EL AÑO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

III. Himnos pascuales enviados como felicitaciones

 

¡Oh Rey de paz, hermano de los hombres!


Este himno, compuesto como himno pascual de 2004, tiene relación con una fecha sangrienta: el 11-M. Quizás las generaciones venideras no sepan qué significa esta sigla. Al componerlo, le puse esta introducción.

* * *

El 11 de marzo fue un nuevo día de sangre para la humanidad. Doscientos inocentes, trabajadores del pan de cada día, cayeron bajo las bombas de los terroristas en Madrid. ¿Por qué tanto dolor? ¿Por qué tanto absurdo, tanta inhumanidad, tanto desgarro y desolación entre seres queridos?

Nuestras razones se quedan quebradas, porque no hay causa razonable que explique la muerte de un ser humano... Nosotros mismos, en nuestro desvarío, somos nuestros propios verdugos.

Entonces, como creyentes, miramos con una súplica a Dios; como cristianos, miramos a la Cruz del Redentor. Y, al final, miramos a Jesús vencedor que impera sobre el odio, al iniciar su vida nueva.

Y esto quiere cantar este himno pascual: la victoria cierta del amor, por la muerte de Jesús. Lo que siguió a su muerte es lo que nos espera. Y esto que siguió está hoy en acción en el mundo. Por eso, anclamos en él nuestra esperanza, para cantarle como, pese a todos los pesares, puede cantar un enamorado: ¡Oh Rey de paz, hermano de los hombres...!


¡Oh Rey de paz, hermano de los hombres,
que en sangre de terror moriste un día,
tú vives, tú intercedes, tú nos oyes,
delante de tu Padre tú palpitas!

Tú amas a raudales en el cielo
y en ese mar sin fondo purificas;
tú eres el perdón y el fuerte abrazo
que enlaza en ti a hermanos fratricidas.

Tú eres nuestra causa ya ganada,
tú eres la condena en cruz vencida,
tú eres el futuro que anhelamos
la paz, divina paz, que nos fascina.

Tú eres nuestro Yo y Tú ceñidos,
la nueva humanidad en ti nacida,
¡oh Cristo de esperanza y de victoria,
oh Cristo allí y acá la misma vida!

¡A ti, Jesús, concordia de los hombres,
perdón de Dios, y luz amanecida,
a ti la gratitud y eterna gloria,
a ti que del mortal abismo libras! Amén.


Cuautitlán Izcalli, Día de la Primavera 2004