P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM

 





13 de septiembre

 

San Juan Crisóstomo
obispo y doctor de la Iglesia
349-407


Este himno está compuesto al eco de una homilía antes del destierro (oficio de lectura) y de las catequesis de Benedicto XVI sobre san Juan Crisóstomo (19 y 26 de septiembre de 2007), cuando se celebraba el decimosexto centenario de la muerte del santo doctor (349-407).

Nació en la actual Turquía, en Antakaya (Antioquía de Siria, al sur de Turquía) en torno al 349; fue bautizado en el 368. “Se retiró durante cuatro años entre los eremitas del cercano monte Silpio. Prosiguió aquel retiro otros dos años, durante los cuales vivió solo en una caverna bajo la guía de un "anciano". En ese período se dedicó totalmente a meditar "las leyes de Cristo", los evangelios y especialmente las cartas de Pablo. Al enfermarse y ante la imposibilidad de curarse por sí mismo, tuvo que regresar a la comunidad cristiana de Antioquía”.

“Y aquí se realiza el giro decisivo de la historia de su vocación: pastor de almas a tiempo completo. La intimidad con la palabra de Dios, cultivada durante los años de la vida eremítica, había madurado en él la urgencia irresistible de predicar el Evangelio, de dar a los demás lo que él había recibido en los años de meditación. El ideal misionero lo impulsó así, alma de fuego, a la solicitud pastoral”.

En el año 381 es ordenado Diácono y en el 386 Presbítero, y en el 397 Obispo de Constantinopla, Capital del Imperio en Oriente. Nos quedan de él más de 700 homilías auténticas, 18 tratados, y comentarios a Romanos, Corintios, Efesio, Hebreos y 241 cartas. Sufrió dos destierros, y murió en el destierro, en el Ponto.

Al meditar en las obras de Dios en los días de la creación (nos recuerda Benedicto XVI) nos presenta cuatro estancias de la presencia de Dios: 1. La creación, “subida” desde la belleza hasta el Creador; 2. La Escritura “descenso” (bajada, synkatábasis) de Dios a su criatura; 3. La Encarnación, habitación de Dios entre nosotros; 4. El Espíritu Santo, principio vital y dinámico de la vida de la Iglesia cuando Jesús se fue.

Fue un gran predicador de exigencias sociales, y murió dejando su último testamento: ¡Gloria a Dios en todo! Con estos sentimientos cantamos.


1. Este es mi báculo firme,
mi total seguridad,
el códice que predico
Cristo, mi roca y verdad.

2. La Escritura es la respuesta
a cualquier humano afán;
se hará Palabra de vida
si es obra de caridad.

3. La creación es la escala,
que nos sube hasta el umbral,
y en la Escritura desciende
Quien marca su voluntad.

4. La Encarnación es la entrada
Del Hijo en su propio hogar;
y el Espíritu corona
cuanto Dios quiere plasmar.

5. Predicador catequista
de la fuente bautismal,
la divina Eucaristía
se hacía entrega social.

6. En doloroso destierro
fuiste lazo de unidad,
pastor que nunca dejaste
de orar, sufrir y de amar.

7. ¡Gloria a Dios sea en todo
en tiempo y eternidad,
y alabe la santa Iglesia
a su Esposo celestial! Amén.


13 septiembre 2011.