EL EVANGELIO DE HOY
Domingo 23º - Ciclo B

P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

 

  

Effetá

(Mc 7,31-37)

Cántico de comunión


Un relato bautismal que lo meditamos en el sacramento de la Eucaristía. “Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: - «Effetá», esto es: «Ábrete.» Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: - «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»

Trasladamos esta vivencia a la comunión. Cuando decimos “Cántico de comunión”, no porfiamos porque la temática interna de la letra sea específicamente eucarística. Un Canto de comunión es un canto que “cuadra con el momento de la sagrada Comunión”. Tal es el estilo de las antífonas para la Comunión, que son dos, a elegir: un texto bíblico del Salterio, o un texto del Nuevo Testamento. En este domingo XXIII: “Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; tiene sed de Dios, del Dios vivo” (Sal 41,2-3); o bien: “Yo soy la luz del mundo – dice el Señor -. El que me sigue no camina en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12).Y meditar en la Comunión sobre el Evangelio proclamado siempre es hermoso y adecuado. En este caso, un canto sobre el Evangelio del día fácilmente se convierte en Canto de Comunión. Este Evangelio de hoy, que fue acontecimiento en mi bautismo, lo personalizo y “lo comulgo”, actualizado por la fuerza de Dios, cuando suplico piadosamente: “Y aquí, dentro del pecho, yo te adoro y te escucho…”


Estribillo

Se rompió la sordera:
“Effetá” que me dijo,
y al sentir su saliva
la Palabra se hizo.
Era el día primero
de mi nombre y Bautismo.


Estrofas


1. Hace oír a los sordos
y hace hablar a los mudos;
él nos da la alabanza,
la alegría y el culto.
Ha llegado el Mesías
habitante del mundo,
la divina presencia,
mi presente y futuro

2. Y mi Dios sacramento
en su amor me introdujo:
me sacó de la turba:
“Hijo mío te curo.
Pero quede en silencio
y que el don sea tuyo
Hijo mío, este amor
busca el bien sin murmullo”.

3. Pero el alma me pide
no acallar ese triunfo,
y en las plazas pregono
y tus gestos yo anuncio.
¡Oh Jesús, humildad,
Evangelio profundo,
Hijo amado del Padre
yo declaro y pronuncio!

4. Y aquí, dentro del pecho,
yo te adoro y te escucho:
eres tú intimidad,
mi secreto y mi arrullo,
mi exquisita dulzura
y mi gozo más puro:
eres Alfa y Omega,
el Primero y el Último. Amén.