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Domingo
VII
ciclo A
Mt 5,38-48
El sol radiante no sabe
Cántico de comunión
Las seis antítesis entre “Habéis oído que se dijo” y “Pero yo os digo”
se coronan con esta sentencia del Maestro: “Sed perfectos, como vuestro
Padre celestial es perfecto”.
Al final, Jesús, el Consumador de la
Alianza, nos lleva hasta el Padre: Solo el Padre es vuestra perfección,
el área de vuestra vida.
No hacían falta añadir preceptos más
perfectos a los preceptos de la Ley de Moisés, que no habían hecho sin
perfeccionar lo antiguo. Hacía falta llegar a la Encarnación, y de la
Encarnación volver al origen de todo, de donde todo vino: el corazón del
Padre.. En ese corazón comienza y termina el Evangelio.
Y Jesús lo ha hecho. ¡A ti, Jesús, la
gloria! ¡A ti el amor!
El sol radiante no sabe
quién es malo, quién es bueno:
Dios Padre desde su seno
es de todos Padre suave.
Ojo por ojo en la injuria,
quedaremos todos ciegos;
diente por diente en la ofensa,
y sin dientes quedaremos;
y pecado por pecado,
más pecadores seremos.
¡Oh Jesús, misericordia,
en este gran desconsuelo!
El sol radiante no sabe
quién es malo, quién es bueno:
Dios Padre desde su seno
es de todos Padre suave.
Mi corazón tan herido
en su raíz muy adentro,
siente el pecado bramar,
que en mí siento el mundo enfermo.
Soy pecador en lo oscuro,
por eso soy justiciero.
¡Oh Jesús, mi santidad,
tú conoces mi deseo!
El sol radiante no sabe
quién es malo, quién es bueno:
Dios Padre desde su seno
es de todos Padre suave.
No odiarás al enemigo,
le darás perdón sincero,
lo amarás como en la cruz
yo amaba por ti muriendo.
El amor es el milagro,
primicia del mundo nuevo.
¡Amador a lo imposible,
abre, Jesús, tu secreto!
El sol radiante no sabe
quién es malo, quién es bueno:
Dios Padre desde su seno
es de todos Padre suave.
Oh Padre, mi perfección,
tu corazón yo lo quiero,
y todo tu corazón
como mi solo modelo.
Tu corazón, Padre mío,
fue en Jesús el Evangelio;
¡y es mi vida por tu gracia,
Padre…, Padre…, Padre bueno!
14 febrero 2011
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