Domingo
XVII
ciclo A
Mt 13,44-52
Tesoro escondido
Cántico de comunión
Para escribir este “cántico de comunión” (con verso ligero, poema
construido con ritmo fluido de seis sílabas) nos remitimos a la homilía
entregada en “Las hermosas palabras del Señor” (mercabá.org).
¿Cuál es el tesoro escondido, del que habla
Jesús, “tesoro escondido”, leit-motiv del poema? Es el Evangelio; es
Jesús mismo. Hacemos pues unas variaciones sobre este punto central.
Evocamos aquel texto de san Pablo: “Leedlo y veréis cómo comprendo yo el
misterio de Cristo, que no había sido manifestado a los hombres en otros
tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos
apóstoles y profetas...” (Ef 3,4-5). Estos “profetas”, aquí mencionados,
son los profetas del Nuevo Testamento.
El pasaje hace eco a aquellas palabras del
Evangelio: “Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros
oídos porque oyen. En verdad os digo que muchos profetas y justos
(“profetas y reyes” Lc 10,24) desearon ver lo que veis y no lo oyeron, y
oí lo que oís y no lo oyeron” (Mt 13,16-17)
Estribillo
Tesoro escondido
en la Eucaristía,
aquí noche y día
presencia y latido.
Estrofas
1. Divino Evangelio,
tesoro escondido,
los cielos y tierra
jamás fueros dignos
de oír tal noticia,
de ver tal prodigio:
Jesús lo ha anunciado:
yo lo he recibido.
2. El Verbo del Padre
tesoro escondido,
no cabe en el cosmos
y cabe en mí mismo.
Muy dentro del alma
de mí lo más mío,
plantó su morada
y habita conmigo.
3. Dios es su Palabra,
tesoro escondido;
profetas y reyes,
por Dios bendecidos,
no vieron ni oyeron;
yo sí lo he oído,
que Dios en Jesús
Dios carne se hizo.
4. La Virgen purísima
lo lleva consigno;
lo cree y lo adora,
tesoro escondido.
María nos marca
lo que es el camino:
la fe y obediencia
y afecto purísimo.
5. Él vive, él está,
tesoro escondido,
y llena la tierra,
yo soy su testigo.
Jesús es el cielo,
que al suelo ha venido,
yo soy su discípulo
y yo lo predico.
6. Jesús, mi Jesús,
mi Dios escondido,
Jesús proclamado
a todos los siglos.
A ti me consagro,
pues tú lo has querido;
tu gracia me basta:
guárdame contigo. Amén.
Puebla, 22 julio 2011
(Santa María Magdalena).
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