TIEMPO DE NAVIDAD
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.
 

 

Misterio de Navidad
HIMNOS VARIOS

(XXI)


Fue su cuna el amor sin principio


La palabra preferida de un ser indigente (yo, peregrino desde hace más de seis décadas en esta tierra) es ésta: amor. Soy un ser anhelante e insaciable de amor.

Y ¿no es acaso la palabra divina por excelencia, la palabra que Dios tiene dentro de sí, la palabra que contiene todo su misterio infinito? Pues...acaso sí; o... ciertamente, sí. Deus caritas est, Dios es amor.

Por lo tanto, Navidad es el destello del amor divino; es el nacimiento de este amor, que es la suprema perfección divina. Dios es amor..., Dios es amor..., Dios es amor...
Repasémoslo, mirándolo, por el espejo de la fe, en el mismo inicio del misterio: El Hijo nace, en la Trinidad, en el amor del Padre. El amor es su cuna: Fue su cuna el amor sin principio. Aquí comienza este himno navideño, para seguir, sin violencia, el mismo hilo del amor como historia de Dios.

Meditémoslo contemplativamente: el amor de Dios, vertido en el Hijo, que se hace luego “humano latido”. El amor que reposa en la entraña virginal de María, el amor en un pesebre, el amor en la cruz, el amor en la Eucaristía, el amor en el bautismo, el amor aposentado hoy en el corazón de la Iglesia Madre, el amor de Dios que vive también en mi corazón herido.

¡Gloria, pues, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Trinidad amor de los siglos por los siglos. Amén!


Fue su cuna el amor sin principio
en el seno del Padre mecido;
fue su cuna ternura divina,
Dios de Dios con humano latido.

Fue su cuna en Belén una virgen
que adoraba el misterio acogido;
fue su cuna un pesebre caliente,
con pañales de infante ceñido.

Fue su cuna una Cruz con espinas
que es la fuerza y escándalo unidos;
fue su cuna el Espíritu Santo,
bajo el signo del pan y el bautismo.

Es su cuna la Iglesia materna
que recibe la Gloria en un Niño;
es su cuna mi pecho anhelante
de su amor y palabras herido.

¡Gloria al Hijo engendrado en el Padre,
gloria al Padre que engendra a su Hijo,
gloria al Ósculo santo y fecundo,
Trinidad de los siglos por los siglos! Amén.


13 diciembre 2003

(El himno tiene música de Fidel Aizpurúa, OFMCap., no publicada).