TIEMPO DE NAVIDAD
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.
 

 

Misterio de Navidad
HIMNOS VARIOS

(XIX)


Alzad los corazones y las voces


El himno está compuesto para celebrar el misterio de la Navidad al inicio del Año 2000 de la Era Cristiana, del misterio de la Encarnación. Para vivir este año jubilar Juan Pablo II escribió la carta apostólica “Tertio Millennio adveniente” (10 noviembre 1994). En ella diseñó el programa espiritual de la Iglesia para esa secuencia de años de preparación y celebración. He aquí un párrafo acerca de al celebración del Año 2000.

“El Jubileo es siempre un tiempo de gracia particular, « un día bendecido por el Señor »: como tal tiene —ya lo he comentado— un carácter de alegría. El Jubileo del Año 2000 quiere ser una gran plegaria de alabanza y de acción de gracias sobre todo por el don de la Encarnación del Hijo de Dios y de la Redención realizada por El. En el año jubilar los cristianos se pondrán con nuevo asombro de fe frente al amor del Padre, que ha entregado su Hijo, « para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga vida eterna » (Jn 3, 16). Elevarán además con profundo sentimiento su acción de gracias por el don de la Iglesia, fundada por Cristo como « sacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano ». Su agradecimiento se extenderá finalmente a los frutos de santidad madurados en la vida de tantos hombres y mujeres que en cada generación y en cada época histórica han sabido acoger sin reservas el don de la Redención” (Tertio Millennio adveniente, 32).


1. Alzad los corazones y las voces,
dos mil años de Gracia pregonando,
y demos gloria a Dios, al Padre bueno,
y al Hijo en nuestros brazos acunado.

2. Jesús pequeño, hecho de ternura,
en vientre de mujer varón plasmado,
¡oh Dios a quien se besa agradecido,
oh Dios encarnación por mis pecados!

3. Jesús, divino Niño a nuestro alcance,
Señor de mil milenios, dulce hermano,
Jesús de nuestra ruta y equipaje
Jesús Verbo encarnado, Dios humano.

4. Oh Dios enamorado, que viniste
y me abrazaste, en cruz desentrañado;
adéntranos, Jesús, en tus amores,
oh Niño excelso, tiéndenos la mano.

5. Cantad la Encarnación los siglos todos,
pasad la voz los años a los años:
¡La gloria sea al Padre y al Espíritu
y al Hijo en nuestros brazos humanado! Amén.


Estella (Navarra), 27 de noviembre de 1999