EL EVANGELIO DE HOY
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

 

  


Domingo
V ciclo A
Mt 5,13-16

 

La Sal y la Luz

Soliloquio de comunión


Al escuchar las palabras de Jesús “Vosotros sois la Sal de la Tierra; vosotros sois la Luz del Mundo”, espontáneamente pensamos en los Apóstoles, y en los sucesores de los Apóstoles, que son los Obispos, y en los colaboradores…, que son los Sacerdotes. (En España hay una revista, titulada “Sal Terrae”, que va a cumplir cien años – 1912 – y que ha servido grandemente en la “formación del clero”).

Es bueno pensar así, pero sin quitar el sentido original que tiene la frase. Jesús se dirige a sus discípulos, a aquellas gentes sencillas y humildes de Palestina.

Yo soy sal de la tierra y luz del mundo, no porque un día recibí la ordenación sagrada – o porque tuve la oportunidad de realizar estudios eclesiásticos superiores – sino porque un día fui bautizado. Nuestra fe es la luz del mundo, y esa luz debemos esparcirla en nuestro alrededor.

Yo soy luz del mundo, por contagio de Jesús, el cual dijo: “Yo soy la Luz del Mundo” (Jn 8,12).

Yo soy sal de la tierra, porque Jesús me ha contagiado de su divinidad.


1. Sal de la tierra, Señor,
yo soy porque tú lo eres,
porque contagias y quieres
que contigo dé sabor.

2. Sal que, al salar, purifica
y evita la corrupción,
y pone en el corazón
la gracia que santifica.

3. Y también, Jesús, me atrevo
a decirte que soy luz,
si yo me ciño a tu cruz
y en tus palabras me abrevo.

4. Suave luz en el sendero,
seguridad en la duda,
y paz a quien a mí acuda…,
como hermano y compañero.

5. Tú, Jesús, lo estás diciendo,
y yo lo quiero escuchar,
al tiempo que de tu altar
tú me envías bendiciendo.

6. Salgo humilde y decidido,
con una mirada nueva
para ir donde me lleva
la misión que he recibido.

7. Luz del mundo quiero ser,
aunque sea en una aldea;
que se entere el que me vea.
que Cristo es la luz de ver.

8. Somos hijos de la luz,
regalo de cada día:
mi luz es la Eucaristía,
¡oh Jesús…!, mi gratitud. Amén.


Puebla, 1 febrero 2011.