P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM





9 de octubre
 

Beato John Henry Newman
(beatificado por Benedicto XVI
el 19 de septiembre de 2010 en Gran Bretaña)


John Henry Newman (1801-1890) es uno de esos espíritus selectos, que dan tono allí donde viven. Así era él, en la época de su fe anglicana y luego, cuando “se convirtió” – esta es la palabra – a la Iglesia de Roma. Espíritu dotado de talento, de palabra y de arte, empalma con todos los que en la Iglesia prestan un servicio al Evangelio en esa órbita, siempre activa, de cultura y actualidad.

Nacido en el seno de una familia anglicana en Londres, enfiló su vida hacia el estudio y la vida eclesiástica. A los 15 años (1816) tuvo un toque especial de gracia, que él llama su primera conversión. Empezó a comprender lo que iba a ser una directriz de toda su vida: la fe requiere el dogma. Su mente se orientaba por caminos distintos del liberalismo reinante. Recibió la ordenación de ministro anglicano (1824) y ejerció con celo su ministerio. Fue uno de los iniciadores del Movimiento de Oxford, que quería purificar el anglicanismo con una confrontación con la Iglesia primitiva.

El estudio de los Padres de la iglesia le llevó poco a poco a la Iglesia Católica (1843), en la que fue recibido oficialmente en 1845; dos años después era ordenado sacerdote en Roma (1847). En toda su trayectoria de hombre de fe y de Iglesia sufrió no poco. Escribió a este respecto Apologia pro vita sua: Historia de mis ideas religiosas (1864). También en el seno de la Iglesia Católica padeció sospechas e incomprensiones.
Perteneció a la Congregación del Oratorio, de san Felipe Neri, que fomenta un espiritualidad tan humanista y fragante, al contacto con la Escritura.

Ya muy anciano, a sus 88 años, el Papa León XIII lo hizo Cardenal. En su escudo grabó este lema: Cor ad cor loquitur. Es célebre la manifestación que entonces, una vez más, hizo contra el liberalismo, corrosivo de la fe.

Joseph Ratzinger como teólogo se encontró profundamente identificado con el espíritu de Newman, tan actual de cara al ecumenismo, y en 1990 escribió el Prefacio para la edición de Apologia por vita sua. Hoy tiene el inmenso gozo pastoral de proponerlo a la Iglesia como Beato John Henry Newman.

Algo de este espíritu es lo que pretendemos recoger en este himno.

La memoria del nuevo beato ha sido asignada para el 9 de octubre.


Verdad divina, luz del corazón,
que marca con los dogmas nuestros pasos;
la ruta quedó abierta por el Verbo,
presencia y fe, y con ellas caminamos.

John Newman, buscador con humildad
y al encontrar, testigo apasionado,
la santa Tradición abrió tus ojos,
y en ella te encontraste fiel romano.

Hermosa Tradición del Evangelio,
que entrega vida, norma y Pan sagrado;
católica, viviente y misionera,
ayer y hoy de Dios, que se hizo hermano.

La Iglesia es nuestra Madre verdadera,
Esposa del Cordero Inmaculado:
y goza con sus hijos, con nosotros,
contigo, cardenal del pueblo santo.

De corazón a corazón se dice
aquello que creemos y que amamos,
de corazón a corazón tú fuiste
discípulo y maestro enamorado.

¡Honor al Buen Pastor que nos reúne
con Pedro que le tiene su cayado;
en Cristo sea nuestra comunión,
y la unidad amor sacramentado! Amén


Puebla, 9 septiembre 2010


 

Beato John Henry Newman


La verdad me ha enamorado
(Canto de adoración meditativa
ante la Eucaristía)


Escribimos este canto de adoración al eco de las palabras que su Santidad Benedicto XVI ha dirigido al iniciar la vigilia de oración en el Hyde Park, en el corazón de Londres, el 18 de septiembre, ante una asamblea de unas 80.000 personas.

“Nos hemos reunido aquí en esta vigilia de oración para preparar la Misa de mañana, durante la que un gran hijo de esta nación, el cardenal John Henry Newman, será declarado beato. Cuántas personas han anhelado este momento, en Inglaterra y en todo el mundo [yo entre ellas].

… Newman nos recuerda que, como hombres y mujeres a imagen y semejanza de Dios, fuimos creados para conocer la verdad, y encontrar en esta verdad nuestra libertad última y el cumplimiento de nuestras aspiraciones humanas más profundas. En una palabra, estamos destinados a conocer a Cristo, que es "el camino, y la verdad, y la vida" (Jn 14,6).

… En nuestro tiempo, el precio que hay que pagar por la fidelidad al Evangelio ya no es ser ahorcado, descoyuntado y descuartizado, pero a menudo implica ser excluido, ridiculizado o parodiado.

… En una de las meditaciones más queridas del Cardenal se dice: "Dios me ha creado para una misión concreta. Me ha confiado una tarea que no ha encomendado a otro" (Meditaciones sobre la doctrina cristiana).

… Cada uno de nosotros tiene una misión, cada uno de nosotros está llamado a cambiar el mundo…

… Queridos jóvenes amigos: sólo Jesús conoce la "misión concreta" que piensa para vosotros”.


1. La verdad me ha enamorado,
y me ha envuelto en su belleza,
en Dios termina y empieza,
y es su secreto inviolado.

2. La verdad es nuestra ruta,
camino de la montaña,
y, ¡Jesús!, tú eres su entraña,
y mi amor es quien escruta.

3. La verdad es santidad
pues todo lo purifica,
todo orgullo sacrifica
en aras de una amistad.

4. Ella mora en la conciencia
del hombre puro y sincero,
del humilde verdadero
que nunca quiso apariencia.

5. La verdad es lo que es,
a medida de quien busca;
es luz de Dios mas no ofusca
al sencillo y al cortés.

6. La verdad es mi camino
y nunca lo dejaré;
mas ¿qué diré si es la fe
de un sacramento infinito?

7. Yo acepto la Eucaristía
como verdad que yo adoro,
y a ti, mi Jesús, imploro:
¡Entra, y sé mi alegría!


Puebla, 18 de septiembre de 2010