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Bernardo es el amor y la dulzura
Pío XII recogió la figura y la espiritualidad de san Bernardo en la carta encíclica Doctor melifluus, escrita con motivo del VIII centenario de la muerte del santo. Bernardo es el amor y a dulzura, es el doctor melifluo. “Jesús es miel en la boca, melodía en el oído, júbilo en el corazón”. Bernardo ha comentado para sus monjes el Cantar de los cantares en los célebres sermones Super cantica. Allí ha fomentado una espiritualidad fuertemente esponsal: “…Es abrazo. Abrazo ciertamente, cuando un mismo querer y no querer hace de dos espíritus uno… El amor abunda para sí… Por eso, el que ama, ama; y no sabe otra cosa”. La piedad mariana es, como se sabe, nota destacadísima en san Bernardo. De él es esta frase: “Nada quiso darnos Dios que no pasase por manos de María”. Y así lo recoge el himno. María es la estrella: “Mira a la estrella, invoca a María”. Al mismo tiempo Bernardo, que en Claraval ha iniciado un movimiento nuevo en la irradiación benedictina, es un predicador de la cruzada. En fin, cuando el himno va avanzando nos volvemos al recogimiento de una trapa hoy: ¡Oh fuerza del silencio y de la gloria, que el humilde comparte arrodillado…! Así hemos visto al humilde hermano arrodillado en la trapa de La Oliva (Navarra), y así queremos evocar el fecundo carisma del trapense en nuestros días.
Bernardo es el amor y la dulzura
Rufino María Grández, capuchino (letra) – Fidel Aizpurúa, capuchino (música), Himnos para el Señor. Editorial Regina, Barcelona, 1983, pp. 214-217.
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