TIEMPO DE NAVIDAD
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.
 

 

Misterio de Navidad
HIMNOS VARIOS

(XV)


Naciste de David, Jesús Mesías


La profecía mesiánica principal es la profecía de Natán: “Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí; tu trono estará firme, eternamente” (2Sam 7,16). El Mesías, flor de profecías, viene como heredero de David.

Pero nuestra contemplación penetra en lo hondo del misterio, y ve que este heredero de David es “desde siempre el Hijo amado”. Jesús es Dios.

Y, siendo Dios, la Encarnación ha impregnado el mundo y la historia. Vemos que Jesús está en todo latido humano: “que nada humano, nada se redime, si tú con tu vestido no lo vistes”. Este es un gran principio de la patrística. Dice, por ejemplo san Gregorio Nacianceno: “lo que no es asumido no es redimido" ( Epist 101).

Adoremos a Cristo, Dios encarnado. Él está ahí, con nosotros.


Naciste de David, Jesús Mesías,
Jesús bendito, flor de profecías;
naciste de una madre en nuestra estirpe,
Jesús hijo de Adán, en cuna humilde.

Y fuiste desde siempre el Hijo amado,
viniendo a compartir el pan sudado;
tan nuestro en tu venida tú te hiciste
que en todo ser humano te escondiste.

El Hijo que era Hijo en el regazo
y origen de los cielos desplegados,
el Hijo que eres tú a quien se rinden
los ángeles de paz que te bendicen.

Naciste entre los pobres, hecho pobre,
mortal como nosotros con tu nombre,
que nada humano, nada se redime,
si tú con tu vestido no lo vistes.

Y al último escalón con pie seguro
bajaste, caminante de este mundo,
y al ver nuestro dolor reconociste
que ardía en nuestra faz tu propia efigie.

Y fuiste con poder constituido
por fuerza del Espíritu cual Hijo:
¡Honor a ti, canción de serafines,
viviente Jesucristo, reina y vive! Amén.


Año 1995.