gozo yo
de verla así florecer!


Estrofas

1. Don para todas las gentes
es la fe que Dios regala,
y a toda nación iguala
haciendo hijos creyentes.
Y una mujer se adelanta,
primicia de las naciones,
que el amor tiene razones
y halla voz en la garganta.

2. Tienes, razón, mi Señor,
si quieres no hacerme caso,
mas no pido pan ni vaso,
indigna de tanto honor.
Yo pido solo migajas
que se echan a los perritos,
pido tus ojos benditos,
que me mires, si te abajas.

3. ¡Qué palabras cual saeta
que llega a mi corazón!:
soy tu banquete, dispón
y queda de Dios repleta.
Llégate a mi intimidad,
que pronto la has percibido,
y no salgas de este nido,
que es tu casa de verdad.

4. Y la fe la hizo feliz
y vio cumplido el deseo;
yo contemplo y saboreo
y quiero ser su aprendiz.
Sin retorno en ti confío,
Jesús, por ser tú quien eres,
tú colmas todos los seres,
cólmame el anhelo mío. Amén.


Puebla, 10 agosto 2011