III. Himnos
pascuales enviados como felicitaciones
Dios tiene la
Verdad, su propia Historia
El anhelo del ser
humano puede expresarse en una palabra total. Yo prefiero la palabra
“amor” como clave de la revelación del Antiguo Testamento, rezumante de
amor, y como suprema clave de la existencia de Jesús. En este himno acaso
resuene la genial encíclica de Benedicto XVI, Dios es amor, Deus
caritas est (que él, en alemán, ha traducido: Dios es el amor).
Pero por igual
Dios es Verdad. Los apasionados de Dios buscan lenguaje desde la vida
entera. He aquí unos párrafos dignos de todo respeto de un apasionado
buscador de Dios y el hombre:
“Dios es para mí Verdad y Amor. Dios es ética y moralidad. Dios es
intrepidez. Dios es fuente de la Luz y de la Vida y, sin embargo, está por
encima y más allá de todo esto. Dios es conciencia. Dios es incluso el
ateísmo de los ateos. Dios transciende el lenguaje y la razón. Es un Dios
personal para quienes necesitan su presencia personal. Dios toma cuerpo
para quienes necesitan palparlo. Dios es la más pura esencialidad. Dios,
simplemente “es” para quienes tienen fe...” Y así continúa Mahatma Gandhi,
creador de la nueva India, hablando de Dios..., con amor y pasión, con
razón y “sin-razón”, buscador enamorado (Año 1925).
Para mí, creyente
del Evangelio, Dios es Encarnación... y Eternidad. Dios es concretez e
historia.
Dios es Jesús
Resucitado.
Dios tiene la
Verdad, su propia Historia,
y en ella está el Amor, su propio Amor;
Dios vive en Unidad y en Trinidad.
mi Dios es todo Dios y solo Dios.
Dios es el Unigénito donado,
Dios es el beso puro y la pasión;
Dios es Encarnación y Eternidad,
mi Dios es el Viviente de mi Yo.
Dios es puro dolor crucificado,
Dios es Sabiduría y sin razón;
¡oh Dios de la Tiniebla y de la Luz,
oh Dios, lo siempre más de mi ambición!
¡Oh Dios, mi Dios, la entraña estremecida,
el puro acontecer, mi eterno Hoy;
oh Dios, Jesús llamado, humano Ser,
oh Dios, mi humilde Dios, Resurrección!
¡Oh Dios, mi Dios, de eterno pensamiento,
oh Dios de gloria, en Cristo bella Flor,
oh Dios Jesús, el Muerto voluntario,
a Ti brindamos nuestra adoración!
¡La gloria llene el cielo de la Iglesia,
la luz sea mi cuerpo y mi oración;
a ti, Jesús, honor eternamente,
oh Dios Resucitado, Dios de Dios! Amén.
Cuautitlán Izcalli, 7 de marzo de 2006