Domingo
VI,
ciclo B
Mc 1,40-45
Si quieres, puedes limpiarme
Soliloquio de Comunión
Meditamos un solo versículo del Evangelio: “Si quieres, puedes
limpiarme” (Mc 1,40). Entre el querer y el poder hay infinita distancia,
pero el amor de Dios la salva y Jesús, que es el anillo del amor que une
cielo y tierra, unió poder y querer. En su corazón, y en sus labios
fueron un mismo ser. Jesús dijo: “Sí, quiero”, y el todo enfermo quedó
todo limpio.
Estribillo
Entre el querer y el poder
hay infinita distancia,
y el amor en abundancia
los juntó en el mismo ser.
Estrofas
1. Soy un leproso, mi Dios,
que quiero mas yo no puedo,
y un milagro de tu amor
necesito y es mi ruego.
Si quieres, puedes limpiarme,
como el leproso confieso,
y estoy mirando a tus ojos
que me digan: Sí, lo quiero.
2. Mi vida es tu voluntad,
tu querer es mi deseo;
tu voz, oculta en el alma,
con gratitud yo la acepto.
Cuanto has pensado de mí
dímelo, que es mi proyecto;
que sea tu corazón
mi divino semillero.
3. Ante tus ojos me he visto
en mis raíces enfermo;
las opiniones ajenas
no me dan paz ni consuelo.
Porque eres tú mi verdad,
mi nuevo descubrimiento,
lo más mío de mí mismo,
en la tierra luz del cielo.
4. Y aunque soy un pecador,
y aunque leproso me veo,
me reconozco agraciado,
colmado de amor inmenso.
Soy feliz cuando te miro
y me abandono y espero,
Jesús, perenne milagro,
y siempre mi canto bello.
5. Jesús, misterio pascual,
yo cantaré tu Evangelio,
palabra que a mí me das
al sentirte sacramento.
Soy contigo, mi Señor,
digno de tu santo cuerpo,
que todo lo purificas
con tu abrazo puro y tierno. Amén.
Puebla, de los Ángeles, 9 febrero 2012
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