EL AÑO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

III. Himnos pascuales enviados como felicitaciones

 

Rompió la luz la roca


Se ha abierto el Tercer Milenio con una inmensa pasión de futuro. ¡Oh mundo fascinante, oh hombre admirable! Te amo, Tierra madre. Te amo, hombre hermano, que te debates entre la gloria y el pecado. Te conozco, amante y pecador, porque he vislumbrado el fondo de mi corazón de criatura.

¿Adónde miramos y a quién iremos, avanzando con vértigo en la historia? Pondremos los ojos en Jesús. ¡qué dulce sabor en la boca por llamarte así, tan sencillo, Jesús!, pondremos los ojos en él, que, al ir al regazo del Padre, su cuna y trono, ha pasado los tiempos y los ha llenado todos. Misterio entrañable y fructuosísimo ese de su transcendencia allá en el Padre con el Espíritu, inmanente, aquí en nosotros, en lo más íntimo de mi intimidad.

Un año más cantamos al Señor de nuestra Pascua. Él vive en la Trinidad, porque es Uno de la Trinidad, y allí el tiempo deja de ser tiempo, porque Dios lo circunda todo y lo penetra todo. Nos basta la fe para contactar con esta actualidad y seguir remando mar adentro..., mar adentro, sabiendo que él, que ha pisado nuestra tierra, no nos puede faltar.

Duc in altum! es la consigna del Sucesor de Pedro, novo millennio ineunte, evocando la pesca del lago (Lc 5,4). Y le miramos a él, resucitado, lo más bello del cielo y de la tierra, a él, que nos da serenidad, mientras no le demos el abrazo eterno.


Rompió la luz la roca
y fuiste en derechura hasta el regazo,
y el Padre te ciñó con su corona,
bellísimo Jesús, ¡oh dulce hermano!

Aquel divino instante
milenios y milenios ha llenado,
Señor Jesús, unción de todo tiempo,
presencia pura, gozo inmaculado.

Remad hacia la altura,
echad la red con brazo dilatado,
echadla sin temor en nombre mío,
que el corazón del hombre yo he creado.

Mirad en lontananza
y haced pasión del tiempo regalado,
y dad a Dios la gloria y la belleza,
y vedme a mí, amando a vuestro lado.

Jesús de mi ternura
Jesús todo divino y tan cercano,
Jesús ante mis ojos y en mi cuerpo,
Jesús en cruz, Jesús resucitado.

Con todos los milenios
el triunfo del amor a ti cantamos.
¡Oh vida de la vida, luz del mundo,
a ti por el Espíritu adoramos! Amén.


Pascua 2001