EL AÑO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

VIII. Himnos dominicales

(Sobre la Carta apostólica “Dies Domini” de Juan Pablo II, Pentecostés 1998)


1. La luz fue la primera
3. La Pascua fue aquel día
4. Hagamos fiesta unidos
5. Cantemos hoy, cristianos
6. Oh Día del creyente
7. El día espiritual

8. No podemos vivir sin el Domingo
(Benedicto XVI, Sacramentum caritatis 92)


Al rezar el Ángelus el domingo día 5 de julio el Santo Padre anunciaba que pasado mañana iba a aparecer un documento sobre el Domingo y ya entonces invitaba a tenerlo como un folleto de lectura en estas vacaciones. Efectivamente el 7 de julio aparecía la carta apostólica titulada Dies Domini, fechada el 31 de mayo de 1998, solemnidad de Pentecostés. Los domingos siguientes el Papa se complacía en hablar del Domingo a la hora del Ángelus, él mismo de vacaciones: el domingo 12 de julio hablaba en Lorenzago di Cadore, el 19 de julio en Borno in Valcamonica, el 26 en Castel Gandolfo...

Es una Carta apostólica, fechada en Pentecostés (31 de mayo) pues nos hallamos en el Año del Espíritu , entregada a la Iglesia como un obsequio venido del Espíritu. Realmente una perla preciosa para la espiritualidad cristiana, una perla, con un esquema sencillo en la secuencia de sus cinco capítulos:

Dies Domini: celebración de la obra del Creador.
Dies Christi: el día del Señor Resucitado y el don del Espíritu.
Dies Ecclesiae: la asamblea eucarística, centro del domingo.
Dies hominis: el domingo día de alegría, descanso y solidaridad.
Dies dierum: el domingo fiesta primordial, reveladora del sentido el tiempo.


Al contacto con el texto han brotado versos en el corazón, sencillas rimas que hacen eco a lo que la misma carta expone de modo tan delicado y agradable. Queden en esta revista como una oferta de oración para el Domingo.

La didascalía que el autor acostumbra a poner a cada composición hímnica para la liturgia sea en este caso la misma Carta apostólica.

Versos que empezaron a nacer al cobijo del monasterio cisterciense de San Isidoro de Dueñas (Palencia). Un hermano de la abadía, Juan José Domingo (¡Domingo de apellido!) ha puesto un molde musical para que puedan ser entonados con la misma melodía.
                                                                      14 agosto 1998


Nota litúrgica. Incluimos estos Himnos dentro de la sección pascual de nuestro Himnario. Son Himnos para el Domingo en el Tiempo ordinario del año, pero son al mismo tiempo “Himnos pascuales”, porque el domingo es la Pascua primordial de la Iglesia. Nunca olvidemos el número clave acerca del sentido y de la espiritualidad del Domingo, que grabó el Concilio Vaticano II:

 “La Iglesia, por una tradición apostólica, que trae su origen del mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón " día del Señor " o domingo. En este día los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recuerden la Pasión, la Resurrección y la gloria del Señor Jesús y den gracias a Dios, que los "hizo renacer a la viva esperanza por la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos" ( I Pe., 1,3 ). Por esto el domingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo. No se le antepongan otras solemnidades, a no ser que sean de veras de suma importancia, puesto que el domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico” (Sacrosanctum Concilium, 106).



1. La luz fue la primera


1. La luz fue la primera,
con ella se hizo el día,
y el tiempo comenzó por Dios colmado,
pues Dios su historia humana decidía.

2. Bendijo complacido
la obra concluida,
y dijo el Creador de la semana:
Un Día Santo sea mi delicia.

3. Esposo ante su esposa
descansa, goza y mira:
un diálogo de amor que no se acaba
de Dios y criatura hoy se inicia.

4. Nosotros recordamos
con fe contemplativa:
el tiempo convertido en sacramento,
espera de una Pascua acontecida.

5. Nosotros bendecimos
las grandes maravillas:
el Sábado de Paz de aquel principio
y el triunfo del Señor, octavo día.

6. La gloria sea al Padre,
al Hijo igual latría
y al Dios incorruptible del Amor
su gracia entre nosotros florecida. Amén.