P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM


 


19 de marzo

San José

José bendito, flor de los varones


San José, primero de todos los santos, el santo más querido de todos. El Papa Beato Juan XXIII quiso que este nombre se introdujera en el Canon Romano antes del recuerdo de San Pedro y San Pablo. Luego el Siervo de Dios Juan Pablo II escribió la Exhortación Apostólica, Redemptoris Custos “sobre la figura y la misión de San José en la vida de Cristo y de la iglesia” (15 agosto 1989), conmemorando el centenario de la encíclica “Quamquam pluries” (15 agosto 1889) del Papa León XIII.

León XIII fue un gran propagador de la devoción a San José, en quien veía una protección especial para la Iglesia. En aquel tiempo florecieron muchas instituciones en honor de San José. De la encíclica citada son estas palabras: “Es una práctica saludable y verdaderamente laudable, ya establecida en algunos países, consagrar el mes de marzo al honor del santo Patriarca por medio de diarios ejercicios de piedad. Donde esta costumbre no sea fácil de establecer, es al menos deseable, que antes del día de fiesta, en la iglesia principal de cada parroquia, se celebre un triduo de oración. En aquellas tierras donde el 19 de marzo —fiesta de San José— no es una festividad obligatoria, Nos exhortamos a los fieles a santificarla en cuanto sea posible por medio de prácticas privadas de piedad, en honor de su celestial patrono, como si fuera un día de obligación”.

Como sencillamente podemos apreciar el himno va recorriendo los títulos que configuran la misión de José, esposo de la Virgen María y a quien se confió en el mundo el don del Unigénito encarnado.


José bendito, flor de los varones,
que en gracia y vocación juntas tu mano
con otra mano santa y virginal,
los dos así por Alguien convocados.

Dichoso tú, que diste a la más pura
el cálido vigor de tus abrazos,
tu amor irrevocable, tu ternura,
tu fuerza y corazón y tu trabajo.

Oh tú, que recibías lo que nadie,
en este mundo tuvo entre sus manos:
la Virgen de las vírgenes, María,
y el don del Unigénito encarnado.

José, elegido, amable y luminoso,
sendero de creyentes esforzados,
silencio, adoración, rendido al Verbo,
espera y humildad, varón cristiano.

José, honor y gozo de la Iglesia,
coloquio de Evangelio contemplado,
alienta nuestra fe con tu experiencia
y otórganos verdad de amor callado.

¡Oh Cristo, poderoso Hijo de del Padre,
que fuiste por un hombre custodiado,
a ti la bendición te da tu Iglesia,
gozosa por José glorificado! Amén.


Noticia. Este himno fue publicado dentro del artículo de RUFINO GRÁNDEZ, Amable San José en: "Oración de las Horas" [Centro de Pastoral Litúrgica. Barcelona] 16 (1985) marzo 75-80, con música de Fidel Aizpurúa. – Véase también: RUFINO GRÁNDEZ, El sabor de las fiestas (Dossiers CPL 26). Centre de Pastoral Litúrgica de Barcelona. Barcelona, segunda edición, marzo 1990, San José, pp. 30-34. (En este artículo no se contiene el himno, sino que se explica el sentido litúrgico de la fiesta).