EL AÑO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

I. Himnos múltiples para el tiempo pascual



El agua pura, don de la mañana


Himno para los Laudes matutinos, y para unos Laudes con acentos de Pascua. El agua pura es el don de la mañana. ¡Felices los que podemos disponer con abundancia del don del agua! No todos lo pueden. La experiencia del lavatorio matinal, de esa agua que da brillo a nuestros ojos, vida a nuestro rostro, energía a nuestro cuerpo, puede evocar la experiencia bautismal. Al contacto del agua pura el alma despierta, y el ángel se acerca y dice: ¡Cristo resucita!

Ya está el corazón templado para la celebración y el amor: ¡Cómo quieren las venas de mi cuerpo ser música, ser cuerdas de la lira!

Desde esta vivencia humana y honda, que en nosotros es vivencia cristiana, recogemos el despertar de la ciudad trabajadora, que se apresta para la tarea diaria. Los motores y la prisa sean transformados en nuestra celebración en liturgia para el Señor.
La fe nos dará el secreto. Por la fe veremos al Resucitado: Mirad cual surge transparente...

EI himno desea alcanzar al Resucitado. Que el despertar sea un despertar pascual, y que el trabajo del día dolor, gozo, amor esté todo él penetrado de la presencia fuerte del Señor.


El agua pura, don de la mañana,
da a los ojos el brillo de la vida,
y el alma se despierta cuando escucha
que el ángel dice: «¡Cristo resucita!».

¡Cómo quieren las venas de mi cuerpo
ser música, ser cuerdas de la lira,
y cantar, salmodiar como los pájaros,
en esta Pascua santa la alegría!

Despierta la ciudad trabajadora,
se llena de motores y de prisas;
aquí nos llega el ruido acelerado
que quiere ser liturgia matutina.

Mirad cuál surge Cristo transparente:
en medio de los hombres se perfila
su cuerpo humano, cuerpo del amigo
deseado, serena compañía.

El que quiera palparlo aquí se acerque,
entre con fe en el Hombre que humaniza,
derrame su dolor y su quebranto,
dé riendas al amor, su gozo diga.

A ti, Jesús ungido, te ensalzamos,
a ti, nuestro Señor, que depositas
tu santo y bello cuerpo en este mundo,
como en el campo se echa la semilla. Amén.


RUFINO MARÍA GRÁNDEZ (música) – FIDEL AIZPURÚA (música), capuchinos, Himnos para el Señor. Editorial Regina, Barcelona 1983. 127-130.