EL EVANGELIO DE HOY P. Rufino Mª Grández, ofmcap.
|
¿Quién decís que soy yo?
No se conoce a Dios mediante una prueba razón, sino, aun dentro de esa prueba, mediante un tránsito de amor. El mismo conocimiento intelectual es una acción unitiva y amorosa. No vale el criterio de: Primero conocer, luego amar. Tratándose de Dios, sólo conoce quien ama, y el conocimiento es simultáneo al amor, y el amor intrínseco al conocimiento. El cristiano es uno que ha conocido a Dios, mejor: uno que ha sido conocido por Dios: “Solamente a vosotros conocí de todas las familias de la tierra” (Am 3,2). He sido conocido, he sido llamado, he sido amado: “Judas, siervo de Jesucristo, hermano de Santiago, a los que han sido llamados, amados de Dios Padre y guardados para Jesucristo” (Jds 1). Pablo dirá en Gálatas: “En otro tiempo, cuando no conocíais a Dios, servíais a los que en realidad no son dioses. Mas, ahora que habéis conocido a Dios, o mejor, que él os ha conocido…” (Ga 4,8-9). En el Cántico nos referimos al texto del Evangelio de hoy, según san Marcos, pero también evocamos la misma escena en Mateo, cuando oímos a Jesús: “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mt 16,17).
Una pregunta de Dios
1. Dichoso tú, Simón Pedro, |