III. Himnos
pascuales enviados como felicitaciones
La ruta de Emaús
sigue los pasos
Para el Lunes de Pascua - Emaús II
Leemos en el Evangelio de Emaús con este pensamiento: Emaús es el símbolo
de la inmanencia del Resucitado en lo cotidiano de la vida. Lo que nos
impide verlo son los ojos retenidos: "Pero sus ojos estaba
retenidos para que lo reconocieran" (Lc 24,16).
Jesús es el
Otro siempre a nuestra mano, el Otro que arde de amor por
entrar en conversación. Si lo tenemos a él, su amistad es cual liturgia
que alumbra y purifica.
En efecto, desde
la amistad divina entendemos la voz sentida de Dios. Nos atrevemos
a decir que son nuestras palabras frases suyas, por él dichas y
escritas. La palabra humana es palpitación de palabra divina, si
previamente el Dios de nuestra creación y amor ha sido percibido.
Jesús en medio de
nosotros es el Transparente. En él las Escritura trasparecen. "Y,
empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo
que había sobre él en todas las Escrituras" (Lc 24,27).
De pronto fue
evidencia en el Espíritu... Aparición, desaparición: dos
referencias a una realidad fundamental, que es el cuerpo de Cristo, tan
cercano de nosotros como de aquellos dos discípulos iluminados por Cristo
Resucitado, y con esa luz percibieron el sentido de la vida y tuvieron
alegría de corazón.
La ruta de Emaús
sigue los pasos
de un hombre que camina:
¡qué bueno si llegara y fuera el Otro
que dos tristes amigos necesitan!
Y el Hombre aquel que todo lo escuchaba
y amándoles ardía,
pidió el mismo camino amablemente,
y fueron tres andando en compañía.
Hablar en amistad es cual liturgia
que alumbra y purifica,
y Dios se desvelaba porque es nuestro,
tan fácil de acoger su voz sentida.
Y son nuestras palabras frases suyas,
por él dichas y escritas;
de pronto el Transparente ante ellos era
la luz que está en la Ley y Profecía.
De pronto fue evidencia en el Espíritu,
en fe la nueva vida;
y el cuerpo don dulcísimo y perenne,
Jesús viviente, carne Eucaristía.
Cercana Trinidad, que eres la casa
en donde se respira,
¡oh Dios amor, presencia circundante,
a Ti la adoración agradecida! Amén.
Jerusalén, Lunes de Pascua, 8 abril 1985.
Noticia. Ayer tarde
cantamos la Vísperas en Emaús, y esta mañana se está celebrando allí la
solemne Eucaristía, al fiesta de Emaús. El himno, que es continuación de
Emaús I ()No serás tú, buen amigo...?), está compuesto en estas
circunstancias y después de haber leído el primer capítulo de Paul
Evdokimov, L=amour fou de Dieu.