Santo Domingo de Guzmán
8 de agosto
¿Quién es Domingo de Guzmán? Un hombre del Evangelio, un pobre de Jesús,
un predicador de la Buena Noticia. Largo silencio en la frente. “Raramente
hablaba, a no ser con Dios, en la oración, o de Dios, y esto mismo
aconsejaba a sus hermanos” (Oficio de lectura).
El profundo espíritu de contemplación, su
ardiente amor a la Palabra, su pobreza mendicante, con el deseo
incontenible de llevar el Evangelio a los hombres: he ahí el carisma de
santo Domingo de Guzmán que se ha querido recoger en las tres primeras
estrofas del himno. “Con frecuencia exhortaba a los religiosos de la
mencionada Orden a que estudiaran constantemente el nuevo y el antiguo
Testamento. Llevaba siempre consigo el Evangelio de san Mateo y las cartas
de san Pablo” (Oficio de lectura).
Pedimos en las estrofas siguientes el
espíritu de santo Domingo para su Orden y para la Iglesia, y recordamos el
dicho dominicano: Contemplari, et contemplata aliis tradere.
Los Hermanos Menores honran con particular
devoción a santo Domingo, a quien llaman “Padre santo Domingo”
(Sobre las relaciones entre santo Domingo y san Francisco escribió el
primer biógrafo de la Orden, Fray Tomás de Celano, Vita II, 148-150).
1. Un hombre del Evangelio
camina con Jesucristo;
largo silencio en la frente
y fe de contemplativo.
2. Sin tacha para el mensaje,
sin plata para el camino;
nacido de la Palabra,
siervo y apóstol Domingo.
3. La brasa de la verdad
tocó sus labios contritos;
y el Verbo que lleva al hombre
junto al Padre lo ha aprendido.
4. Que brille la ciencia santa
con fuego de amor divino;
sea la contemplación
lluvia que se vuelve río.
5. Sea la alegre pobreza
mesa de hermanos unidos;
sea la fraternidad
posada de peregrinos.
6. ¡A ti, Cristo, nos llegamos,
oh Cristo, te bendecimos!:
mientras tú seas el Fiel,
tu Iglesia tendrá testigos. Amén.
RUFINO MARÍA GRÁNDEZ, capuchino (letra) –
FIDEL AIZPURÚA, capuchino (música), Himnos para el Señor. Editorial
Regina, Barcelona, 1983, pp. 197-200.
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