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Santos Miguel,
Gabriel y Rafael
San Miguel Arcángel está unido al Apocalipsis de San Juan: “Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón” (Ap 12,7). Gabriel es el ángel de la Anunciación: “Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María” (Lc 1,26-27). Y el ángel Rafael es el ángel que acompaña a Tobías: “Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la Gloria del Señor” (Tob 12,7). En la reforma del Calendario litúrgico (1969) se unifican las tres fiestas en un día, o, más exactamente, “al culto de S. Miguel se junta el culto de S. Gabriel y de S. Rafael” (Calendarium, p. 140). Este himno está construido sobre dos supuestos: - El primero: todo lo que nosotros conocemos de los ángeles, lo conocemos únicamente desde Cristo y en función de Cristo. Es decir, para el cristiano los ángeles no tienen una sorprendente historia “a se”, autónoma, separada de Cristo. - Y segundo: la raíz de la revelación de Cristo es su santa resurrección. “Has de ver cosas mayores. Y le añadió: En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre” (Jn 1,50-51).
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