EL AÑO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

I. Himnos múltiples para el tiempo pascual



Es la roca manantial


Pablo pudo decir: “Bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo” (1Co 10,4). Y nosotros confesamos que la roca abierta de donde brota el agua (Nm 20,13) es el costado del Señor, y de ese río de delicias quisiéramos beber.

O recordando El Cantar Divino, quisiéramos que la grieta de la roca fuera nido, donde cobijarse la paloma (Ct 2,14).

Quisiéramos ser como las dos aves más vecinas del hombre, el gorrión y la golondrina, que ponen su nido en nuestro domicilio, según lo canta el salmo 83.

El cuerpo del Señor, que según los cuatro Evangelio fue honrado antes de la cruz con una unción amorosa, y que en Betania fue ungido con un perfume de nardo puro, muy caro, para la sepultura (cf. Jn 12,1ss), ese cuerpo es nuestro templo y altar. Por eso acudimos a él para cobijarnos.

Este cuerpo es el cielo; en él se vierte toda la Trinidad. Es un cuerpo para poseerlo ya hoy desde la fe, para cantarlo con un in menos amor, y esto es lo que quisiéramos hacer, adorando al Señor resucitado.


Es la roca manantial
tu pecho, fontana pura,
río del río de Dios,
destilas por la hendidura,
sangre virgen, agua limpia,
dulzura de la dulzura.

Desde esa fontana nace
el cielo, la Pascua tuya;
el cielo es tu cuerpo vivo,
carne y luz de la hermosura,
hogar para siempre estar,
amor que mi fe disfruta.

¡Oh cuál quisiera, paloma,
libre soltarme a la altura,
y por tu peña horadada
hallar la casa segura,
y habitar donde el Amor
fue más fuerte que la tumba!

El gorrión de alegre vuelo
y la golondrina oscura
en nuestros techos hallaron
cálida casa a sus plumas:
así, Señor, tus altares,
tu cuerpo, amorosa cuna.

Fuiste rociado de nardo
antes de la sepultura,
cuerpo adorable -¡Jesús!-,
cuerpo de vida incorrupta,
ara del culto celeste,
ribera de nuestra ruta.

¡Oh cuerpo divino, alzado,
inmortal fruta madura,
seas glorioso y bendito,
radiante de tu blancura,
antes del alba engendrado
y hoy coronado en la lucha! Amén.


Rufino María GRÁNDEZ (letra) – Fidel AIZPURÚA (música), capuchinos. Himnos para el Señor. Editorial Regina 1983. Pp. 158-161.